viernes, 19 de octubre de 2012

MARIO & SILA EN LAS ARTES


 Cayo Mario (156- 86 a. C.) y Lucio Cornelio Sila (138- 78 a. C.) fueron los dos mortales enemigos después de los conflictos políticos en la Roma republicana de los hermanos Tiberio y Cayo Graco a principios del siglo I antes de Cristo. A partir de estas convulsiones existían en el Senado dos partidos totalmente opuestos: I) los “Optimates”, miembros de la aristocracia establecida y 2) los “Populares”, aristócratas empobrecidos, nuevos ricos y tribunos de la plebe.
Mario nace en una familia modesta (odiaba tanto a “plebeyos” como a “patricios”), se ganó las espuelas y la estima de Escipión el Emiliano como tribuno militaren en el asedio de Numancia, aumentó su fama de gran general en la guerra contra el monarca africano Yugurta (magistralmente descrita por Cayo Salustio) a quien llevó prisionero a Roma aunque fuera el oficial Sila el autor de la detención jugándose la vida (aquí en principio de odio entre los dos). Tiempo después Mario salvó Roma de las invasiones bárbaras cuando ya habían penetrado al norte de Italia y se acercaban a la capital. Con hábiles maniobras separó primero y luego destrozó sistemáticamente a Cimbrios, Teutones y Ambrones, borrando totalmente del mapa a los primeros. Aparte, reformó el ejército, fue reelegido tribuno y cónsul más veces de las prescritas por la ley y adquirió más poder casandose con Julia, de familia patricia (tía del futuro Julio César). Las maniobras de los “populares” (cfr. Apuleyo Saturnino) le llevaron a la impopularidad mientras Sila reclamaba para sí mismo la jefatura de la guerra contra Mitrídates, rey del Ponto, enemigo mortal de Roma. Derrotado por Lúculo y después por Sila, Mitrídates siempre se recuperaba y volvía al ataque hasta ser vencido definitivamente por Pompeyo, suicidándose después. Mario huyó de Roma y Sila comenzó sus terribles proscripciones. Entre los dos realizaron atroces matanzas. Mario falleció y Sila instauró una férrea dictadura, dentro de la República, recordada con pavor para siempre en la historia. Se retiró de la política en el año 80 a. C. y murió dos años después. Todo estaba a punto para que Pompeyo, Craso (alumnos de Sila) y César (pariente y admirador de Mario) tomaran el relevo y, más adelante, formaran el I Triunviro.
Según la visión política, Mario es visto de buen grado (contra él escribe Cicerón; por el contrario César le alaba). Diodoro se queja de la ambición de Mario pero ningún autor le niega una personalidad fuerte y atractiva (Apiano y Plutarco). Jean-Jacques Rousseau señala que las reformas militares de Mario facilitaron a los generales servirse de tropas fieles a su servicio para ser utilizadas como instrumentos políticos.
Sila se ha perpetuado como líder hábil, igual que Mario como experimentado militar, pero también cínico y cruel (pertenecía a una aristocracia arruinada y luego enriquecida con creces), era inteligente, calculador, autodidacta, en el inicio de su carrera se hacía mantener por una prostituta griega a quien engañaba y sin ningún tipo de conciencia pero también sabía ser generoso con sus amigos y temible para sus enemigos. Fue el primer romano que se atrevió entrar en Roma con sus legiones para imponer una dictadura que nadie no se atrevió a discutir o criticar en el tiempo que duró. Condenó a muerte a un joven César aunque, por presiones, cambió la sentencia por el destierro (el muchacho se había burlado de él). Plutarco en su biografía señala también la crueldad de sus proscripciones.
Charles- Louis de Montesquieu en “Consideration sur les causes de la grandeur des Romans et de leur decadence” (1734), retorna a Plutarco y Apiano señalando la soberbia y la autoglorificación de Sila, quien se hacía llamar “Félix”= “el feliz” y “Epaphoditos= “el favorito de Afrodita”, así como Pierre Corneille en su tragedia sobre “Sertorio” (1662) señala por boca del protagonista, el comandante en jefe de las tropas de Hispania , general Quinto Sertorio, la terrible dictadura de Sila. Hay un pintoresco libreto de de Giovanni di Gamerra y Piero de Metastasio para ópera que sirvió de soporte a las inspiraciones de Wolfgang A. Mozart (1772), Pasquale Anfossi (1774), Juan- Christian Bach (1776) y Michele Morteralli (1779). En esta historia Sila se enamora de una hija de Mario mientras otro represor --- Cinna, acérrimo seguidor de Mario --- pide también su mano. Al final de la historia Sila se muestra amable.
Hay otras óperas, como la de Carl Heinrich Graun (con libreto de Federico el Grande) y la de George F. Haendel (1753 y 1713, respectivamente). La obra de Josep- Ettiene Victor Jouy, después de la muerte de Napoleón, es un ataque a la ambición y en ella se alaba la dimisión voluntaria de Sila (nadie se ha explicado nunca el porqué de esta).
Sila fue maldecido y execrado por sus proscripciones y, más aún, por entrar a la fuerza en Roma con su ejército y por ello prácticamente eliminado del arte posterior (una pintura de Pierre- Narcise Guerin de 1799 trata de las proscripciones silanas). Un lienzo de Benjamin West (1796) y otro de John Hamilton Mortimer (1774) junto con el de Pierre- Joseph François (1780) nos muestran a Mario exilado donde antes estuviera Cartago. John Vanderlyn volvió a recrear el tema (1870) y Friedrich Sustris pinta a Yugurta (1590) encadenado en la entrada triunfal de Mario en Roma y también existe otra pintura sobre Mario a cargo de Jean. Germain Drouais (1786).
Hay diversas tragedias sobre el apogeo y caída de Mario, como la de Thomas Otway (1679), la de Antoine- Vincent Arnault (1791) y la de Christian- Dietrich Grabble (1827), aparte de las novelas históricas de más reciente actualidad: “Vida de un republicano” y “La corona de hierba”, en una serie de novelas dedicadas a Julio César.

                                                             Narcís Ribot i Trafí

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