miércoles, 29 de noviembre de 2017

“IV ESTACIONES”. ANTONIO VIVALDI


NOTA DE NARCÍS- Es un resumen muy escueto traducido del catalán que escribí para una Asociación Musical en un concierto que se da cada otoño. El texto se publicó íntegro para los socios pero en el prospecto para el oyente el escrito se redujo, se omitieron frases y no apareció mi firma. Si es verdad que me pasé en la longitud del texto podían haberme avisado de la “poda” o podían reducir el tamaño de las letras. No me hubiera importado pero tal como se hizo no me parece nada bien. En cuanto a la supresión de la firma está mal, pero que muy mal. A pesar de todo deseo lo mejor para la Asociación, que el público acuda y disfrute con los conciertos y que siga adelante a pesar de algunos políticos autoproclamados “progresistas”, en realidad analfabetos funcionales, que desean, voluntaria o involuntariamente, no lo se, hundir la cultura...


            Antonio Lucio Vivaldi (Venecia, 1678- Viena, 1741) estrenó “LAS CUATRO ESTACIONES”, su obra más popular, en 1725 (posiblemente la compuso algún tiempo antes, se habla de 1721). Años después se trasladó a Viena mientras su música era postergada y muriendo en la miseria. Durante dos siglos  fue totalmente olvidado a excepción de “Las Cuatro Estaciones”. Pasada la II Guerra Mundial su música se volvió a recuperar gracias a los descubrimientos y estudios sobre Juan Sebastian Bach (admiraba a Vivaldi y le transcribió diez concierto). Entró como maestro de violín a l'Ospedale della Pietà”, un orfanato de Venecia en 1703, mismo año de su ordenación sacerdotal, consiguiendo crear coros y orquestas, experimentó combinaciones instrumentales, contrastes de sonidos, uso del claro- oscuro con elementos líricos apasionantes y diálogo más marcado solista- orquesta y por ello es uno de los músicos más grandes del Barroco. Virtuoso violinista, compositor, empresario de óperas y el más grande representante de la Escuela Veneciana: 500 conciertos, 70 sonatas, 45 óperas (la mayoría incompletas) y música religiosa no muy conocida ni estudiada del todo.
Las 4 estaciones” es uno de los primeros ejemplos (sino el primero) de música descriptiva o programática la cual mediante sones musicales evoca la naturaleza o estados de ánimo, aquí diferentes aspectos de las estaciones del año. Son cuatro conciertos de violín (= las 4 estaciones del año) que forman parte del opus 8 en donde hay doce conciertos publicados en Amsterdam bajo el título de “Il Cimento dell'Armonia e dell'Invencione” (“Concurso entre la armonía y la invención”). Se apoya en cuatro sonetos (uno por cada concierto) escritos --- se cree --- por el mismo Vivaldi. Utiliza títulos descriptivos para diversos movimientos o secciones entre los movimientos y clasificando alguno de los sones imitados. La transcripción de los sonetos es casi literal y divide a cada concierto en tres movimientos: Allegro o Presto para el primer y tercer movimiento y Adagio o Largo para el movimiento central (rápido- lento- rápido) según el esquema adoptado por Vivaldi  en la mayor parte de sus conciertos y, de la misma forma, cada soneto se desarrolla en tres correspondientes secciones. Cada concierto no dura más de 12 minutos.
El primer movimiento de “LA PRIMAVERA” (Mi Mayor), el más popular y conocido de los cuatro, se anuncia con alegría la llegada de la primavera con la aparición del solista y después de  violines entusiasmados evocando el canto de los pajaritos, el agua brotando libremente de una fuente, súbita aparición del solista representando una tempestad y reexposición del tema. En el 2º movimiento sentimos un pastor que duerme en el campo con las notas repetidas (do- do) de su perro ladrando. El movimiento 3º es de danzas con notas de cuerda. “EL VERANO” (Sol Menor) se abre con el bochorno y el canto de diversos pájaros, el viento, el cu- cu (solista) y el viento huracanado (cuerda). En la 2ª parte el violín es interrumpido por los truenos de una tempestad. En el episodio 3 predominan los insectos fugitivos de la tormenta que sirven para el virtuosismo del solista. “EL OTOÑO” (Fa Menor), celebran los campesinos con alegría en danzas y cantos la recolección de la cosecha mientras un borrachín queda dormido. En el 2º movimiento los otros le acompañan y todos se embriagan y en el punto 3º se despiertan por el ladrar de sus canes  y se van al bosque. Quizás sea el concierto más “cantabile” después de “La Primavera”.“EL INVIERNO” (Fa Mayor) describe genialmente los efectos del frío (el cuerpo temblando, el castañetear de dientes) con elementos de la tempestad. Los campesinos corren y saltan para combatir el frío. En la 2ª parte estamos en una tarde de lluvia (prolongada melodía del violín solista) mientras se refugian alrededor del fuego del hogar y en el movimiento 3º se describe el caminar sobre el hielo, corriendo después a guarecerse a las casas. A pesar de todo hay alegría.


martes, 21 de noviembre de 2017

RACHMANINOFF, NOSTALGIA Y ROMANTICISMO


                           Igor Stravinsky, Arnold Schöemberg, Alban Berg y otros señalaron nuevos caminos para la música del siglo XX.  No es este el caso de Sergei Vasilevich Rachmaninoff (Novgorod Oblas, noroeste de Rusia, 1873- Beverly Hills, Calofornia 1943). Desde esta perspectiva su obra aparece como inmóvil, anclada en un pasado, el pasado postromántico en el cual vivió el autor su juventud, precisamente allí donde Piotr I. Tchaikovsky (a quien Rachmaninoff llegó a conocer y veneraba) lo dejó. Ello nunca ha de verse como una reacción negativa de este gran pianista, director de orquesta  y compositor. Al igual que el padre de Tchaikovsky (o Chaikovsky), el de Rachmaninoff también ejercía la carrera de las armas, hombre poco previsor y dado a la ostentación llevó a su familia, de raíces aristocráticas, a la más pura ruina para después separarse de su esposa y abandonar la familia tras la muerte de una de sus hijas.
Cuarto de seis hermanos, Sergei se inclinó hacia la música a pesar de que nada le gustaba estudiar. Nicolau Zverev --- profesor, había sido alumno de Franz Liszt --- le marcó las pautas y organizó sus estudios para que el joven llegara a la popularidad aunque nada fácil fue.
A finales de 1890 escribió su concierto nº 1 para piano (en fa sostenido, opus 1) y dos años después recibía la medalla de oro del Conservatorio (del cual había sido expulsado en tiempos de estudiante) gracias a su ópera “Aleko”. Tchaikovsky continúa animándole y a su muerte (1893), Sergei, después de una depresión, le dedica su famoso “Trío Elegíaco” (opus 9). Profesor ya reconocido, en sus horas libres ejerce de compositor. Nacen “Fantasía para orquesta”, “Fantasía para dos pianos”, “Capricho bohemio” y la sinfonía nº1 (en 1895, cuando el autor cumple 22 años) la cual (en re menor, opus 13) es destrozada por gran parte de la crítica y por César Cui (miembro de “Los cinco”) quien la compara con las plagas de Egipto lo cual lleva a Sergei a la desesperación a pesar de ser animado por el escritor Leon Tolstoi. Por suerte perseverará y continuará. En 1907 estrena su sinfonía nº 2 (en mi menor, opus 27) que es aclamada. Veintinueve años después, ya en Estados Unidos, dará su sinfonía nº 3 (en la menor, opus 44), más ligera y menos academicista que la 2ª a pesar de no tener tanta aceptación. Los conciertos para piano nº 2 (en do menor, opus 18) y  nº 3 (en re menor, opus 30) son muy populares a causa de la belleza de las melodías y la efervescencia de sus temas emocionales sin restar el elemento del virtuosismo en donde Rachmaninoff seguía los pasos de Franz Liszt o de Frédéric Chopin. La parte orquestaL se expresa líricamente reforzando la importancia del piano con personalidad propia (quizá en nº 3 sea el más conseguido aunque el más conocido sea el nº 2, gracias al cine). Otras obras importantes: “Rapsodia sobre un tema de Paganini” (opus 43), los “24 preludios para piano”, cada uno en distinta tonalidad y los “Momentos musicales” de escritura tan clara y sencilla como entrañable. También ers curiosa su sonata en si bemol menor (opus 36) con continuos vaivenes de caracteres con planteamiento cíclico y algunos poemas sinfónicos como “La isla de los muertos” (opus 29) según el cuadro del pintor Arnold Bocklin (inspirador de “La isla de la Calavera” en donde vivía King- Kong en la famosa película del mismo título del año 1933), con aspectos lúgubres en la orquestación de Rachmaninoff de acuerdo con lo representado en el cuadro.
Siendo un hombre totalmente apolítico tuvo que abandonar su Rusia natal en 1917 --- él solo quería vivir en paz para desarrollar su música --- por estar en la lista de proscripciones del nuevo régimen bolchevique (para muchos tan intolerante y dictatorial como el del zar). Se exiló a estados Unidos y falleció en 1943 sin poder volver a su patria en donde, al igual que Stravinsky (este al menos pudo realizar un viaje en 1962) era denigrado por las autoridades.
No soy un compositor que produce obras de acuerdo con las fórmulas de teorías preconcebidas. Siempre he sentido que la música la expresión de la compleja personalidad del compositor; no ha de llegar a confeccionarse cerebralmente con una medida exacta hecha para adecuarse a ciertos moldes preestablecidos”.

Con estas palabras de Rachmaninoff se refutaban las opiniones de “conservadurismo”, encorsetado en un romanticismo obsoleto. Para él la música debía interpretarse simple y directamente según los sentimientos del compositor...