viernes, 31 de julio de 2015

III)- “RÍO GRANDE” (JOHN FORD, 1950)


---“¿Tengo el privilegio de hablar, señor... o no?” ---      
--- “Dentro de las estrictas limitaciones del decoro” ---
--- “No pedí ser enviado a este regimiento, señor, pero ya que estoy aquí, no quisiera estar en otro ... salvo por una cosa” ---                      
--- “¿Y cual es esa cosa?”  ---  
--- “Que pueda caber en su mente la más ligera idea de que viniera a este regimiento para llamarle alguna vez PADRE, señor” ---  
               Relato “Mission With No Record” (“Misión inexistente”, 1947), de James Warner Bellah

            En diversas ocasiones ha sucedido que un director ha realizado una película para poder filmar más adelante otro proyecto con mayor interés para él. Así pasó con John Ford a principios de los 50: tenía en mente ya “The Quiet Man” (“El hombre tranquilo”, 1952), una de sus obras maestras además de ser una de las películas más importantes de la historia del cine. La productora Republic le exigió realizar primero un western, género muy popular por aquel entonces, con ganancia segura en taquilla para parar el golpe de la pérdida económica anunciada ya de “El hombre tranquilo” que vendría a continuación. Esto era lo pensado por Herbert John Yates, fundador y magnate de Republic. Pero no sucedió así sino todo lo contrario. “El hombre tranquilo” ganó el triple de su inversión y fue un éxito artístico. Pero antes Ford tuvo que enfrentarse con la realización de “Rio Grande” (“Río Grande”, 1950) sobre la cual se mostraba en principio bastante reticente pero después se lo tomó con total seriedad --- al fin y al cabo era un gran profesional --- y la película de “circunstancias” se convirtió en un clásico, con muchos valores típicamente “fordianos”, con muy buena respuesta comercial y se constituyó como el tercer capítulo de la llamada (por críticos y estudiosos, no por Ford) “La Trilogía de la Caballería” junto con “Fort Apache” (“Fort Apache”, 1948) y “She Wore a Yellow Ribbon” (“La legión invencible”, 1949) y así quedó (1).  En “Dos cabalgan juntos” (1961), “Misión de audaces” (1959), “El sargento negro” (1960) y “El gran combate” (1964) también la caballería desempeña un rol esencial
Hablé años ha de “Fort Apache” y hace unos meses llevé a este apartado “La legión invencible”. Ahora quisiera hablar de “Río Grande” para cerrar el tríptico. Las tres fueron producidas por Argosy Pictures (productora de Merian C. Cooper y John Ford), apoyándose en R. K. O. Para “Fort Apache” y “La legión invencible” y en Republic para “Río Grande” (al igual que para ”El hombre tranquilo”).
Comentamos también las diferencias entre el texto literario del escritor James Warner Bellah  y la resolución fílmica del celuloide fordiano. El realizador tomaba el relato solo como punto de partida o bien respetaba el esqueleto sustentador y cambiaba (narrativa e ideológicamente) la mayoría del tejido, órganos y vísceras.
Warner Bellah publicó en 1947 “Massacre” (“Masacre”) que inspiró “FORT APACHE” (1948); “Command” (“Comando”, 1946), “Big Hunt” (“La gran cacería, 1947) y “War Party” (“Partida de guerra”, 1948), junto con una obra teatral, fueron los soportes de “LA LEGIÓN INVENCIBLE” (1949) y “Mission With No Record” (“Misión inexistente”, 1947) lo fue de “RÍO GRANDE” (1950). Frank S. Nugent fue el guionista de “Fort Apache”, el mismo Nugent junto con Lurence Stallings transmutaron/fundieron los relatos de Bellah para “La legión invencible” y James Kevin McGuinness adaptó “Misión inexistente” para “Río Grande” (2).
El marco donde se desarrollan las historias de la trilogía es el de las “guerras indias” (diferentes tribus enfrentadas a la Caballería), el lugar será “Ford Starke” y sus alrededores (siempre que pueda Ford rodará en los parajes naturales de Monument Valley) y la cronología coincide tras la matanza de Little Big Horn de Custer y su regimiento ya sea reciente (“La legión invencible”), haya pasado algún tiempo (“Fort Apache”) o varios años (“Río Grande”).
Si en “Fort Apache” se entra directamente en la injusticia de serles robadas las tierras a los pieles rojas en la figura del egocéntrico teniente coronel Owen Thursday (Henry Fonda) --- calco perfecto del general George Armstrong Custer --- ante el prudente y reflexivo capitán Kirby York (John Wayne) y en “La legión invencible” la idea por parte de Nathan Brittles (John Wayne) y del anciano jefe indio es evitar la guerra a toda costa (pacifismo), en “Río Grande” se trata del rescate de unos niños raptados por los indios refugiados en México tras pasar la frontera marcada por el cauce de Río Grande, cruzado por los rescatadores de forma ilegal (de ahí el título de la historia: “Mission With No Reccord”/”Misión inexistente”) con peligro de incurrir en un incidente diplomático entre Estados Unidos y México. El general Sheridan autoriza la misión pero si algo sale mal nadie --- ni del gobierno ni de los altos cargos del ejército --- se hará responsable. La historia está basada en un hecho real de 1873: el coronel Ranald Sildell Mackenzie (1840- 1889) --- después ascendió a general --- ya destacado en la Guerra de Secesión (el general, y futuro presidente, Ulysses S. Grant le consideraba “su oficial más prometedor”) cruzó la frontera en Río Grande y tuvo éxito al rescatar a un grupo de mujeres y niños secuestrados por los indios (“Una trompeta lejana”, la última película de Raoul Walsh, 1964, tiene el mismo arranque) en una misión secreta y muy delicada (no deteriorar las relaciones diplomáticas con México). El relato de James Warner Bellah se apoya en este hecho histórico: el coronel Massarene recibe la orden, la “Misión inexistente”, del verídico general Philip Henry Sheridan (le dirá que él mismo y el presidente Grant asumen la responsabilidad pero no hay nada escrito, nada oficial), uno de los héroes de la Guerra Civil, y trabará combate con los apaches logrando rescatar a los prisioneros aunque el tema más importante no sea la operación militar sino el reencuentro entre Massarene y su hijo, alistado de soldado raso en la Caballería, después de haber sido obligado a dejar West Point al suspender los exámenes de matemáticas. La esposa de Massarene está separada por varias razones de su marido: pertenecía a una rica y hacendosa familia del sur, no soportó la “devoción- vocación” militar de su esposo y menos pertenecer al ejército enemigo en la Guerra Civil. En medio de la batalla contra los pieles rojas raptores padre e hijo se reconciliarán. El verdadero Mackenzie (es citado en el relato de Bellah) es D. L. Massarene en la historia literaria y, a su vez, equivale al teniente coronel Kirby York (John Wayne) en la película “Río Grande”. Kirby York aparecía en “Fort Apache” (el mismo Wayne) como comedido capitán el cual ha de aguantar las humillaciones y los insultos del teniente coronel Thursday para finalmente intentar salvar su vida y hacerle pasar como héroe en posteriores declaraciones. Puede ser el mismo personaje, ascendido de graduación y con unos años de más (la interpretación de Wayne es formidable), aunque en algunas traducciones le añaden una “e” a su apellido: Kirby Yorke. Otro que repite es Victor McLaglen como el sargento mayor Thimothy Quincannon tanto en “La legión invencible” como en “Río Grande”: es un hombre corpulento, bonachón, paternalista, gran aficionado al whisky, con gran espíritu de compañerismo y siempre dispuesto a ayudar a los reclutas aunque les grite y les exija mucho en el cumplimiento de sus obligaciones y en la instrucción (recordemos que el capitán Nathan Cutting Brittles le hace arrestar por borrachín y pendenciero al final de “La legión invencible” para, de esta forma, evitarle la anunciada batalla contra los indios con la posibilidad de perder la vida). En “Río Grande” es mal visto por Kathleen Yorke (Mauren O’Hara, excelente, repitiendo pareja con Wayne en la futura “El hombre tranquilo” y en “Escrito bajo el sol”) por ser quien incendió sus posesiones en el sur (cuando avance la reconciliación con su marido este le dirá: “No le culpes, seguía órdenes mías”). En “Fort Apache” aparecía un sargento Quincannon interpretado por Dick Foran mientras Victor McLaglen encarnaba al sargento Mulcahy de parecidas características: predomina el humor, la borrachera y la fidelidad al ejército.
Río Grande” se bifurca en dos grandes temas: 1) el rescate de los infantes raptados y 2) la reconstrucción de una familia destruida. Es la película de la trilogía donde el guión se acerca más al original literario. Warner Bellah mostrará --- como siempre --- unos indios salvajes, crueles (también impersonales) y feroces en el combate, el enemigo a batir por la Caballería y Ford aquí no toca ni sugiere el tema de su defensa sino que se centra en la bifurcación citada. Si Ford solamente hubiera filmado “Río Grande” no podríamos decir que fuera un gran defensor de las tribus indias (ni probablemente los cheyenes le hubieran considerado un invitado de honor ni le hubieran llamado “Padre Blanco”), pero si los muestra más humanos (el grupo de apaches prisioneros atados como animales al principio del film a la par de indicarnos que la brutalidad no estaba solo en un bando) mientras la Caballería rompe todos los reglamentos y ordenanzas para realizar una peligrosa misión de rescate con muchas posibilidades de fracaso y de formar un incidente diplomático de graves consecuencias entre Estados Unidos y México. Quien dará la orden “no escrita” es el general Philip Sheridan (John Carrol Naish a quien recuerdo como general Antonio López de Santana en “The Last Command”/“La última orden”, 1955, de Frank Lloyd) el cual tiene una gran amistad con el teniente coronel  Kirby York. Veamos algunos diálogos: (ante la queja de York de no poder perseguir a los apaches al atravesar Río Grande) SHERIDAN: “Eso es política, depende de los políticos, los soldados no la hacen y nosotros somos soldados …”, después el general le ordena (en voz baja) atravesar Río Grande de forma ilegal y a escondidas contraviniendo las órdenes del Gobierno. SHERIDAN: “Una vez sacrifiqué su felicidad matrimonial por el Ejército. Ahora quizás arruinaré su carrera en el Ejército” (la felicidad sacrificada: fue Sheridan quien ordenó a York incendiar las posesiones de Kathleen, su esposa, y este lo delegó en Quincannon; soldados que cumplen órdenes, que rompen un matrimonio y hay separación a tres bandas: marido- mujer- hijo, aunque este permanezca siempre más cerca de ella). Así vemos un conflicto entre políticos y militares, Sheridan y York cumplen órdenes, son soldados pero se las saltarán porqué ante todo son humanos (anteponen el rescate/ la salvación de los niños) y, aunque pesimistas en muchos momentos, también son románticos en una historia totalmente romántica, quizás la más de la trilogía. En mi infancia al visionar por vez primera “Río Grande” no me gustó mucho. Encontraba a faltar la acción y la épica de “Fort Apache” (la vi primero, finalmente pude descubrir “La legión invencible” en la Filmoteca antes de aparecer en Vídeo y después en DVD) además de la defensa de los apaches. Me pareció que Ford alargaba demasiado las escenas íntimas y románticas --- este era su principal interés aunque las secuencias de la batalla final para el rescate son igualmente antológicas ---, que las canciones de aquella especie de tuna (en honor de la llegada de Kathleen, esposa del teniente coronel y madre de un recluta del regimiento) eran demasiado extensas y consideré, siguiendo y coincidiendo con algunos comentarios, que “Río Grande” era el hermano pobre de la trilogía (el presupuesto era menor que el de “Fort Apache” y “La legión invencible”) con algunos momentos bien conseguidos y nada más. Más adelante me di cuenta que estaba muy equivocado y ello debió también producirse en otras personas: hoy, en algunos comentarios/críticas proclaman a “Río Grande” como el preferido del trío.
La diferencia entre el relato de Bellah y la película de Ford reside en varios puntos.
--- El más importante es la llegada a Fort Starke de Kathleen York para convencer a su hijo que deje el ejército, después de 15 años de separación volverá a relacionarse con su esposo mientras en el libro se habla de la separación pero Kathleen solo es un punto de referencia y no interviene en la trama (para Bellah lo principal es la reconciliación padre- hijo, para Ford es la reconstrucción del matrimonio Kirby- Kathleen aunque sin descuidar el choque/la relación rehabilitada al final padre- hijo /teniente coronel- recluta): un matrimonio hundido por las llamas de la Guerra Civil, un sacrificio dentro de la vida militar, un amor/una familia hundido/a que se rehace… temas eminentemente fordianos y algunos valores también propios de Ford (otros lo estarán en diversos títulos) ---
--- Desaparecen en “Río Grande” los tenientes Flintridge Cohill y D’Arcy Topliff de importancia dentro del relato. Cohill es quien narra la historia “Command”, uno de los cuentos- bases de “La legión invencible”, en “Masacre”, punto de partida para “Fort Apache” y en el literario “Misión inexistente”, base de “Río Grande”, Topliff observa la relación del coronel Massarene y su hijo. El personaje de F. Cohill solo aparecerá cinematográficamente en “La legión invencible”, interpretado por John Agar, como uno de los pretendientes de Olivia ---
--- En el libro el responsable del regimiento está más obsesionado en el cumplimiento de las órdenes, en el film el amor hacia su hijo --- creía ya perdido --- y la ternura vencen y superan las ordenanzas militares ---
--- En la película se reduce/simplifica la exposición sobre la táctica de Massarene (entradas y salidas, marchas- contramarchas para ocultar, al menos en un principio, el verdadero propósito de la misión) en la operación de rescate ---
Quince años separados, quince años que Kirby no ve a su hijo, casi no le conoce. Cuando llega al campamento hay frialdad entre ellos. Esgrimen un frío tratamiento militar, esquivando el parentesco. Tomemos el ejemplo de la secuencia en donde hay una pelea entre dos reclutas: el soldado Jefferson York (Claude Jarman Jr.) y un colega el cual le acusa de “enchufismo” por ser hijo del teniente coronel, además de llamar “bobo” al sargento Quincannon. Kirby irrumpe en la pelea, ve a su hijo, pregunta que pasa (“Una pelea de soldados”, respuesta de Quincannon) y se aleja diciendo “Que continúe la pelea” (momentos después los dos contendientes se reconciliarán y se abrazarán). Solo al final, tras atravesar Río Grande, habrá reconciliación padre- hijo, antes la ha habido esposo- esposa, cuando Kirby es herido por una flecha (le pedirá a su vástago que le arranque la saeta) y su hijo acaba con éxito la misión: en un pueblo mexicano abandonado  los indios habían escondido a los niños en la iglesia y allí irrumpe Jefferson con algunos compañeros y los rescata gracias a la llegada del grueso de la columna (no falta la escena humorística como la de Jefferson, al entrar en la sacristía, golpeado con una campanilla empuñada por una niña, “Perdona, Jeff, te había tomado por un indio”).
 El proceso de reconciliación con Kathleen --- punto neurálgico en el film --- es de un gran lirismo: la banda del regimiento tocando el himno de la Confederación en honor de la esposa de Kirby, la cena de los esposos, casi reconciliados (con Sheridan), cuando Kathleen brinda con estas palabras: “Por mi única rival en el amor: la Caballería de los Estados Unidos” y la conversación madre-hijo sobre Kirby: JEFF: “¿Qué clase de hombre es, mamá?”, KATHLEEN: “Es un hombre muy solitario, un hombre muy solitario”, JEFF: “Dicen que es un gran soldado”, KATHLEEN: “Supongo que si. Pero lo que le hace grande, le hace detestable para mi”.
El guionista irlandés James Kevin McGuinness (1893- 1950) actuó como productor (en ocasiones) y guionista. Se contabilizan 36 películas escritas por él, algún film mudo de Ford y algún otro en tiempo de paso al sonoro. Para otros realizadores recordemos “Viva Villa!” (dirigida por Jack Conway, Howard Hawks y William A. Wellman en 1934) y “Una noche en la ópera” (Sam Wood, 1935), de los hermanos Marx. Era un guionista bastante hábil y con prestigio, con ideas más que conservadoras. Falleció de un infarto un mes después de estrenarse “Río Grande”. La fotografía en blanco/negro de Bert Glennon es muy bella, especialmente en los claroscuros de ribetes expresionistas. Archie Stout fue director de la 2ª unidad el cual se centraría en las secuencias de acción. Había sido el fotógrafo principal de “Fort Apache” (William Clothier en la 2ª. unidad) con excelentes resultados pero para “Río Grande” Ford quería a Glennon para la fotografía principal en combinación con Stout. La música de Victor Young es muy bella, al igual que las baladas irlandesas (una de ellas sirve de nexo unitivo del matrimonio recuperado) formando un aura poética que subraya los momentos melancólicos, camaraderías de barracón, las mujeres y niños acercándose a los jinetes entrantes en el fuerte y la espesa profusión lírica en una película de gran intensidad romántica.
Entre muchas secuencias destacables recordemos los picados/contrapicados cuando se acrecienta la intimidad y la muestra de cariño padre- hijo, el plano general picado formado por los componentes de la columna alrededor de Kirby herido y otra muestra del campo/contracampo cuando  los esposos separados se ven por primera vez después de quince años, la llegada de los jinetes al fuerte saliendo del ángulo inferior izquierdo hasta llegar al centro de la pantalla, las tranquilas aguas de “Río Grande” fluyendo hacia delante al iniciarse el film, etc.
      Narcís Ribot i Trafí
-1)- “Jinetes en el cielo”, de Eduardo Torres- Dulce. Notorius Ediciones (2011). Muy recomendable estudio de la “trilogía de la Caballería”.
-2)- “Un tronar de tambores y otros relatos de la Caballería americana”. Relatos de James Warner Bellah que inspiraron la “trilogía” fordiana. Editorial Valdemar (colección “Frontera”).


domingo, 26 de julio de 2015

II) “LA LEGIÓN INVENCIBLE “ (JOHN FORD, 1949)


        Nadie ha filmado mejor que Ford un baile, un tipo hablando a una tumba, unos jinetes cruzando un río, la vejez, la soledad, la desilusión, la familia alrededor de la mesa, los entierros, las cocinas, el amor, los crepúsculos, el pocillo de café junto a la hoguera, las brumas, el deber, el cielo, el amor, los rostros, los caballos, las barras de los bares y esta cosa tan manida que se llama existencia” (José Luis Garci, director de cine)

       She Wore a Yellow Ribbon” es una película producida por Merian C. Cooper y John Ford (los dos socios de Argosy Pictures), dirigida por John Ford en 1949 y distribuída por R. K. O. En España la bautizaron como “La legión invencible” --- jalón intermedio de la llamada “Trilogía de la Caballería”--- precedida por “Fort Apache” (“Fort Apache”, 1948) y seguida de “Rio Grande” (“Río Grande”, 1950) aunque Ford nunca pensó en hacer un tríptico relacionado temáticamente. “Fort Apache” también es de Argosy para R. K. O.  y “Río Grande”, de Argosy para Republic. Las tres se sustentan en los relatos breves de James Warner Bellah.
I)- PREPARACIÓN
John Ford entró en la II Guerra Mundial para filmar batallas y operaciones militares. Estuvo en muchos de los frentes: el Pacífico, Birmania, norte de África, Normandía, Berlín y en los campos de exterminio. Sus documentales son excelentes: recibió un Óscar al mejor documental largo) por “The Battle of Midway” (“La batalla de Midway”, 1942) --- donde fue herido, su profesionalidad en primera línea de fuego le hacía correr un gran riesgo, finalmente perdió un ojo según narró él mismo --- de una precisión, magnificencia y realismo insuperables (a pesar de lo espeluznante que estaba filmando: los horrores de la guerra) sin olvidarnos de la contribución del fotógrafo Gregg Toland y el equipo de eficaces y fieles colaboradores de quienes siempre se rodeó y otro por “El 7 de Diciembre” (como el mejor documental corto) en 1943. Antes de la guerra había intentado entrar en la Armada pero fue rechazado por su deficiente visión (antes de perder el ojo izquierdo). A pesar de esto adoró siempre la vida marinera y en su ratos libres se embarcaba en su yate Araner pero en la guerra ingresó al servicio de la Armada de los Estados Unidos --- quizás no de la forma deseada por él --- en el departamento de filmación sobre acciones bélicas (1).
Al terminar el conflicto volvió a Hollywood  para realizar un film que debía a MGM: “They Were Expendable” (“Nunca fuimos imprescindibles”, 1945), con John Wayne y Robert Montgomery, sobre la época en que el ejército americano es derrotado temporalmente por los japoneses en Filipinas: sacrificios y esfuerzos de unos oficiales de Marina para demostrar la utilidad de las pequeñas lanchas torpederas desechadas, en principio, por los superiores. Visión poética de un film estrenado después de la guerra que no interesó mucho y fue acabado por el actor Robert Montgomery al caer Ford de un andamio y romperse la pierna izquierda. Al año siguiente (1946) hizo un gran western para la 20th Fox de Darry F. Zanuck: “Pasión de los fuertes”, comentado aquí. Zanuck admiraba a Ford pero caían en frecuentes discusiones por su forma nada convencional  de rodar y su deseo total de independencia creativa (recordemos la continua guerra de Zanuck con Otto Preminger). Ford para evitar interferencias fundó su propia productora al igual que Leo McCarey, Alfred Hitchcock,William Wyler, Frank Capra o George Stevens y al igual que estos tuvo que disolverla tiempo después (el trabajar con las grandes compañías tiene sus inconvenientes pero también sus ventajas). Con su amigo Merian C. Cooper (1894- 1973) inauguró la Argosy Pictures con la cual nos dio grandes películas, entre ellas la llamada “Trilogía de la Caballería”. Merian Caldwell Cooper, aviador, aventurero, guionista, productor y director cinematográfico, fue el coautor con Ernst Beaumont Schoedsack, entre otros títulos, de los inolvidables “King- Kong” (productor y codirector, 1933) y de “El malvado Zaroff” (productor, 1932). En 1940 Ford había dirigido una producción de Walter Wanger ya con el nombre de Argosy: “The Long Voyage Home” (“Hombres intrépidos”), un drama de la I Guerra Mundial de Eugene O’Neill que Ford prefirió localizarlo a principios de la II Guerra Mundial (en blanco/negro y distribuída por United Artists) pero oficialmente Argosy Pictures (Ford y Cooper, productores) se inauguró en 1947 con “The Fugitive” (“El fugitivo”), según la obra de Grahan Greene, sobre un sacerdote con dudas y faltas dentro de su ministerio que es perseguido por un gobierno anticlerical al máximo de un país imaginario (aunque se sobreentienda que se trata de México). Protagonizada por Henry Fonda, el film se estrelló en las taquillas pero Ford siempre  lo consideró el mejor de su filmografía y siempre lo defendió cosa que nunca hizo con sus demás películas (en las entrevistas contestaba con evasivas o decía no recordar nada, en este punto el realizador fue muy ambiguo durante toda su vida profesional, 2). No, no es la mejor película de Ford pero si tiene momentos muy intensos y mereció mejor suerte en el campo comercial (al igual que la cinta tratada anteriormente, “El fantasma de la Ópera”, 1962, de Terence Fisher). Para reflotar a la casi hundida Argosy, Ford y Cooper pensaron en un western, género popular y con muchos números para ganar en taquilla o al menos no perder. Así nació “Fort Apache” (1948), la primera película de la llamada “Trilogía de la Caballería”, un gran éxito artístico y económico y por ello el western siempre fue género privilegiado, en Argosy y en casi la totalidad de la filmografía norteamericana aunque solo reconocido intelectualmente a partir de “La diligencia” (1939) de John Ford. Argosy produjo otros westerns como “Three Goddfathers” (“Tres padrinos”, 1948) y “Wagon Master” (“Caravana de paz”, 1950), ambas de Ford y no-westerns como la maravillosa “The Quiet Man” (“El hombre tranquilo”, 1952), una de las obres cumbres de nuestro hombre y “The Mighty Joe Young” (“El gran gorila”, 1949), de Ernest B. Schoedsack, con buena parte del equipo que creó “King- Kong”(Ford figura como productor aunque para nada intervino en la película) y con el histórico encuentro de Willis O’Brien con su alumno Ray Harryhausen, los grandes magos del stop motion o movimiento escena por escena.
La base literaria de la trilogía se debe a relatos cortos de JAMES WARNER BELLAH (1899- 1976). Nació en Nueva York, participó en la I Guerra Mundial con el ejército canadiense y en la II Guerra Mundial en Birmania para retirarse con el grado de coronel. Describía bien la vida militar, los cuarteles, la caballería, los territorios salvajes, los colonos blancos, los choques con los indios de forma escueta y comprimida aunque no fuera muy valorado como escritor pese a estos puntos positivos (3) y parte de esta causa era su consideración sobre los indios como salvajes sanguinarios a los que se debía exterminar. En las antípodas de lo mostrado por Ford el cual ofrecía el choque de las dos culturas y la injusticia al serles robados a los pieles rojas sus tierras y su dignidad llevándoles a la extinción. Los desacuerdos y discusiones fueron numerosas para venir luego la reconciliación con el alcohol puesto que ellos recobraban la amistad (o, al menos, el entendimiento para sacar adelante una película) mediante una borrachera. Las declaraciones del hijo del coronel Bellah --- no debía haber buenas relaciones padre- hijo --- refuerza lo anteriormente dicho: “Mi padre era un fascista, un racista y un notorio intolerante”. Ford tomaba la idea como punto de partida pero el menaje era todo lo contrario. Bellah intervino en el guión de dos obras fordianas fuera de la trilogía: “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962) y “El sargento negro” (1960) en donde quería presentar un heroico soldado negro a la contribución de la nación americana y que Ford desvió en un alegato antirracista (el hecho de ser de raza negra hace más galopante y furiosa la acusación de violación y crimen que él no ha cometido).
Sobre estos argumentos Frank S. Nugent escribió el guión de “FORT APACHE” (según el relato “Massacre”/”Masacre”), el mismo Nugent (bastante habitual en Ford) y Laurence Stallings pergeñaron “LA LEGIÓN INVENCIBLE” según “War Party”/”Partida de guerra” junto con elementos de otras historias como “Command”/”Comando” y “Big Hunt”/”La gran cacería” además de una obra teatral comprada por Ford y en “RÍO GRANDE” James Kevin McGuinnes se basaba en “Mission with no Record”/”Misión inexistente” para componer el guión.
El tratamiento fotográfico es de una poesía efervescente y de un lirismo exacerbado, no solamente el mejor policromado de un western sino también uno de los mejores de la historia del cine. La fotografía de “Fort Apache” (Archie Stout) y de “Río Grande” (Bert Glennon) en un espléndido blanco/negro son muy acertadas pero la de Winton C. Hoch en un soberbio color para “La legión invencible” --- al ser la película más reposada y más íntima --- realza la belleza formal de los encuadres (siempre en función de la puesta en escena, de la narrativa fílmica). Recordemos las discusiones entre Ford y Hoch pero el realizador valoraba al fotógrafo y quería contar con él: Hoch le dejaba un rótulo con la palabra “Protesto” pero quien manda es el realizador y la escena se hizo según Ford. Consecuencia: el cámara ganó un Óscar a la mejor fotografía (él mismo lo reconoció según declaraciones). Inolvidables  algunas escenas dentro de Fort Starke, la visita del capitán Nathan Brittles (John Wayne) a la tumba de su esposa y sus hijas (fallecidas años atrás a causa de la viruela), la operación a vida/muerte de un soldado dentro de un carromato en medio de una tormenta, la salida de las tropas al amanecer. Ford manifestó siempre su admiración por Frederic Remington (1861- 1909), pintor, escultor, escritor e ilustrador especializado en escenas de la historia del Oeste estadounidense y siempre le dedicaba --- de una forma u otra, en más o menos, en un momento u en otro --- un recuerdo al filmar sus películas. “Fort Apache” y “Río Grande” rinden homenaje a Remington (más la primera) pero “La legión invencible”, con la exuberante paleta de colores propia de Winton C. Hoch, se acerca más a las composiciones remingtonianas. El Plano General muy usado por Ford en esta cinta es prácticamente una pintura en los colores, la situación de las figuras en el panorama y el dividir el cuadro/la pantalla en dos partes: el horizonte --- especialmente el situado en Monument Valley --- es el eje separador de la composición: el cielo azul y soleado (en bastantes ocasiones) y los personajes incrustados en el paisaje. Esta estética preciosista jamás es gratuita, nunca es demostración de academicismo vacío para sorprender al espectador o demostrar el dominio técnico sino que está totalmente en función de los personajes y del dramatismo  de la historia.
Brilla a gran altura el manejo de actores, especialmente el protagonista, el capitán Nathan Brittles, con un John Wayne --- con los cabellos y el bigote encanecidos, el militar es un hombre a punto de jubilarse --- en una de sus mejores interpretaciones. Ford aún no creía del todo en él como actor (pese a haber trabajado juntos en algunas ocasiones) pero a partir de “Río Rojo” (1949), de Howard Hawks (Ford estuvo presente en le rodaje), cambió de opinión.
II)- “LA LEGIÓN INVENCIBLE
Sinopsis- Año 1876. Después de la muerte de Custer se unen las tribus indias de toda Dakota en la guerra contra los blancos. El capitán Nathan Brittles (John Wayne) a los seis días de su jubilación recibe el triple encargo de alejar a los indios e impedir sus concentraciones, escoltar hasta el puesto de diligencias de Sudrose Welles a la sobrina y a la esposa de su comandante en jefe, Mrs. Abby Allsrhard (Mildred Allshard) e impedir que el traficante Karl Rynders (Harry Woods) venda rifles a los indios. Nada puede hacer por cumplir su misión: deberá regresar a Fort Starke ante la unión de pieles rojas que llegan a ser numerosos aunque Rynders (equivalente al Silas Meacham interpretado por Grant Withers en “Fort Apache”) y sus colaboradores serán asestados por los indios (ebrios de batalla y de alcohol) quienes no desean pagar el precio pedido. El capitán Brittles había perdido a su esposa y dos hijas a causa de la viruela unos años antes. Solo tenía a su familia y al ejército. Ha perdido a sus seres queridos y ahora perderá el ejército por la jubilación y además le toca lidiar con una rivalidad entre dos jóvenes tenientes por conseguir la mano de Olivia Dandridge (acertada, Joanne Dru), la sobrina del mayor Mac Allshard (George O’Brien). Le queda la amistad y fidelidad del sargento Quincannon (Victor McLaglen) forjadas durante años de servicio. La compañía le regala un reloj de bolsillo de plata lo cual le emociona. Ya prácticamente jubilado visita a su querido amigo indio, el jefe “Caballo Andante” (John Big Tree) y comentan que son demasiado viejos para hacer la guerra, pero no para impedirla. Ya de paisano, Brittles espantará los caballos de los indios y evitará la guerra. Lo que creía un fracaso se ha convertido en un éxito total: gobierno, ejército y los indios han sido beneficiados...
Veamos algunas escenas destacables (difícil, pues todo es destacable en esta hermosa película):
--- La música de Richard Hageman (al igual que la de “Fort Apache”, la de “Río Grande” es de Victor Young) es acertada y su eje vertebrador es la melodía anunciada en el título original, “She Wore a Yellow Ribbon”, basada en una clásica marcha militar americana que se repite varias veces en el film. “Yellow “(“Amarillo/a”), “Ribbon” (“Cinta”), o sea “cinta amarilla” cuya traducción literal del título sería “Ella llevó la cinta amarilla” en referencia al miembro de la caballería cuando está enamorado, colocándose la novia la cinta amarilla sobre su cabeza ---
--- El humor, la chanza, las bromas de Brittles con el alcoholizado sargento Quincannon y las de este con los subalternos con los cuales se ensarza en peleas a puñetazos o la hilaridad (mostrada a sus espaldas) cuando Quincannon amonesta a los soldados. La rivalidad entre los tenientes Flint Cohill (John Agar) ---personaje que no aparecía en el relato de Warner Bellah “War Party”, inspirador principal de “La legión invencible” pero si en “Massacre”, fuente de “Fort Apache”--- y Ross Pennell (Harry Carey Jr.). Una rivalidad, pero en el fondo se intuye algo de afecto mutuo. Para ellos el honor, el compañerismo y el patriotismo están por encima de todo ---
--- El guión literal no está muy definido (recordemos a los dos grandes guionistas) aunque se hizo según quería Ford. Su estructura está expuesta como viñetas sucesivas (se ha escrito varias veces), cuadros remingtonianos o aleluyas (“aucas”, como decimos en catalán) pero estas piezas separadas son de una extraordinaria  belleza y enlazadas consiguen una gran película ---
--- El sin par manejo que hace Ford con los Planos Generales, dominantes e importantes en el film, dotando de espesor épico y dramático a una historia donde prácticamente no hay batallas, una plasticidad exuberante ambientada con canciones de frontera, romances, cantares de gesta, la naturaleza donde los personajes están profundamente engastados. También hay Planos Generales (a veces cumplen la misión de síntesis informativa) en el interior de Fort Starke (revisión a la tropa por parte de Quincannon o en las dependencias del mayor Allshard) y la combinación de estos con Planos Medios o Primeros Planos es formidable (algo que pocos realizadores se han atrevido a hacer de forma directa según nos indica Torres-Dulce en su estudio, 4). Para Ford los Primeros Planos (tan ahorrativo al utilizarlos) sirven en pocos segundos para dirimir el carácter y la psicología del personaje (extrayendo el máximo jugo a la interpretación del actor ---
--- La escena en el cementerio: Nathan Brittles habla delante de la tumba de su esposa (al lado hay las de sus dos hijas), como si la informara de los acontecimientos (“Custer ha muerto...”) mientras riega las flores y plantas. El cielo es tremendamente rojizo y su reflejo da un aire extraño a la secuencia, incluso el agua fluyendo  de la regadera es de un rojo- sangre. Puede parecer irreal pero es tremendamente poético. Una sombra se proyecta sobre la sepultura de Mrs. Brittles: es Olivia quien pide disculpas por su intromisión y le ofrece un ramo de flores, cosa que el capitán agradece sinceramente ---
--- Nathan Brittles es el equivalente al Kirby York de “Fort Apache” (el mismo actor para ambos personajes) en su afecto y amistad con los jefes indios, son hombrees honestos y nobles pero contundentes: Nathan quiere la paz y va al campamento indio para hablar con su amigo “Caballo Andante” que también busca evitar la guerra. Un atrevido y joven indio parece desafiarle disparándole una flecha que se clava en el suelo delante de él; el capitán recoge la flecha y la rompe en dos demostrando no tener miedo ---
En resumen, un film grandioso salido de la cámara impresionista de aquel gran realizador, para mi el más grande de la historia del cine, llamado John Ford...

                                                                                                                                Narcís Ribot i Trafí


1)- John Ford filmó algún documental más en la guerra de Corea y en la de Vietnam. Este último no gustó a miembros del gobierno estadounidense...
2)- Cuando hablaba de él mismo o de su trabajo era muy ambiguo (creo que voluntariamente). Recordemos el incidente en “La caza de brujas” cuando Cecil B. DeMille acusó a Joseph L. Mankiewicz. “Me llamo John Ford y hago películas del Oeste”: En realidad se llamaba Sean Aloysius O’Fearna (u O’Feeney, como más tarde se le conoció, forma anglófona del original gaélico) y no solamente hacía películas del Oeste.
3)- “Un tronar de tambores y otras historias de la caballería americana”. Los relatos de James Warner Bellah que inspiraron la “Trilogia” de Ford, además de “A Thunder of Drums”(“Un tronar de tambores”) --- da el título al libro --- que sirvió de base literaria para el film “Fort Comanche” (1961), realizado por Joseph M. Newman.

4)- “Jinetes en el cielo”- Eduardo Torres- Dulce Lifante, magnífico y bien documentado estudio sobre la “Trilogía” por parte de quien fue Fiscal de Sala ante el Tribunal Constitucional. Notorius Ediciones S. L. (2011). Cuando reuní una bibliografía de John Ford a finales de 2013 aún no conocía este libro (cayó más tarde en mis manos).

domingo, 19 de julio de 2015

I)- FORT APACHE (FORT APACHE), DE JOHN FORD (1948)


Hace un tiempo escribí un breve resumen sobre la “Trilogía de la Caballería” de John Ford (“Fort Apache”, “La legión invencible” y “Río Grande”). Ahora me gustaría comentarlas una por una de forma un poco más extensa.


 Aparecen los títulos de crédito con planos de un corneta a caballo empezando a desgranar la adecuada música de Richard Hangeman, concentración de jinetes apaches, un grupo de soldados de los estados Unidos, un baile de oficiales y la marcha de un regimiento. En la primera escena vemos una diligencia venir hacia nosotros desde el fondo de un punto de Monument Valley: seis caballos, dos cocheros que bromean entre si y dos pasajeros: el teniente coronel Owen Thursday (Henry Fonda, con su elegancia habitual) y su hija Philadelphia Thursday (excelente Shirley Temple). Su destino es Fort Apache (en Arizona) el mando del cual han asignado al militar. Los dejarán a unos cuantos kilómetros. El teniente coronel ha mandado un telegrama pero no sabe que los cables han sido cortados.
La acción se sitúa en 1876, después de la masacre del general George Armstrong Custer y su regimiento en Little Big Horn el 25- junio- 1876 a manos de los sioux de Crazy Horse (Caballo Loco), aliados con otras tribus indias.
Fort Apache” (“Fort Apache”, 1948) constituye el primer jalón de la llamada trilogía sobre la caballería. Las otras dos son “She Wore a Yellow Ribbon” (“La legión invencible”, 1949) y “Río Grande” (“Río Grande”, 1950). Posiblemente nunca fueron concebidas como tal por parte de Ford. En sus declaraciones --- siempre esquivas y ambiguas --- jamás lo admitió (aunque tampoco lo desmintió) pero así quedó para la posteridad en función de recopiladores, clasificadores, historiadores y aficionados.
Ford logra una magistral amalgama temático-técnica: resuelve con tranquilidad una problemática muy comprometida (confrontación blancos- indios, dando la razón a los últimos) y usa la cámara como un pincel con el cual ilustra imágenes inolvidables basadas en cuadros sobre la caballería y los pieles rojas de Charles Russell, Charles Schereyvogel, Harold von Schmidt y el más conocido Frederic Remington. Filmada en un tono documental (como en otras obras suyas), no es ajeno a ello la contribución de la fotografía en sobrio blanco/negro de Archie Stout (William Clothier se ocupaba de la 2ª unidad). Stout repetirá en Río Grande pero en la 2ª unidad, siendo Bert Glennon el responsable de la fotografía también en blanco/negro mientras Winton C. Hoch ganará un Oscar a la fotografía en color en “La legión invencible”, la única filmada en cromatismo (la 2ª unidad a cargo de Charles P. Boyle) technicolorizado. 
1)- El período de Argosy- La trilogía cae de lleno dentro de la fase de la productora Argosy, propiedad de Ford y de su amigo Merien Caldwell Cooper (1894-1973, nació y murió en los mismos años que Ford). Merien C. Cooper había co-dirigido con Ernest Beaumont Schoedsack el maravilloso “King-Kong” (“King-Kong”, 1933) y un año antes había producido otra obra maestra del fantastique, ocupando el sillón de director Schoedsack e Irving Pichel: “The most dangerous game” (“El malvado Zaroff”, 1932).  Fue un apasionado aventurero, al igual que Schoedsack; ambos recorrieron medio mundo y filmaron emocionantes documentales en los cuales los gorilas tenían primicia: “Grass”, “Rango” y “Chang”, para entrar en 1931 en el departamento de producción de RKO y embarcarse en empresas tan acertadas como la gestación de los dos soberbios clásicos citados. Conocerá a Ford como productor ejecutivo de La patrulla perdida. Ford no era ajeno al campo de la producción: había financiado  en parte su film Hombres intrépidos, rodada en 1940. Decidieron asociarse y crear su propia productora que nació en marzo de 1946 con un capital inicial de 500.000 $ y funcionó hasta, más o menos, la mitad de los 50 (varias películas de Argosy fueron distribuidas por RKO, gracias a la experiencia y gestión de Cooper). Su primer film, The Fugitive (“El fugitivo”, 1947) fue un fracaso comercial, luego vino la estabilidad ya con “Fort Apache”. Aparte de la trilogía la compañía produjo dos westerns más: “Three Goodfathers” (1948) y “Wagon Master” (1950) nunca estrenadas comercialmente en España pero si exhibidos años más tarde por televisión con los respectivos títulos de “Tres padrinos” y “Caravana de paz”, además de la sensacional “The Quiet Man” (“El hombre tranquilo”, 1952) entre otros.
Ford se quejó de la pesadez al ejercer de productor. Había que vigilar mucho. En contraposición podía filmar con más libertad y pudo hacer un puñado de films más cerrados y caseros como a él le gustaba. Aún en 1956 Merien C. Cooper actuó como productor (junto con C. V. Whitney) en otra obra maestra de Ford: “The Seachers”(“Centauros del desierto”), aquí para Warner y el mismo Ford fue productor en varias de sus futuras obras.
Fort Apache” y “La legión invencible” están respaldadas por RKO mientras el soporte de “Río Grande” (con menos presupuesto) es de Republic la cual se había comprometido con El hombre tranquilo ya en mente del realizador aunque le pidió dar antes otra vuelta al tema de la caballería, dado el buen rendimiento en taquilla de las dos primeras, cosa que Ford se avino encantado.
2)- Dos características de la trilogía-
a)- El argumento- El punto de partida de los tres films son relatos cortos del coronel James Warner Bellah, escritos al acabar la II Guerra Mundial, en referencia a Fort Starke (fuerte construido en Monument Valley) para The Saturday Evening Post. “Fort Apache” está basado en “Massacre”, inspirada en la derrota de Custer en Little Big Horn. Hay evidentes diferencias entre la narración  de Bellah y la película de Ford. El guionista Frank S. Nugent  (trabajaba por vez primera con Ford) sabía perfectamente lo deseado por nuestro hombre y se compenetraba de forma admirable con él. Gracias al erudito Javier Coma (1) en su lúcido estudio, podemos saber la trama de la narración literaria y establecer diferencias. “Massacre” se basaba en el desastre final de Custer cuyo egocentrismo y obsesiones llevarán a sus hombres y a él a la muerte. El teniente coronel Thursday, calco de Custer, también conducía a sus hombres a la catástrofe mortal ante una tribu de indios no especificada mientras él se suicida, hecho ocultado por el teniente Cohill, quien deja a la prensa colocar a su superior en el pedestal de grandioso héroe muerto por defender la patria. En el film desaparece el personaje de Cohill (presente en La legión invencible), la tribu india era la de los apaches bajo el mando de Cochise (en 1876 hacía dos años que había muerto aunque da igual) y Thrusday no se suicida, muere en medio de la batalla. Pero lo más importante es la inflexión proindia que fluye en toda la narración fílmica, mucho más sutil  y acertada que la de otros títulos por encima de sus méritos reales como la muy sobrevalorada “Flecha rota”, de Delmer Daves (2), tanto como lo es en el campo del western en general Solo ante el peligro, de Fred Zinemann, también por encima de sus méritos. Insiste Coma, con toda razón, en el tono proindio que lo aleja de sus orígenes literarios y se aproxima a la épica The Died with Their Boots On (Murieron con las botas puestas, 1941), de Raoul Walsh con Errol Flynn como George Armstrong Custer, en el sentido que también se da la razón a los indios los cuales son engañados por el gobierno de los Estados Unidos y Custer no puede cumplir su palabra muriendo el Little Big Horn: no es la auténtica historia de Custer, por supuesto, pero la intencionalidad es clara, algo que no vieron en su tiempo los comisarios culturales, la (pseudo) progresía y seguidores de lo políticamente correcto de aquel entonces (siempre han existido aunque cambien de careta o de camisa), los mismos que años después hacían bandera de films tan horrendos como “Buffalo Bill y los indios”, “Pequeño gran hombre” o “Soldado azul” (un comentarista escribía que éstos han desertado de las salas cinematográficas en la actualidad), aparte que el co-guionista del film de Walsh era Aeneas McKenzie el cual fue perseguido en la caza de brujas del senador McArthy, acusado de actividades antiamericanas.
La base de “La legión invencible” es el relato “War Party” además de componentes de otras narraciones de la serie Fort Starke: The Devil at Crazy Man, Command y, especialmente, Big Hunt, todos de Warner Bellah mientras que el punto de arranque de “Río Grande” era “Mission with No Record”. El guión de “La legión invencible” estaba compartido entre Laurence Stallings y Frank S. Nugent, el de “Río Grande” era de James Kevin McGiness.
b)- un actor para la trilogía- Las tres películas fueron protagonizadas por John Wayne. En “Fort Apache” es el prudente y honesto capitán Kirby York, antítesis del orgulloso e irreflexivo teniente- coronel Owen Thrusday; en “La legión invencible” encarna al capitán Nathan Brittles, a punto de jubilarse (en una de sus mejores interpretaciones luce unas venerables canas y bigote) y en “Río Grande” representa al teniente- coronel Kirby Yorke (podría ser el mismo personaje de “Fort Apache”, aunque Ford le añada una e a su apellido, con varios años más), quien debe lidiar, aparte de un grupo de indios rebeldes, con problemas familiares ¿Quién cuestiona hoy a John Wayne como gran actor?
“Fort Apache” es una sagaz reflexión sobre las causas que provocaron la matanza de Little Big Horn y el papel desempeñado por la Caballería en las guerras indias. Riqueza temática y técnica a rebosar.
Es como una balanza donde se confrontan dos fuerzas, dos niveles, dos comunidades. Ford retrata perfectamente la vida de los soldados y sus familias, sus costumbres, ritos, bailes, folklore, etc. (el teniente O’Rourke entra en su casa después de muchos años de ausencia, saluda a su padre, el sargento mayor O’Rourke que está leyendo un capítulo de la Biblia; sigue leyendo y al acabar se levanta y abraza a su hijo mientras llama a la madre, después se cuadra ante él por su mayor grado pero su hijo le vuelve a abrazar: con ello nos señala una fe arraigada y  fidelidad hacia el cuerpo castrense)  mientras los indios --- la otra comunidad contrapuesta --- poseen su dignidad y su honor (reconocido todo ello por el capitán York y la mayoría de los personajes del fuerte); al fin y al cabo el ejército era también una comunidad marginal en muchos sentidos (buen número de inmigrantes irlandeses, como Ford, lo formaban para huir de la pobreza, de las deudas o de la justicia); la base de los soldados es el fuerte confrontado con el desierto dominado por los indios (donde se retratará en mayor profundidad la vida de los Pieles Rojas será en el último western de Ford, El gran combate), la vida de la acogedora comunidad del fuerte será interrumpida por Thrusday quien nunca se quiere integrar a ella así como también es motivo de choque las actitudes del nuevo comandante en jefe y del capitán York quien había asumido el mando provisionalmente, ayudado por el capitán Samuel Collingwood (George O’Brien), hasta la llegada de Thrusday. York cree en los apaches como hombres de palabra y el posible diálogo con ellos, tiene cierta amistad con Cochise, Owen los considera salvajes, incultos, asesinos y busca la ocasión para atacarles con la intención de cubrirse de honores y conseguir el traslado de Fort Apache. Ya en la conversación con sus oficiales en la primera reunión se nota su racismo frente a los indios: Mientas hermanos nuestros luchan contra grandes naciones indias, nosotros hemos de aguantar picaduras de unos cuantos apaches cobardes. A lo que el capitán York contradice totalmente. El superior insiste en la disciplina y en llevar presentablemente el uniforme, asegurando no ser un maniático de las ordenanzas pero desea estar orgulloso de todos los componentes de Ford Apache (otra causa de la amargura de Thrusday podría ser el hecho de haber quedado viudo desde hace años).
Ya en la escena inicial, donde habíamos dejado a Thrusday y a su hija Philadelphia, antes de llegar a la parada, el teniente- coronel, sin mirar nunca al exterior, se queja de que, después de la Guerra Civil, le rebajaran la categoría y le mandaran a Fort Apache, continuará quejándose del telegrama no recibido y después que los cables cortados no hayan sido repuestos (hay 200 millas hasta Fort Grant, imposible de reparar con la rapidez exigida por el nuevo comandante en jefe). El teniente Michael Shannon O’Rourke (John Agar), hijo del sargento mayor O’Rourke (Ward Bond), simpatiza al instante con Philadelphia (pese a su aparente timidez) y ella le corresponde lo cual no agradará a Owen ya que desea un militar de más rango para su hija y más sabiendo que en Fort Apache las posibilidades de ascender y conseguir honores son prácticamente nulas: prohibirá severamente a su subalterno que salga a pasear con Philadelphia tras felicitarle por el acertado informe dado sobre los cadáveres de dos soldados ejecutados por los indios rebeldes.
La alegría y las bromas descansan sobre los cuatro sargentos, borrachines empedernidos, quienes gastan novatadas pero son comprensibles con los reclutas noveles (recordemos el ejercicio de montar a caballo): Mulcahy (Victor McLaglen), Shattuck (Jack Pennick), Beaufort (Pedro Armendáriz) y Qincannon (Dick Foran). La socarronería fordiana está presente, por supuesto: al entrar el carricoche de O’Rourke con Thrusday y su hija en el recinto del fuerte el centinela pregunta: ¿Quién va? Respuesta por parte del sargento Beaufort: ¡El nuevo comandante en jefe del fuerte! El centinela exclama: ¡Moisés bendito! Respuesta: ¡No, el nuevo comandante del fuerte! Delante de Philadelphia el sargento Mulcahy se cuadra ante el teniente Michael O’Rourke para acto seguido cogerlo, ponerlo cabeza abajo y azotarle en las posaderas: ¡Soy su padrino, señorita, le he sonado los mocos cuando era pequeño infinidad de veces!
La escena donde todo el mando del fuerte y algunos soldados hacen su aparición en el establecimiento de Silas Meachum (Grant Withers) ---siniestro personaje enviado por el corrupto Grupo Indio, asociación política reconocida por el gobierno, que, escondidos bajo el manto de la protección oficial, especulaban y se lucraban con la explotación las reservas --- contiene también un flash humorístico: York acusa a Silas de embrutecer a los indios, darles whisky en lugar de medicinas y carne además de venderles rifles; hay un montón de cajas y ante la pregunta sobre su contenido el traficante contesta que biblias; abren las cajas y encuentran whisky del malo, fabricado caseramente; el teniente- coronel le dice al sargento Beaufort: ¡Escáncieme algunos versículos! Situaciones cómicas como la de arrojar el contenido de una botella de whisky en el ponche por parte de Beaufort durante el baile de los oficiales, la instrucción de los reclutas novatos a cargo de los sargentos, sus caídas del caballo, las novatadas…..
Thrusday humilla a todo el mundo: al teniente O’Rourke al no quererlo como futuro yerno, al capitán Collingwood --- habían sido compañeros de armas en la guerra --- quien le ofrece la mano y no se la da, solo un seco: Hola, Collingwood. Después de la reunión hace quedarse al capitán y tienen una conversación donde se nos indica que ambos hicieron algo no muy claro dentro del ejército:
Thrusday: No es nada personal, Sam (le ha destituido como ayudante de York).
Collingwood: Entre nosotros nunca han sido necesarias las explicaciones. Tu por lo que hiciste te ascendieron y yo por lo que hice acabé en Fort Apache. Pero al final tú también has acabado aquí.
Thrusday: Se equivocan los que piensan así. Haré algo para marcharme de aquí.
Collingwood: En Fort Apache no hay posibilidad de recibir honores y ascensos.
Thrusday: Me arriesgaré, siempre lo he hecho.
Collingwood: En este caso te deseo mucha suerte, te la deseo de todo corazón.
Thrusday: Muchas gracias.
El teniente- coronel verá la oportunidad de presentarse como el hombre que detuvo a Cochise (Miguel Inclán), atropellando el honor del capitán York quien ha dado su palabra a Cochise para negociar la paz:
Thrusday: ¡Usted, un oficial de la Caballería de los Estados Unidos ha dado su palabra a un analfabeto, un inculto, un asesino!…..
Sin embargo irá a parlamentar con Cochise junto al capitán York y al sargento Beaufort quien hable perfectamente el apache y hace de traductor. El jefe indio señala a Silas Meachum como responsable de la enfermedad de los ancianos, muerte de los niños y mujeres. Si se va accede a la paz, si se queda él u otro semejante a él habrá guerra. Thrusday (había calificado a Meachum de canalla y que si de él dependiera mandaría ahorcarle pero al ser representante del gobierno le promete su protección) se indigna y les acusa de amenazar al gobierno, hace traducir que son Cerdos recalcitrantes y anuncia que a la mañana siguiente atacará si no se marchan. Cochise se retira evidentemente ofendido. Discute con el capitán York por señalar su inferioridad numérica y decir la nula posibilidad de victoria. Le insulta diciendo que en su regimiento no hay lugar para los cobardes y que se retire a retaguardia a lo que el capitán contesta haciendo avanzar su caballo unos pasos y arrojarle el guante del desafío. Owen dice que no le gustan los duelos y más tarde le contestará con las armas o con un consejo de guerra. Repite que se retire y se lleve al teniente O’Rourke (reflexionando quizá sobre el bien de su hija que ama al teniente). Acto seguido empieza la desigual batalla. El regimiento de Thrusday queda reducido a unos pocos que se refugian en unas ruinas. El teniente- coronel cae herido y pide un caballo que nadie se lo da (recordando el Ricardo III de Shakespeare). York se arriesga, galopa cuesta abajo y atiende a su superior y le monta en su caballo para ponerle a salvo. Pero este le pide el sable y no quiere escucharle (“Cuando usted mande este regimiento, cosa que seguramente será muy pronto, entonces opine”). Owen llega a las ruinas y se reúne con lo que queda de su regimentó, Collingwood le da de beber en su cantimplora (se nota que, a pesar de todo, sigue teniendo afecto por él), Thursday le pide disculpas (también a los sargentos) y envueltos en una inmensa polvareda sin enseñar nada más (sabiduría cinematográfica fordiana) perecen todos (había llegado la carta de traslado para el capitán Sam Collingwood cuando partía hacia la batalla/la muerte, pero su esposa no corre detrás de él para entregársela, él nunca ha sido un cobarde).
Al finalizar el combate se acerca a la retaguardia Cochise y unos cuantos guerreros. York ordena no disparar. A la vista del jefe indio arroja su pistola y cinturón con cartucheras al suelo. Cochise entiende perfectamente que York nada ha tenido que ver en todo esto. Se aleja con los suyos. Una prueba más de la honradez y nobleza de muchos indios. Es una escena sobre la cual ningún comentario he leído.
El epílogo es muy significativo. Tiempo después en el fuerte. El ahora coronel York, el teniente Michael O’Rourke casado con Philadelphia Thrusday, su hijo de dos o tres años y la madre de Michael, viuda del sargento mayor O’Rourke (nunca se imaginaba ser la consuegra de Owen Thursday aunque él jamás lo vió). Delante de ellos están representantes de las prensa. York no dice la verdad y proclama que nadie murió con más dignidad que el teniente- coronel Owen Thrusday, haciéndole pasar por héroe. De esta forma la leyenda se superpone a la realidad. Un periodista comenta entusiasmado que los escolares recuerdan y juegan a ser Thrusday, es su héroe. York añade que todos los del regimiento que perecieron están allí y sale en campaña. Así finaliza la mejor versión sobre Custer, aunque camuflado. Una gran película.

                                                        Narcís Ribot i Trafí

1)- Javier Coma: “La gran caravana del western“(Alianza Editorial, 1996)-
2)- Delmer Daves fue un realizador más que interesante. Es considerado especialista en westerns: “Jubal”, “El árbol del ahorcado” o “El tren de las 3,10”, por citar tres magníficos ejemplos, me parecen superiores a Flecha rota.
    


martes, 14 de julio de 2015

APORTACIONES DE ANTON BRUCKNER


1)- SINFONÍAS- Sabemos que, de forma relativa, Anton Bruckner tomó algo de material de Richard Wagner (p. e. Las teorías de Wagner sobre teatro y ópera eran totalmente ajenas a Bruckner el cual jamás se dedicó a este campo), en orquestación resalta que cada grupo de instrumentos posee su personal y particular figura rítmica y si le inspiró en el uso de metales fue solo en determinadas ocasiones --- ya que Bruckner había utilizado los metales antes de conocer a Wagner ---, más bien en dar peso a la emisión, en la creación de períodos armónicos y el fondo de lo “expresivo” en las cuerdas. Estos puntos son los que le asocian realmente con Wagner y con Gustav Mahler con el cual ha estado inadecuadamente comparado durante mucho tiempo.
Su admiración por la sinfonía 9 de Beethoven, “Coral”, le dejó una huella imborrable pero nunca la copió sino que en parte fue moldeando el tipo de caracteres de sus movimientos: un primer tiempo de vasto nivel, el gran “adagio” el apoteósico “scherzo” (en Haydn y Mozart era un “minuetto”  que Beethoven reemplazó por un “scherzo”) y el “finale” donde generalmente reaparece el material temático ya escuchado.
Evidentemente si damos un repaso a las sinfonías vemos que nada tienen que ver con las de Brahms. Son dos formas totalmente diferentes de entender la música. Injustificadas fueron las controversias de seguidores intransigentes y de una crítica nefasta (*) la cual desvalorizaba al contrario. La amplitud de perfiles temáticos acerca Bruckner a otro insigne austríaco: Franz Schubert en armonía y tonalidad, además ciertos paralelismos de cualquier sinfonía bruckneriana con la sinfonía 9, “La Grande”, de Schubert, aparte de la tendencia a la gran extensión y a la “recurrencia de los temas y el carácter austríaco” de algunas melodías (profesor Derick Cooke: “La sinfonía de Haydn a Dvorak”).
El estudioso o aficionado que se adentre en las sinfonías de Bruckner se encontrará con serios problemas de nomenclatura ya que el compositor se vio obligado a dar diversas versiones de sus obras (persuasión por parte de discípulos y directores de orquesta que no dudaban en retocar la obra delante la humildad y falta de firmeza del músico el cual les daba carta blanca). Así, de la sinfonía en fa menor (1863), no numerada y a veces señalada como 00 (doble cero), la sinfonía en re menor (nº 0), la 5 en si bemol, la 6 en la mayor, la 7 en mi y la 9 en re menor (incompleta) existe única versión pero de la 1 en do menor hay dos versiones así como de la 4 en mi mayor (“Romántica”) y de la 8 en do menor y aparecen tres versiones de la 2 en do menor y de la 3 en re menor, denominada “Sinfonía Wagner” en honor de su admirado a quien dedicó. Según recomendaciones de la “Sociedad Bruckner”, fundada en 1929, es conveniente decidirse por la versión cronológicamente más antigua.
2)- MÚSICA VOCAL, RELIGIOSA Y PROFANA- Las tres últimas misas de Bruckner, numeradas como 1 en re menor (1864), 2 en mi menor (1866) y 3 en fa menor (1868) se clasifican en el primer período de su madurez creativa en donde existen influencias de la “Misa Solemnis” beethoveniana, las misas de Réquiem de Cherubini sin olvidar el elemento barroco y los clásicos vieneses Haydn y Mozart. De este excelente material surgirán estas obras incomparables en donde la orquesta juega un importante papel en ocasiones con temas propios en un estilo prácticamente sinfónico.
El  famoso “Te Deum” en do mayor (1881- 1883), en cinco partes, demuestra su maestría en el lenguaje musical y el “Salmo 105” para soprano, coro y orquesta (1892) está emparentado con los esbozos de su sinfonía 9 (en el 4º movimiento) que no pudo acabar (encontrando también paralelismos con las características técnicas de César Frank). Otra obra religiosa importante es el ejemplar “Ave María”, una de las mejores de su género. “El cántico alemán” y “El encanto del ocaso” son obras vocales profanas (bastante numerosas) junto con tres o cuatro grupos más de lieder que realmente pueden acercarse en calidad a la obra religiosa.
                                                                                                                                 Narcís Ribot i Trafí

(*)- “Espero que se haya divertido usted tanto como yo con las tonterías publicadas por la crítica” (de una carta de Gustav Mahler a Richard Straus).