miércoles, 26 de febrero de 2020

INTRODUCCIÓN A SHERLOCK HOLMES: DE LA LITERATURA AL CINE


“Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a deformar los hechos para hacerlos encajar en las teorías en lugar de encajar las teorías con los hechos”. (Sherlock Holmes)
I)- ARTHUR IGNATIUS CONAN DOYLE- Nació en Edimburgo (1859), era el mayor de ocho hijos de una familia católica de procedencia irlandesa. Su padre, Charles Altamont Doyle, ilustrador de libros, dibujante y pintor, desgraciadamente cayó en el alcoholismo sumiendo al clan en la casi ruina. Arthur deseaba estudiar medicina, sus éxitos en el colegio fueron en prácticas deportivas mientras la rigidez del internado le convertía en agnóstico y más adelante creyente a su manera pero no por ninguna iglesia cristiana ni por cualquier religión sino por su seguimiento del esoterismo, del ocultismo y del espiritismo, de los cuales se convirtió en experto. Había podido estudiar gracias a unos parientes y decidido por el campo de la medicina abandonó el colegio a los 17 años para entrar en la Universidad de Edimburgo. Allí entablará amistad con futuros grandes literatos como James Barrie (creador de Peter Pan)  y Robert Louis Stevenson (“La isla del Tesoro”, “La Flecha Negra”, “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, “La isla de la Aventura”, etc.) y será alumno del profesor Joseph Bell cuyos dotes de deducción y lógica  aplicada será el andamiaje inspiratorio de su futuro personaje, el detective de ficción más famoso de todos los tiempos, el inigualable Sherlock Holmes. Empezó ha escribir siendo universitario, sus autores preferidos y por quienes fue influenciado fueron Bret Harte y Edgar Allan Poe. Uno de sus primeros relatos, “The mystery of Sasassa Valley” (“El misterio del valle de Sasassa”), fue publicado en el magacín Chamber’s Edimburgh Journal, seguido de “The American Tale” (“Cuento americano”), aparecido en London Society. Embarcado para realizar prácticas de cirujano, continuó escribiendo: “Captain of the Pole Star” (“Capitán de la Estrella Polar”) para doctorarse en 1881. Después de un nuevo embarco que no le satisfizo y pasar algunas penalidades abrió consulta en Southsea, obteniendo un renombre profesional que estabilizó económicamente su posición y, a partir de entonces, afrontar su vida con más tranquilidad. Su fama literaria  comenzó al publicar la primera novela sobre el detective Sherlock Holmes (1887), “A Study in Scarlet” (“Estudio en escarlata”), la había escrito en tres semanas y percibió 25 libras por su trabajo. Aquí aparecen los personajes del detective privado Holmes y su amigo el Dr. John H. Watson, pronto internacionalmente conocidos. A pesar de todo, el relato policiaco no fue nunca el preferido del autor, siempre habló de su creación como instrumento comercial, ganar dinero y nada más. Escribió poemas, obras para teatro, novelas históricas (por las cuales sentía predilección), fantásticas y de aventuras (muchas de ellas olvidadas) pero debía, sin embargo, volver sobre su personaje-icono quien, a pesar de la fama, le llevó al hastío hasta el punto que decidió “matarle” en uno de sus relatos (cayendo en un precipicio con su mortal enemigo, el profesor James Moriarty). Inútil. Recibió infinidad de cartas de súplica para continuar las aventuras por parte de los lectores además de la presión de los editores y ser vio obligado a “resucitarle” en el siguiente relato. Una compañía de Filadelfia le pagó para una segunda novela del detective, naciendo así “The Sign of Four” (“El signo de los cuatro”), publicada en 1890. “The Hound of the Baskerville” (“El perro de los Baskerville”) vio la luz en 1902 y “Valley of Fear” (“El valle del terror”), su cuarta y última novela, se publicó en 1915. Además de su tetralogía novelesca, Conan Doyle escribió 56 relatos recopilados finalmente en cinco tomos: “Las aventuras de Sherlock Holmes” (1892), “Memorias de Sherlock Holmes” (1893), “El regreso de Sherlock Holmes” (1903), “Su última reverencia” (1917) y “El archivo de Sherlock Holmes” (1927). A excepción de cinco casos, los relatos y novelas del personaje están contados en primera persona por el Dr. Watson. “El ritual de los Musgraves” y “La corbeta Gloria Scott” son casos sobre deducción policial anteriores al encuentro Holmes- Watson (se entrevé que las escribió Watson pero contadas a éste por Holmes), “La piedra preciosa de Mazarino”, uno de los últimos escritos está relatada en 3ª persona (el llamado narrador omnisciente), mientras “La aventura de la melena del león” y “La aventura del soldado de la piel descolorida” es Holmes el cronista desde su perspectiva.
Conan Doyle también fue el creador del profesor George Edward Challenger, protagonista de cinco novelas de ficción iniciadas por “The Lost World” (“El mundo perdido”, 1912) con su primera transcripción al cine a mediados de la década siguiente (efectos especiales del admirable maestro de Ray Harryhausen, Willis O’Brien, futuro animador del mítico “King- Kong”).  Escribió unas cuantas novelas históricas (“Sir Nigel”, 1906, “Las hazañas del Brigadier Gerad”, 1896), su género predilecto y otras obras diversas (“La tragedia del Korosko”, 1898, “Lot nº 249”, 1892, --- uno de los primeros relatos sobre una momia rediviva --- “The vital Message”, 1919, o “The Great Boer War”, 1900, --- su libro más largo) pero su gran fama merecida (aparte, era un gran escritor) la consiguió --- a pesar de no gustarle --- por el “Rey de los detectives”, como dijo hace años Juan Tébar, haya o no otros detectives famosos dignos de tal título, Sherlock Holmes.
Arthur Conan Doyle falleció en Crowborough (Inglaterra) el 1930 de un infarto, tenía 71 años. Había residido durante 23 años en esta localidad, donde se erigió una estatua suya. Otra de Sherlock Holmes está en Picardy Place (Edimburgo), cerca de donde nació el escritor.
Doyle, en principio, deseaba llamar a su personaje Sherrinford Holmes, lo describe como un hombre alto, delgado, irónico, frío en ocasiones, ingenioso e intelectualmente inquieto, en algún momento parece brusco y siempre es educado con las mujeres aunque no se fía de ellas (posiblemente un amor frustrado, ¿causa de su drogodependencia?), por la deducción en detalles aparentemente banales es un maestro, posee gran habilidad al disfrazarse, es un experto en apicultura, en tocar el violín (un Stradivarius, a veces en horas poco oportunas), fuma en pipa (1), le encantan las galletas, tiene gran conocimiento científico, gran esgrimista y con conocimientos de boxeo y en sus escasos ratos libres toma cocaína en una solución al 7% (se menciona en “El signo de los cuatro” y es el título original de una película donde Holmes pide ayuda al Dr. Sigmund Freud para librarse de la droga, “The Seventh- Per- Cent Solution”, dirigida por Herbert Ross en 1976, titulada en España “Elemental, Dr. Freud) y vive en Baker Street, 221 B, en Londres (2). Usa siempre métodos científicos (en ocasiones él es el promotor del sistema) con sus grandes dotes de observación y deducción siempre racionales.
Hay una serie de puntos curiosos los cuales no fueron aportados por Conan Doyle, en realidad provenientes de las versiones teatrales, recogidas posteriormente por el cine y por los editores de las obras en las ilustraciones de portada o interiores: -1)- Holmes era fumador de pipa pero la iconográfica, la pipa meerchaum (espuma de mar), casi siempre de estilo “calabaza”, aparece por vez primera en una obra teatral de 1899 protagonizada por William Gillete --- encarnaría al detective cientos de veces y durante muchos años --- popularizando también la capa Inverness; -2)- el sombrero de cazador de gamos a doble visera, inseparable del personaje, no se cita en los escritos de Doyle; el excelente ilustrador Sidney Paget (1860-1908) fue su introductor, utilizando además a su hermano Walter como modelo para materializar el aspecto de Holmes (Walter Paget era cazador y por ello incluyó este sombrero, además de la lupa); -3)- la tan repetida frase “ELEMENTAL, MI QUERIDO WATSON(“Elementary, my dear Watson”) no figura en ninguna obra de Doyle --- es una expresión cinematográfica  --- sí aparece en “El jorobado”, historia corta perteneciente a la recopilación “Memorias de Sherlock Holmes” pero la palabras “elemental” y la frase “…mi querido Watson” se encuentran por separado; -4)- la novela “El perro de los Baskerville” o “El sabueso de los Baskerville” retrocede la narración unos ocho años antes de su ”muerte” en “El problema final”, que luego no será tal a causa de los ruegos, súplicas, presiones y también porqué el personaje siempre le hizo ganar mucho dinero.
II)- RÁPIDO PASO AL CINE
Muy pronto el reciente invento del cinematógrafo se interesó por el personaje. La primera incursión es “Sherlock Holmes Blaffed”, rodada en 1900, aunque registrada oficialmente en 1903, donde el detective hace frente a un ladrón. Tiene un minuto de duración, no más se podía hacer. Más adelante, actores como Viggo Larsen, Maurice Costello, Francis Ford (hermano del sin par John Ford), Alwin Neub (el primero en interpretarlo en un ciclo), William Gillete --- quien lo había encarnado tantas veces en el teatro --- Alvin Neuss, Carlyle Blackwell Jr., Eille Norwood, Herman Speelmans, John Barrymore, Reginald Owen, Raymond Massey, Arthur Wontner y Clive Brook fueron sucesivos intérpretes. Una rareza (la filmografía de Holmes posee varias) es “Sherlock Holmes and the Great Murder Mystery” (1908) donde no se adapta ninguna historia de Conan Doyle sino de Edgar Allan Poe en una versión de “Los crímenes de la calle Morgue”, substituyendo al detective francés Auguste Duphin del relato original (a quien Holmes le debía mucho) por nuestro personaje. En 1939 la 20th Fox nos da un díptico muy interesante: “The Hound of the Baskervilles” (“El perro de los Baskerville”), de Sidney Landfield y “The adventures of Sherlock Holmes(“Sherlock Holmes contra Moriarty”), de Alfred L. Werker. Dos excelentes films que daban a conocer los actores más identificados con nuestros personajes: Basil Rathbone y Nigel Bruce. Rathbone encajaba perfectamente en la descripción de Conan Doyle: alto, delgado, observador, ingenioso, dispuesto a ayudar a quien lo necesite aunque a veces parezca frío e insensible; será el Sherlock Holmes por antonomasia. Su pareja era Nigel Bruce como el Dr. Watson. Un punto a favor de la química interpretativa era la amistad entre Rathbone y Bruce antes de los rodajes, algo muy positivo aunque algunos puristas criticaron el trabajo de Bruce por ser demasiado cómico y por privarle de la inteligencia dada por el novelista. Ello venía dado por exigencias de guión, el actor interpretó tal como le dijeron porque era un mandado. “El perro de los Baskerville” estaba ambientada por vez primera en la época de la novela y no en la fecha actual del rodaje. La Universal tomó el relevo de la 20th Fox y realizó una docena de películas con el tándem Rathbone- Bruce volviendo a la ambientación actual cuando se rodaron dichos films. En general eran más sencillas que las del díptico de la Fox, alguna bastante mediocre, pero Basil Rathbone estuvo como siempre, formidable, mientras que Bruce se vio obligado en forma más acusada y exagerada a ser el comparsa irrisorio muy alejado de la mente de Conan Doyle (en algunas de estas cintas los adversarios eran los nazis). Varias de ellas no fueron estrenadas comercialmente en España (doy el título de TV y/o del DVD): Se cambió el título de la primera aportación Universal para finalmente quedar “Sherlock Holmes and the voice of Terror” (TV y DVD: “Sherlock Holmes y la voz del terror”), realizada por John Rawlins en 1942. A partir de ahora, las once restantes serán dirigidas todas por Roy William Neill, un artesano con bastante buen gusto pero sin ninguna ambición: “Sherlock Holmes and the Secret Weapon” (TV y DVD: “Sherlock Holmes y el arma secreta”), también de 1942), “Sherlock Holmes Faces Death” (“Sherlock Holmes desafía la muerte”, la primera en estrenarse en España), 1943, “Sherlock Holmes in Washington” (“Sherlock Holmes en Washinghton”), 1943, “Sherlock Holmes and the Spider Woman” (“La mujer araña”, retitulada en su pase televisivo y en DVD como “Sherlock Holmes y la mujer araña”), 1944, “The Scarlet Claw” (“La garra escarlata” o “Sherlock Holmes y la garra escarlata” en TV y DVD), 1944, “The Pearl of Death”( “La perla maldita” o “Sherlock Holmes y la perla de la muerte”, para DVD y TV), 1944, “The House of Fear” (“La casa del miedo” , rebautizada para TV y DVD como “Sherlock Holmes y la casa del terror”), 1945, “The Woman in Green” (“El caso de los dedos cortados”, o “Sherlock Holmes y la mujer de verde”, para TV y DVD), 1945, “Pursuit to Algiers” (“Persecución en Argel” en su estreno comercial, o “Sherlock Holmes en la persecución de los argelinos” para los otros dos medios), 1945,  “Terror by Night” (”Terror nocturno”, o “Terror en la noche” para DVD), 1946, y “Dressed to Kill” (“Vestida para un asesinato”, en DVD y TV), 1946.
Después de 13 años de ayuno holmesiano en el cine llegó en 1959 el film producido por Hammer Films y realizado por Terence Fisher. Los socios Enrique Carreras y Will Hinds fundaron en 1932 Exclusive Films para distribuir pequeñas películas de serie B. Pasada la guerra desapareció Exclusive y se fundó Hammer con la intención de producir films de bajo presupuesto. La dirección de la empresa pasó a los hijos de ambos: James Carreras y Anthony Hinds (aparte de avispado productor fue guionista con el nombre de John Elder, a veces con ideas originales y atrevidas, a veces rutinario o con mucha sal gorda, en definitiva muy irregular) para más adelante pasar a manos de Michael Carreras, hijo de James y nieto de Enrique. El inesperado éxito de una pequeña (y excelente) película de Ciencia- Ficción, “The Quatermass Xperiment” (“El experimento del Dr. Quatermass”, 1955), dirigida por Val Guest, decidió la entrada de Hammer en el campo de la fantasía y el terror. Compraron los derechos de los personajes clásicos usados por Universal en los años 30-40 y tras el éxito de “The Curse of Frankenstein” (“La maldición de Frankesntein”, 1957), de Terence Fisher, decidieron especializarse en el género. Muchos fueron los méritos de Hammer, uno de los  más grandes fue el nacimiento del cine moderno de terror. En otra ocasión podríamos extendernos sobre el fenómeno Hammer, parejo a la Ealing de Michael Balcón: dos modestas productoras británicas consiguieron obras maestras, sea del terrofantástico (Hammer) o comedia (Ealing).
“El perro de Baskerville”, de Terence Fisher, no solamente es la mejor adaptación de las varias sobre esta novela sino también la mejor cinta sobre nuestro personaje pese a la tibieza de su aceptación en taquilla. Peter Cushing y Christopher Lee, dos actores lanzados a la fama por Hammer encabezaban el elenco. Su elección fue acertadísima. Sin ningún gesto de más, sin sobreactuación, Peter Cushing encarnó a Sherlock Holmes (3) con la misma dignidad y presteza que Basil Rathone, con su misma energía, ímpetu, esfuerzo y brío;  Christopher Lee da vida a sir Henry de Baskerville, descendiente del malvado sir Hugo y Andre Morell interpretaba a uno de los mejores Watson cinematográficos.
 Hammer no volvió a tocar el tema pero Fisher si: “Sherlock Holmes und das Halsband des Todes (“El collar de la muerte”, 1962), coproducción alemana (principal), francesa e Italiana, codirigida por Terence Fisher y Frank Winterstein, guión de Curt Siodmak sobre los personajes de Conan Doyle, con Christopher Lee ahora como Holmes, Thorley Walters como Dr. Watson y Hans Sönker como Dr. Moriarthy. La fotografía es en blanco-negro y aunque la producción de Artur Brauner configure la cinta con dimensión de policiaco rutinario al uso de la época, Fisher nos da una puesta en escena --- sin ser de las destacables --- con varios puntos de interés. Thorley Walters volverá a ser Watson en algún telefilm de los 80 y en alguna parodia bastante olvidable (“El hermano más listo de Sherlock Holmes”) mientras Christopher Lee interpretará a Mycroft Holmes, hermano del detective, en “The Private Life of Sherlock Holmes” (“La vida privada de Sherlock Holmes”), dirigida y producida por Billy Wilder para United Artists (1970), con Robert Stephens como Sherlock Holmes y Colin Blakely como Dr. John H. Watson quien demostró poder hacer una estupenda comedia (hasta el momento fue la película más cara sobre el personaje, memorables los deslumbrantes decorados, la perfecta ambientación e interpretación) sin caer en la burda desmitificación, tosca y chabacana.
A Study in Terror” (“Estudio de terror”), de James Hill (1965) fue el segundo film del personaje en color, producción británica. Excelente recreación del Londres victoriano junto con sus grandezas y miserias. Por primera vez (no será la última) se enfrentan (intelectual y, al final, físicamente) el personaje ficticio de Sherlock Holmes y el real de Jack el Destripador. John Neville (Holmes) y Donald Houston (Watson) eran los protagonistas. “They Might Be Giants” (“El detective y la doctora”), Antonhy Harvey (Universal, 1971) donde George C. Scott interpreta a Justin Playfair, un enfermo que se cree Sherlock Holmes. Fracaso en taquilla aunque la película se deja ver. “The Seventh- Per- Cent- Solution” (“Elemental, Dr. Freud”), de Herbert Ross (Universal, 1976), con Nicol Williamson y Robert Duvall como Holmes y Watson, respectivamente, es otro famoso encuentro entre un personaje ficticio y otro real, apareciendo además Alan Arkin (Dr. Freud) y Laurence Olivier (profesor Moriarty). Nos encontramos, quizás, con el Holmes más romántico y literalmente humano (derrama lágrimas). Cristopher Plumer (Holmes) y James Mason (Watson) protagonizaron el film “Murder by Decree” (“Asesinato por decreto”, 1978), segundo encuentro Sherlock Holmes- Jack el destripador. Tiene su gracia pero prefiero el film de James Hill. Alguna parodia más (“Sin pistas”), series televisivas, una divertida aventura de Holmes en su infancia (“El secreto de la pirámide”) y un desvirtuado “Sherlock Holmes” (Guy Ritchie), quizás confundido con James Bond…………

                                                                                Narcís Ribot i Trafí
1)- La popularidad de Sherlock Holmes y su entorno es tan grande que se ha intentado reproducir objetos de los relatos. La reputada firma de pipas Peterson dio un modelo por cada historia, totalmente inventadas ya que no se describe el tipo. Pipas de excelente calidad pero un poco grandes a juicio de quien suscribe estas líneas, también fumador de pipa.
2)- Continuamos con la popularidad. BAKER STREET, 221-B no existía en tiempos de Arthur Conan Doyle (la numeración terminaba en el 85). Al numerarse de nuevo, en 1930, la calle se alargó. Dicho número (un edificio de Art Decó) se asignó a Abbey Road Building (más tarde Abbey National). Ante el volumen de cartas recibidas --- hay gente que cree el personaje de Holmes como real --- se formó un “Secretariado para Sherlock Holmes” para organizar toda la correspondencia, hay un museo “Sherlock Holmes” con el nº 221-B y en 1999 Abbey patrocinó  la creación y colocación de una estatua de casi tres metros de Sherlock Holmes en la entrada de la estación de Baker Street.
3)- Peter Cushing interpretó de nuevo a Sherlock Holmes en una serie televisiva británica (1968) muy bien ambientada (en dos episodios “El perro de los Baskerville”) y en un telefilm, “The Masks of Death” (“Sherlock Holmes y la máscara de la muerte”) dirigido por Roy Ward Baker (1984).



jueves, 20 de febrero de 2020

LINCOLN… JOVEN

“EL JOVEN LINCOLN”, (JOHN FORD, 1939)
 -ESCRITO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN DIARIO DE CINE”  YFORUM UNIVERSITAS (2014)-
“Lograr la abolición de la esclavitud. Eso era algo que solo podía conseguir alguien cuya humanidad fuera tan ancha como el mismo mundo”. (Leon Tolstoi, escritor)
REDUCCIÓN I: LA HISTORIA-
             Hay ocasiones en que el cine pone de moda un personaje ya sea por haber sido tratado por algún realizador reconocido o bien por una serie de circunstancias como pueden ser la publicidad, la acertada política de un buen lanzamiento, una cierta suerte en el estreno y en los primeros días… Luego aparecen estudios sobre la película, artículos en revistas de historia (1), del personaje en cuestión, la historia de su tiempo, lo aportado, (en positivo o negativo) en la sociedad de su tiempo y en la futura,  etc. Un ejemplo de ello es “Alexander” (“Alejandro Magno”, 2004), de Oliver Stone, de donde surgieron desde los ya consabidos juegos de rol hasta los muñecos con ricitos rubios imitando el presunto aspecto físico del conquistador macedónico. Ahora le ha tocado al presidente número 16 de los Estados Unidos y primero por el partido Republicano, el más emblemático junto con George Washington, el nº 1: Abraham Lincoln. El fenómeno tiene consecuencias interesantes: personas que nada saben o han pasado olímpicamente de la historia ahora leen para saber más --- aunque sea un poquito --- sobre la figura en cuestión y su entorno. En este caso ha sido gracias a la película de Steven Spielberg, “Lincoln” (“Lincoln”, 2012).
A raíz de los anuncios de su estreno también yo leí más sobre este honesto y gran hombre, abogado y presidente de un país que nacía, más de lo mostrado/exigido en nivel corriente en la asignatura de historia. Mi intención era visionar el film spielbergiano pero las obligaciones son primero y ya lo han retirado de mi entorno. Solución: verlo en otro sitio cuando haya oportunidad o bien esperar la aparición en DVD. Pude acceder a una copia del mismo soporte, aunque no perfecta, en ingles que me aclara algunos puntos pero queda pendiente el visionado en estado natural: el cine, únicamente así se puede apreciar en su totalidad (el presente escrito se publicó , repito, en 2014, después conseguí los títulos de Ford y Spielberg en Blu-Ray). También he visto y revisado otras cintas más antiguas y ello ha supuesto un hallazgo extraordinario en el caso de “Young Mr. Lincoln” (“El joven Lincoln”) un film de John Ford de 1939, mismo año que triunfó con “Stagecoach” (“La diligencia”) la cual sirvió para dar cartas de nobleza al western como género. “El joven Lincoln” es una película poco citada y recordada --- ahora, tras el estreno de la actual, ya lo es más --- incluso por los eminentes fordianos. En verdad no se le han dedicado muchos estudios y los analistas con método de escoger un abanico de cintas para dirimir personalidad y estilo del director no la sacan con frecuencia. Posiblemente haya otros ejemplos considerados mejores (y lo sean) pero en muchos casos es muy difícil decir cuál es la más o menos buena en un realizador con: 1) varias obras maestras en su haber y 2) un montón de grandes films (Ford también tiene películas inferiores, algunas de encargo pero entre estas encomendadas “para poder comer y pagar facturas” también las hay tanto del punto 1 como del 2). En mi caso la vi hace tiempo, años ha, cuando mi interés por el cine era tan solo de entretenimiento (en la infancia) y sí, me gustó, pero ahora, revisada, la tengo en gran estima.
Recordando en forma resumida su historia vemos que Abraham (Abe para los amigos) nació en una granja cerca de la ciudad de Hodgenville en el Estado de Kentucky un 9 de febrero de 1809 en el seno de una familia muy humilde. Sus padres, Thomas Lincoln y Nancy Hanks, habían nacido en Virginia y como muchos otros se trasladaron al oeste. Antes de la mitad del siglo XVII el antepasado Samuel Lincoln --- la familia procedía de Inglaterra --- emigró a América para establecerse definitivamente en Hingham (Massachusetts). Thomas era agricultor con mucha habilidad por la carpintería (ello les salvó de la miseria total). Fue el segundo de los tres hijos, el hermano menor murió joven de una dolencia desconocida, traslado de la familia a Indiana en diciembre de 1816 el mismo mes que el territorio se convertía en estado. Su madre Nancy murió a los 34 años (1818) de una epidemia y un año después Thomas contraía matrimonio en segundas nupcias con la viuda Sara Bush Johston quien fue a vivir a la casa de los Lincoln con sus tres hijos de su anterior matrimonio. Sara se comportó con Abe y su hermana como si fueran hijos suyos (en la película de Ford y en alguna otra se refleja la estima profesada cuando Abraham se despide para ir a la ciudad y ella le manifiesta lo orgullosa que está de él y su deseo de haber sido hijo suyo). Marchó a Nueva Orleans, sirvió en el ejército y trabajó en la construcción del ferrocarril. Mientras se iba formando culturalmente; de niño solo había podido ir un año a la escuela y luego leyó con avidez los libros que caían en sus manos en el poco tiempo libre del cual disponía ya que tuvo que trabajar como leñador al lado de su padre y peón en los campos. Fue un autodidacta que se convirtió en abogado entre los campesinos que apenas podían pagarle pero le sirvió para pulirse en su oficio y ejercitar su potente oratoria. Es ahora cuando encuentra al amor de su vida en una joven hija de un tabernero: Ann Rutledge quien falleció en 1835 y sumió a Lincoln en una profunda depresión (algunos biógrafos apuntan que ello era la consecuencia de los cambios de ánimo en el futuro presidente; del buen humor y chistes, incluso sobre él mismo, pasaba a la depresión más profunda). Al igual que su padre fue siempre un profundo antiesclavista en un grupo dentro de la Iglesia Bautista el cual había escindido y promulgaba abiertamente la abolición de la esclavitud (los Lincoln anteriores eran cuáqueros). Abraham siempre fue cristiano pero sin pertenecer a ninguna iglesia en concreto (si sentía mucha simpatía por los cuáqueros). Al ser presidente comentó la vergüenza sentida en un país naciente donde existía algo tan reprobable como la esclavitud, antihumano y anticristiano; habló muchas veces de Dios y de la acción redentora de Jesucristo sobre la humanidad entera como su Hijo.
Casó luego con Mary Todd, procedente de una familia bastante influyente pero él siguió siendo el mismo Abe de siempre. Tuvo cuatro hijos varones: uno murió de pequeño, otro al entrar Abe en la Casa Blanca, otro, el más joven, a los seis años de ser asesinado su padre y el mayor, Robert Todd Lincoln, vivió más años  y le dio descendencia. Subió peldaños en la sociedad y llegó a ser presidente. Intuyó la guerra como mal inevitable. Amaba la Unión y deseaba erradicar la esclavitud; de entre sus actuaciones destaca la “Proclamación de la Emancipación” y su discurso después de la batalla de Gettysburg (1863), ambos acontecimientos en plena Guerra Civil Americana. Las tensiones entre los estados del norte y del sur (esclavitud aparte) eran evidentes y en febrero de 1861, antes que Lincoln tomara posesión del cargo de presidente, estallaba la terrible contienda civil que duraría hasta 1865. Siete estados declararon la Secesión de la Unión: Mississippi, Carolina del Sur, Florida, Alabama, Luisiana, Georgia y Texas, formando los Estadios Confederados. Dos meses más tarde se añadían cuatro estados más a la Confederación: Carolina del Norte, Arkansas, Virginia y Tenesse. Primero la Confederación consiguió alguna ventaja pero Lincoln eligió bien a sus generales, p. e. Ulysses S. Grant (también futuro presidente) y al final la Unión, mejor organizada, se impuso. Lincoln habló de reconciliación, de hermandad, de olvido de la guerra y también que no habría ninguna represión. Pero Lincoln fue asesinado, 15-abril-1865, en el palco del Ford’s Theatre de Washington de un disparo por la espalda (murió a la madrugada siguiente) mientras contemplaba una obra cómica (pistola Derringer, de un solo disparo). El actor John Wilkes Booth, fanatizado seguidor de la Confederación, fue el asesino (gritó “El Sur está vengado” y “Sic semper tyrannis”= “Así siempre a los tiranos”) aunque se trataba de una trama de varias personas. Booth fue descubierto y pereció en intercambio de disparos con los soldados once días después de la muerte de Lincoln, otros miembros de la conspiración fueron condenados a la horca y los dos últimos a cadena perpetua.
REDUCCIÓN II: EN EL CINE-
Abraham Lincoln posiblemente sea el personaje real de los Estados Unidos más veces presente en el celuloide desde 1911 con “His First Commission”, donde Charles Bravin interpretaba a Lincoln, rol que asumió después Francis Ford (hermano de John Ford, el cual tuvo la felicísima idea de introducirle en el cine) y Ralph Ince en seis ocasiones. En la mítica  “The Birth of a Nation” (“El nacimiento de una nación”, 1914) el pionero D. W. Griffith, maestro de futuros maestros, consiguió una película llena de innovaciones y alardes técnicos, con gran peso específico en la historia del cine y logró, además, que el cine fuera reconocido como arte (el 7º). En contraposición, Griffith --- educado en la ideología del Sur --- hizo apología del siniestro Ku- Klux- Klan, sociedad racista surgida al finalizar la Guerra de Secesión, suprimida en la presidencia de Ulysses S. Grant pero vuelta a renacer posteriormente --- extendió en su film una propaganda segregacionista totalmente denigrante. Lincoln fue encarnado por Joseph Henabery y su asesino Wilkes Booth estaba interpretado por el futuro gran realizador Raoul Walsh. Después de finalizar el periodo mudo (donde hay algunas películas más, muy poco o nada conocidas) el mismo Griffith realizó “Abraham Lincoln” (“Abraham Lincoln”, 1930), una de sus dos únicas películas sonoras y, en contra de lo dicho por algún crítico, demostró ser un gran director dentro del sonoro. Aquí es más ecuánime ideológicamente y señala favorablemente al presidente Lincoln quizás por la promesa de no reprimir al adversario vencido  y hablar de reconciliación y hermandad (promesa no cumplida por la muerte de Lincoln). Walter Huston era Lincoln en una gran interpretación  mientras Ian Keith  representaba a John Wilkes Booth. Griffith nos muestra a fogonazos los distintos capítulos de la vida de un hombre del campo el cual llegó a presidente a pesar de sus escasísimos estudios --- valoración de su tenaz energía autodidacta y su entusiasmo para aprender --- y costumbres campesinas chocantes con los políticos estadounidenses acomodados en la sociedad, así como la forzosa combinación (propia de los primeros tiempos del sonoro) entre los decorados y escenarios naturales. No tuvo éxito comercial (tiempos de depresión) y Griffith falleció arruinado años después. También resulta muy positivo “Abe Lincoln in Illinois(“Lincoln en Illinois”) del siempre interesante John Cromwley (para R. K. O., 1940), notable biopic donde Raymond Massey interpreta al futuro presidente (inolvidable inicio donde su padre contempla la lluvia a través de la ventana y Abe lee poesía de Shakespeare, luego se despide de su madrastra a quien llama “madre” y se abrazan efusivamente, la pelea forzado a mantener con un pedante a quien vence y se hacen amigos, la manada de cerdos saltando al río, su entrada en la política, su enfrentamiento electoral con Douglas, etc.) mientras el sólido guión es del “pulitzer” Robert E. Sherwood sobre su propia novela (adaptación de Grover Jones).
De las cerca de 250 cintas sobre Lincoln (sumando cine y TV), la de Griffith, la de Cromwley y la de Ford son las mejores. Actualmente el “Lincoln” de Spielberg devuelve el interés sobre el personaje sin olvidarnos de “Conspiration” (“La conspiración”, 2011), de Robert Redford aunque no tuviera éxito de público ni de crítica en general.
REDUCCIÓN III: LINCOLN, JOHN FORD Y “EL JOVEN LINCOLN”
John  Ford admiró siempre a Abraham Lincoln en todos los sentidos. Es lógico que lo trasladase al cine. Charles Edward Bull lo interpretó en la muda “The Iron Horse” (“El caballo de hierro”, 1924), sobre la construcción del ferrocarril cuya idea fue siempre apoyada y respaldada por Lincoln aunque él prefería, siempre que fuera posible, el transporte fluvial. En el fragmento de la  “Civil War(“La Guerra Civil”)  de “How the West was Won(“La conquista del Oeste”, 1962) dirigido por Ford --- el film era un “kolossal” de 122 minutos  con tres realizadores; los otros dos fueron Henry Hathaway y George Marshall (2) --- Raymond Massey volvía a su papel de presidente Lincoln. Curiosa y sorprendente es otra espléndida película de Ford, realizada tres años antes de su “El joven Lincoln”: “The Prisoner of Shark Island” (1936) --- literalmente “Prisionero de la Isla del Tiburón” --- titulada en España “Prisionero del odio” (para 20th Fox), donde Warner Baxter da vida al Dr. Samuel A. Mudd, el galeno que curó provisionalmente la pierna de John Wilkes Booth (Francis McDonald), el asesino de Lincoln (sin saber que lo era) pero simpatizaba con la Confederación, fue acusado, implicado y condenado injustamente a cadena perpetua en la isla del título pero finalmente logrará curar a los supervivientes de la fiebre amarilla, tanto prisioneros como guardianes, y será rehabilitado, pudiendo regresar a su casa. Aquí Ford señala las injusticias cometidas sobre un hombre inocente a quien no quieren escuchar (en la realidad se condenaron tanto inocentes como culpables). Cuando el médico de la prisión traba amistad con él y se entera después quien es le da la espalda y Mudd le dice: “Supongo será inútil jurarle por lo más sagrado de nuestra profesión que yo nada tuve que ver en la muerte del señor Lincoln” y el otro contesta: “Totalmente inútil”. Abraham Lincoln estaba interpretado por Frank McGlynn. Humanismo al máximo, propio de Ford, y así lo vemos en su filmografía desde dos puntos de vista teóricamente antitéticos: el presidente asesinado  y el médico que cura al asesino sin saber lo sucedido aunque comparta ideología con él.
En diciembre de 1938 termina el rodaje de “La diligencia” para United Artists y dos meses después empieza a filmar “The Young Lincoln” (“El joven Lincoln”) para 20th Fox con Henry Fonda (dubitativo en un principio ante la grandiosidad del personaje a representar pero Ford y el estudio ya habían pensado en él) con nariz postiza. En verdad tiene mérito Daniel Day- Lewis al interpretar al presidente en el “Lincoln” de Spielberg --- recibió un Oscar y otro por el diseño de la película; quizás debía haber recaudado más estatuillas pero viendo la “política” de Hollywood, guiada muchas veces por la fuerza de “lo políticamente correcto” lo dejamos así ya que tampoco nadie puede hacer nada --- pues tanto Walter Huston como Raymond Massey, en su doble interpretación, o Henry Fonda dejaron el listón muy alto.
El joven Lincoln” no es un biopic al uso, solo una parcela de su vida. Su juventud, cuando despiertan en él sus ideas y su triunfo como abogado defendiendo a unos pobres campesinos, como él, que no pueden ni pagar sus honorarios. Así, de esta forma, Ford retrata perfectamente al personaje que encarna perfectamente los ideales americanos del hombre que desde unos orígenes muy humildes se forja a sí mismo y llega a la cima aunque esto le cueste la vida. Si “Lincoln en Illinois” se cierra con la elección presidencial,   “El joven Lincoln” lo hace --- mucho antes en su vida --- subiendo a una colina mientras contempla y asume una tempestad, empapándole con el agua de la lluvia, símbolo de lo que le deparará la vida (luces y sombras) pero al ganar el caso de los hermanos campesinos inocentes le hace fuerte para asumir su responsabilidad y seguir adelante.
El guión lo escribió Lamar Trotti, notable productor y guionista, quien había dado ya el material escrito a Ford de “El juez Priest” (1934) y “Barco a la deriva” (1935) y seguirá haciendo con “Corazones indomables” (1940), además de dos espléndidos westerns de William A. Wellman, “Incidente en Ox- Bow” (1943) y “Cielo amarillo” (1948), “El hombre atrapado” (1941), de Fritz Lang y “El capitán de Castilla” (1947), de Henry King, entre otros. La historia es sencilla y aquí radica una parte de la positividad en manos de Ford (en las de otro podría haber derivado hacia lo soporífero y el aburrimiento o, simplemente, una mala película), quien logra un gran film. Quizás Trotti lo sabía ya que tiene otros trabajos, los citados p. e., más complejos. Se basa en un caso real que asumió Lincoln ya más entrado en años que en la película pero da absolutamente igual.
Como en toda obra fordiana la fotografía está cuidada al máximo, en esta ocasión es de Bert Glennon, factor que fundirá sin fisuras con los personajes, el decorado y el ambiente musical (el paisaje bucólico donde conversan Abe y Ann, el mismo paisaje nevado y la tormenta final me parecen de un “cromatismo en blanco/negro” espléndido, pocas veces conseguido). También es destacable el uso del contrapicado (señalado por Ricardo Pérez) para mostrar en mismo encuadre los techos de las cabañas/habitaciones al igual que hiciera en “La diligencia”. Un admirador de Ford, Orson Wells, lo hará pero sin tanta mesura (Ford los usaba en función de la historia, otros lo realizarán para demostrar su habilidad técnica que nadie les discute). 
Muy acertada la partitura musical de Alfred Newman, repetida en la grandiosa “El hombre que mató a Liberty Valance”. Los genéricos del film se abren con la conocida música del “¡Gloria, Gloria, Aleluya!” (curioso comprobar el caso de “Lincoln en Illinois”: comienza con una macedonia de melodías, una de ellas es “¡Gloria, Gloria, Aleluya!”). Recordemos el inicio de la magistral “Las uvas de la ira”: “La Vall del Riu Vermell” (adaptación del espiritual negro “Red River Valley”) que a veces cantamos, especialmente en los responsos o en las misas exequiales.
Ford homenajeará a Lincoln, una vez más, colocando el apellido de su prometida fallecida (Rutledge) al sargento de color Braxton Rutledge (“El sargento negro”, 1960) y también destacar la oposición del abogado al intento de linchamiento por parte del público de sus defendidos (desafiando físicamente a quien sea, “El joven Lincoln” o exigiendo al juez que imponga orden en la sala o disperse a la turba, “El sargento negro”). En ambos casos será el abogado quien descubra al auténtico asesino.
El núcleo de la historia se centra en la defensa de dos nobles campesinos acusados de dar muerte en una riña a un desagradable pendenciero que siempre los provoca. Según un testigo,  presunto amigo del difunto, uno de los dos hermanos le clavó un cuchillo y le causó la muerte. Él no estaba muy cerca pero lo vio gracias a la luz de la luna y el tema se centrará a partir de ahora en la angustia de la madre a la que, incluso, el jurado le pide cual de sus hijos mató al tipo en cuestión y así podrá salvar al menos a uno (juicio con reminiscencias algo salomónicas). El fiscal John Felder (Donald Meek) es un tipo cómico --- incluso hace dormir al juez Herbert A. Bell (Spencer Charters) --- pero empapado de leyes. Lincoln llega algunas veces a ridiculizarle (recordemos que también se burla de sí mismo) para poder realizar su tarea de abogado con sus dos defendidos. Lincoln con toda lógica resuelve finalmente el caso al colocar delante del jurado y del testigo “El almanaque del granjero” y demostrar que el día del asesinato la luna estaba en su primer cuarto y no había luz y al igual que “El sargento negro” el asesino estaba entre el público y era un testigo mentiroso pero al final confiesa….cogió el cuchillo de los campesinos del suelo y apuñaló a su presunto amigo inconsciente…
Una vertebración de puro lírico atraviesa la obra, sin prácticamente desfallecer plano a plano y una de las escenas más poéticas, melancólicas y líricas es aquella que habla con Ann en el bosque que muchos citan (3): después de marcharse Ann, Lincoln queda solo y arroja una piedra al río; el movimiento concéntrico del agua es encuadrado por Ford y encadena con el río, ahora helado, Abe camina para llegar a una lápida --- aún no ha pasado el invierno, Ann ha muerto, es su tumba ---, nuestro hombre coge unas flores y la cámara enfoca el nombre de Ann en la lápida, ahora Abe parece hablar con el espíritu de Ann; con unos segundos de sabiduría cinematográfica Ford nos ha señalado el transcurrir del tiempo y los sucesos (muerte de Ann). El cine de Ford posee en gran número estos momentos memorables. Otra escena es aquella donde Abe, montado en un asno y con su atuendo iconográfico (vestiduras oscuras, camisa blanca, lazo negro, sombrero de copa) atraviesa su localidad y llega al lugar de los campesinos, habla con ellos, donde hay un carro con un mulo, las personas continúan hablando y caminando hasta convertirse en frontal pero sin cambiar de plano quedando la cabeza del mulo alineada con las personas que continúan hablando. Y podríamos citar muchos más….
                                                                                    Narcís Ribot i Trafí      

1)- Una biografía recomendable es la de César Vidal, “LINCOLN”, (Editorial Planeta, 2002 en su 1ª edición).
-La revista “Clio- Historia” en su número 136 nos ofrece una excelente síntesis histórica.
-Es interesante la biografía novelizada de Gore Vidal: “LINCOLN” (EDHASA, 1985 en su 1ª edición). Se trata de una novela histórica donde se desgrana la biografía.
2)- “HOW THE WEST A WON(“La conquista del Oeste”, 1962) fue realizada por tres directores. John Ford filmó de “The Civil War” (“La Guerra Civil”), George Marshall cuidó de las espectaculares escenas de “The Railroad” (“El Ferrocarril”) y Henry Hathaway se encargó de “The Plains” (“Las llanuras”).
3)- Quizás quien mejor lo explica y con más detalles sea Quim Casas, un gran fordiano, gran admirador de estas y otras escenas que sabía transmitir John Ford. Su libro “John Ford, el arte y la leyenda” está entre lo mejorcito grabado en letra impresa, creo haberlo ya recomendado pero repito: “JOHN FORD, EL ARTE Y LA LEYENDA”


lunes, 17 de febrero de 2020

TIMÓN EN LAS LETRAS


Aquel que le gusta que le adulen se merece al adulador” (“Timón de Atenas, de W. Shakespeare, Acto I, Escena I)

Quien menosprecia mi honor, no ha de conocer mi moneda” (Idem, Acto III, Escena III)

                                          El personaje real de Timón vivió en la Atenas clásica (contemporáneo de Alcíbiades) del siglo V a. C. Historias y leyendas hicieron a este hombre no solamente un ejemplo de insociabilidad y retraimiento sino de la misantropía personificada (casi siempre se mantuvo alejado de sus semejantes, especialmente de sus compatriotas).
El grueso informativo sobre su historia es de Plutarco en la colección doble biográfica titulada “Vidas paralelas” en donde se compara un griego y un romano con alguna o muchas características comunes en situaciones, problemas, profesión, o sea vivencias en general (“Alejandro Magno- Julio César”,  “Pericles- Fabio Máximo”, “Alcíbiades- Coriolano”, etc.). En su biografía sobre Marco- Antonio, después de perder la batalla de Accio frente a su ex cuñado y rival Octavio/Octaviano (futuro emperador Augusto), nos cuenta Plutarco como se hizo construir una casa aislada en Faros (costa egipcia) para llevar allí una vida apartada de todos a semejanza de un segundo  y resentido  Timón. En otra biografía de Plutarco, sobre Alcíbiades, vemos a Timón aliarse con Alcíbiades a quien manifiesta gran estima (quizás la única persona a quien mostró afecto). Le preguntaron el porqué y contestó que podía ocasionar una gran desgracia para Atenas.
Luciano relata en un diálogo como Timón, pobre y arruínado después de haber sido rico, implora a los dioses que actúen con dureza contra la humanidad. Esta obra de Luciano, posiblemente originaria en una perdida comedia de Antífanes (salvo algunos fragmentos) del siglo IV, es la base de varias obras teatrales posteriores.
El autor de comedias Aristófanes se burla de Timón en “Lisístrata” (411 a. C.) y en “Los pájaros” (414) mientras Estrabón habla de nuestro hombre en el “Timonium” de Marco Antonio. Marco Tulio Cicerón habla de la misantropía de Timón en “Tusculanae Disputationes” enfocándola como una enfermedad del alma proveniente de una aspiración frustrada.
Ya en el Renacimiento la primera obra teatral apoyada en el texto de Luciano es la de Matteo María Boiardo (1487) por encargo de Ercole di Ferrara seguida de la escrita por Galeotto del Carretto (1497) para Isabella d'Este y la del historiador, erudito, humanista y escritor español Pedro Mejía --- Pero/Pedro Mexia para grafías antiguas ---  quien publicará un libro titulado “Silva de varia lección” (1540) en donde se incluye un capítulo con mixtura de anécdotas y situaciones burlescas (“Timón ateniense”). Entrando en el barroco también William Shakespeare, en líneas generales, sigue el texto de Luciano y las anécdotas salteadas de las dos biografías de Plutarco: “Timón de Atenas” o “La vida de Timón de Atenas” --- “Timon of Athens” o “The Life of Timon of Athens”, en el original inglés (1606 o 1607) --- mostrándonos primero a un Timón generoso y noble el cual es constantemente adulado y finalmente estafado. Después de su ruína económica se retira a una cueva para convertirse en un misántropo y continuar siendo halagado y lisonjeado después de haber encontrado un tesoro hasta que, cansado, expulsa con agresivida a los aduladores. Por similar camino, con mismas fuentes, circula Mexia en su ya citado libro.
Este sorprendente “Silva de varia lección”, de Mexia, servirá de base para un relato de William Painter titulado “Palace of Pleasure” (1566).
En una ópera de Henry Purcell, con adaptación de Thomas Shadwell, sigue a Shakespeare añadiendo un entreacto (1694) mientras Peter Meulewels acude también a Luciano para una tragedia en holandés: “Timon mosanthropos” (1636) y en una obra de Emile Fabre (1899) --- relato ideado y elaborado por él --- sobre los contratiempos y adversidades de Timón.
Nuestro hombre ya convertido universal y típicamente en la personificación de la misantropía lo cual hace que algunas obras literarias referentes a la misantropos llevensu nombre aunque él no aparezca (como en cine fantástico hay películas de vampiros que llevan el nombre de “Drácula” sin que el conde transilvano aparezca en la cinta) como en la comedia de Graf von Soden ” Der Neue Timon” (1789), el poema épico de Edward Bulwer- Lytton (“The New Timon”, 1846) y el drama de F. Dümmler (“Timon von Athen”, 1917).
Ferdinand Bruckner (pseudónimo de Theodor Tagger, escritor y director de teatro), por su parte, se apoya en Shakespeare en su drama de 1932, inspirando una pintura de Nathaniel Dance, una de las escasas aportaciones del arte figurativo a nuestro personaje...

                                                                                                         Narcís Ribot i Trafí