viernes, 26 de diciembre de 2014

EL JABATO, EL PEPLUM EN LA HISTORIETA


El 20 de octubre de 1958  aparecía el primer número de un nuevo cómic: ”El Jabato”. Fue gracias al éxito y popularidad total de “El Capitán Trueno”, nacido dos años antes (1956), lo que movió a Editorial Bruguera a presentar un nuevo héroe. De nuevo la potente imaginación de Víctor Mora Pujadas (Barcelona, 1931) creaba aquellos personajes y aquellas aventuras que tanto significaron para los niños y jóvenes  (y no tan niños, y no tan jóvenes) de la época mientras Francisco Darnís (1910-1966)  fue el elegido para ilustrar las viñetas gracias al acierto de sus dibujos para la novela “Quo Vadis?” editada por Bruguera (publicaba novelas clásicas, colección “Historias”, pensadas para un público infantil y juvenil con ilustraciones cada cuatro páginas, “Quo Vadis?” fue la nº 7). En verdad con las acertadísimas elecciones de Ambrós para “El “Capitán Trueno” como de Darnís para “”El Jabato”, además del grupo dedicado a “la risa” (Escobar, Ibáñez, etc.) para “Pulgarcito”, “Tiovivo”, “D. D. T.”, Editorial Bruguera tenía un magnífico plantel de dibujantes. Al igual que con Ambrós, Darnís fue substituido, ya avanzada la publicación, por otros dibujantes (Jaime Juez, Víctor Arriazu, Luis Ramos, Carregal y Osete) al quedar desbordado de trabajo. Víctor Mora no firmó nunca con su auténtico nombre y solo a partir del nº 92 (“Misteriosa desaparición”) usó el pseudónimo de R. Martín. Al igual que la colección de “Trueno”, “El Jabato” conoció muchas reediciones (después del blanco/negro, el color), Jabato Extra, álbumes, etc. Según datos (1) el 9/10/1957 Francisco Darnís entrega a la editorial el cuaderno nº 1 de la nueva colección titulada “El Jabato” para aparecer el 20/10/1958 como primer cuadernillo apaisado (24 cm x 17 cm) titulado “Esclavos de Roma”, editado por Bruguera y como regalo a los lectores de “El Capitán Trueno” nº 107 (“La lucha en el puente”), ya con periodicidad semanal (la colección original de los cuadernillos finalizará el 31/1/1966, poco después fallecía su extraordinario dibujante Francisco Darnís, 8/marzo/1966); el 2/3/1959 se lanza la revista humorística semanal “Ven y Ven” con doble página central en bicolor con aventuras de “El Jabato” (como el “Capitán Trueno” en las páginas de “Pulgarcito”), la experiencia durará hasta el 4/5/1959 --- “Ven y Ven” nº 10 --- cuando la revista se transforme en otro semanario, “Suplemento de Historietas de el DDT” reiniciándose la numeración y con seis números dedicados al “Jabato” (hasta 11/8/1960). En diciembre de 1959 se da a conocer el primer Almanaque de “El Jabato”, en junio/1960 aparece el primer Extra de Verano; la figura del héroe hace su presencia ahora en las páginas centrales de la revista “El Campeón” (2ª. Época) el 16/8/1960 en similar paralelismo con las anteriores apariciones de “Ven y Ven” y “Suplemento de Historietas de el DDT”. En pleno éxito de las aventuras del personaje aparecen los álbumes de 1961 y 1962 y sus Extras de Verano. Paralelamente se crean muñecos de goma (al igual que los personajes del “Capitán Trueno”): la juguetería Estereoplast entrega las figuras de Claudia y Fideo de Mileto (verano 1961) para añadir a las ya creadas de El Jabato y Taurus (18/7/1960). Siguiendo los exitosos pasos del “Capitán Trueno Extra”, Bruguera edita “El Jabato Extra” (7/mayo/1962) con normal aceptación pero un año más tarde se da por finalizada la serie al no obtener los resultados apetecidos por la editorial (abril/1963 con el nº 51) aunque esto no significara su desaparición puesto que las aventuras del “Jabato” se habían introducido una semana después (29/4/1963) en su revista hermana, “El Capitán Trueno Extra” (números 176 al 333 en seis páginas dedicadas al Jabato en breves episodios autoconclusivos hasta junio de 1966). En completo paralelismo con “Trueno” se crea en octubre de 1965 “El Jabato- Álbum Gigante (30 cm x 22 cm) y se inicia la reedición de los primeros cuadernos en episodios completos en cada número (portadas de Darnís y Martínez Osete), en muchas ocasiones con material censurado del original (la censura había cambiado); con el nº 381 se da por finalizada  la serie de cuadernillos del “Jabato” y a mediados de 1968 termina la serie del “Álbum Gigante”. En noviembre de 1969 y gracias, una vez más, al éxito de “Trueno- Color” se lanza “El Jabato- Color” con las magníficas portadas de Antonio Bernal (cada 4 aventuras forman un tomo y una o varias aventuras completas). Son 212 números publicados varias veces con varias reediciones cuando el material pasa a manos de Ediciones B (mayo 1987).
El Capitán Trueno” acontecía a finales del siglo XII (San Juan de Acre, 1191, III Cruzada), era un caballero español y cristiano mientras la acción de “El Jabato” sucede en los años 60, once siglos antes (2): es un campesino íbero capturado por los romanos y convertido en gladiador. Ya en esta primera aventura aparecerá un ficticio emperador llamado Sulla, unos números después hará su presencia Nerón y durante toda la colección se nombrará a los emperadores Galba (sucesor de Nerón en el trono de Roma) y Trajano. Uno de tantos anacronismos --- y no de Víctor Mora, buen conocedor de la historia --- puesto que nadie hubiera podido convivir los reinados de Nerón (gobernó del 54 al 68) – Trajano (fue emperador del 98 al 117) a menos que fuera un anciano y el Jabato siempre es (como el “Capitán”) un joven. Pero todo ello no desvirtúa la colección. Ya en el primer cuaderno la patricia Claudia (hija del senador Publio Cecilio) se enamora del prisionero íbero y este le corresponde. Ambos son cristianos (igual que el padre de la muchacha el cual aparecerá más adelante) al igual que el forzudo Taurus, leñador íbero e inseparable compañero de fatigas y aventuras. El protagonista (Capitán Trueno/Jabato), la novia (Sigrid/Claudia), el amigo robusto y con gran fuerza (Goliat/Taurus); el capitán tenía --- teóricamente como escudero o paje --- al muchacho Crispín (escenas de humor, básicamente entre Goliat- Crispín) mientras al Jabato le faltaba algo del contraste humorístico y por ello apareció en el nº 112 del cuadernillo (“Misterio en la ciudad muerta”) el personaje de Fideo de Mileto, escuálido personaje, poetastro compositor griego el cual con sus horrísonos toques de lira atormenta a quien le escucha (especialmente Taurus). El rostro de Fideo tomó los rasgos, aunque caricaturizándolos, del gran pintor Salvador Dalí. Más adelante se añadieron provisionalmente más personajes como el niño asiático Tai-Li (la primera vez que apareció se llamaba Tao-Li, después ya fue Tai-Li para siempre), su tigre “Bambú” y el mono “Bongo”, equivalentes al puma “Garritas” y al chimpancé “Ju-Ju”, ambos del “Capitán Trueno”.
El Jabato” empezó vestido solamente con un faldón (rojo con una franja morada en circular, generalmente), luego sustrajo una cota de mallas al capitán cartaginés Cartal para no abandonarla jamás, Taurus cubierto medio cuerpo con piel de animal, Claudia siempre elegante, con el vestido clásico de las patricias romanas y Fideo con toga y corona de laurel, el aspecto de un intelectual griego de la época bastante estrafalario.
Las virtudes del “Jabato” son las mismas del “Capitán Trueno”: valor, comprensión, nobleza, disponibilidad de ayuda a los necesitados y todo ello acrisolado a partir de un sólido cristianismo. El estado romano perseguirá al “Jabato” por ser un esclavo-gladiador fugitivo (primeros cuadernillos) y después por ser cristiano (persecución iniciada por Nerón). Posteriormente viajará al exterior de las fronteras del Imperio enfrentándose a tiranuelos y defendiendo a los oprimidos. Estará en Europa, Asia, África y Oceanía (no en el continente americano a diferencia del “Capitán”, la situación más cercana será en el mar de los Sargazos donde encontrará, entre restos de naufragios, una espada carismática). Al ir avanzando las aventuras la historia se volverá menos realista llegando a presentarse animales imaginarios en un pintoresco bestiario, igual o más que en la colección hermana. Así, con los consabidos dinosaurios (el tiranosaurio de “Sika Balaka” en África) y los que jamás han existido --- sin ánimo de exhaustividad --- como aquella especie de pulpo gigante residente en un aislado y misterioso pantano (“Gurkk”), el batracio gigante, una especie de rana carnívora con un solo ojo, habitante de un cañaveral (“Simbok”), ambos también en el continente africano o los dos seres monstruosos en tierras nórdicas: la serpiente Kaa, capaz de devorar una ballena y pocos números después el colosal cangrejo (“La bestia de la sima”) cuyo forzado habitáculo son los profundos subterráneos de un foso conectados con un fiordo en una de las aventuras más atractivas (“El pozo del olvido”) en donde el malvado de turno es substituido por una mujer tan bella como cruel. Recuerdo que al reproducirse la aventura años después en el “Álbum Gigante” --- ya dije que la censura había empeorado en lo absurdo y ridículo --- la malvada fémina, una reina de piratas vikingos, fue reemplazada por un malvado y enclenque anciano barbudo…
La aventura mejor representada quizás sea la del ataque a la ciudad de Zaal (“Pequeña Cartago”), prolongación ficticia de las Guerras Púnicas (en los dibujos, entintados de los claroscuros y en imaginación) pero también me gusta mucho aquella aventura, la siguiente, en donde aparece Nerón y su consejero Tigelino, el bárbaro invitado que --- a causa del mal humor por una pelea perdida con “El Jabato” decide atacar Roma), nuestro héroe y sus amigos se verán en medio de la lucha ya que el bárbaro se ha apoderado de más de la mitad de la ciudad, Nerón está terriblemente asustado (“La sombra de Nerón”, “La perfidia de Tigelino”, “¡Kimberlán!”) pero el contraataque del general romano Sulla (otra vez se repite este nombre) deja las cosas en su sitio y el emperador prohíbe hablar o escribir sobre este suceso y hace destruir todos los escritos. Nuestro héroe debe enfrentarse a un rinoceronte para salvar la vida a Claudia en un Coliseum en poder de Kimberlán quien reproduce y hace palidecer los juegos de Nerón (aún faltaba tiempo para construir este monumento, fue en el 80, época de los Flavios, a 12 años de la muerte de Nerón, cuando se inauguró; el lugar de los juegos y gladiadores en época neroniana era el “Circo Máximo”).
Podríamos decir que en muchas ocasiones la serie de “El Jabato” iguala  la de la edición hermana, la ventaja de esta última es que salió antes…
                                                                                                                    Narciso Ribot i Trafí
1)- El estudio de Diego Cara Barrionuevo “El Jabato”, “Más allá de la fantasía épica” (“Crónica de 50 años de El Jabato”), Colección Reflejos nº 4 – Tebeos Ediciones (2010)- Sencillamente indispensable, así como los tres tomos de Fernando Bernabón, “El Jabato”, Colección de la Historieta (2010).
2)- En un principio Víctor Mora no tenía claro ni el nombre de su héroe ni la cronología. Una primera idea era situarle en el años 73 antes de Cristo, después de Espartaco, un héroe cristiano antes de Cristo.


jueves, 23 de octubre de 2014

EL CAPITÁN TRUENO, UN CÓMIC EJEMPLAR


Dentro de una sociedad anquilosada en la cual muchas cosas debían hacerse a la fuerza con unas ideas fijas e impuestas “El Capitán Trueno” significó una corriente renovadora en los cómics españoles de la época (a partir de 1956 y prácticamente la totalidad de los 60) desligándose de la ideología oficial aunque, por supuesto, sin poder huir totalmente de ella cuyos máximos exponentes eran los “Roberto Alcázar y Pedrín” y “El Guerrero del Antifaz”, portadores en lenguaje de cómic de los acrisolados soportes configurantes del superhombre fascista español.
El Capitán Trueno” nace en junio de 1956 gracias a la imaginación del fecundo Víctor Mora Pujadas (Barcelona, 1931 y exilado con su familia al estallar la Guerra Civil), reconocido valor hoy, aunque quizá no del todo, y del nítido dibujante Miguel Ambrosio Zaragoza, más conocido como “Ambrós” (Albuixech, 1913- Ídem, 1992). Topando con imposiciones editoriales y políticas (p. e. La censura, a veces incomprensible, a veces ridícula) Mora consiguió sus objetivos en muchas ocasiones (“El cómic refleja mis deseos de una sociedad mejor, más humana, más igualitaria, más fraterna”, palabras del autor). Viendo el éxito de la serie “El Cachorro”, de Juan G. Iranzo, Editorial Bruguera decidió lanzar a un héroe medieval y encargó el trabajo a Víctor Mora quien había probado ya fortuna con los guiones para la última etapa del “Doctor Niebla” (1), cómic policíaco y misterioso con unas gotas de terror cuyas referencias a William Shakespeare, Juan Sibelius y las hermanas Andrews lo elevaban a un calidad inusitada --- dibujado por Francisco Hidalgo --- y a una popularidad pareja a la del “Inspector Dan” (2).
Gran aficionado a la novela y cine negro, además de los cómics norteamericanos, Víctor Mora llegó a ser redactor jefe del departamento para en un futuro enemistarse con Editorial Bruguera junto con otros dibujantes y asalariados, entre los cuales estaba “Ambrós”, y llegar hasta los tribunales lo cual en aquel momento frustró una película sobre el personaje (3). “El Capitán Trueno” estaba inspirado en “Prince Valiant” (“El príncipe Valiente”), de Harold Foster, aunque nada tomó de él para elaborar las aventuras de su personaje (si exceptuamos aquel episodio en el cual ambos héroes caen en un profundo pozo en donde habita un pulpo gigante y han de combatir con la bestia). Tan grande fue el éxito de “El Capitán Trueno” que ni Mora ni Ambrós dieron abasto para atender tanta demanda por lo cual aparecieron nuevos dibujantes y guionistas. Los más destacados ilustradores después de Ambrós fueron Ángel Pardo, Francisco Fuentes Man y Martínez Osete mientras Ricardo Acedo, colaborador de Mora, Jordi Bayona (“Trueno Extra”) y Cassarel ideó las aventuras editadas en “Pulgarcito” fueron los nuevos guionistas. Otra prueba del triunfo del personaje es su larga trayectoria editorial: aparece en 1956 bajo la forma apaisada (llamada también de “formato italiano”), primero quincenal y luego semanal a partir del nº 21, la portada se amplió al aparecer el nº 56 y en agosto de 1968 finalizaba la serie con el nº 618, reeditándose varias veces. Tan solo unos meses después de nacer, en el mismo 1956, y para su promoción, ocupó la mitad inferior de las dos páginas centrales del “Pulgarcito”, revista estrella de la editorial con distintas aventuras (números 1317 al 1336) y un año más tarde la doble página central (1387- 1600). Nuevas e inéditas aventuras al inaugurarse la revista “El Capitán Trueno Extra” en 1960 para finalizar también en 1968 con el nº 427. Su evolución comprende dos distintos tamaños en sentido vertical a diferencia de los originales y de 1962 a 1965 se editan libros de la colección “Héroes” con ilustraciones cada dos páginas a la par que aparecen muñecos de plástico de los héroes y varios personajes más (recuerdo que la figura del gigantesco Goliath se desenroscaba en dos parte por la cintura). En pleno apogeo se presenta el “Álbum Gigante” que reproducía las aventuras desde su inicio ( salieron 65 álbumes, el primero a partir de 1964 y en formato vertical). En 1969 se reeditaron las correrías de Trueno, ahora en color, de los originales y de los extras. Tras varias reediciones (además de álbumes mayores), en 1982 se intentaron nuevos guiones reuniendo a Mora y Ambrós pero la idea no cuajó: el público había cambiado y no para bien, creo. Finalmente en 1987 Ediciones B lanzó las mismas aventuras en color aprovechando el material de la fenecida Bruguera. Fue un acierto.
Otra confirmación del éxito y popularidad del “Capitán Trueno” es la aparición dos años después de otro héroe con el mismo esquema pero cambiando de época. “El Jabato” (1958- 1966), dibujado en un principio por Francisco Darnís. La historia del “Capitán Trueno” está ambientada en la Edad Media y tiene dos compañeros: el forzudo Goliath y el adolescente Crispín (más adelante sabremos como llegaron a conocerse iniciando su amistad) junto con su novia Sigrid, vikinga, reina de la isla de Thule mientras “El Jabato” sucede en los años 60 de nuestra era con el mundo conocido sojuzgado por las legiones del Imperio Romano (al poco de iniciarse la serie aparece el emperador Nerón y la persecución contra los cristianos), sus compañeros serán el forzudo Taurus (equivalente a Goliath) y el contrapunto cómico será dado por un hombre flaco de aspecto cómico (aparecido con ya bastantes números publicados), el poetastro Fideo de Mileto en vez del adolescente Crispín mientras su prometida será Claudia, una romana, hija de un senador, convertida (con su padre) al cristianismo ya profesado por el Jabato desde el principio. Repetición de personajes cambiando los nombres y la cronología: “El Cosaco Verde”, ambientado en su inicio en la Rusia del siglo XIX con dibujo de Fernando Costa y con vida más corta como colección (1960- 1963) y “El Corsario de Hierro” (1970- 1981), dibujado en principio por Ambrós el cual nos sitúa en el siglo XVII en donde un español víctima de una injusticia lucha contra los piratas ingleses (en mucha parte de la serie). Todos ellos se deben a la imaginación de Víctor Mora. Apareció otra serie de Editorial  Bruguera que, sin embargo, no era de Víctor Mora: “El Sargento Furia” (se editó por vez primera en 1962 y solo duró 36 episodios con el clásico formato apaisado como los otros a excepción de “El Corsario de Hierro”), creado por el guionista José Antonio Vidal Sales (con el seudónimo de Cassarel) e ilustrado por Juan Escandell, “El Sargento Furia” transcurría en España ante la invasión de las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia.
Las vestiduras del Capitán Trueno al ser pasado a color fueron pintadas de negro, rojo, granate, amarillo (en las portadas, siempre en color aunque el contenido fuera en blanco/negro, de los primeros números)  o azul  bajo la cota de mallas que le cubría brazos y piernas y su escudo de armas era una “senyera” (la bandera catalana) camuflada; a rayas pintadas diferentes cuando se editó en color para Goliath y verde, marrón o amarillo (o también en combinación), que nos hace pensar en un paje, para Crispín.
El Capitán Trueno parte de un hecho histórico, III Cruzada, año 1191, para introducirse en la ficción: desafía a su superior Ricardo Corazón de León a un combate amistoso (rompiendo las reglas de la caballería) sin poder acabar por la inminente batalla contra los sarracenos y en plena lucha le salva la vida iniciándose una gran amistad con el monarca Ricardo Plantagenet. Se presenta con sus dos compañeros: el forzudo Goliath y el adolescente Crispín en función de escudero. Los tres son españoles, embarcados en la cruzada contra los sarracenos para luego lanzarse en pos de aventuras, siempre a favor del débil y luchando contra los opresores (a menudo un malvado señor feudal) sin importarle el color, la nacionalidad, la religión o el estado social de quienes encuentran a su paso. El “Capitán” es un caballero que no está preso del odio contra los musulmanes ni oculta su rostro (a la inversa del “Caballero del Antifaz”), solo le interesa la aventura pura, sin ideologías políticas. Poco después conocerá (de forma no muy amigable) a su futura prometida --- todos los héroes creados por Víctor Mora la tenían, Claudia del “Jabato”, Sankara del “Cosaco Verde”, a excepción del “Corsario de Hierro” del cual podríamos decir tenía “una novia en cada puerto” ---, la bellísima reina Sigrid, presuntamente hija de Ragnar, un pirata vikingo (luego sabremos que no era su padre). La belleza rubia es la reina de la isla de Thule y romperá los moldes anteriores de “mujer-objeto”, “mujer-ser pasivo” para embarcarse y tomar parte activa en muchas de las aventuras de su prometido y sus dos compañeros los cuales viajarán a través de todo el mundo conocido y desconocido de la época. Aparte del rey británico conocerá a otros personajes históricos como Saladino, sultán de los sarracenos (en algunas aventuras lo presentan como alguien preso de un profundo odio contra Ricardo y los cristianos y en otras como a un hombre lleno de nobleza y comprensión que incluso ofrece muestra de gran respeto por Trueno) o a Gengis Khan con el cual se batirá en duelo. Dispondrá de un globo aerostático creado por el mago Morgano (construido y reconstruido varias veces) antes de que los hermanos Montgolfier hicieran su primera prueba en 1783 (un grandioso texto de apoyo justifica la invención de este globo) para más adelante encontrase con una tosca imprenta antes de su invención a mitad del siglo XV por parte de Gutemberg. Estará en China, Japón, el Polo Norte, en las estepas asiáticas, en el Tíbet, en las selvas africanas, en las junglas de la India, en América (norte, centro y sur) tres siglos antes de Colón… Sus aventuras rememoran gestas de caballería pero también se hace presente la fantasía (viajes a mundos perdidos u olvidados poblados de animales prehistóricos, todo ello en la más pura tradición de Arthur Conan Doyle, Edgar Rice Burroughs o Robert Louis Stevenson), hay algún aderezo en gotas de terror (castillos “góticos”, pasadizos misteriosos, trampas, sorpresas y sustos aunque al final hay una explicación racional) y la Ciencia- Ficción también está presente (aquel ejército de piezas metálicas, tamaño superior al del ser humano, de ajedrez, robots gigantescos, todo ello inventado por el mago Morgano pero le robaron el invento y se utiliza para el mal) o aquella mezcla de Ciencia- Ficción y terror de aquel monstruo gelatinoso residente en una isla desierta el  cual provenía de un meteoro del espacio exterior (al leerlo por primera vez en mi infancia me causó auténtico pánico).
El capitán Trueno es un caballero cristiano al completo, en teoría y práctica. “Que Dios perdone sus crímenes”, “Que Dios se apiade de su alma” dice en varias ocasiones cuando algún desalmado muere a causa de su propia maldad, “Que Dios nos ayude”, --- susurra --- ante alguna dificultad. La violencia en los combates también fue tema de censura, al igual que sus besos con Sigrid, especialmente en las despedidas o reencuentros. En los duelos, batallas o luchas intenta siempre dejar fuera de combate a su adversario golpeándole con el plano de la espada, evita herir, no tiene miedo a la muerte pues está en paz con Dios. Su ecumenismo es ejemplar: no le importa ayudar a blancos, negros, amarillos o musulmanes siempre que sean honrados y estén oprimidos por el tirano de turno (algo “difícil” en los años en que nació el personaje), a ricos o pobres, a señores o a campesinos. Su grito antes de entrar en combate “¡Santiago y cierra España!” se hizo famoso. Sus dos compañeros también son cristianos y su prometida Sigrid --- al principio totalmente hostil al capitán, con una capa de orgullo que solo es una fachada donde se esconde un corazón bondadoso y noble --- se convertirá al  cristianismo. Virtudes cristianas y humanas, algo que casi no se ve en la actualidad en el campo de los cómics con los ”manga” y otras lindezas por el estilo …

                                                                                                                               Narcís Ribot i Trafí
1)- Con el seudónimo de Douglas L. Templewood para Editorial Bruguera escribió (1946-1947) Rafael González una serie de novelas bastante populares que un año después adaptó él mismo al cómic con el dibujante Francisco Hidalgo: “El Dr. Niebla”. Víctor Mora hizo algunos guiones para la revista Super Pulgarcito junto con otros ideados por Silver Kane.
2)- “El Inspector Dan de la Patrulla Volante” también son historias policíacas y de misterio. En principio guiones de Rafael González y dibujos de Eugenio Giner. Luego intervinieron otros guionistas, entre ellos Víctor Mora.
3)- De la película frustrada (hace ya más de treinta años) oí rumores sobre la interpretación principal: Sancho Gracia encarnaría al capitán, Bud Spencer a Goliath y el cantante y actor Miguel Bosé a Crispín. En 2011 hubo una adaptación de Antonio Hernández para el cine que prefiero olvidar aunque no solo el realizador es el culpable …




sábado, 4 de octubre de 2014

HABLEMOS DE AJEDREZ: LA APERTURA CATALANA


         El ajedrez es para mi el juego más hermoso e interesante salido de la mente humana. Infinidad de anécdotas desde su creación (sin poder precisar el lugar donde apareció por vez primera), en el devenir de los siglos hasta nuestros días. Hablaremos hoy de un acontecimiento acaecido en Barcelona  durante el transcurso del “Torneo de Ajedrez de la Exposición” del año 1929: la aparición oficial de un hallazgo que resultó “La Apertura Catalana”.
Es curioso que diferentes maneras y sistemas de abrir el juego, sean aperturas, defensas o gambitos, incluso variantes de estos, reciban nombres geográficos (p. e. La variante “Leningrado” de la Defensa  Holandesa, tan en boga durante estos últimos años). Tenemos la Apertura Española, llamada también Apertura Ruy López (un obispo jugador de ajedrez que practicaba esta obertura) la cual es hoy para estudiosos y teóricos la única de la gama de aperturas abiertas (1- e4- e5 en sistema algebraico o 1- P4R- P4R en descriptivo) que promete buen juego con ricas perspectivas a las blancas (también hay férreas defensas para las negras). Pero no vamos a hablar ahora de la Española sino de una obertura cerrada: la Apertura Catalana o el Sistema Catalán. Iniciada, experimentada y dada a conocer en el Torneo Internacional de Ajedrez de Barcelona en el marco de la Exposición Universal (1929) por el Dr. Savielly (Xavier) Griegorievich Tartakower (1887- 1956) el cual recibió un premio de 150 pesetas por uno de los organizadores (y entusiasta), Francesc Armengol. Los movimientos básicos configurantes de la Catalana son 1- d4 (o sea avanzar el peón dama dos pasos)… 2- g3 (avanzar un paso el peón de caballo rey) … 3)- Ag2 (colocar el alfil de rey en la casilla 2-caballo rey, su gran diagonal). Dejando aparte que esta obertura puede derivar en otras por transposición de jugadas (Gambito de Dama, Reti, Apertura Inglesa, Defensa Eslava, India Moderna, etc.) consta/contiene varias ramificaciones: Variante Abierta, Variante Cerrada, Gambito Catalán, Anglo o India Catalana… En la actualidad generalmente las blancas en su segundo movimiento juegan c4, avanzar el peón de alfil dama dos pasos antes de jugar g3 gracias a las posteriores aportaciones de grandes jugadores como Alekhine, Botvinnik, Smislov (los tres fueron campeones del mundo) o Keres (un jugador sensacional que podía equipararse perfectamente con los anteriores aunque no fuera campeón del mundo, le llamaban “El rey sin corona” y con toda razón). La experimentación/creación de Tartakower progresó en popularidad a partir de 1938 después del famoso torneo holandés de AVRO (compañía radiofónica: Algemeene Vereeniging Radio Omroep), uno de los certámenes más grandes de la historia del ajedrez. El torneo fue ganado por Paul Keres empatado a puntos, pero con mejor coeficiente personal, sobre Reuben Fine. Participaron también los futuros campeones del mundo Dr. Max Euwe y Mijail Botvinnik, el actual campeón en 1938,  Dr. Alejandro Alekhine (se llevó el título a la tumba en 1946), el ex campeón mundial José Raúl Capablanca, Samuel Rehevsky y Salo Flohr. Gracias a sus victorias en este torneo Keres y Fine tenían derecho a retar a Alekhine pero las reticencias de éste y el estallido de la II Guerra Mundial frustraron sus esperanzas.
En 1950, pleno apogeo del ajedrez soviético, fue un arma temible (especialmente por quienes querían evitar la Nimzoindia) para posteriores estudios encontrar recetas de contrajuego en beneficio del bando negro y descender en popularidad y práctica pero en el transcurso de los últimos cuarenta y algo de años la teoría ha enriquecido el ataque de las blancas (notable aportación de Viktor Korchnoi  en el torneo de candidatos, 1968) haciendo que la Apertura Catalana estuviera de nuevo en la práctica de torneos de toda índole y superando, además, su fama de obertura estrictamente posicional…
El Dr. Tartakower fue, aparte de un gran jugador de ajedrez, un gran intelectual y experimentador de la teoría en partidas oficiales (incluso ante grandes campeones como Alekhine o Capablanca) con varios descubrimientos en su haber y un hombre con gran sentido del humor, conservándose algunas frases en referencia al ajedrez (*).
(*)- Hace unos 18 años realicé este escrito para un semanario. Recomendé tres libros. Ahora hay muchos más junto con esta valiosa herramienta llamada Internet. Nombraré solo los tres libros:
- “La Apertura Catalana”, de Y. N. Neusyadt. Editorial Martínez Roca (1971).
- “Apertura Catalana”, 250 partidas”, anónimo Ediciones ESEUVE S. A., Colección Enroque (1991).

- “Obertura  Catalana, 1929-1989”, de Salvador Juanpere, Enric i Xavier Mateu, Ediciones el Llamp (1990), conmemoración de “la Catalana” en su 60 aniversario (escrito en catalán).         

martes, 23 de septiembre de 2014

LEMÂITRE Y EL HUEVO CÓSMICO O EL ÁTOMO PRIMITIVO O EL “BIG-BANG”


          El  llamado “Big- Bang” es hoy en día la teoría más aceptada de cómo nació el Universo. Pero ni esta hipótesis ni cualquier otra es la causa primera de la existencia de todo. Los creyentes pensamos que es designio de Dios, para los no creyentes es un cúmulo de infinitas casualidades que luego formarían unas leyes físicas  para su indispensable ordenación/funcionamiento para más tarde ponerse en marcha el proceso de la evolución (que está) dentro de la naturaleza y aparecer la vida en la Tierra. El creyente, si es cristiano, tiene la Revelación aparte de la razón . La Biblia nos explica con lenguaje popular y con mentalidad semítica (en ocasiones inspirada en fragmentos de otras culturas) como Dios creó el mundo. Nunca ha de cogerse la narración en forma literal, en este caso del libro del Génesis. Con la voluntad de creación hay bastante. La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como un alfarero (oficio característico del pueblo judío) --- en caso que la Revelación hubiera fermentado en la Grecia Clásica nos lo hubieran mostrado como un escultor --- trabajando el barro para dar forma al hombre además de los otros seres de la Creación. La cosmogonía bíblica es única comparada con otras culturas donde aparecen dioses ordenando la materia preexistente. La Biblia --- no es un tratado de ciencia ni de cosmología --- contiene la revelación divina, solo la vestidura literaria guarda relación con la cultura ambiental; Dios es único y actúa creando y después ordenando la materia de la cual es totalmente independiente. “…Esto es básico y de fe, la ciencia nunca puede contradecirlo, la ciencia nos puede decir como era el Cosmos después de salir de la nada por voluntad de Dios, o al menos puede esbozar una aproximación” (1) ...
Actualmente el llamado “Big- Bang” o “La Gran Explosión”, anteriormente denominado “El átomo primitivo” o “El huevo cósmico” es de dominio casi público: tanto en los libros divulgativos como en los especializados se cita ya como el inicio científico del Universo y se enseña en las escuelas. Pero el que menos gente sabe es que el iniciador de esta teoría fue el sacerdote y físico belga Georges- Edouard Lemâitre (1894- 1966). Su teoría resumida es la siguiente: las galaxias se separan y todo el Universo está en expansión, volviendo hacia atrás en el tiempo llegaríamos al instante inicial en donde toda la materia estaría junta y formaría un conglomerado en un gigantesco átomo de muchos años luz de tamaño el cual contenía toda la materia. Una superexplosión posterior expandió los fragmentos que son las galaxias que ahora vemos. Los trozos que tomaron mayor velocidad son los actualmente más alejados.
A partir de 1925 Lemâitre fue un nada convencional profesor de la Universidad de Lovaina, desde joven descubrió su doble vocación de sacerdote y científico aunque su padre quería para él la carrera de ingeniería que empezó pero dejó por la física y por el estallido de la I Guerra Mundial. El 22-9-1923 fue ordenado sacerdote y dos trabajos suyos le hicieron famoso: 1) “El Universo en su conjunto” y 2) “La expansión del Universo y su origen a partir del átomo primitivo”, este último publicado en 1927, aún sin tener un gran impacto en un principio…
Fue a hablar del tema personalmente con Albert Einstein pero no le hizo caso. Vino a decirle: “Joven, sus ideas son interesantes pero su física es abominable…” Tampoco tuvo suerte con otros científicos pero la fama de Lemâitre se consolidó en 1932 después de realizar diversas conferencias. Más tarde Einstein le pidió disculpas y manifestó estar de acuerdo en mucho con la hipótesis de “La Gran Explosión”. Se hicieron buenos amigos. Lemâitre sabía bien que su logro en absoluto no se oponía a lo revelado por la Biblia. El primer capítulo del Génesis es de un género literario especial el cual nos narra en imágenes sencillamente entendedoras que Dios lo ha creado todo y el hombre es la cúspide de la Creación mientras que el resto de la naturaleza es obra de Dios aunque no sean acciones seguidas cronológicamente. En resumen, el “como” se realiza la obra divina no pertenece al contenido de nuestra fe  “… Eso corresponde a la ciencia. Bienvenido, pues, todo lo que nos pueda decir” (2).
Lemâitre no dio nunca el nombre de “Big- Bang” a su teoría sino de “Huevo Cósmico”, primero y de “Átomo Primitivo”, después. En realidad el término “Big- Bang” se debe a un opositor de la teoría: el astrónomo británico Fred Hoyle (1915- 2002) quien, despectivamente y en plan de burla, hizo una paronomasia con el conocido reloj del Parlamento de Londres, el Big Ben” (3) pero fue aceptado al momento  por el científico George Gamow (1904- 1968), seguidor de la teoría, el cual la pulió, la completó, la retocó y la difundió para toda la comunidad científica.
Lemâitre nunca utilizó la ciencia en beneficio de la religión. Estaba convencido que son dos caminos diferentes y complementarios a la vez y convergentes en la realidad. En una entrevista al New York Times (4) manifestó: “Yo me intereso por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Creo que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir a ambos. Nada en mi vida profesional, ni lo que he encontrado en la ciencia y en la religión me han intuido nunca a cambiar de opinión”.
Más adelante los problemas científicos generados por cualquier teoría fueron desapareciendo en el caso del “Big- Bang”. Lemâitre aún tuvo la satisfacción de conocer datos confirmativos hechos posteriormente que avalaban el gran avance de su teoría.
                                                                                                                              Narcís Ribot i Trafí
1)- “Origen y estructura de l’Univers”- Mn. Francesc Nicolau Nicolau i Pous (Ed. Claret, Barcelona 1985).
2)- “Església i ciència al llarg de la història”- Mn. Francesc Nicolau i Pous (Ed. Claret, Barcelona, 2002).
3)- Fred Hoyle, junto con Bondi y Gold, era partidario de la teoría cosmológica de “La creación Continua” o “Estado estacionario” (“Steady State”), según la cual el Universo nunca fue creado por ser un espacio abierto y siendo siempre el mismo. Finalmente se dio cuenta que su tesis era insostenible y rectificó años después: “El Universo inteligente” (Londres, 1983 en su edición original), diciendo que habían existido innumerables “Big- Bang”. Además abandonó su ateismo inicial y habló de una inteligencia superior actuante como demiurgo (imagen del pensamiento griego); aunque no fuera cristiano manifestó admirar la persona y la obra de Jesucristo.

4)- “Ciencia y fe: el origen del Universo”, “Georges Lemâitre, el padre del Big- Bang”. Mariano Artigas (artículo publicado en Arceprensa, 1995).

miércoles, 27 de agosto de 2014

KUNG FU CONTRA LOS 7 VAMPIROS DE ORO

         En el Festival de Sitges de 1986 conocí a un señor con gorra turística similar a un capitán de barco. Charlamos un rato y, en el transcurso del certamen, siempre que nos veíamos me saludaba a la manera militar. Este señor, entre otras, había dirigido la mejor versión  del hundiminto del más famoso paquebot:A Night to Remember(“La última noche del Titanic”, 1958). Este señor era Roy Ward Baker (Londres, 1916- Londres, 2010). Entró en la compañía Hammer más tarde que otros realizadores como John Gilling o Freddie Francis y lo hizo con una película importante del género de Ciencia- Ficción: “Quatermass and the Pitt (“¿Qué sucedió entonces”) --- tercera vuelta de tuerca del personaje con el cual entró la productora Hammer en el género fantástico y de terror (1) ---  en 1967 cuando la compañía de los Michael Carreras y Anthony Hinds estaba en la cúspide de su actividad gracias al éxito de las versiones de Terence Fisher (2).

Roy Ward Baker realizó varios trabajos para Hammer siendo “Dr. Jekyll and Sister Hyde” (“Dr. Jekyll y su hermana Hyde”, 1971) su mayor logro dentro del género fantástico y uno de los mejores de su carrera pofesional. Cuando Hammer llegó a su fin (mitad de los 70) hizo el experimento de mezclar dos géneros, el de fantasía y terror con el de karatecas y kung-fu, conectó con la Shaw Brothers (Hong-Kong), productora especializada en artes marciales y encargó a Baker dirigirla en su parte “fantástica” mientras Chang Che (no acreditado) realizaba las escenas de karate y kung-fu naciendo así The Lengend of the 7 Golden Vampires (1974), titulada en España “Kung-fu contra los 7 vampiros de oro” cuando fue estrenada un año después (1975).
La película no funcionó mal en taquilla pero la falta de entendimiento entre las dos productoras frustró la aparición de algún título más aunque según Michael Carreras el público se decantaba ya por un fantástico no formado por personajes/iconos clásicos tipo “El Exorcista o “La Profecía” y, desgraciadamente, Hammer desapareció. Algo de razón tenía Carreras aunque también pudiera ser en parte la saturación del mercado. Recordemos como tras la eclosión de la compañía británica muchos decidieron imitarla (gracias al éxito de Hammer surgió el cine de terror italiano con Mario Bava, Riccardo Freda y Antonio Margheriti al frente o Roger Corman en USA con su serie sobre adaptaciones de Edgar Allan Poe lo cual me parece muy positivo, por citar dos ejemplos; “La máscara del demonio” de Bava es una obra maestra además de una serie de films muy apreciables) y aún, en alguna ocasión, alguien la criticó cuando él no había hecho nada más que denigrar el género en su totalidad (recordar aquel señor con nombre bíblico y apellido de dictador el cual dio la peor versión basado en el personaje de Bram Stoker con un Christopher Lee pesimamente estático al mismo nivel que el resto del reparto sin hablar de la inexistente dirección: “El Conde Drácula”, 1970, coproducción española, “of course”).
La puesta en escena de Ward Baker es consistente y la progresión narrativa generalmente es fluida especialmente en las escenas nocturnas. Algún molesto zoom y alguna secuencia de lucha la cual se pega a otra de cine “fantastique” y produce una discutible extrañación, aunque no llegue a chirriar, no empaña los aciertos de la realización de una película que con el paso del tiempo ha subido su cotización por parte de los auténticos estudiosos, aficionados e interesados por el fantástico. Antes de empezar Ward Baker tenía ante si un material difícil (nunca se había mezclado el vampirismo con el kung-fu), en otro realizador se podía haber caído en el más espantoso de los ridículos y sin embargo Baker logra un producto con una dignidad estética más que notable.
El guión es de Don Houghton (también actúa como productor para Hammer mientras Vee King Shaw lo hizo para Shaw Brothers) quien recicló otro de la compañía que nunca se filmó: “Kali, Devil Bride of Dracula” (se habían pensado en Terence Fisher para dirigirla), substituyendo el exotismo de la India por el de China y realizó otro libreto, subvalorado y a veces atacado injustamente, de exposición sencilla y lineal para ser “digerido” mejor por el espectador el cual tenía ante sí una mixtura dudosa pero si se me permite, viendo el resultado final, apasionante. Don Hougthon había escrito los guiones para las dos últimas entregas sobre la saga del más famoso vampiro: “Dracula A. D. 72” (“Dracula- 73”, 1972) y “Satanic Rites of Dracula” (“Los ritos satánicos de Drácula”, 1973), ambas de Alan Gibson, en un intento de adaptar al vampiro a principios de los años 70 ya que, aparte de los guiones del irregular Anthony Hinds (copropietario de Hammer metamorfoseado en John Elder para la escritura de los guiones) --- dos o tres  buenos hallazgos dentro de un film junto soluciones repetitivas y a veces inadecuadas o ingénuas --- además de la entrada de realizadores televisivos (Peter Sasdy) llevaron al personaje al agotamiento y casi a un callejón sin salida. El mismo Baker había dirigido en 1970 la quinta de la serie (3) con menos presupuesto que las anteriores: “Scars of Dracula” (“Las cicatrices de Drácula”) con algunas excelentes ideas de guión chocantes con otras fallidas (John Elder) pero la dirección elevaba por encima de la media un film (intensificando el rojo intenso y la coloración en general además del sadismo más exacerbado de toda la serie) consiguiendo óptimas escenas junto con otras no tan bien logradas (recordemos el horripilante final). El mismo años nuestro hombre filmó “Vampire lovers” (estrenada en España directamente en vídeo como “Las amantes del vampiro”), más pulcra, exquisita y mejor estructurada (excelente ambientación) que “Las cicatrices de Drácula” (el argumento era la novela de Sheridan Le Fanu y el guión de Tudor Gates quien escribió dos entregas más a cuenta de Hammer /4/ para la saga de “Carmilla”, el vampiro femenino de Le Fanu, “Laura y Carmilla”, en el cual se inspiró en parte Bram Stoker para su  famosa e inmortal novela “Drácula”).
La música James Bernard, recordado compositor  desde el inicio de Hammer (“El experimento del Dr. Quatermass”), especialment por el tema central sobre los cinco primeros títulos de la serie de Drácula con variaciones en cada título. Para “Kung- fu contra los 7 vampiros de oro” está, sencillamente, entre lo mejor de su carrera profesional y la fotografía de John Wilcox (asistido por Roy Ford) sigue a la misma altura del gran nivel de los demás fotógrafos Hammer que tan bien conocían y experimentaban con el color (Jack Asher, Arthur Grant, Moray Grant, Michael Reed, etc.).
En el apartado de la interpretación el conde Drácula no podía ser otro que Christopher Lee pero rechazó la oportunidad de volverlo a encarnar. Se había escrito para él a pesar que solo, en su figura, aparece unos instantes al principio y al final. Se eligió a John Forbes Robertson quien había representado al conde Karstein en “Vampire Lovers” (“A falta de pan buenas son tortas”) y lo hace con cierta gracia. Por suerte si se pudo contar con su némesis, este gran caballero (en todos los sentidos) llamado Peter Cushing como el profesor  Van Helsing y el resto del reparto cumple con su cometido: la viuda Vanessa Buren (Julie Ege), el hijo de Van Helsing, Leyland (Robin Stewart), Hsi Ching (David Chiang), experto en karate y su hermana Hsi Mei Chiao (Shi Szu) la cual maneja a la perfección un par de puñales. Hay seis  hermanos más: los gemelos de las espadas, el forzudo portador de los mazos, el experto en el hacha, el de las flechas y el maestro de la lanza. Todas las armas son de plata pura, de esta forma podrán enfrentarse a los vampiros y a los “muertos- vivientes”, una legión de “zombies” al servicio de los nosferatu dirigidos por el sumo sacerdote Kah (Shen Chan) bajo cuya figura se esconde el rey de los vampiros, el conde Drácula el cual recitará a Van Helsing, al final todos sus “títulos” demoníacos. Recordemos algunas escenas interesantes:
---Al inicio cuando Kah llega a Transilvania y pide ayuda al conde delante de su sepulcro: “Insensato, Drácula no concede favores a sus súbditos pero me servirás”. Toma el cuerpo del chino para poder huir de su entorno y llegar a China para hacerse con la jefatura de los siete vampiros de oro quienes aterrorizan el pequeño poblado ---
--- El sacrificio del pastor, destruyendo a uno de los siete no-muertos, la cabalgada de los vampiros, seguidos de los zombies a pie, que nos recuerdan a los templarios de Amando de Ossorio (una de las mejores secuencias). Los vampiros chinos difieren de los europeos: el vestido negro y capa negra-roja son substituidos por túnicas de corte oriental (lógico), con un antifaz de oro que cubre su rostro semidescompuesto, largas cabelleras y un colgante en forma de murciélago también de oro. Su imagen me recuerda aquel señor con un disfraz similar que nos atizaba armado de una escoba en el “Tren de la bruixa” (“El tren de la bruja”) en la ferias de fiesta mayor ---
--- La primera batalla, humanos contra humanos es de demostración/exhibición. Los ocho hermanos acaban con el malvado terrateniente  Leung Hon (Wong Ha Chang) y sus hombres. Este sujeto quería apoderarse de las joyas  de Vanessa y de su persona ---
--- La segunda batalla ya es la de humanos vs. lo sobrenatural/terrorífico/extraño. Tres de los vampiros se introducen en la cueva en donde pasan la noche y les acompañan un tropa de zombies. Contra estos últimos además de la plata sirve el fuego o arrancarles el corazón, cosa difícil lograda por Hsi Ching, el luchador con las manos desnudas. Una flecha atravesará el corazón del primer vampiro, las espadas gemelas lo harán con el segundo y la antorcha de Van Helsing, combatiendo a los zombies, se clavará en el pecho del tercero.  El resto de los “muertos- vivientes” huirá. Una batalla sensacional. Van Helsing había explicado que el vampiro retrocede ante lo sagrado: un crucifijo en Europa, una imagen de Buda en la China, que solo pueden ser destruídos con un arma de plata o una estaca de madera atravesándoles el corazón y que el fuego no sirve en Europa, en Oriente lo ignora. Que si uno es atacado por un vampiro puede convertirse en lo mismo o bien en un zombie a su servicio ---
--- La tercera y definitiva batalla tras las murallas del pueblecito también es apasionante. De la pagoda que les sirve de refugio salen los tres restantes vampiros con sus cabalgaduras mientras Kah/Drácula invoca a los zombien con un gong que suena estridentemente. Los del pueblo al final pierden su miedo y logra acabar con otro vampiro al atravesarle con una estaca, Vanessa será víctima del último vampiro y se convertirá en criatura de la noche, abraza a Hsi Ching de quien se había enamorado y desea morderle. “¡Has de destruirla!” grita Van Helsing. Hsi la ensarta en una empalizada de estacas y al verse casi contaminado hace lo propio consigo mismo. Como unos nuevos Romeo y Julieta. El último vampiro rapta a Hsi Mei Chiao y se la lleva a su cubil. Se enfrenta a Leyland, enamorado a su vez de la muchacha. A punto de sucumbir será salvado por su padre quien logra clavar la lanza de plata y atravesar el corazón del último vampiro. Este grita, se retuerce, parte la lanza y cae en el gran recipìente donde sangraban a sus víctimas, al caer en la sangre solo quedará la punta plateada y unas cenizas. Parece que todo ha acabado pero surge Kah, en realidad el conde Drácula que recobra su aspecto a petición de Van Helsing. Un rápido enfrentamiento que acabará cuando Van Helsing consiga clavar el fragmento de lanza quebrada en su corazón. Drácula queda tendido en una mesa y se deshace hasta quedar reducido a cenizas. Ahora si, la maldición ha terminado ---
Pueden aceptarse todo lo dicho sobre ello: comic en movimiento, mescolanza, algo de caspa, exotismo, absurdo (para otros) pero tiene un encanto indiscutible …
                                                                  Narcís Ribot i Trafí

1)- “Quatermass Xperiment” (“El experimento del Dr. Quatermass”), en 1955, Hammer entraba en el género de terror y Ciencia- Ficción. Dos años después el mismo realizador, Val Guest, dirigía “Quatermas II” (“Quatermas 2”) con el mismo protagonista: Brian Donlevy.
2)- Terence Fisher dio las versiones más trangresoras, románticas y bellas de los personajes clásicos. Un tanto por ciento muy elevado de lo conseguido por la Hammer fue gracias a él.
3)- La primera fue “Horror of Dracula” (“Dracula”, 1958), una obra maestra, casi a su altura está “Dracula, Prince of Darkness” (“Drácula, principe de las tinieblas”, 1965), ambas de Terence Fisher, “Dracula has Risen from the Grave(“Drácula vuelve de la tumba”, 1968), de Freddie Francis es aún una buena película con un agudo guión de John Elder, “Taste the Blood of Dracula” (“El poder de la sangre de Drácula”, 1970) de Peter Sasdy es mejor correr un tupido velo y “Scars of Dracula” (“Las cicatrices de Drácula”, 1970) de Roy Ward Baker en donde hay un intento de renovación (conseguido a medias) a pesar de sus imperfecciones. El sexto y séptimo jalón son los dos films ya citados de Alan Gibson situados en los años 70. No es de la serie “Brides of Dracula” (“Las novias de Drácula”, 1960), de Terence Fisher porqué el famoso conde no aparece: es substituido por un discípulo, el barón Meinster pero se trata de una gran película, para mi superior a todos los Drácula post- Fisher.
4)- El éxito de “Vampire Lovers” (1970) de Roy Ward Baker generó dos secuelas: “Lust for a Vampire” (en España se estrenó directamente en vídeo con su traducción literal: “Lujuria para un vampiro”), 1971, del que fuera guionista de los primeros Fisher y de una serie de terror-psicológico, Jimmy Sangster y “Twins of Evil” (“Drácula y las mellizas”, 1971), de John Hough.


jueves, 7 de agosto de 2014

EL ESTILO DE JOHN FORD


Revisar el cine de John Ford es enfrentarse a un legado vivo y vibrante, incontaminado por el paso del tiempo, no a una herencia nostálgica”.(Quim Casas, 1)
Se preguntaba Miguel Marías (2), ahora que el cine está en crisis (al igual que los valores positivos o la cultura) en porqué actualmente hay bastante unanimidad en aceptar (y venerar, según como) la obra de John Ford (1894- 1973) cuando, hace tiempo, algunos o varios (comandados por una crítica la mayoría de veces esclava de su ideología política y cuya ineptitud está demostrada totalmente) habían menospreciado una carrera de casi medio siglo de existencia. Que esta alabanza más cercana a la unanimidad, hoy en día, sea justa, está fuera de toda duda. Es uno de los más grandes, el más grande para mi y otros pero también su obra ha caído en lo llamado “políticamente correcto”, tan de moda hoy en día. Que algunos le alaben sin conocerle o sin entender (le) es también cierto. Siempre han existido los seguidores acríticos de algún peso dentro de la sociedad que pronuncia una frase, una sentencia y se da por hecho: se recoge, se archiva y luego se cita. Pero este “destacado” miembro no acostumbra a ser un pensador, un filósofo, un intelectual de hecho (no señalado por un partido político) sino un futbolista, un(a) cantante de moda, algún conocido negociante de las finanzas (siempre y cuando lleve el disfraz “progresista”) o algún politicastro. Que la vamos a hacer; es el pan de cada día. Por un lado John Ford fue un REALIZADOR, no solamente de westerns (solo una parte de su filmografía) aunque diera carta de nobleza al género con “Stagecoach” (“La diligencia”, 1939), anteriormente profetizada con la muda “The Iron Horse” (“El caballo de hierro”) aguantando las imposiciones del estudio con la idea de crear una superproducción en contra de lo deseado por el realizador. Era un narrador universal, podía manifestar el hombre que era en cualquier lugar y situación aunque sacara mejor partido a determinadas condiciones. Las baladas, la leyenda encubridora de la verdad, la pipa, los puros, el alcohol, Monument Valley, la amistad, la solidaridad, la familia, la religión, su innata espontaneidad en filmar, la épica cuando era necesaria, la lírica por un igual, las costumbres, las fiestas, el folklore, la composición pictórica de sus encuadres solo igualados por otros grandes como Fritz Lang, Howard Hawks, Raoul Walsh, Anthony Mann, King Vidor, etc.; también igual que la corporeidad de sus tomas hacia personas, objetos y sus paisajes geológicamente impactantes eran sus temas y características de su cine. No importaba que la película fuera muda o sonora, en blanco/negro o color; era de Ford. Su estilo será imitado/homenajeado de forma estéril (Burt Kennedy), en ocasiones por algún colaborador suyo que intenta lo imposible. Hace años, mi amigo el dibujante Alfons Figueras, gran fordiano, me comentaba que solo Ford podía filmar un plato de lentejas y “divinizarlas” de tal manera que uno le entrara ganas de comérselas, igualmente al freírse un bistec o unos huevos se nota la fisicidad, se están “friendo” de verdad.
Por otro lado Ford, siempre desconcertante, será el primero en hacer su protagonista a un impresentable racista como el Ethan Edwards (John Wayne) de “The Seachers” (“Centauros del desierto”, 1956), el que una mujer rompa los esquemas de una rígida comunidad misionera en la China de 1935: agnóstica, bebedora, fumadora la cual usa pantalones y escandaliza a la directora pero será ella precisamente quien de la vida para salvar a sus compañeras (“Seven Women”/”Siete mujeres”, 1965), dando una gran lección de humanidad y cristianismo auténticos . El tema del racismo en el ejército yanqui en “Sargeant Rutledge” (“El sargento negro”, 1960), donde el protagonista es un soldado de color acusado injustamente de violar y asesinar a una muchacha blanca, la evidencia en que quedan sus jueces (militares blancos donde solo su amigo y abogado --- al final logrará demostrar su inocencia y descubrir al asesino --- cree en él). “¿No te acuerdas de aquel reloj de pared que robaste en Atlanta mientras tus hombres saqueaban la ciudad?”, le dice su esposa  al coronel que ejerce de juez… “Vamos a deliberar”, exclaman los miembros del jurado, desalojan la sala (abogado incluido) e inmediatamente aparecen unas botellas de whisky y una baraja de cartas empezando a jugar, beber y fumar…
El mostrará el choque de dos civilizaciones (blancos- indios) y sus simpatías (siguiendo lo mostrado en su obra y en declaraciones suyas) estaban del lado de los pieles rojas y ello sin haber de recurrir a una de sus últimas obras maestra, “Cheyenne Autumn” (“El gran combate”, 1964), aunque sus protagonistas sean blancos. Tenía buena amistad con algunas tribus indias, como los navajos, era recibido con honores y le llamaban Natani Nez (“Hombre Alto”) y a ellos les cedía parte de las ganancias de sus películas filmadas en la reserva india. Aprovechando su posición en los sindicatos de Hollywood defendió a diversas personas acusadas de actividades antiamericanas en la persecución del senador Joseph McCarthy en la “caza de brujas”. Cuando años después las cosas cambiaron algunos atacantes de su obra y su persona en el pasado se convirtieron en defensores incluso se llegó a la cima del absurdo cuando alguno intentó aplicar el método de análisis marxista a su obra… Delante la eterna y manipuladora pregunta “¿Usted es de derechas o de izquierdas?” Respuesta: “Yo era miembro de una familia de inmigrantes irlandeses con 13 hermanos delante de mí, a veces en la mesa no me llegaba el pan ¿De que quiere que sea?” Era intelectualmente honesto y muy culto (cosa que disimulaba muy bien), no pertenecía a ningún partido político y de esta manera plasmaba en las películas su manera de pensar.
En sus films las personas hablan de forma directa y limpia: tratamiento de impacto impresionista del paisaje (como indica Antonio Giménez- Rico) en donde las personas solo hablan cuando tienen algo que decir mirando siempre desde la altura de los ojos de quien los ve y la cámara moviéndose solo cuando hay algún motivo; “el humor de su mirada”, de su punto de vista más que de la propia situación recreada o mostrada, ligando todo ello a su talento documentalista el cual hace evolucionar la narración fílmica en aspecto puramente testimoniales de los personajes en sus vidas con escenas que en muchas ocasiones no hacen avanzar la historia al momento pero nunca son innecesarias. Busca la vertiente humorística, dramática, absurda o terrible y todo ello de manera totalmente natural porqué era un inconmensurable artista pero él no se lo creía y nunca pretendió demostrarlo.
Los planos descriptivos señalan/demuestran en Ford su interés por el ser humano, cuando le interesa situarnos en un determinado espacio siempre lo hace mediante la presencia humana, no hay un plano sin movimiento. Solo un humanista como Ford podía hacerlo de esta manera... Viendo como son alabados, protegidos y subvencionados algunos realizadores del cine (¿) actual la obra de Ford y otros grandes nos señala en silencio que hubo un arte llamado cine…
                                                     Narcís Ribot i Trafí

1)- “John Ford, el arte y la leyenda”. Quim Casas. Barcelona, 1990

2)- “Nickel Odeón”. Revista trimestral de cine dedicada a John Ford (diversos autores), primavera de 2002, editada por José Luis Garci (Madrid)

martes, 5 de agosto de 2014

SCHUBERTIADAS



“Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente esto es una gran satisfacción”. (Franz Schubert)
Los olores, los perfumes, los colores se corresponden”. (Charles Baudelaire)
                   Se da el nombre de “Schubertiadas” a unas reuniones de intelectuales y artistas organizadas por los amigos del gran músico Franz Peter Schubert (Viena, 1797- Viena, 1828). El lugar de los encuentros eran las tabernas y las casas particulares y fuera de los salones y etiqueta nobiliaria. Allí se comía, bebía, charlaba y se hacía música. Muchas veces escuchaban a Schubert al piano y al cantante Johan Michael Vogl interpretando los lieder del músico vienés. Más adelante los temas derivaron hacia el arte y las letras en general: pintura, poesía, filosofía. Los amigos de Schubert fueron músicos, pintores, escritores, poetas. Diversas “Schubertiadas” se tradujeron en composición de obras maestras del autor.
Franz Schubert murió muy joven: 31 años. Más que Wolfgang Amadeus Mozart (1756- 1791): 35 años. A pesar de ello se encuentra entre los músicos más prolíficos aunque también esté en la lista de los que más obras inacabadas han dejado, unas 120 entre las cuales está la sinfonía 8 (“Inconclusa”) y el ciclo de lieder Viaje de Invierno”.
Años después de su muerte unos sesudos musicólogos intentaron acabarlas. Inútil. Total similitud con aquellos escultores quienes querían colocar brazos a la Venus de Milo sin enterarse que la Venus jamás tuvo brazos. Los otros, por más buena voluntad que tuvieran, tampoco sabían lo dicho y escrito por Schubert o al menos no lo tenían en cuanta al aplicarse a su trabajo: “Mis creaciones provienen del doble conocimiento de la música y de mi dolor”. Así, en contra de lo sugerido por su aspecto alegre, el vienés era un hombre atormentado a causa de las privaciones económicas, peticiones de trabajo musical desatendidas o denegadas, escaso reconocimiento de la obra durante su vida, sus amores no correspondidos… Pero también estas adversidades colaboraron en mucho dentro de su persona para darnos una de las obras más bellas de la historia de la música.
Schubert fue hijo del estilo musical llamado “clásico” aunque nuestro hombre naciera cuando su principal exponente, Mozart, había ya fallecido pero todos los profesores de Schubert pertenecían al “clasicismo”. El movimiento musical llamado “clásico” fijaba definitivamente su tonalidad como base del lenguaje musical: unas agrupaciones sonoras (acordes) dentro de una tonalidad proporcionaban una sensación de reposo y otras una estabilidad (hasta el punto que en esta época se creó una forma musical que solo funcionaba dentro de un sistema tonal: la sonata).
Franz Schubert adaptó su estilo a la normativa musical del momento a la cual dio una brillante originalidad forjada, sobre todo, en el uso de la modulación --- cambios de tonalidad --- y en la repetición. No fue un maestro del contrapunto como Juan Sebastian Bach ni un ingeniero del desarrollo  como Ludwig van Beethoven; de hecho empezó a estudiar contrapunto el último año de su vida (1828) y no sabe desarrollar en totalidad sino “pasear”. La forma corta es en donde Schubert se encuentra más cómodo, también la rápida (música  apuntando siempre “en directo”, o sea tiempo real) donde se notaban las sensaciones y sentimientos del compositor. Y precisamente es esta sensación la que se refleja en sus grandes obras  que dejó inacabadas, o sea renunciando a terminar como si finalizar significara “matarlas”. El motor esencial en su música, la fuerza principal que coloca a Franz Schubert en el panteón de los inmortales es la MELODÍA y su natural facilidad en encontrarla.
Si miramos la obra instrumental del autor vemos que sus temas podrían ser perfectamente “contados” si se sostuvieran con un texto de la misma manera que muchas de sus canciones son transformadas  en temas de música instrumental. También fue Schubert introductor de una nueva fórmula de melodía de extrema sencillez (aquí radica su genialidad) en contraposición a las canciones rococó  circulantes en su tiempo y en el estilo de las cuales la ornamentación era esencial, incluso el texto se volvía incomprensible en medio de tanta floritura. El origen de la pomposidad decorativa --- muchas veces gratuita --- se encuentra en la música instrumental: escasa duración de los sonidos en clave o clavicordio del siglo XVIII. La única manera de prolongar el sonido del instrumento era el de la ornamentación a base de trinos, grupos, etc. Antes que Schubert fue Beethoven quien renunció, desde sus primeras obras, al estilo rococó; su piano tenía mayores posibilidades sonoras que los instrumentos de teclado dieciochescos y, por tanto, no necesitaba artificialmente los sonidos. Si Beethoven fue el arquitecto impecable en el desarrollo y evolución de las formas musicales, Schubert fue el creador más grande de la invención melódica y por ello no resulta nada extraño  que fuera él quien diera carta de nobleza al “lied” (término alemán  que significa “canción”, su plural es “lieder”), llegando a componer más de 600, algunos de ellos de literatos de primer orden como Schiller o Goethe, otros de poetas aficionados amigos suyos cuyo texto podía ser espantoso pero Schubert tenía el don de divinizarlos al transmutar un texto horrendo en música celestial…

                                                                                            Narcís Ribot i Trafí 

martes, 29 de julio de 2014

TOCCATA Y FUGA EN J. S. BACH

TOCCATA & FUGA EN JOHANN SEBASTIAN BACH
TOCCATA- Del italiano “toccare” (tocar), p. e. “Toccare i tasti” (pulsar las teclas). Antiguamente era regulación, principio formal o regulación de la invención como forma; en tiempos de J. S. Bach contiene fuertes trazos de improvisación técnica- virtuosa. Aparece en relación con la Fuga pero puede ser independiente como en las 7 Toccatas para un instrumento de tecla (BWV 910- 916) de gran fuerza emotiva (1).
FUGA- Es una pieza musical de estilo imitativo que presenta una construcción muy compleja. Esencialmente gira alrededor de una idea musical que recibe el nombre de “tema” o “sujeto”. La fuga empieza siempre con la presentación del tema/sujeto en donde se basará todo lo que sigue. Generalmente el tema es un fragmento contrastado con pausas y líneas irregulares para que el compositor pueda combinarla mejor. Una vez ha sonado todo el tema la segunda voz repite la misma melodía en seguida pero empezando en tonalidad diferente (la perteneciente a la dominante de la tonalidad con la cual empieza la obra, p. e. si la primera voz hace sonar el tema en do mayor la segunda lo hará en sol mayor). Esta segunda voz recite el nombre de “respuesta” y en el momento de empezar, la primera voz introduce otra frase basada o no en el tema y que se opone a la “respuesta”. Esta continuación/prolongación de la primera voz recibe el nombre de “contratema” o “contrasujeto”. Las combinaciones pueden ser múltiples y entre los pasajes podemos escuchar los “divertimentos” para después aparecer los temas más próximos entre si. Lo anteriormente expuesto es la nombrada “Fuga Escolástica”, más bien un ejercicio pedagógico ya que ni Juan Sebastián Bach ni otros compositores se ciñeron rígidamente a este entramado teórico sino que presentaron grandes alteraciones (generalmente cambios de tema en los “contrasujetos”) aunque por su estructura la fuga adquirió un carácter muy típico y fácil de reconocer (2).
El más grande músico de todos los tiempos, título inexcusable --- preferencias aparte --- constituyen la cima  pero Johann Sebastian Bach (1685- 1750) sería el PADRE de todos y de la música aparecida después de él. Bach desarrolló música de órgano durante toda su vida. Músicos anteriores como Dietrich Buxtehude, Vincent Lübeck o George Böhm, junto con el holandés Jan Pieterszoon Sweelink, incluso Girolamo Frescobaldi, influenciaron a Bach para dar estas maravillas irrepetibles.
Estas obras se dividen en dos grandes bloques: a) las basadas en las melodías de coral y b) las de invención temática libre. Existen infinidad de variaciones y combinaciones: “Preludios y Fugas”, “Preludios” (solos), “Fantasías y Fugas” (solas), “Canzonas”,Arias”, “Passacaglias”, etc. De la combinación “Toccata- Fuga” (editadas en grabación hace unos años en conmemoración del 250 aniversario de la muerte del compositor) nos legó cuatro monumentos para órgano, el más noble instrumento musical ideado por el hombre.
La “Toccata y Fuga” en re menor, llamada “Dórica” (BWV 538) fue compuesta entre 1708 y 1717 (años de Weimar), a pesar de existir la posibilidad de haber podido ser retocada más adelante. El sobrenombre “Dórica” no procede de Bach pero ha quedado para distinguirla de la BWV 565, también en re menor. Es una pieza grandiosa desarrollada a partir de un tema simple: la maestría de los ecos/contraecos o el paso a diferentes voces con marcado virtuosismo del pedal son buenos ejemplos.
De parecida construcción es la “Toccata y Fuga” en fa mayor (BWV 540), también de la época en Weimar y también elaborada a partir de un tema simple y breve, de movimiento rápido. Un pasaje introductorio es seguido  por un extenso solo de pedal y la rápida reexposición encadena con el desarrollo mediante atrevidas modulaciones al final (una de las más grandiosas páginas dedicadas al órgano).
La “Toccata, Addagio y Fuga” en do mayor (BWV 564) combina el estilo de tocata germánica con el concierto italiano. El canto del adagio recuerda el solo de violín seguido de una fuga ligera y cristalina.
La Toccata y Fuga” en re menor  (BWV 565) es la pieza de la colección que más ha calado entre el público, tan “religiosa” como “terrorífica” (usada en algunas películas de terror), con multitud de “adaptaciones/falsificaciones”, algunas por parte de los “terroristas de la música”. Principio y final marcadamente líricos, fuga central con fluidez elaborada en forma muy libre con secciones en los compases y acordes interrumpidos los cuales separan las diferentes entradas del tema (3). Por su intensidad y exuberancia es obra de juventud pero no hay en ella ninguna vacilación ni incertidumbre…
                                           Narcís Ribot i Trafí

1)- “Guía de Bach”. Walter Kolneder (Alianza Editorial, 1996).
2)- “Johann Sebastian Bach”. Roger Alier (Editorial Daimon, Colección “Conocer y reconocer la música”, 1985).
3)- Otros libros:
--“Bach”. Enrique Martínez Miura (Editorial Península, “Guías Scherzo”, 1997).
-- “Johann Sebastian Bach, culminación de una era”. Karl Geringer (Altalena, 1982).
-- “Bach”. Oliver Alain (Espasa Calpe, 1977).
-- “Bach”. Luc- André Marcel (Antoni Bosch, Editor, 1980).
-- “Juan Sebastián Bach”. Adolfo Salazar (Alianza Editorial, 1985).
-- “Johann Sebastian Bach, vida y obra”. Friedemann Otterbach (Alianza Edit. 1990).