domingo, 6 de julio de 2014

TRILOGÍA DE JOHN FORD SOBRE LA CABALLERÍA


               “El sol de agosto es como una hoja de sable fundido. Te quema el cuello y el dorso de la mano hasta dejártela  ampollada e inútil mientras miras. Te quema el labio inferior hasta dejar el tejido rígido y cicatrizado  y empapa de sudor camisas y cintos hasta dejarlos malolientes y pegajosos mientras estás parado”. (“Masacre”, de James Warner Bellah *)
                                                  Los historiadores cinematográficos han dado en llamar “la trilogía sobre la Caballería” a los tres films que John Ford dedicó a este singular cuerpo del ejército de los Estados Unidos. Las tres películas son “Fort Apache” (“Fort Apache”, 1948), “She Wore a Yellow Ribbon” (“La legión invencible”, 1949) y “Río Grande” (“Río Grande”, 1950). Conectan libremente entre si con la Caballería como protagonista colectivo y en el marco ambiental de “Monument Valley” cuyos paisajes eran los preferidos de Ford y tiene lugar en época de relativa paz entre blancos e indios con el temor de los primeros de  reemprender los indios las hostilidades por el injusto trato dado por los “rostros pálidos”.
John Wayne está presente en las tres cintas. Es el capitán Nathan Brittles en “La legión invencible” y  el capitán Kirby York en “Fort Apache” para repetir más envejecido, ahora coronel Kirby York, en “Río Grande”. Los dos personajes interpretados por Wayne serán la base del triángulo Isósceles construido por Ford en la trilogía. Wayne encarna al soldado ideal quien desafía las ordenes del arrogante teniente coronel Owen Thrusday (Henry Fonda) en “Fort Apache”, lleva a cabo una secreta misión sin dar cuenta a sus superiores para conseguir la paz con los indios en “La legión invencible” y rompe un tratado entrando en México poniendo por delante el heroico espíritu de la Caballería a las órdenes de su propio gobierno en “Río Grande”. Los otros dos lados de este hipotético triángulo serían: 1) la confrontación con los indios en una nación que surge; pero no nos engañemos puesto que pese a los tonos de romanticismo y heroísmo representados especialmente por Wayne se sabe que la Caballería era un grupo de marginados (tanto como los propios indios) que la sociedad americana blanca despreciaba pero que necesitaba para hacer “el trabajo sucio” de neutralizar y eliminar a los “pieles rojas”. Eran un grupo de aventureros cargados de deudas, inmigrantes e inadaptados (y, a veces, delincuentes) cara a la sociedad civil y ello no pasa en absoluto por alto a John Ford el cual culpa a los ineptos políticos de Washington (en este sentido llegará más lejos aún con la colosal “El gran combate”) creándose una sociedad prácticamente a base de suprimir una raza (los indios) y esclavizar a muchos componentes de otra (los negros). 2) Un cuestionamiento sobre la crisis de la jefatura en la Caballería, siempre con ramificaciones familiares, memorizadora de heroicas gestas pasadas y la proximidad de la jubilación (Nathan Brittles en “La legión invencible”, Kirby York en “Río Grande”) o el intentar conseguir, mediante una masacre de indios, una gloria sacrificando la vida de sus soldados (el egomaníaco Thrusday en “Ford Apache”), actitudes siempre reforzadas con sentimientos de nostalgia, frustración, campechanería de equipo militar (excluyendo a Thrusday, demasiado orgulloso para poseer alguna de estas virtudes), compañerismo, camaradería y espíritu de sacrificio.
Recordemos que en los tres films actuaron como productores ejecutivos John Ford y Merian C. Cooper (productor y codirector del inmortal “King- Kong”). En “Fort Apache” el guión es del hábil Frank S. Nugent sobre una idea del coronel James Warner Bellah (plasmada en su relato “Massacre”), “La legión invencible” fue escrita por Laurence Stallings y Frank S. Nugent inspirándose en las narraciones “War Party”, “Big Hunt” y “Command”, de James Warner Bellah y “Río Grande” fue guionizada por James Kevin McGuinnes sobre la historia “Mission with No Record”, también del coronel Bellah. Los tres films se desarrollan tras el desastre del general George A. Custer que sirvió para la elevación “oficial” a la heroicidad de la Caballería.
Fort Apache” es la oposición del amargado e inconsciente teniente coronel Thrusday (prácticamente es un Custer camuflado) y el honrado capitán York, amigo de algunos indios y deseoso de mantener la paz. Thrusday, despótico en muchas ocasiones con sus hombres y maniático de las ordenanzas militares (aunque él lo niega) le grita a York por haber tratado secretamente con el jefe indio Cochise para intentar conseguir la paz (“… ¡Y usted, un militar de carrera, cree en la palabra de un salvaje, un incivilizado e inculto indio!).
Los planos están sabiamente tratados. La batalla final donde Thrusday perece con sus hombres es formidable así como la entrada del antipático teniente coronel a “Fort Apache”. Este hombre tampoco ha evolucionado en las concepciones de la vida familiar ya que desea impedir los amoríos de su hija Philadelphia con O’Rourke, un oficial de “escala inferior”. En la masacre final ordena /obliga a O’Rourke a volver a retaguardia salvándole la vida. La escena final nos muestra al teniente O’Rourke felizmente casado con Philadelphia Thrusday mientras York salva --- otra vez --- la memoria de la Caballería y del obsesionado teniente coronel declarando a los periodistas la “heroicidad” de su superior fallecido. Aún “Fort Apache” sigue pareciéndome la mejor versión, la más fiel sobre Custer sin las mistificaciones antagónicas de “Murieron con las botas puestas”, por otra parte un magnífico film de Raoul Walsh o de la estridencia unilateral de “Pequeño gran hombre”, de Arthur Penn, tramposa en su elaboración pese a su insistencia en la verdad histórica y técnicamente deleznable (aunque ahondaría aún más en lo negativo la nefasta “Soldado azul”).
Quizás sea “La legión invencible” la más dinámica de la trilogía (la única en formidable technicolor a cargo de Winton Coch que le supuso un Oscar). Aquí más que nunca la nostalgia se revela como importante: el viudo capitán Nathan Brittles espera de un momento a otro su jubilación; toda la trama gira ante la nostalgia del pasado ideal aunque nos da imágenes de activo líder capaz aún de solucionar los conflictos que se le presentan. Una vez retirado del ejército provocará una estampida de caballos para evitar una nueva guerra entre indios y blancos. Brittles salvará la vida de su subalterno, el sargento Quinncanon (Victor McLaglen) emborrachándole y arrestándole para evitar, de esta forma, entrar en combate y perder la vida.
Río Grande” se realizó con menos presupuesto (las otras estaban producidas por Argosy Pictures, la productora de Merian C. Cooper y John Ford, para R. K. O. mientras que “Río Grande” lo estaba por Argosy para Republic, mucho menos potente que R. K. O.) y me había parecido el hermano pequeño de las anteriores, incluso al verlo por primera vez caí en el error de considerarlo solamente un film “bien hecho”, con excesivo diálogo, y nada más pero al revisarlo tiempo después veo que tiene las mismas aprovechadas cualidades de Ford y si bien no iguala a “La legión invencible” ni es tan compacta como “Fort Apache” si sirve de eficaz apoyo en las virtudes del cine de Ford ya presentes en los dos títulos anteriores y es además, un buen complemento. “Río Grande” se centra sobre la llegada de la esposa e hijo del ahora coronel York al campamento (el militar estaba separado de su esposa a causa de la Guerra de Secesión, ella era sureña y había desavenencias que les llevó a la rotura, durante años, del matrimonio y además hacía mucho tiempo que no veía a su hijo; al final habrá reconciliación y reconstrucción matrimonial y querrá más a su hijo).
Los films de Ford han servido para señalar el mal causado por hombres a otros hombres, no por “bestias”, “cerdos” o “monstruos” como en la versión de Penn, en su momento defendida y apoyada por la que podríamos llamar “pijoprogresía” de aquella época la cual demostraba, una vez más, la falta de comprensión, no solamente de la parte técnica o ideológica de las películas sino del entendimiento lineal de la narrativa cinematográfica  (un comentarista consideraba inaudito el apoyo de estos a celuloides tan abominables como “Pequeño gran hombre” o “Soldado azul”, hoy día estos señores han “desertado” de las salas de cine).
                                                                            Narcís Ribot i Trafí

(*)- Con el título de “Un tronar de tambores”  se publicó un libro (Editorial Valdemar, Colección Frontera, 2012) que contiene seis relatos de James Warner Bellah:
-“Command”/”Comando” (1946), “Big Hunt”/”La gran cacería” (1947) y “War Party”/”Partida de guerra” (1948) sirven a Ford de punto de partida de “La legión invencible”.
-“Massacre”/”Masacre” (1947) es la base de “Fort Apache”.
-“Mission with No Record”/”Misión inexistente” (1947) lo es de “Río Grande”.
-“A Thunder of Drums”/”Un tronar de tambores” (1961) --- que da título al libro --- inspiró la película “A Thunder of Drums” (“Fort Comanche”), dirigida en el mismo año del relato (1961) por Joseph M. Newman.


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