viernes, 2 de noviembre de 2012

ASPECTOS DEL IMPRESIONISMO



La generación anterior a los impresionistas entendía la naturaleza como elemento a interpretar, ya fuera un sentimiento cultural (Rosseau), una trascendencia sentimental (Millet), una posesía personal (Corot) o una nueva concepción y enfoque del tema (Courbet). La naturaleza, para todos, es un (pre)texto o una materia moldeable para  un ramillete de interpretaciones. En cambio, para Monet, Renoir, Sisley o Pissarro, la naturaleza es un regalo que es manantial de sensaciones puras, de efectos a convertir en objeto de la pintura.
El núcleo de este elemento, relativizador, de esta búsqueda de sensaciones, es LA LUZ. Variable, cambiante, rica, es el engranaje impulsador de la pintura impresionista, objetivo en cuanto forma parte del entorno natural y subjetivo en cuanto permite expresar los más diversos estados de ánimo.
Aparte, los impresionistas la eligieron par interpretar en su totalidad a la naturaleza. La base inicial de expansión de esta nueva concepción pictórica fue el paisaje, por ser el mejor transmisor de los juegos de luz a distintas horas del día, pero muy pronto, convertida en constante característica estilista, se aplicó a cualquier tema. Forma, composición, espacio, colores se ven modificados según estos nuevos principios.
Inicialmente aplicaron los efectos de la luz a las superficies reflectantes---agua, nieve---en seguida la ampliaron a la totalidad de los esquemas compositivos: figura humana, paisajes urbanos, cielos, etc. Así, de forma radical, variaron el método tradicional de composición, basado en el dibujo, siendo la luz y el juego de reflejos del color los elementos unificadores de un cuadro. En sus lienzos vemos con frecuencia pinceladas visibles, como cortadas, aplicadas con pincel de cerdas, en lugar de buscar la superficie suave de otros pintores anteriores que, sin embargo, admiraban.
Aunque en la actualidad sea el movimiento artístico más popular ya sabemos que el Impresionismo nació como término peyorativo que, entre otras consideraciones, ofendía a un público educado en el neoclasicismo tradicional y “domesticado”, seguidores del Salón oficial, escandalizado por aquellas obras “sin acabar”, como simples bosquejos. A pesar de todo, los impresionistas se habían agrupado con la idea de rechazar el arte tradicional y el mismo Salón. Sus líneas fundamentales: 1) la representación de la vida moderna y 2) la pintura al aire libre (que algunos antecesores habían ya practicado).
Sin embargo existían diferencias en las formas y temas. Edgar Degás, por ejemplo, se preocupaba más que los otros en las líneas, Alfred Sisley, uno de los impresionistas que prefiero (quizás por sus reminiscencias románticas) solo mostraba interés por los paisajes. A pesar de sus diferencias, Claude Monet, Edouard Manet, Auguste Renoir, Camille Pissarro, Edgar Degas, Alfred Sisley, Gustave Caillebotte, Berthe Morisot y Mary Cassat lograron desarrollar para representar al mundo de su época y, conjuntamente con otros artistas, exhibieron sus obras en las “Exposiciones Impresionistas” de París.
La nueva concepción luz-color aportó, lógicamente, consecuencias en el plano de la forma. Era imposible negarse al claroscuro y concordar con la forma académica y el predominio del dibujo, perdurable aún en el antecesor Courbet. Pissarro dio unos consejos a un joven pintor donde resumía los rasgos del estilo y demuestra la coherencia existente entre los planteamientos luz-color y forma: “Es necesario buscar la naturaleza que convenga al temperamento, observar el motivo más por la forma y el color que por el dibujo. Es inútil encerrar la forma que puede estar presente sin ello. El dibujo preciso es seco y ahoga la impresión del conjunto, destruye todas las sensaciones. No hay que cerrar el contorno de las cosas; es la mancha justa de valor y de color la que debe proporcionar el dibujo. En una masa lo más difícil no es detallar el contorno sino representar lo que hay dentro. Pintar el carácter esencial de las cosas, buscar de lograrlo por cualquier medio, sin preocuparse del oficio. Cuando se pinta es necesario elegir un tema, ver que tiene a derecha e izquierda, trabajar en todo simultáneamente. No realizar trozo por trozo; realizar todo en conjunto, colocando los tonos por todas partes, por manchas en su color y en su valor, observando siempre lo que se halla a su costado. hay que trabajar por pequeños toques e intentar fijar las percepciones inmediatamente, el ojo no debe concentrarse sobre un punto particular, sino ver todo y al mismo tiempo observar los reflejos de los colores sobre aquello que los rodea”.
Los principios impresionistas en el plano formal se convirtieron luego (cuando el estilo había triunfado rotundamente), cuando ya los protagonistas empezaban a desaparecer, en un virtuosismo técnico sin contenido ni creatividad (todos querían pintar “de forma impresionista”) y fueron substituidos por las novedades de vanguardia de principios del siglo XX; pero lo que quedó como emblema del arte contemporáneo fue la licencia para plasmar pictóricamente la forma y el color según imperativos estéticos y no según una supuesta y universal objetividad.

                                                              Narcís Ribot i Trafí




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