lunes, 5 de noviembre de 2012

INTRODUCCIÓN AL IMPRESIONISMO



Del 15 de abril al 15 de mayo de 1874 un grupo de artistas organizó en París (en el estudio del fotógrafo Nadar, 35 boulevard des Capucines)  una exposición independiente de cuadros, en claro intento de conseguir para sus obras una salida al margen del salón oficial (1).
Al igual que en otras ocasiones  cuando se trata de innovación, sus trabajos fueron tomados por muchos a cachondeo, promoviendo críticas atroces que hoy sorprenden por su ignorancia en lo que a pintura se refiere. Claude Monet expuso un cuadro titulado “Impresión: amanecer” y varias reseñas escogieron este título por considerar que reflejaba la característica predominante de las obras allí expuestas y un crítico, Louis Leroy, en plan de burla la tituló “La exposición de los impresionistas”. Poco sospechaban que años después estos cuadros se cotizarían a precios millonarios y, más importante, que sus autores quedarían consagrados en el pabellón de los inmortales de la pintura y del arte en general.
Aquella auténtica revolución pictórica llamada definitivamente Impresionismo se desarrolló en Francia y, después, en el extranjero durante la 2ª. mitad del siglo XIX y 1er. cuarto del siglo XX. Se trata de una pintura que consiste en reproducir pura i simplemente la impresión, tal como ha sido percibida realmente. El pintor impresionista se propone representar los objetos de acuerdo con sus impresiones personales, sin preocuparse de reglas convencionalmente admitidas.
Casi siempre pinta directamente al aire libre, fragmenta y abrevia la pincelada, emplea únicamente los colores puros del prisma y aspira captar y reproducir la intensidad luminosa, los reflejos de la vida en su instantaneidad.
A pesar de su condición de innovadores, los impresionistas tuvieron precursores lejanos y cercanos (como el realista Gustave Courbet, que influyó en Monet y, más intensamente, en Edouard Manet)), pintores venecianos del Renacimiento o las acuarelas y cuadros de Turner,  Constable o Delacroix...
El Impresionismo es un arte puramente instintivo y visual y esta visión renovada es función de la luz y de sus constantes  variaciones, hasta el punto de que la luz llegará a ser, en mucho, el verdadero objeto del cuadro. Se pinta la naturaleza y para ello se trabaja al aire libre y lo más rápidamente posible ya que la naturaleza cambia constantemente y se trata de aprehender “una impresión fugaz”. No hay preocupaciones previas de ordenar una composición ya que instalan sus caballetes en cualquier sitio, en un: paseo, por ejemplo, atentos tan solo a los efímeros y fugaces aspectos de la naturaleza. El mar y sus cambiantes horizontes, el río con sus agitadas aguas, el cielo y sus nubes viajeras, el sol y sus vibraciones luminosas, la nieve con sus variaciones tonales nacaradas. Todo lo que es reflejo, y en particular elemento fluido, atrae prioritariamente su atención, todo es matiz y sugestión.
Quieren pintar los colores y las formas, no como se cree que son sino como se ven, bajo la acción deformadora de la luz. Abandonan algunos principios tradicionales del arte pictórico: se desprenden del dibujo-contorno que precisa la forma y sugiere el volumen, substituido por toques fragmentados y divididos, yuxtapuestos unos a otros. La perspectiva no tiene ya como base la geometría sino que se obtiene desde el primer plano a la línea del horizonte, por la degradación de tintes y tonos (2) que define también espacio y volumen. Los impresionistas abandonan el claroscuro y sus contrastes violentos; anulan de sus paletas los negros, grises, blancos puros, los “tierras”, los marrones y únicamente utilizan los colores del prisma: azules, verdes, amarillos, naranjas, rojos o violetas y, a partir de aquí, representan lo que ven, no lo que se conoce, por ejemplo, pintarán la tierra ya sea violeta o malva, azul y rosa o naranja, pero no marrón. A menudo emplean estos colores de acuerdo con la técnica de la mezcla óptica: dos colores puros yuxtapuestos sobre tela y no mezclados, a partir de sus pigmentos en la paleta. Entonces, el ojo del espectador tiene que recomponer el color deseado por el pintor: breves toques rojos y azules, yuxtapuestos, por ejemplo, permitirán al espectador “ver” un violeta, gracias al efecto de vibración así obtenido.
Denigrado primero, exaltado y puesto de moda después el Impresionismo fue tomado, en ocasiones, años después, como una tendencia excesiva a hacer de este arte un fin en si mismo, cuando no una orientación revolucionaria. Quien mejor llegó a entender la situación fue Paul Cézanne quien comprendió los peligros de una pintura excesivamente espontánea (y el agotamiento del estilo) y se preocupó en buscar una amplia síntesis en la que se conjugaran espontaneidad y rigor, instantaneidad y persistencia, visión de la naturaleza y sensaciones organizadas, evanescencia y estructura, colores y formas. Con ello pretendía reconstruir, más allá de las apariencias, en mundo en su entidad y tendía así, poética y filosóficamente, al absoluto. Se le puede considerar el primero de los grandes modernos, precursor de los fauves y cubistas.

                                                                                                              NARCÍS RIBOT I TRAFÍ


1)- En la primera de las ocho exposiciones colectivas compuesta por treinta artistas (1874) destacaban Claude Monet, Camille Pissarro, Pierre Auguste Renoir, Alfred Sisley, Edgar Degas, Paul Cézanne y Berthe  Morisot, representante femenina. Estos siete artistas, junto con Edouard Manet, son considerados, por lo general, como los principales pintores impresionistas.

2)- TINTE es la cualidad del color: dentro de la gama de verdes, por ejemplo, el verde esmeralda, el verde veronés, el verde inglés, etc.
   - TONO es el grado de intensidad de un tinte de más a menos.

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