domingo, 27 de marzo de 2016

LOS HERMANOS GRACOS EN LAS ARTES

Tiberio Graco (163- 133 a. C) y su hermano Cayo Sempronio Graco (154- 121 a. C.) fueron dos de los doce hijos de Cornelia y Tiberio Sempronio Graco. Se trata de dos personalidades importantes en la República Romana, segunda mitad del siglo II a. C., en relación a los conflictos sociales que turbaron el estado romano. En la III Guerra Púnica Tiberio sirvió a las órdenes de Escipión el Joven y después fue augur, pretor y tribuno de la plebe (134-133) y en este puesto propuso una ley para restringir las propiedades, límites en los territorios para que las tierras beneficiadas fueran repartidas entre los pequeños campesinos por una comisión. Los senadores se opusieron a esta ley, Tiberio depuso a su colega de tribunado Marco Octavio e intentó imponer la ley por la fuerza. Al conseguir el segundo tribunado, en contra de la ley romana, hubo una fuerte agitación y fue asesinado con algunos de sus seguidores. Diez años más tarde su hermano Cayo reanudó las luchas sociales. En principio obtuvo algunos éxitos y seguidores pero cuando tuvo que desplazarse a África su influencia se debilitó. Los sectores reaccionarios del partido senatorial provocaron luchas callejeras. Cayo se vio obligado a huir y en Furrina se hizo matar por un esclavo. Los cuerpos de Cayo, como antaño el de su hermano Tiberio, y seguidores de ambos fueron arrojados al Tíber.
En su colección de “Vidas Paralelas” Plutarco compara a los hermanos Graco con los espartanos Cleómenes y Agis. Señala a Tiberio como hombre tranquilo y a Cayo como más impetuoso y pasional. Escribe sobre la posibilidad de ambición de los Gracos pero señala las situaciones injustas de muchos campesinos sin posibilidades de subsistir puesto que las posesiones estaban trabajadas por los esclavos para beneficio de los grandes terratenientes y concluye subrayando la violencia del partido senatorial (“Optimates”), dando la razón a Tiberio como se la da a Cayo, alabándole como un excelente orador, a pesar de ser impulsivo.
Otros escritores no están de acuerdo y juzgan a los Gracos como equivocados. Cicerón, p. e. felicita a Escipión Nasica el cual encabezó el linchamiento de Tiberio y critica al pueblo por no haber reconocido su acción mientras Valerio Máximo encuentra bien que fuera denegado el entierro a los Gracos, más o menos tratándoles de traidores a Roma.
Allesandro Scarlatti escribió una ópera bastante neutra (1702) y posteriormente los dos hermanos aparecerán en literatura y teatro como revolucionarios sociales. Johann Jakob Bodmer escribe en 1773 un drama en reflexión contra la tiranía (Cayo es el protagonista). También la obra de Vincenzo Monti (1802) es tímidamente discreta aunque se decanta por la admiración de los hermanos asesinados. Mucho más fuerte es el drama de Marie- Joseph Chénier (1792), dirigido contra la aristocracia en un tiempo revolucionario en Francia: François- Noël Babeuf se comparaba con los Gracos y escribía con el pseudónimo de Cayo Graco en “Tribun du peuple”, fundado por él. A principios y mediados del siglo XIX aparecen dramas sobre los Gracos con tendencias neutrales (Sheridan Knowles en 1815, Otto Franz Gensichen en 1869) a diferencia de Adolf von Wilbrandt el cual cita a Cayo (1872) como un irresponsables cuyos actos estuvieron a punto de hundir Roma. La idea, proveniente de tiempos del Renacimiento, consistía en las turbulencias de la República a causa de los intentos reformadores de los Gracos que durarán hasta el golpe de estado de Julio César. Jean Giradoux en su obra publicada postreramente en 1958 habla de ello y señala las diferencias entre las guerras contra un enemigo externo y las guerras civiles.
Los hermanos no fueron representados en el arte figurativo de la Antigüedad y, más adelante, muy pocas veces. Henirich Füssli (Henry Fuseli) dibujó y pintó una versión propia de la muerte de Cayo (1774-78) junto al templo de las Furias. Seguramente como homenaje a Babeuf, Topino- Lebrun presentó otra “Muerte de Cayo” en el Salón de 1798 y Eugène Guillaume realizó un busto en bronce de los dos hermanos en forma de monumento funerario romano.


                                                                               Narcís Ribot i Trafí 

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