domingo, 24 de abril de 2011

LEÓNIDAS, LOS 300 Y LAS TERMÓPILAS

“Caminante, ve a Esparta y di a los espartanos que aquí yacemos por obedecer sus leyes”
                                                             Simónides de Ceos
                                                        
    Esparta o Lacedemonia (Lakeidamon), situada en el centro de Laconia fue, con Atenas, la polis (ciudad-estado) más importante de Grecia (1). Probablemente los aqueos la fundaron a mediados del milenio II (citado por Homero). Reconstruida por los dorios, un siglo después alcanzó gran nivel intelectual y artístico para replegarse después (siglo VI a. C) y  someterse a las instituciones militares, (atribuido a las reformas de Licurgo) repudiando el arte y viendo como su industria y su comercio decaían; en cambio su hegemonía militar quedó absoluta, eran profesionales de la guerra.
El imperio persa, vencedor de los caldeos/babilonios, llegó a poseer el ejército más potente del mundo en su tiempo. Reprimió el levantamiento de algunas ciudades griegas en Asia y se enzarzó en la I Guerra Médica que acabó cuando el emperador persa Darío I fue derrotado en Maratón por Milcíades. Precisamente es por estas fechas (490 a. C.) cuando Leónidas es nombrado rey de Esparta. Los persas volvieron al ataque una década después, iniciándose la II Guerra Médica.  Un consejo reunido en Corinto decidió enviar unos 7000 hombres para defender el paso de las Termópilas (2) al mando de Leónidas (con sus 300 hoplitas que constituían el cuerpo de élite espartano) quien rechazó valerosamente al enemigo. Traicionados por el malio Efialtés, el cual mostró otro camino a los persas, Leónidas hizo regresar a la mayor parte del ejército heleno, manteniendo a sus 300, un grupo de tespios y otro de tebanos. Resistencia heroica hasta la muerte (los persas perdieron unos 20.000 hombres de los 800.00 constituyentes de su ejército) que retrasó la invasión. Tiempo después, los griegos vencieron en las batallas de Salamina, Platea y Micala y los invasores fueron expulsados.
La figura de Leónidas, sus hombres y sus hazañas serán alabados en un poema de Simónides de Ceos al finalizar la guerra, mientras el historiador Herodoto reseñaba los rituales espartanos antes de la batalla. El desprecio hacia la muerte será señalado después por Cicerón (“Tusculanae Disputationes”) y Valerio Máximo. El presbítero y escritor François de Salignag de Fenelon de la Mothe emplaza a Leónidas frente al emperador persa Jerjes, hijo y sucesor de Darío I en sus “Dialogues des morts” (1712), presentando a un Jerjes autoritario y despótico rodeado de aduladores, comparación ya realizada por Platón en “Las leyes”. Mucho éxito obtuvo el relato de Richard Glover, “Leónidas” (1737), otro gran admirador de Esparta como también lo fueron un grupo de autores filohelénicos  del siglo XIX, Victor Hugo, por ejemplo en su poema “Les Trois Cents” (1873) o la tragedia de Michel Pichat (1825) ---- también con gran éxito ---- cuando ya abiertamente se comparaba el choque de las Termópilas con situaciones y problemas socio-políticos del momento. Existe también una obra cantada, para coro y solistas, de Max Bruch y H. Bulthaupt (1894).
Hasta el siglo XVIII muy poco hay de representaciones sobre Leónidas en el campo pictórico. Pietro de Cristoforo Vanucci, más conocido como Perugino, gran pintor del Renacimiento y maestro de Rafael Sanzio, lo plasmó en 1500, Stefano Torelli representó la batalla alrededor de 1740 en Bayreauth y Jacques-Louis David ---- el más representativo pintor neoclásico, activista de la Revolución Francesa y posteriormente adulador de Napoleón Bonaparte ---- dará el lienzo más conocido (de 1800 a 1814), donde Leónidas mira tranquilo al espectador, consciente de su inmolación mientras sus hombres se entregan a los rituales precedentes de la batalla.
En el cine la más que correcta “El león de Esparta” o “Los 300 espartanos”, dirigida por Rudolph Maté (3) en 1962, constituyendo uno de los “peplum” más interesantes de la década (reproducción bastante fiel, buena interpretación encabezada por sir Ralph Richardson como Temístocles, gran “strategos”, amigo y aliado de Leónidas y vencedor en la batalla naval de Salamina).
La reciente versión de Zack Snyder, 300, sencillamente no la considero cine, es un video-clip: posee los lamentables errores del actual cine de acción y del “fantastique”. Muchos planos recuerdan el còmic de Frank Miller en el que se basó (más que literalmente) presentando un compendio de violencia al máximo, donde los espartanos son cuerpos-Danone y los persas parecen sacados de un tratado de teratología, incluyendo al gigantesco afeminado Jerjes y al traidor Efialtés, una gárgola-freak invitada a la función...........

                                                                                         Narcís Ribot i Trafí

1)- Esparta era una diarquía (dos reyes, uno en combate y otro en “reserva”). Su equivalente al consejo de gobierno de Atenas (Areópago) o de Roma (Senado) era la “Gerusia”.
- Aunque Grecia fuera una tierra dura de labrar (muchas regiones solo eran aptas para las cabras y ovejas, especialmente las que rodeaban a Esparta) constituía una fuente casi indispensable para la vida. A diferencia del resto de Grecia, los militares espartanos no cultivaban la tierra. Esta tarea la realizaban los esclavizados ilotas. Cereales, legumbres (lentejas, judías y garbanzos), espárragos, repollo y ajo eran la base de la dieta (no conocían el arroz ni, por supuesto, las patatas); cabras y ovejas proporcionaban la leche y había gran cantidad de fruta: uvas, higos, manzanas, peras, membrillos (no conocían las naranjas ni los limones) y la miel era el substituto del azúcar mientras la sal marina era muy apreciada.
                                   
2)- Termópilas/Thermopylai, significa “Puertas Calientes”. Es una quebrada de escasa anchura. “Puertas” se debe a su condición de ruta natural y “Calientes” por sus manantiales de aguas medicinales sulfurosas. Aquí es donde en agosto del 480 a. C. se dio la famosa batalla. La geomorfología ha variado mucho a causa de varios terremotos y los depósitos aluviales del río Esperqueo.

3)- Antiguo (y excelente) fotógrafo pasado a director, realizó un clásico de la Ciencia-Ficción de los 50: “Cuando los mundos chocan”. En su versión reproduce magníficamente, p. e., el escudo de los hoplitas (soldado griego de infantería pesada, la palabra proviene del escudo de madera con dos embazaduras, “hoplon”) con la letra lamba (como una V invertida), equivalente a nuestra L, inicial de Lacedemonia. También lo hace Synder. Lo que no tienen en cuenta el còmic y las dos versiones cinematográficas es presentar a los espartanos con barba y bigote, cuando en realidad se afeitaban el labio superior en señal de sumisión a su patria.

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