lunes, 17 de febrero de 2020

TIMÓN EN LAS LETRAS


Aquel que le gusta que le adulen se merece al adulador” (“Timón de Atenas, de W. Shakespeare, Acto I, Escena I)

Quien menosprecia mi honor, no ha de conocer mi moneda” (Idem, Acto III, Escena III)

                                          El personaje real de Timón vivió en la Atenas clásica (contemporáneo de Alcíbiades) del siglo V a. C. Historias y leyendas hicieron a este hombre no solamente un ejemplo de insociabilidad y retraimiento sino de la misantropía personificada (casi siempre se mantuvo alejado de sus semejantes, especialmente de sus compatriotas).
El grueso informativo sobre su historia es de Plutarco en la colección doble biográfica titulada “Vidas paralelas” en donde se compara un griego y un romano con alguna o muchas características comunes en situaciones, problemas, profesión, o sea vivencias en general (“Alejandro Magno- Julio César”,  “Pericles- Fabio Máximo”, “Alcíbiades- Coriolano”, etc.). En su biografía sobre Marco- Antonio, después de perder la batalla de Accio frente a su ex cuñado y rival Octavio/Octaviano (futuro emperador Augusto), nos cuenta Plutarco como se hizo construir una casa aislada en Faros (costa egipcia) para llevar allí una vida apartada de todos a semejanza de un segundo  y resentido  Timón. En otra biografía de Plutarco, sobre Alcíbiades, vemos a Timón aliarse con Alcíbiades a quien manifiesta gran estima (quizás la única persona a quien mostró afecto). Le preguntaron el porqué y contestó que podía ocasionar una gran desgracia para Atenas.
Luciano relata en un diálogo como Timón, pobre y arruínado después de haber sido rico, implora a los dioses que actúen con dureza contra la humanidad. Esta obra de Luciano, posiblemente originaria en una perdida comedia de Antífanes (salvo algunos fragmentos) del siglo IV, es la base de varias obras teatrales posteriores.
El autor de comedias Aristófanes se burla de Timón en “Lisístrata” (411 a. C.) y en “Los pájaros” (414) mientras Estrabón habla de nuestro hombre en el “Timonium” de Marco Antonio. Marco Tulio Cicerón habla de la misantropía de Timón en “Tusculanae Disputationes” enfocándola como una enfermedad del alma proveniente de una aspiración frustrada.
Ya en el Renacimiento la primera obra teatral apoyada en el texto de Luciano es la de Matteo María Boiardo (1487) por encargo de Ercole di Ferrara seguida de la escrita por Galeotto del Carretto (1497) para Isabella d'Este y la del historiador, erudito, humanista y escritor español Pedro Mejía --- Pero/Pedro Mexia para grafías antiguas ---  quien publicará un libro titulado “Silva de varia lección” (1540) en donde se incluye un capítulo con mixtura de anécdotas y situaciones burlescas (“Timón ateniense”). Entrando en el barroco también William Shakespeare, en líneas generales, sigue el texto de Luciano y las anécdotas salteadas de las dos biografías de Plutarco: “Timón de Atenas” o “La vida de Timón de Atenas” --- “Timon of Athens” o “The Life of Timon of Athens”, en el original inglés (1606 o 1607) --- mostrándonos primero a un Timón generoso y noble el cual es constantemente adulado y finalmente estafado. Después de su ruína económica se retira a una cueva para convertirse en un misántropo y continuar siendo halagado y lisonjeado después de haber encontrado un tesoro hasta que, cansado, expulsa con agresivida a los aduladores. Por similar camino, con mismas fuentes, circula Mexia en su ya citado libro.
Este sorprendente “Silva de varia lección”, de Mexia, servirá de base para un relato de William Painter titulado “Palace of Pleasure” (1566).
En una ópera de Henry Purcell, con adaptación de Thomas Shadwell, sigue a Shakespeare añadiendo un entreacto (1694) mientras Peter Meulewels acude también a Luciano para una tragedia en holandés: “Timon mosanthropos” (1636) y en una obra de Emile Fabre (1899) --- relato ideado y elaborado por él --- sobre los contratiempos y adversidades de Timón.
Nuestro hombre ya convertido universal y típicamente en la personificación de la misantropía lo cual hace que algunas obras literarias referentes a la misantropos llevensu nombre aunque él no aparezca (como en cine fantástico hay películas de vampiros que llevan el nombre de “Drácula” sin que el conde transilvano aparezca en la cinta) como en la comedia de Graf von Soden ” Der Neue Timon” (1789), el poema épico de Edward Bulwer- Lytton (“The New Timon”, 1846) y el drama de F. Dümmler (“Timon von Athen”, 1917).
Ferdinand Bruckner (pseudónimo de Theodor Tagger, escritor y director de teatro), por su parte, se apoya en Shakespeare en su drama de 1932, inspirando una pintura de Nathaniel Dance, una de las escasas aportaciones del arte figurativo a nuestro personaje...

                                                                                                         Narcís Ribot i Trafí





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