sábado, 31 de agosto de 2019

“LOS VIOLENTOS AÑOS 20” (RAOUL WALSH, 1939)



“…. En esta película  los personajes son composiciones sobre personas que yo conocí y las situaciones son las que realmente ocurrieron. Amargas o dulces, las memorias se hacen preciosas con el paso de los años. Esta película es una memoria, estoy satisfecho por conservarla y agradecido a su recuerdo”. (Mark Hellinger, argumentista)
--A)- MARK HELLINGER, LA IDEA- (Nueva York 1903- Los Angeles, 1947) Fue un productor que conocía los entresijos del cine, sus posibilidades tanto en el espectáculo como en lo expuesto en la “lectura entre líneas”  para el espectador (el “mensaje”, dirían algunos). No todos tenían tal concepción: los había que solo buscaban llenar plateas o sea lo comercial para la ganancia económica y nada sabían de la parte artística. Durante la década de los 20 fue periodista en el Daily News y en los treinta en el Daily Mirror como columnista para entrar a finales de este tiempo en el departamento de escritores de  Warner Bros. La perspectiva de los hechos como periodista daba una visión realista a su escritura. Pergeñó una historia original sobre hechos reales de la cual Jerry Wald, Richard Macaulay y Robert Rossen (productor, director y guionista) escribieron el guión para “The Roaring Twenties”, dirigida por Raoul Walsh en 1939 (nunca estrenada comercialmente en España pero los pases televisivos y la aparición en vídeo y después en DVD le dieron el conocido título de “Los violentos años 20”). Gracias a ello se convirtió en productor asociado de Warner actuando como tal en otros films de Raoul Walsh como They Drive by the Night” (“La pasión ciega”, 1940), “High Sierra” (“El último refugio”, 1941) y “Manpower” (1941, nunca estrenada comercialmente en España pero apareció en DVD). Años después fundó su propia productora, Mark Hellinger Productions mientras firmaba un contrato con Universal para la distribución demostrando ser una pieza importantísima en la existencia y evolución del “género negro”. Proyectó “The Killers” (“Forajidos”,1946), dirigida por Robert Siodmak sobre un relato de Ernest Hemingway y siguió después con dos destacables películas de Jules Dassin: “Brute Force” (“Entre rejas”, 1947) y “Naked City(“La ciudad desnuda”, 1948), puro “cine negro”. Mark Hellinger murió prematuramente a los 44 años (1947) víctima principalmente de los excesos del alcohol aunque tenía en preparación “Criss Cross” (“El abrazo de la muerte”, 1948), de Robert Siodmak, “Act of violence” (1949), de Fred Zinneman y “ Knock on Anny Door” (“Llamad a cualquier puerta”, 1949), de Nicholas Ray (todas ellas pudieron estrenarse). Humphrey Bogart entró en la productora y la convirtió en “Santana” sin dejar las directrices de Hellinger.
--B)- CINE NEGRO, EL GÉNERO- La denominación de “Cine negro  se debe al crítico Nino Frank en referencia a las películas norteamericanas que llegaban a la Francia de la postguerra y, en algún modo, en relación con las novelas policiacas con cubierta negra y oro, colección fundada por Gastón Gallimard y Marcel Duhamel, aparecida en otoño de 1945. Por tanto “lo negro” hace referencia a la temática policiaca y criminal y a la tonalidad visual  predominante en los diseños de las novelas y en los films. Al estrenarse en Francia (verano de 1946) cinco películas el cartel de “cine negro” quedó prácticamente sellado: “El halcón maltés” (John Huston, 1941), “Historia de un detective” (Edward Dmytryck, 1944), “Laura” (Otto Preminger, 1944), “Perdición” (Billy Wilder, 1944) y “La mujer del cuadro” (Fritz Lang, 1945). En sentido más restrictivo se denomina “Cine Negro” para referirse a las películas norteamericanas años 30-40 --- con residuos en los 50 --- con atracos, tramas criminales, gángsteres, violencia más o menos explícita y personajes estereotipados que revelan un trasfondo pesimista al seguir caminos equivocados, sea el ser humano o la sociedad  en general.
El “Cine Negro” tiene unas características propias inconfundibles: niebla, farolas encendidas en la oscuridad de noche, lluvia, calles empapadas, luces y sombras sobre los personajes, antros y hoteles baratos, figuras problemáticas, mujeres fatales, luces de neón, atmósferas opresivas y/o claustrofóbicas, música de jazz, el smog que nada deja ver, tomas angulares que contribuyen a la composición deseada, generalmente expresionista… Se ha dicho que el “Cine Negro” es la crónica de una decadencia a modo de epílogo. El llamado “Cine policíaco” puede encuadrarse dentro del “Negro”, así como el denominado “Cine criminal”, de “Suspense” con diversas variaciones (“dramas carcelarios”, p. e.). Para algunos autores “lo negro” se aplica al aspecto visual (predominan secuencias nocturnas, fotografía principalmente derivada hacia la penumbra, sombras, claroscuro)  para otros prima más el contenido (una visión pesimista de la naturaleza del ser humano, fatalismo, traición, corrupción, etc., recordando en los personajes situados al margen de la ley que no siempre hay coincidencia legalidad- moralidad en sus conductas).
La estética del Cine negro proviene de los autores emigrados (especialmente germanos) después del auge del Expresionismo (fotografía, plástica, decoración…) mientras el lenguaje, frecuentemente críptico y elíptico del propio relato tiene que ver con la censura comercial y política sufrida por los realizadores: “El Código de Hays” (1933) para pasar luego el género negro a proyectos de poco presupuesto enmarcados en la serie B y más adelante la persecución del senador Joseph McCarthy con la ruina de varias carreras. De todo ello surge la densidad narrativa en concisión ejemplar como positiva característica del género para más adelante complicarse la trama en su forma más barroca, a veces incoherente e innecesariamente compleja.
Si la novela negra a dado autores formidables (algunos de ellos han sido también guionistas de films) como James Cain, William R. Burnett, Raymond Chandler, Dashiell Hammet, Horace McCoy, etc., el cine negro ha inscrito con letras de oro nombres como Fritz Lang, Howard Hawks, Raoul Walsh, Robert Siodmack, John Huston, etc.
--C)- RAOUL WALSH, EL REALIZADOR – Hablamos de él hace algún tiempo al comentar “El mundo en sus manos”. Recordemos, una vez más, que para Raoul Walsh filmar era como pinta un pintor. Era verdaderamente un pintor fílmico, y de los grandes. Su característica principal era el sentido aventurero que marcó tanto su propia vida como los films realizados por él, surgentes de su poderosa inventiva cinematográfica: una narrativa sin subrayados inútiles ni estética vacía para distraer al espectador, ocultando/edulcorando la impotencia fílmica ante la progresión de la narrativa (mucho cine actual, muchos realizadores actuales sin estilo, algunos de ellos no saben ni colocar la cámara). Walsh tenía una noción formidablemente acertada del tiempo fílmico: un paisaje mostrado con economía de planos (sin recrearse, otro de los vicios del cine de hoy) donde se injertaban los personajes mostrados también en sencillas tomas, el conjunto humano era manifestado “de una sola pieza” --- como dice muy acertadamente Joaquín Vallet (1) --- eludiendo cualquier maniqueísmo acomodaticio tentador para realizadores sin imaginación (justificar el metraje gastado) y sin la necesaria trasgresión. En escasas ocasiones recurre a la cámara móvil, trucajes o efectos de montaje (¿Cuántas veces se utiliza injustificadamente el zoom, el gran angular o el “ojo de pez” en lugar de un travelling, un picado o un contrapicado oportuno?) provocando un lenguaje fílmico espantoso y feista aunque ello a muchos de los llamados “espectadores” nada les importe--- posibilidades mal usadas y embrutecedoras (generalmente provenientes de los directores televisivos) muchas veces usadas gratuitamente y siguiendo el sistema de hacer lo más fácil con la “ley del mínimo esfuerzo”, otro de los defectos de la cinematografía contemporánea --- lo verdaderamente móvil son sus personajes encajados en el plano/cuadro. Gracias a su estilo (hoy ya no discutible) su plástica será bella y muy acertada, en muchas ocasiones hermosísima gracias a este sentido de la progresión narrativa; sus planos, aparentemente sencillos, muestran una complejidad inimitable --- en línea directa --- que nada desea saber de fútiles ambigüedades, equívocos ni tergiversaciones, tanto en el estilo expuesto por parte del realizador como en el sentido o “mensaje” del film que se quiera/pueda hacer. Tocará gran amplitud de géneros: del cine negro al western, del aventurero propiamente dicho al bélico, incluso alguna comedia y algún drama pero todos ellos están impregnados de este afán aventurero inherente a Walsh, tanto en su vida como en sus obras. También recordar el sentido de tragedia griega o shakesperiana que empapa su cine. Volviendo a Joaquín Vallet podríamos decir que la obra de Raoul Walsh es perfectamente equiparable a la de un John Ford o a la de un Howard Hawks.
Es necesario recordar la mixtura de géneros en su obra, p. e. “The Sheriff of Fractured Jaw” (“La rubia y el sheriff”, 1959) a primera vista es un western pero el lenguaje fílmico es de comedia así como ”La pasión ciega” o “Manpower” (2) están narradas con métodos de “cine negro” (estudiándose/encuadrándose en numerosas ocasiones como tal) y son en realidad dramas. También el esquema de una historia servirá para dos géneros: “El último refugio” (cine negro)/”Juntos hasta la muerte” (western), “Objetivo Birmania”(bélico)/”Tambores lejanos” (western). De todo ello podemos decir que la puesta en escena de Walsh es portentosa (con valores incluso en sus pocos films menos conseguidos), la  densa épica surgirá del film con fuerza natural al mismo tiempo que, en otros momentos,  la brillante y efusiva lírica hará su aparición para sorprendernos. Raoul Walsh siempre fue el colega más admirado por John Ford.
--D)- “LOS VIOLENTOS AÑOS VEINTE- Raoul Walsh había tocado ya el “negro” antes de roturarse/denominarse/constituirse como tal en la muda “Me Gangster” (1928) y al entrar en la recién inaugurada 20th Fox en su primer film para la compañía, “The Bowery” (“El arrabal”, 1933, también conocido como “Nueva York 1886”), trataba ya el mundo de los gánsteres, delincuencia violencia y fuera de la ley.
Podríamos decir que Walsh, después de sus balbuceos en el género, sus tres films en “estado puro” del genero, tres grandes y maravillosas películas (“Los violentos años 20”, “Al rojo vivo” y “El último refugio”) se convierte en cronista oficial de la realidad histórica en sus puntos oscuros y en desarrollo de la delincuencia: la hipócrita “Ley Seca”, 1920, (“Los violentos años 20”), el gansterismo aumentado a partir de la depresión en la caída de bolsa de Wall Street, 1929, (“El último refugio”) y la delincuencia nacida después de la I Guerra Mundial (“Al rojo vivo”). Hay otra película, “The Enforcer” (“Sin conciencia”), dirigida en algunas pocas escenas por Bretaigne Windust quien abandonó la realización por desavenencias con la productora y fue terminada por Raoul Walsh (no acreditado), refiriéndose al tema del crimen organizado (años 50). Los personajes de ficción se integran perfectamente en el marco correspondiente, descritos perfectamente en su psicología y acciones por el “historiador” Walsh.
Una vez escrito el proyecto de “The Roaring Twenties” (literalmente, más o menos, puede traducirse por “Los ruidosos años 20”), la película debía ser dirigida por el ruso Anatole Litvak, realizador con algunos films interesantes (“La noche de los generales”, “Noche eterna”, “Anastasia”, “El sorprendente Dr. Clitterhouse”) pero, sinceramente, la cinematografía en general, el cine negro en particular y el espectador salieron ganando al ser substituido ya casi desde el principio por Raoul Walsh. La película fue producida por Hal B. Wallis para la Warner mientras los efectos especiales corrían a cargo del futuro realizador Byron Haskin (“La isla del tesoro”, “Cuando ruge la marabunta”, “La guerra de los mundos”, “La conquista del espacio”, etc.) y del montaje se ocupó otro importante director en años venideros: Don Siegel (“El gran robo”, “Contrabando”, “La jungla humana”, “Private Hell, 36”, etc.).
El film se abre con una voz en off que narra la historia de los Estados Unidos desde su entrada en la I Guerra Mundial hasta la abolición de la “Ley Seca”, por tanto es una crónica de los acontecimientos sostenida por los cinco personajes principales (tres hombres y dos mujeres) y así el bien y el mal se entremezclan mostrando en breves pinceladas la moral de cada uno de ellos mientras los nudos del relato serán estos sucesos formantes de la historia del país: la “Ley Seca” en marcha a partir de 1920 (el consumo de alcohol continuó de forma clandestina y dominado por violentas mafias, en verdad  a la ley promovida por el senador Andrew Volstead podríamos aplicarle aquello de “Fue peor el remedio que la enfermedad” y buen número de poderosos delincuentes se enriquecieron con ella, p. e. el famoso Al Capone),  composición de la ilegalidad, corrupción policial, errores de la administración de justicia, los gánsteres, su aparición y rivalidad entre ellos, el final de “La Prohibición” o “Ley Seca”, la caída de la bolsa de 1929 y la Depresión. La película está basada los personajes reales de Larry Fay y su amiga Texas Guinan, su actuación durante los años de la “Ley Seca” o “Prohibición” y la exposición fílmica dibujada con flashes de impresión periodística, cosa totalmente deseada por Raoul Walsh y Mark Hellinger.
Es destacable la espléndida fotografía de Ernest Haller (“Lo que el viento se llevó”, “El halcón y la flecha”, “El hombre del Oeste”, etc.) en blanco/negro, su sensación de tridimensionalidad en sus primeros planos y el brillante contraste de los nacarados blancos con los profusos negros en los objetos mientras la música de Heinz Roemhheld (“The Tall T”, “Siempre Eva”, “Balas o votos”, “La hija de Drácula”, etc.) subraya adecuadamente cada capítulo de la historia.
Hacia el final de la guerra, en plena batalla coinciden los tres protagonistas: Eddie Barlett (James Cagney), el abogado Lloyd Hart (Jeffery Lynn) y el cínico y malvado George Hally (Humphey Bogart) que parece disfrutar con la muerte de sus enemigos (los tres están disparando y Eddie comenta que no hace fuego sobre un muchacho que parece tener 15 años, George dispara y mata al joven, fuera de campo, comentando “Ya no cumplirá los 16”). Acaba este fragmento bélico donde los tres se conocen, de estilo totalmente documental y las tropas regresan a sus países. A Nueva York llega Eddie en el último embarque con recibimiento bastante indiferente (los desfiles de la victoria fueron para los primeros en llegar). Una mala noticia para Eddie: no puede recuperar su ex trabajo de mecánico por la crisis. Pero también hay una luz de esperanza: su amigo Danny Green (Frank McHugh) le ofrece compartir su habitación y su negocio del taxi, turnándose en la conducción. Entra en vigor la “Ley Seca” y Eddie es arrestado por llevar un paquete (encargado por un cliente del taxi) a la sala de fiestas donde canta Lana “Panamá” Smith (Gladys George). El paquete contiene botellas de alcohol. Pasa unos días en la cárcel  hasta que “Panamá” paga la fianza y le confiesa que le gustan “los tipos honestos”. Hacen una buena amistad, nada más.
Durante la I Guerra Mundial se propuso a unas cuantas jóvenes para escribir a los soldados con la intención de animarles y estimularles. Nuestro hombre recibía cartas de una tal Jean Sherman (Priscilla Lane) a quien va a visitar al poco de acabar el conflicto creyendo en la infalibilidad del “flechazo” pero tiene una gran decepción: Jean es una muchacha de 15 años. Eddie, para salir de la casi pobreza, entra en mano de “Panamá” en el negocio del tráfico y después en la elaboración del prohibido alcohol llegando a prosperar. Tiene una red ilegal donde entra el abogado Lloyd Hard. Han pasado unos años y Jean es ya una mujer y entra a cantar al local de “Panamá”, allí Eddie le confiesa su amor pero la muchacha se enamora de Lloyd que a su vez se enamora de ella. Al querer ampliar el negocio es despreciado por el temible gánster Nick Brown (Paul Kelly) y Eddie decide vengarse abordando uno de los buques transportista del contrabando del mafioso Brown pero allí se reencuentra con su antiguo compañero George Hally, quien  trabaja para Brown aunque confiesa desear traicionarle. Eddie y George se asocian y dan una fuerte golpe al poderoso gánster y este se venga asaltando un casino de Eddie donde encontrará la muerte, en medio de los disparos, su auténtico amigo, el ex taxista Danny Green. Nuestro hombre quiere dar el golpe de gracia a Brown y lo hace a pesar que el sin escrúpulos George lo había vendido (destacable la escena donde Brown huye abriendo una puerta de batientes en una cocina, Barlett le dispara y su enemigo vuelve a entrar de espaldas, herido de muerte, y cae ruidosamente al suelo mientras los batientes se abren-cierran con fuerza). Eddie descubre a los enamorados y zarandea a Lloyd, quien le había anunciado abandonar la empresa. Que Barlett conserva aún su buen fondo se demuestra al momento. LLOYD HARD: “¿Que pretendes demostrar?” EDDIE BARLETT: (después de reflexionar unos instantes) “Nada, nada, perdóname”. Y se aleja. Llega la caída de la bolsa en octubre de 1929 y muchos, ricos y pobres quedan totalmente arruinados y se abole la “Ley Seca” arrastrando a la ruina a muchos traficantes. Es lo que le pasa a Eddie quien para salvarse vende su empresa a George quien le ofrece una miseria. Ahora George es rico y poderoso, tranquilo al creerse protegido sobre su vida, pasada y presente, delictiva. Eddie vuelve a la casi pobreza ganándose el sustento con un taxi, otra vez, el único que George le dejó conservar. Un día recoge una cliente que es Jean quien le dice que ella y Lloyd se casaron y tienen un hijo de cuatro años. Le invita a entrar en casa, le presenta al niño y llega Hard quien saluda efusivamente a su antiguo amigo. Ahora Lloyd es ayudante del fiscal y está reuniendo pruebas para inculpar a George. Un día Eddie recibe la visita de Jean quien le suplica ayuda ya que su marido ha recibido amenazas de muerte de la banda de George. Nuestro hombre, con voz etílica, se niega recordando la felicidad que podría ser suya pero recibe la reprimenda de “Panamá”. Va a casa de George y, vigilado por un sicario, habla con él. George le dice que ha planeado librarse de Lloyd y que él, Eddie, también sabe demasiado de su vida… Entonces Barlett, aunque parezca bebido, agrede al sicario y le quita el revólver. George, asustado, le ofrece ser socios otra vez pero Eddie rechaza la proposición y dispara sobre su antiguo compañero cuando este extraía una pistola de la caja fuerte. Escudándose en el sirviente baja las escaleras y dispara sobre dos hombres más de George para huir herido (disparo por la espalda) a la nevada calle (estamos en año nuevo). En aquel momento llega la policía y detiene al resto de la banda de George mientras (en un excelente travelling de ida) Eddie llega a las escaleras de una iglesia. Cae por los nevados escalones y muere… Es asistido en sus últimos segundos por “Panamá” mientras se acerca un agente de policía y pregunta quién era, añadiendo que “parece un pordiosero”. “Panamá” contesta “Era un gran tipo”… Ahora otro formidable travelling de retroceso empequeñece las figuras de Eddie muerto “Panamá” y el policía. La imagen de la iglesia representa la señal de remisión posible para un hombre honesto, a pesar de todo, “un gran tipo”…
                                                  Narcís Ribot i Trafí

1)- Joaquín Vallet Rodrigo: en un artículo tan sucinto como jugoso y acertado sobre Raoul Walsh con referencia a “El mundo en sus manos”.
2)- Cuando cerré estas líneas hace años al poco apareció en DVD “Manpower”, subtitulado “Alta tensión”. Efectivamente se trata de un drama con lenguaje planificativo de “Cine Negro” con el hálito de tragedia griega/shakesperiana propia de Walsh. Mismo caso que “La pasión ciega”. Si esta trata de la vida y problemas de los camioneros, “Manpower” lo hace sobre empleados de la compañía de electricidad. Es una sobria y espléndida película.



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