viernes, 25 de noviembre de 2016

LAS ÓPERAS DE HAENDEL


En verdad la treintena de oratorios de Georg Friedrich Haendel (1665- 1759) son momumentos únicos en la historia de la música. (“montañas sonoras”, “trozos de roca”, como dice Romain Rolland).
Haendel --- alemán de nacimiento, vivió muchos años en Inglaterra --- fue uno de los más grandes compositores del Barroco Musical (quizás el más grande junto a Juan Sebastian Bach) y de la historia de la música. Destacó en todos los géneros, resaltando por sus insólitos oratorios. Más difícil es analizar su cincuentena de óperas (pocos estudios).
Empresario y compositor, Haendel creó un estilo ecléctico a semejanza de las composiciones italianas. Jamás intentó salirse de esta premisa; gracias a su talento produjo ríos de música maravillosa reforzada con su excepcional fecundidad e imaginación aunque no todas sus óperas brillan a gran altura. Muchas fueron de encargo, para sobrevivir en tiempos de penuria económica, algunas como “Alessandro Severo” son “pasticcios”, mezcla de ensayos y de otras óperas (en cine lo llaman “refritos”) y por ello la posteridad le reservó  un lugar secundario en el campo operístico detrás de un Gluck, un Mozart, un Monteverdi, un Pergolesi, etc., pero, con todo, su calidad musical puede parangonarse perfectamente con los antes señalados. Haendel había tenido ocasión de admirar y estudiar la producción italiana: “Incoronazione di Popea”, de Monteverdi, obras de Francesco Provenzale y Alessandro Scarlatti, las reformas de las cuales --- patrón operístico napolitano ---- influyeron fuertemente en la ópera italiana. Generalmente el esquema de este tipo de obras usado, casi siempre, por Haendel, está dividido en tres actos  y su conjunto forma un espeso concierto vocal- instrumental desarrollado en una recargada (barroca) puesta en escena. El libreto está dispuesto para el autor en un número de escenas, cada una en determinada situación para dar ocasión del lucimiento de los cantantes. Puede parecer una sucesión de fragmentos yuxtapuestos (sentimentalers, dramáticos, etc.) generalmente con gran extensión vocal.
A veces el bajo continuo y un instrumento solista, a veces la cuerda u otro grupo de instrumentos configuran  el aria que puede ser de diferente tipo (“cantabile”, “di portamento”, “parlante”, “di bravura”, etc.), casi siempre escritas bajo el modelo de aria napolitana “di capo”, o sea en tres periodos, A, A', A, siendo la segundas parte una especie de extensión de la 1ª y la 3ª una repetición exacta de la 1ª. Algunas arias serán también “lieder” estróficos que Haendel había conocido en Hamburgo. El recitativo acompañado por conjunto orquestal lo engloba y lo sostiene.
En la ópera italiana casi nunca hay corte (al menos en la época barroca) aunque Haendel los hace aparecer en una de sus más grandes obras: “Julio César”, y también a “Orlando Tamerlán” y alguna otra. Generalmente las oberturas siguen el plan“a la francesa”, en los tres periodos, A- B- A, en otros se acerca al espíritu del “Concerto Grosso” y ocasionalmente crea sinfonías descriptivas (la tempestad en “Ricardo I o “Lotario”). Los asuntos están tratados con aire de tragedia en tres actos (excepción: “Teseo”, en cinco actos) y todos los textos están escriton en Italia.
Los libretistas y colaboradores de Haendel son amigos suyos (Nicolau Haym) de sonada reputación (Metastasio).
Bien que de manera irregular --- lo cual confiere un encanto original que otros autores no tienen --- las ópereas de Haendel más estrictas que los modelos itralianos inspiradores de estas son, también más vivas y tensas y poseen un lugar de honor en la historia de la música (*).
                                       
                                                                                     Narcís Ribot i Trafí

(*)- ÓPERAS DE HAENDEL: 1705- “Almira”, “Nerón” (perdida), 1707- “Rodrigo”, 1708- “Florindo”, “Daphme”, 1709- “Agripina”, 1711- “Rinaldo” (2ª. Versión en 1731), 1712- “El pastor fiel” (2ª versión en 1734), 1713- “Teseo”, 1714 “Sila”, 1715- “Amadis de Gaula”, 1721- “Florindante”, “Otón”, 1724- “Tamerlán”, “Julio César”,1725- “Roselinda”, 1726- “Escipión”, “Alessandro”, 1727- “Admeto”, “Ricardo I, rey de Inglaterra”, 1728- “Siroe”, “Tolomeo”, 1729- “Lotario”, 1730- “Parténope”, 1731- “Poro” (“Alejandro en la India”), 1732- “Sosame”, “Ezio”, 1733-“Orlando”, 1734- “Arianna”, 1735- “Ariodante”, “Alcina”, 1736- “Atlante”, 1737- “Arminio”, 1738- “Faramondo”, “Jerjes”, “Berenice”, ”Justino”, 1741- “Himeneo”, “Deidamia”, “Júpiter en Argos” (no llegó a representarse junto con cinco obras más) y 1749- 

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