sábado, 8 de agosto de 2015

LA INDIA EN LLAMAS


I)- UNA AVENTURA FERROVIARIA…….
“NORWEST FRONTIER” (“LA INDIA EN LLAMAS”), de J. Lee Thompson (Rank Organisation, 1959). Los motivos por el cual he escogido este título son varios: a) se trata de una película de aventuras muy interesante, b) la visioné por primera vez en mi infancia, ya entonces me gustó, repuesta comercialmente en 1976 (a 17 años de su producción) volvió a entusiasmarme, apareciendo luego en video (la primera edición en video para alquiler apareció con el original traducido “Al Noroeste de la Frontera”) y más adelante en DVD en varias ediciones, la tengo también en su reproducción original británica y contiene más escenas que en su versión española, c) escribí sobre ella hará unos 17 años en una revista sobre ferrocarriles, antes lo había hecho en forma más breve en algún semanario, d) porqué la trama se centra sobre un viaje en tren y siempre he sido aficionado a los ferrocarriles antiguos, e) expone un tema de fondo tristemente actual: fanatismo, terrorismo, nacionalismo exacerbado, etc.  y  f) en todos los cine-fórum de los cuales me he responsabilizado la he programado porque se que puede gustar a un público amplio, hace años la proyecté --- porqué una comisión  cultural  me lo pidió --- y mi presentación molestó a algún responsable por decir yo que películas así no se hacen hoy, me llamó después la atención y acabó reconociendo que nada entendía de cine, perdurable problema de quienes les molesta que haya interés por la cultura y el saber, eternos ”comisarios” --- no solamente políticos --- quienes nos dicen lo que tenemos que hacer, leer, las películas que hemos de ver, etc., todo ello estuvo a punto de costarme muy caro, pues lo más práctico y provechoso si se quería llegar a una meta era ser de determinado grupo y callar (muchos compartirán lo que estoy diciendo), mi ingenuidad y sinceridad (hay que tenerla siempre y, creo, sigo con ella) en aquel entonces fue una rémora para mi propia persona, en fin eran otros tiempos………….
Estamos ante una película rara y apasionante. Pocas veces se destacará en estos mamotretos llamados genéricamente “Enciclopedia del cine”, en la mayoría de los casos plúmbeos volúmenes repletos de miopía cinematográfica al uso de quien la escriba. Se acostumbra a tomar uno o dos films como modelo de géneros para despachar el resto en cuatro líneas (si llegan), incluyendo el caso, en alguna ocasión, de defender películas sobrevaloradas, mediocres, o sencillamente superadas por las que vinieron anterior y posteriormente dentro de la misma temática (“Solo ante el peligro”, en el western, “Bonnie & Clyde”, en el cine negro son ejemplos muy claros, con la carga de “lo políticamente correcto” en acción ¿Porqué sino hay películas española subvencionadas que no llegan a estrenarse pero con la existente consigna de defenderlas a toda costa?). Todo ello reconociendo la dificultad de escribir en plan enciclopédico sobre todo el cine en general y no caer en la rutina y/o en las preferencias personales con sus filias/fobias proyectadas en el papel.
Así, para algunos “La India en llamas” será un film “colonialista” más ya que el modelo a seguir de películas sobre La India bajo el dominio británico es “Tres lanceros bengalíes” (en este caso, un excelente film de Henry Hathaway, 1935) con Gary Cooper, pasando página sobre “El capitán King” o “Rifles de Bengala”, además de la que comentamos. Y ello es totalmente injusto porqué “La India en llamas”, producción de Marcel Hellman para Rank Organisation (el negro forzudo golpeando un gong) desprende un humanismo y una sensibilidad (prácticamente perdidos hoy), pese a su condición de film “colonial”, más propenso a exponer las cualidades del héroe y la épica. Otro hándicap es que está dirigida por Jack Lee Thompson, artesano destajista de no muy brillante filmografía y no muy imaginativas ideas (autor de la conocida y excesivamente encumbrada “Los cañones de Navarone” y de una serie de violentas películas policiacas con Charles Bronson ejerciendo de vengador solitario) pero aquí su composición funciona plenamente, se reconozca o no. La realización conjuga perfectamente el humor, la parte romántica y la de acción y peligro lo cual hace subir los grados de emoción. El esquema del guión recuerda plenamente el de Dudley Nichols para “La diligencia” (1939), de John Ford, cambiando la época, el marco geográfico, el vehículo y los personajes, por supuesto: un grupo de personas atraviesa en diligencia un territorio hostil y en revolución hasta poder llegar a su destino; aquí se substituye el coche de caballos por el tren, el personaje negativo del banquero corrupto en el film de Ford es reemplazado  por un periodista espía de los rebeldes y al igual que en “La diligencia” la aventura, los sustos, la emoción durante el viaje constituyentes del nudo de la narración fílmica, total equivalente aquí del periplo ferroviario: ataque de las tribus musulmanas rebeldes, el riesgo, vías saboteadas, estaciones abandonadas donde puede acechar la amenaza, el peligro del espía camuflado….
La historia es de Patrick Ford y Will Price sobre un argumento de Frank S. Nugent (guionista muy ligado a John Ford de quien recordamos, entre otros, “El hombre tranquilo”, “Centauros del desierto” o “Dos cabalgan juntos”) y definitivo guión de Robin Estridge (1), la apastelada fotografía de George Unsworth (su carrera circula entre montador y fotógrafo, cfr. “2001, una odisea del espacio”, “El retorno de la pantera rosa”)  en Eastmancolor y en Cinemascope es excitante y la música de Mischa Spoliansky ejecutada por Muir Mathieson (ambos músicos son bastante conocidos) contiene una exposición para los momentos románticos (presente en piezas de ambientación en CD), otra para lo de aventuras (con subida o bajada en intensidad si hay peligro) y otra para los genéricos totalmente fuerte y dramática (con preponderancia de los tambores).
La película fue rodada principalmente en Guadix (Granada) y alrededores, abundando la información sobre la popular locomotora Baldwin (llamada también y con más frecuencia “Badwi”, por sus fabricantes Babcock & Wilcox, o “Barbie” por algunos ferroviarios), numerada como 140-2054, la “protagonista” al representar, debidamente “maquillada”, a “Victoria” la máquina del film. La Baldwin, casi centenaria, además ha intervenido en otros rodajes:”El sol Rojo”, “El bueno, el feo y el malo”, “La muerte tenía un precio”, “La muerte del presidente”, “Dr. Zhivago” e “Indiana Jones y la última cruzada”. Más adelante un internauta informó que la locomotora en cuestión, preservada como reclamo turístico en Guadix, nunca intervino en “La India en llamas” ni en “Dr. Zhivago”. Es posible que fuera alguna parecida (los Amigos del ferrocarril en Aragón custodian un modelo más o menos contemporáneo, construida por el americano Baldwin sin nada que ver con los británicos Babcock & Wilcox, fabricantes de “Badwi”, en este caso con el apodo Baldwin mal aplicado, lo cual genera una confusión). Mirando bien y en lateral la 140-2054 es, en jerga/nomenclatura ferroviaria y en referencia a los ejes, una 1-4-0  (un eje independiente delantero con ruedas pequeñas- cuatro ruedas mayores unidas por las bielas- ningún eje posterior) mientras en la película es una 0-3-0, o sea ningún eje independiente delantero- tres ejes de las ruedas mayores enlazadas por las bielas- ningún eje posterior independiente. Claro que podría “disfrazarse” (como en las películas de Tarzán se disfrazan elefantes asiáticos, más fáciles y domesticables,  de elefantes africanos, más difíciles y más salvajes) pero en cuestión de ejes y ruedas no veo el motivo de hacerlo. Afirmaciones y dudas quedan aquí reseñadas.
El reparto es muy acertado: Kenneth More es el capitán William Scott del ejército británico, Lauren Bacall es la institutriz Catherine Wyatt, viuda de un famoso médico, Herbert Lom encarna a Peter Van Leyden, el periodista --- el mejor del elenco a pesar de brillar a gran altura en su totalidad, sus miradas, sus movimientos delatantes de malas intenciones --- que intentará asesinar al pequeño príncipe Kishar (Govin Raja Ross), de cinco años de edad, I. S. Johar será Gupta, el experto maquinista de nuestro tren, Wilfrid Hyde- White interpreta a Mr. Briddie, secretario del gobernador John Windham (Ian Hunter en un pequeño papel en la parte del prólogo), Ursula Jeans a Mrs. Windham, esposa de sir John y Eugene Dekers a Peters, tratante de armamento que,  junto con Briddie y Gupta, focaliza los momentos de humor contrastando con el peligro latente flotante en toda la obra.
II)- Y UNA HISTORIA KIPLINGIANA

“Seis honrados servidores me enseñaron cuanto se; sus nombres son cómo, cuando, dónde, qué, quién y porqué”.  Rudyard Kipling
Aunque específicamente no esté basada en Rudyard Kipling (1865- 1836), sea novela (“Capitanes intrépidos”, “Kim”), cuento (“El libro de la selva”) o poema (“Gunga Din”) el relato fílmico es inequívocamente kiplingiano por su ambiente, la historia narrada, las situaciones, etc., aparte de la frase pronunciada por el capitán Scott al final de la película recitando al escritor y refiriéndose a él como “Otro bebedor de te” (“Da las gracias por estar vivo y confía en tu suerte, ve al frente como un soldado”).
A)- PRÓLOGO
“Esto es La India, una provincia de la frontera del noroeste, año 1905, país de múltiples tradiciones donde aquí los hombres encuentran siempre pretexto para matarse entre si: codicia, odio, envidia y también por el hecho de dirigirse a Dios de forma diferente. En las montañas se concentra una rebelión de fanáticos rebeldes; su objetivo: matar a un niño de cinco años por ser heredero y príncipe de su pueblo. Su padre, el maharajá nos a pedido a nosotros, los ingleses, que le llevemos a Haserabad para desde allí mandarle sano y salvo a Kalapur, cerca de Delhi”.
El preámbulo cumple eficazmente su misión de informar, situarnos en escena y prepararnos como aperitivo del plato fuerte a venir, el nudo de la obra. Panorámica sobre unos campos y templos hindúes y la voz en off, después de los genéricos, arriba escrita.
 Ante la rebelión de tribus musulmanas --- más fuerte que nunca --- el maharajá, jefe de los hindúes pide ayuda al gobierno británico que envía al capitán Scott para que ponga le ponga a salvo, a él, a su hijo, el príncipe Kishar, de cinco años y a su institutriz americana, Catherine Wyatt, viuda de un famoso médico quien había salvado la vida al niño. El maharajá, orgulloso, no desea huir: se despide y entrega el niño que parte con Scott y Catherine. En la versión original vemos como a continuación los rebeldes asaltan el palacio matando a los servidores y soldados del maharajá, llegan a la sala del trono y le asesinan a golpe de espada. Planos del palacio incendiándose bajo la mirada de Scott, sus soldados y Katherine con el niño en brazos. Scott y los demás llegan a duras penas, esquivando disparos, a la guarnición de Haserabad donde hay una doble muralla; el palacio del gobernador y la estación del ferrocarril están dentro de la segunda y entre la primera y segunda protección hay un amplio espacio atravesado por la vía del tren. Planos generales de masas que huyen del terror (espontaneidad semejante a la sucesión de vistas mediante tarjetas postales) y penetran dentro de la muralla. Vemos ahora la estación de Haserabad: un tren atestado de refugiados donde viajan algunos oficiales británicos y gentes de diferentes procedencias; entra en la estación la última oleada de refugiados, algunos logran subir al tren (locomotora inglesa con ténder y tres vagones largos) donde tendrán que viajar totalmente hacinados. Se abre la puerta de la primera y después segunda muralla y el tren parte adentrándose en el exterior cuando llega el capitán Scott y su grupo. El capitán critica a la compañía por no haber retenido este último tren para el príncipe pero un oficial amigo suyo le contesta que de hacerlo no hubiera podido salir: los rebeldes atacan la guarnición y al no poder contenerlos los soldados, y antes los refugiados civiles, han tenido que retirarse dentro de la segunda fortificación. El palacio del gobernador sirve de improvisado hospital y refugio. El general Helms, el gobernador y el capitán Scott ven la imposibilidad de partir hacia Kalapur con caballos, hay francotiradores en cualquier lugar. Existe la solución de esperar pues han de llegar refuerzos. Ahora es cuando Katherine ironiza y se burla de los ingleses y además les dice que esto no es el levantamiento de una tribu aislada; príncipes musulmanes que antes luchaban entre si se han unido ahora y si logran matar al príncipe heredero de los hindúes  estallará la guerra civil de consecuencias totalmente imprevisibles (todos saben que tiene razón). El fabricante de armamento Peters vocea a Briddie, secretario del gobernador, que debe estar en Kalapur a causa de sus negocios pero este le contesta que nadie puede hacer nada (el hecho de su profesión mal vista será contestada con frases humorísticas --- “la industria de armamento es imparcial, siempre lo ha sido” --- viniendo a decir que si él no fabricara armas lo haría otro). Se entrevé una posible solución. Scott visita la estación para hablar con el maquinista Gupta. Vista del terminal a partir de la muralla: cruces de vías, agujas, placa giratoria (pocas veces vista en un film) y plano lateral y total sobre “Victoria”, la locomotora con muchos años de servicio. Gupta hace una tenaz defensa de la máquina. Scott: -“Kalapur está a 500 millas”. Gupta: -¿“Y que son 500 millas para esta máquina? Yo iba con ella  a Karachi dos veces por semana”. Scott: “Si, pero ¿Cuantos años hace?”. La locomotora silba inesperadamente, Gupta con un martillo golpea el tubo metálico  por donde pasa el aire del silbido y este cesa. Gupta: - “Es cosa de la edad, les dije que me dejaran un día para repararla pero al igual que usted me contestaron que era vieja, que solo servía para maniobras o para chatarra, fíjese en la caldera, ningún escape y si la caldera es buena, la máquina es buena”.  Ya tenemos nuestro tren formado, a “Victoria” se le añade una plataforma para el carbón, pues carece de ténder, y un vagón corto donde viajarán el capitán Scott, la institutriz Catherine, Peters, Briddie (como encargado de la valija y el correo), Mrs. Windham, el pequeño Kishar, el maquinista- mecánico Gupta, además del sargento Dufalar y el soldado Jumar como escoltas. En el palacio del gobernador, Scott les explica el plan de huída por la noche. Aprovechando la pendiente entre las dos puertas coger velocidad y derribar el 2º portalón cerrado y en poder del enemigo por lo que a tal efecto han colocado un pesado ariete de madera en la parte delantera de la locomotora. Inesperadamente aparece el periodista Van Leyden que ha descubierto la maniobra y pide al gobernador ir también en el tren. Este acaba por acceder. Tenemos los personajes definidos con gran sencillez. Pasamos a la estación donde Scott hace tumbar al suelo a los pasajeros e invoca a Dios para tener suerte, ametralladora con el sargento en la vagoneta y él y Gupta en la máquina. Un grupo de soldados empuja el tren ya que no ha de hacer ruido, se abre la puerta 2ª saliendo al exterior. Al acercarse a la puerta exterior suena el silbato y Scott ordena poner la máquina a máxima presión. Impresionante travelling hasta la puerta que el tren derriba con gran estruendo. Los musulmanes, sorprendidos, cabalgan persiguiendo el convoy pero los disparos de la ametralladora y la oscuridad hacen que abandonen la empresa y el tren se pierde en la noche.
B)- NUDO
Gupta: - “¿Fusil para Gupta? ¡Oh no! Gupta solo ser maquinista, maquinista muy bueno, treinta años trabajando en el ferrocarril
Capitán Scott: -“Pero si no lo usas quizá no puedas seguir trabajando en el ferrocarril”.
Gupta: -“No, sahid. Indio que mata indio, malo. Si otros hombres tienen otra religión, a Gupta no importar, a Gupta no importar. Quizá crea que Gupta ser tonto…..”
Scott:- “No, no creo que lo seas”.
De día. Paisajes casi desérticos con escasa vegetación por donde cruza el tren, breves conversaciones entre los pasajeros. El diálogo, apuntado más arriba, forma parte del pensamiento de los personajes. Llegan al  apartadero de Bhivandi Pura con doble vía y frenan antes de entrar: el tren de los evacuados está parado, silencioso. Todos los que viajaban en él han sido asesinados, tiroteados; la estación está sembrada de cadáveres (varios planos generales) y gran cantidad de buitres revolotean en el aire. Scott y el sargento inspeccionan, retiran los cadáveres de encima la vía principal y cambian el sentido de las agujas. Catherine no está de acuerdo, cree que puede quedar alguien con vida. Baja y entra en el tren siniestrado. Aparece al cabo de un rato con un bebé en sus manos, una niña que al caer su madre la tapó, un auténtico milagro. Continúa el viaje, “Victoria” pierde fuerza, necesita agua para el vapor; paran y desmontan el ariete, ganando velocidad. Zonas desérticas que dan paso a verdes campiñas, conversación entre Scott y Catherine sentados en la vagoneta, recuerdan sus respectivos pasados e intuimos una atracción entre ambos aunque ella haya manifestado su antipatía ante los militares por obedecer órdenes. De los bucólicos prados pasamos al áspero terreno montañoso. A continuación la institutriz va en busca de un poco de té, surgiendo ahora el primer problema grave. Al salir de un largo túnel Gupta frena bruscamente, invierte el regulador del vapor y coloca la contramarcha (o contravapor, según denominación de RENFE) que servía --- siempre que se hiciera bien --- para reducir velocidad a la locomotora en casos extremos, además de los frenos. A pocos metros la vía ha sido levantada por una bomba, dos tramos seguidos del lado derecho. Retroceso al túnel. Scott les explica que esto lo habrán hecho hace unos días para sabotear el paso de  posibles convoyes de armamento. Ante la ironía y el cinismo de Van Leyden (“un imprevisto problema militar”) contesta el capitán (“o tal vez una cuestión de sentido común”). Será necesario reemplazar los dos raíles dañados por otros dos dejados atrás del tren (algo que se podía hacer ya que los tramos eran de longitud estándar; hoy, en cambio, sería imposible por el sistema de soldadura, al igual que sería imposible la maniobra de contravapor en una locomotora eléctrica). Marcha otra vez hacia delante hasta la parte volada. Alicates, llaves, palancas son distribuidas entre los hombres, las dos mujeres y los dos niños se quedan en el vagón. Al empezar a limpiar la vía vemos al periodista sentado en la parte delantera de la máquina tomando notas; Scott le suplica que colabore (Van Leyden:- “¿No quiere que la posteridad le rinda honores de héroe y hombre de recursos? ¿Sabe lo que me parece Vd.? El forjador de un imperio en apuros. Ya voy”). Plano general desde arriba como si hubiera un hipotético observador; el tren se ve abajo. “Victoria” vuelve a silbar, otra vez inoportunamente, Gupta corre a golpear el silbato. Repetición del mismo plano pero ahora hay un observador real, un musulmán que se retira para ir a dar parte a los suyos. Se desatornillan los raíles de detrás para la substitución, empiezan a colocarse y atornillarse. Comienza el ataque de los rebeldes (planos de la ladera con los musulmanes bajando, algunos son alcanzados por la ametralladora del sargento), Scott manda a los demás subir al tren mientras él coloca los tornillos que faltan. La maniobra salvadora proviene del maquinista que va esparciendo gasolina alrededor del tren en su parte izquierda aunque ello le cueste ser herido levemente en un brazo y en una pierna (antes de subir a la máquina recita una plegaria, “Padre Santo, no te olvides de tu hijo indio”), se arroja un carbón encendido y se levantan las llamas, permitiendo que Scott pueda terminar su apresurada tarea de atornillar. El tren  reemprende la marcha (disparos de la ametralladora y de la pistola de Scott para mantenerlos a distancia). Más adelante Gupta indica al capitán y a sus dos subalternos lo esencial para conducir la locomotora.
Al llegar aquí podríamos decir que si el tono aventurero es kiplingiano, el estilo cinematográfico recuerda al de Cecil B. DeMille (2): varios conflictos y problemas individuales dentro de la aventura con prólogo-nudo-epílogo particular seguido de algún momento de “descanso” (el llamado “tiempo muerto”) y repetición de lo dicho cuya suma constituye la totalidad de la narrativa.
 Al cabo de unas millas el tren pierde velocidad, falta urgentemente agua. Muy despacio llega al siguiente apartadero, el de Jamshara, también con doble vía. Muchas precauciones antes de bajar, el sargento vigila desde el techo. No hay nadie pero han destrozado toda la estación. Segundo problema. Scott logra poner en marcha la bomba de agua mientras los demás buscan recipientes (para llevar el agua a la máquina) y leña (para el fuego de la caldera de la bomba). Ahora vemos la verdadera intención de Van Leyden. Él y el pequeño príncipe están solos en la caseta de la bomba del agua y fingiendo un juego le acerca a la enorme rueda de la bomba para que le aplaste pero entra Scott y se ve obligado a retirar al niño (el capitán empieza a desconfiar). De nuevo en marcha, llega la noche, momentos de tranquilidad, simpática conversación entre Scott y Catherine. Planos nocturnos de un cielo rojizo con los raíles por donde pasa el tren. Miradas de Van Leyden al adormecido príncipe………Llega el día. Scott para a la entrada del largo puente de Kupra (el barranco de Anchurón). Hacia la mitad está volado en un radio de dos a tres metros quedando solo los dos raíles que cruzan el agujero. El tercer gran problema. Se trata de un puente construido en piedra en su parte baja y en hierro en la parte superior --- por donde circula el tráfico ferroviario --- con cuatro enormes pilares cuya entrada es otra sección totalmente en piedra con dos pilares, coincidiendo con las laderas del barranco. El capitán explica a los demás viajeros que esta gente no está muy ducha en explosivos y al volar la sección la fuerza ha ido hacia abajo en lugar de hacia arriba por lo cual han quedado los dos raíles (el izquierdo está ligeramente curvado) pero servibles aún para soportar el peso de la vieja “Victoria” y que lo habrán hecho hace un par o tres  de días para detener trenes de evacuados o de armamento. Quedan aún algunas millas y no sería posible llegar a Kalapur a pie. Les dice que deberán cruzar uno a uno sobre los raíles (el derecho), les adelanta que no será fácil ni agradable pero lo conseguirán y luego pasar él con Gupta el tren muy despacio para no desestabilizar la delicada estructura. Pasa el soldado con la parte superior desmontada de la ametralladora, luego el sargento con la parte inferior, el soldado cruza otra vez el abismo y carga con el bebé en una cesta que cedió Briddie, vuelve a pasar. Scott comenta que ellos son soldados y por eso lo tienen más fácil, ahora toca a los viajeros: el primero es Peters, luego Mrs. Windham y después Briddie que pasa casi de puntillas y corriendo; ahora se ofrece Catherine y le dice al niño que si pasa ella, él también pasara, Scott la sujeta por la cintura y al otro lado la ayuda Peters; el capitán le dice al periodista que pasará al otro lado y luego él ayudará a cruzar el niño. Scott franquea por primera vez el vacío y el príncipe en manos de Van Leyden (primer plano de su rostro sudoroso), Scott se adentra agachado sobre el raíl y sostenido en la cintura por Peters, Kishar parece resbalar y es oportunamente cogido por el capitán que lo levanta y lo entrega a Peters, pasa por fin Van Leyden y Scott le hace detener por intento de asesinato (-“¿Es Vd. musulmán, verdad? Ahora lo veo claro”). No valen las excusas ni protestas del interesado ni las de los demás que le defienden (-“A partir de ahora y para el resto del viaje queda usted arrestado”), ordenando que todos despejen el puente. Vuelve a cruzar el vacío y se dirige al tren. En la locomotora, Gupta le aconseja que vaya muy, muy despacio. El tren entra en el puente y llega a la parte volada, al llegar las ruedas de los dos primeros ejes el raíl izquierdo se tuerce unos centímetro y la locomotora queda encallada al no tocar el riel la rueda central; sin perder la calma Scott da un poco más de vapor, se desprenden trozos de hierro de la parte volada mientras la locomotora avanza muy despacio, reduce otra vez la marcha cuando la rueda central vuelve a entrar en contacto con el raíl y poco a poco logra pasar la locomotora, después la plataforma del carbón y finalmente el vagón….Todos le felicitan y mientras descansan (la locomotora lo necesita para recuperar vapor) hay escenas de humor y otra romántica donde Catherine besa a Scott. De nuevo en marcha, en el compartimento de carga Van Leyden arrestado y vigilado por Jumar mientras este limpia la ametralladora; pasan un túnel y al salir Van Leyden se fija en un montón de herramientas donde sobresale una maza, cruzan otro túnel y vemos que el periodista se ha apoderado de la ametralladora, dejando sin sentido a Jumar. El sargento, Scott y el príncipe están en la locomotora. Al abrir Briddie la puerta del compartimento todos los pasajeros se ven amenazados por Van Leyden. En la plataforma Scott juega con el niño y ve señales heliográficas en lo alto de las montañas circundantes a la vía férrea, en el interior Van Leyden les dice que es capaz de luchar y morir por su fe, que su padre era holandés y su madre india pero él se siente musulmán, que este niño es un símbolo opuesto a la libertad de su pueblo, una tradición caduca que debe desparecer, que su obligación es matarle y sin testigos; llama traidor a Gupta y este le contesta que si ser patriota es matar niños, entonces prefiere ser un traidor. A punto de entrar Scott y el niño, el periodista dice a Catherine que si no grita no la matará pero ella grita, momento aprovechado por Briddie que con el pie golpea la ametralladora. Scott persigue al periodista hasta el tejado del vagón y puede reducirle pero se distrae con las continuas señales heliográficas y Van Leyden le arrebata la pistola y se dispone a matarle cuando suena un disparo que alcanza al periodista. Catherine con un rifle, desde la plataforma, ha salvado la vida al capitán….Van Leyden cae del vagón y rueda pendiente abajo….muere en el mismo momento en que un numeroso grupo de musulmanes ataca el tren por ambos lados. Se abrazan los dos enamorados; luego Scott y Briddie colocan la ametralladora en la parte posterior y disparan mientras el sargento conduce la locomotora, Gupta y Peters arrojan fuera de la plataforma las teas encendidas arrojadas por los atacantes y Jumar empieza a recuperarse del golpe. El paso se va estrechando y el tren entra en un túnel, los perseguidores no pueden continuar. La oscuridad del túnel salvador se abre al otro lado donde hay las posiciones avanzadas de las fuerzas gubernamentales con sus cipayos. Envían mensaje a Kalapur. El tren entra triunfante en la estación de Kalapur donde son recibidos con honores. Les informan que los rebeldes cesaron el ataque en Haserabad y que se retiraron al llegar los refuerzos. Todos se felicitan y Gupta le dice a Scott lo bien que ha respondido “Victoria” (-“Decían que solo servía para maniobras o chatarra ¿Qué dirían ahora si la vieran?). Luego hay el diálogo entre Scott y el niño donde se desprende el pensamiento sobre la inutilidad de las guerras (aunque haya individuos que deseen crearlas): príncipe Kishar: -“Te agradezco hayas salvado mi vida, capitán Scott ¿Seremos siempre amigos, verdad?” Scott: -“Por supuesto que si”. Kishar: -“Es que mi padre decía…” Scott: “¿Qué decía tu padre?” Kishar: “Que os necesitaba para mantener a raya a los musulmanes pero que después yo luchara contra los ingleses para que os marcharais de La India”. Scott sonríe y se despide, sube al vagón recoge la cesta con la niña y se va con Catherine después de citar la frase de Kipling mientras la música romántica sube de tono y aparece el FIN en plano frontal de “Victoria”, auténtica protagonista de la aventura…………….
                                                 Narcís Ribot i Trafí
1)- El escritor y guionista Robin Estridge tiene un guión con un esquema semejante: “Escape from Zahrain” (“Fuga de Zahrain”), según una novela de Michael Barret, dirigida Ronald Neame (1961), producida por Paramount y protagonizada por Yul Brynner, Sal Mineo y Jack Warden. Se trata de un líder de un país árabe que debe huir del gobierno dictatorial de su país. Si “La diligencia” era lo que el título indica” y “La India en llamas” era el ferrocarril, aquí se trata de una huída en coche (una ambulancia, si precisamos) por el desierto.

2)- Cecil Blound DeMille era un realizador excelente, muy por encima de lo considerado por determinados/determinada críticos/crítica,  a quien llamaban “realizador de mamotretos de cartón- piedra”. Desde aventuras de toda clase hasta westerns tiene en su filmografía un puñado de películas maravillosas  (las dos versiones de “Los 10 mandamientos”,  pasando por “Piratas del Caribe” y “El Valle de las sombras” hasta llegar a “Sansón y Dalila”, “Policía montada del Canadá y “Unión Pacific” y otras). 

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