martes, 14 de julio de 2015

APORTACIONES DE ANTON BRUCKNER


1)- SINFONÍAS- Sabemos que, de forma relativa, Anton Bruckner tomó algo de material de Richard Wagner (p. e. Las teorías de Wagner sobre teatro y ópera eran totalmente ajenas a Bruckner el cual jamás se dedicó a este campo), en orquestación resalta que cada grupo de instrumentos posee su personal y particular figura rítmica y si le inspiró en el uso de metales fue solo en determinadas ocasiones --- ya que Bruckner había utilizado los metales antes de conocer a Wagner ---, más bien en dar peso a la emisión, en la creación de períodos armónicos y el fondo de lo “expresivo” en las cuerdas. Estos puntos son los que le asocian realmente con Wagner y con Gustav Mahler con el cual ha estado inadecuadamente comparado durante mucho tiempo.
Su admiración por la sinfonía 9 de Beethoven, “Coral”, le dejó una huella imborrable pero nunca la copió sino que en parte fue moldeando el tipo de caracteres de sus movimientos: un primer tiempo de vasto nivel, el gran “adagio” el apoteósico “scherzo” (en Haydn y Mozart era un “minuetto”  que Beethoven reemplazó por un “scherzo”) y el “finale” donde generalmente reaparece el material temático ya escuchado.
Evidentemente si damos un repaso a las sinfonías vemos que nada tienen que ver con las de Brahms. Son dos formas totalmente diferentes de entender la música. Injustificadas fueron las controversias de seguidores intransigentes y de una crítica nefasta (*) la cual desvalorizaba al contrario. La amplitud de perfiles temáticos acerca Bruckner a otro insigne austríaco: Franz Schubert en armonía y tonalidad, además ciertos paralelismos de cualquier sinfonía bruckneriana con la sinfonía 9, “La Grande”, de Schubert, aparte de la tendencia a la gran extensión y a la “recurrencia de los temas y el carácter austríaco” de algunas melodías (profesor Derick Cooke: “La sinfonía de Haydn a Dvorak”).
El estudioso o aficionado que se adentre en las sinfonías de Bruckner se encontrará con serios problemas de nomenclatura ya que el compositor se vio obligado a dar diversas versiones de sus obras (persuasión por parte de discípulos y directores de orquesta que no dudaban en retocar la obra delante la humildad y falta de firmeza del músico el cual les daba carta blanca). Así, de la sinfonía en fa menor (1863), no numerada y a veces señalada como 00 (doble cero), la sinfonía en re menor (nº 0), la 5 en si bemol, la 6 en la mayor, la 7 en mi y la 9 en re menor (incompleta) existe única versión pero de la 1 en do menor hay dos versiones así como de la 4 en mi mayor (“Romántica”) y de la 8 en do menor y aparecen tres versiones de la 2 en do menor y de la 3 en re menor, denominada “Sinfonía Wagner” en honor de su admirado a quien dedicó. Según recomendaciones de la “Sociedad Bruckner”, fundada en 1929, es conveniente decidirse por la versión cronológicamente más antigua.
2)- MÚSICA VOCAL, RELIGIOSA Y PROFANA- Las tres últimas misas de Bruckner, numeradas como 1 en re menor (1864), 2 en mi menor (1866) y 3 en fa menor (1868) se clasifican en el primer período de su madurez creativa en donde existen influencias de la “Misa Solemnis” beethoveniana, las misas de Réquiem de Cherubini sin olvidar el elemento barroco y los clásicos vieneses Haydn y Mozart. De este excelente material surgirán estas obras incomparables en donde la orquesta juega un importante papel en ocasiones con temas propios en un estilo prácticamente sinfónico.
El  famoso “Te Deum” en do mayor (1881- 1883), en cinco partes, demuestra su maestría en el lenguaje musical y el “Salmo 105” para soprano, coro y orquesta (1892) está emparentado con los esbozos de su sinfonía 9 (en el 4º movimiento) que no pudo acabar (encontrando también paralelismos con las características técnicas de César Frank). Otra obra religiosa importante es el ejemplar “Ave María”, una de las mejores de su género. “El cántico alemán” y “El encanto del ocaso” son obras vocales profanas (bastante numerosas) junto con tres o cuatro grupos más de lieder que realmente pueden acercarse en calidad a la obra religiosa.
                                                                                                                                 Narcís Ribot i Trafí

(*)- “Espero que se haya divertido usted tanto como yo con las tonterías publicadas por la crítica” (de una carta de Gustav Mahler a Richard Straus).


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