Leonardo (Leonardo di ser
Piero da Vinci) nació en Vinci (Toscana), pueblo cercano a Florencia (1452, y
falleció en Francia, 1519, tenía, pues, 67 años) unos 20 años antes que Miguel
Ángel y 30 antes que Rafael, triada con la cual se identifica habitualmente el
concepto de Renacimiento. El padre de Leonardo, ser Piero, procedía de una
distinguida familia florentina dedicada, desde generaciones, a la profesión de
notario. La madre, Caterina, procedía del campo, tuvo a su hijo fuera del
matrimonio y lo entregó a la familia del padre. Ser Piero no tenía hijos de su
primera esposa, se casó cuatro veces y solo tuvo más vástagos con sus dos
últimas esposas, once en total. Siempre reconoció y quiso a Leonardo,
descubriendo, además, sus dotes artístico- científicas para presentar el futuro
pintor- escultor- arquitecto, ingeniero e inventor al prestigioso pintor-
escultor Andrea del Verrocchio (probablemente en 1467). Allí realizó su
aprendizaje hasta 1482 recordando que diez años antes (1472) había sido
admitido en el gremio de pintores de San Lucas (Florencia), suponiéndole cierta
independencia profesional.
Apasionado estudioso de la naturaleza,
observó/estudió el comportamiento de la luz y sus efectos sobre la figura y el
paisaje siendo el primer artista que fusionó figura humana y paisaje.
Leonardo aparece como un “quattrocentista” puro
aunque estudia la figura humana más profundamente que estos. Ama la naturaleza
en todas sus formas y su pensamiento abstracto y científico lejos de alejarle
de su imaginación/inspiración artística lo aúna inseparablemente aunque la
ciencia robe tiempo al arte y viceversa.
Pocas obras de pintura nos dejó --- y más en
comparación con otros maestros ---al contrario de dibujos, demostrando un
talento extraordinario, una meticulosidad personal y unos movimientos con
breves y enérgicos trazos los cuales evidencian seguridad y también placer al
dibujar. El motivo de la escasa producción pictórica debemos buscarlo en la
dedicación a sus múltiples facetas y al carácter inquieto e impaciente del
artista (algunas de sus obras quedaron inacabadas). A pesar de todo fue uno de
los grandes innovadores de la pintura del Renacimiento y de todos los tiempos.
Los pintores del “quattrocento” adaptaron
su visión de la realidad a las reglas geométricas de la perspectiva lineal. Los
buenos efectos estaban producidos por cuerpos geométricos situados en ambientes
arquitectónicos. Leonardo aportó el elemento atmosférico que ofrecía mayor
profundidad. Este componente intangible, mixtura de aire, luz, color y humedad,
actúa de manera evidente en el espacio abierto y natural. Colocó sus figuras en
el paisaje o delante de ventanas abiertas y creó, además, la perspectiva aérea,
o sea el efecto ilusorio de la profundidad ambiental a través del uso de la
sombra y de la luz y la gradación en claroscuro desde los primeros hasta los
últimos planos de la imagen.
El SFUMATO
es el elemento expresivo más peculiar del estilo leonardesco: consiste en
proporcionar un delicado relieve plástico a los cuerpos mediante mediante el
paso gradual de la luz a la sombra y la eliminación de contornos bruscos para
difuminarlos en la atmósfera.
También su mensaje será más polivalente. Así
expresa su visión artística donde el hombre/la naturaleza y lo sagrado/profano
forman total unidad.
Narcís
Ribot i Trafí
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