sábado, 21 de marzo de 2015

LEONARDO DA VINCI EN SU APORTACIÓN PICTÓRICA


                   Leonardo (Leonardo di ser Piero da Vinci) nació en Vinci (Toscana), pueblo cercano a Florencia (1452, y falleció en Francia, 1519, tenía, pues, 67 años) unos 20 años antes que Miguel Ángel y 30 antes que Rafael, triada con la cual se identifica habitualmente el concepto de Renacimiento. El padre de Leonardo, ser Piero, procedía de una distinguida familia florentina dedicada, desde generaciones, a la profesión de notario. La madre, Caterina, procedía del campo, tuvo a su hijo fuera del matrimonio y lo entregó a la familia del padre. Ser Piero no tenía hijos de su primera esposa, se casó cuatro veces y solo tuvo más vástagos con sus dos últimas esposas, once en total. Siempre reconoció y quiso a Leonardo, descubriendo, además, sus dotes artístico- científicas para presentar el futuro pintor- escultor- arquitecto, ingeniero e inventor al prestigioso pintor- escultor Andrea del Verrocchio (probablemente en 1467). Allí realizó su aprendizaje hasta 1482 recordando que diez años antes (1472) había sido admitido en el gremio de pintores de San Lucas (Florencia), suponiéndole cierta independencia profesional.
Apasionado estudioso de la naturaleza, observó/estudió el comportamiento de la luz y sus efectos sobre la figura y el paisaje siendo el primer artista que fusionó figura humana y paisaje.
Leonardo aparece como un “quattrocentista” puro aunque estudia la figura humana más profundamente que estos. Ama la naturaleza en todas sus formas y su pensamiento abstracto y científico lejos de alejarle de su imaginación/inspiración artística lo aúna inseparablemente aunque la ciencia robe tiempo al arte y viceversa.
Pocas obras de pintura nos dejó --- y más en comparación con otros maestros ---al contrario de dibujos, demostrando un talento extraordinario, una meticulosidad personal y unos movimientos con breves y enérgicos trazos los cuales evidencian seguridad y también placer al dibujar. El motivo de la escasa producción pictórica debemos buscarlo en la dedicación a sus múltiples facetas y al carácter inquieto e impaciente del artista (algunas de sus obras quedaron inacabadas). A pesar de todo fue uno de los grandes innovadores de la pintura del Renacimiento y de todos los tiempos.
Los pintores del “quattrocento” adaptaron su visión de la realidad a las reglas geométricas de la perspectiva lineal. Los buenos efectos estaban producidos por cuerpos geométricos situados en ambientes arquitectónicos. Leonardo aportó el elemento atmosférico que ofrecía mayor profundidad. Este componente intangible, mixtura de aire, luz, color y humedad, actúa de manera evidente en el espacio abierto y natural. Colocó sus figuras en el paisaje o delante de ventanas abiertas y creó, además, la perspectiva aérea, o sea el efecto ilusorio de la profundidad ambiental a través del uso de la sombra y de la luz y la gradación en claroscuro desde los primeros hasta los últimos planos de la imagen.
El  SFUMATO es el elemento expresivo más peculiar del estilo leonardesco: consiste en proporcionar un delicado relieve plástico a los cuerpos mediante mediante el paso gradual de la luz a la sombra y la eliminación de contornos bruscos para difuminarlos en la atmósfera.
También su mensaje será más polivalente. Así expresa su visión artística donde el hombre/la naturaleza y lo sagrado/profano forman total unidad.

                                                                                                                                Narcís Ribot i Trafí

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