domingo, 16 de febrero de 2014

JOHANN STRAUSS & HIJOS


El término “vals” se aplica por vez primera a una danza en 1780. El compositor español Martín Soler introduce en la corte de José II un vals en su ópera “Una cosa rara”. Pocos años después, en toda Europa (especialmente Austria y particularmente Viena) se danzaba al enfebrecido compás de este tipo de baile. Con toda seguridad el “lander”, baile típico de la población rural y artesana de Bohemia y Baviera es el precedente del vals vienés.
La raíz etimológica de la palabra vals --- del latín “Volvere” --- marca la pauta de tal danza:”girar”, dar vueltas sobre si mismo. Quienes extendieron el vals en su origen campesino y popular, convirtiéndolo en urbano y social, fueron Josep Lanner y Johan Strauss (“el padre”, o “el viejo”, 1804- 1848, para distinguirlo de su hijo del mismo nombre y apellido). Gracias a ellos el vals despertó auténticas pasiones, desde las capas más humildes hasta la aristocracia. Inmediatamente los negociantes abrieron para que la gente pudiera gozar de aquellas maravillas. Quien llevará el vals a su culminación en cuanto a popularidad y lo elevará a la más alta cota de perfección será Johann Strauss, (hijo primogénito del “viejo”, llamado “El joven”, 1825-1899) el cual llegó a realizar, en 1872, una gira que fue un éxito. En Boston interpretando, una vez más, su célebre “El Danubio azul”, al llegar a su último compás el público estalló en un delirio colectivo. Lo había compuesto en 1867, “El Danubio azul” o “El bello Danubio azul” (“An der Schönen Blauen Donau”, original alemán) y en su estreno actuó la orquesta creada por el segundo y tercer hijo  del “viejo” Strauss: Josef y Eduard Strauss y aunque el éxito de su recepción fue mediano se convertirá, más adelante, en un triunfo clamoroso, el más conocido y popular de sus cuatrocientos valses, siendo ello en el mismo año, a partir de su audición en la Exposición Universal de París donde fue dirigido por el mismo autor.
Naturalmente pasó lo mismo que con otros géneros artísticos o con otras composiciones musicales: los valses fueron considerados, durante mucho tiempo, como “música menor” por determinados críticos. Debería ser el gran director de orquesta Klemens Krauss quien en 1941, al inaugurar los conciertos de final de año, revalorizaría en su totalidad este tipo de música y la labor de los Strauss y de Josep Lanner.
JOHANN STRAUSS, padre, compuso numerosos valses y otras danzas. Su vals más famoso es “Loreley- Rhein- Klange” (Opus 154), aludiendo a la famosa roca de Loreley (“Sonidos del Rhin en Loreley”), el cual evoca un amplio pasaje parecido a la obertura de una ópera romántica alemana pero este inicio inesperado se trunca en severos acordes que dan paso a la danza, brillando la composición a gran altura. La más famosa de todas sus danzas es la festiva “Radetzky- Marsch (Opus 228) en homenaje al general del mismo nombre por sus victorias militares en Italia.
De JOHANN STRAUSS, hijo, son famosos sus grandes valses como “Cuentos del bosque de Viena”, “El Emperador” y, sobretodo, “El bello Danubio azul”, su obra maestra junto con las polcas “Saludos de Viena”, “Tik- Tak”, “Widfeuer” o Trisch- Trasch”, cuadrillas, marchas, etc. y sus operetas como “El barón gitano”, “El murciélago”, etc.
JOSEP STRAUSS (1827- 1870), el segundo hijo, era el más culto y formado de la familia, queda injustamente eclipsado por su hermano mayor al cual reemplazó en la dirección de orquesta en varias ocasiones. Escribió también polcas, cuadrillas, marchas situadas al mismo nivel que las de su padre o hermano (las polcas y mazurcas son las mejores de la dinastía) aunque haya escasas grabaciones. Recordemos el vals  “5 hojas de trébol”, “Vals delirios”, el pequeño poema sinfónico “Golondrinas de los pueblos de Austria” y el célebre “Pizzicart Polka” en colaboración con su hermano Johann.
EDUARD STRAUSS (1835- 1916), el tercer y menor de los hermanos, es autor de unos 300 trabajos musicales de los cuales unos pocos han llegado a la actualidad. Dominio eficaz pero rutinario de la técnica, desprovisto de ideas (recogidas de sus hermanos); por el contrario las fuentes indican que era el mejor director de orquesta de la dinastía. Cumpliendo un juramento hecho a Josep cometió uno de los actos más funestos de la historia musical: quemó el archivo musical de la dinastía… un trabajo acumulado con el trabajo de un siglo. Nunca he entendido el porqué de este juramento…
                                                              Narcís Ribot i Trafí


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