jueves, 19 de septiembre de 2013

JULIO CIVILIS, DE LA HISTORIA AL ARTE


             Al ser declarado enemigo por el Senado de Roma, Nerón se quitó la vida un nueve de junio del año 68. Sus vicios, excesos, extravagancias y crímenes ---repercutibles en el tesoro público --- habían desembocado en un malestar que provocó el levantamiento de algunas legiones. El ya anciano general Sergio Sulpicio Galba, nombrado emperador, no cumplió con lo prometido y actuó con dureza y crueldad. Fue lanceado y apuñalado por sus propios soldados el 15 de enero del 69. El banquero Marco Salvio Otón ocupó su lugar. Había sido amigo de Nerón en sus correrías hasta que el emperador le robó la esposa, Popea, para casarse con ella mientras Otón eran enviado/exilado a Lusitania (Portugal). Pero solo gobernó tres meses: el 16 de abril del 69 se suicidó al no ver posibilidad (la había) de parar el levantamiento de las legiones de Germania comandadas por Aulo Vitelio. Pero las tropas desplazadas a Oriente habían ya nombrado por su cuenta al general T. Flavio Vespasiano, el más honrado y capaz de todos, el cual había sido enviado por Nerón a Israel a sofocar la peligrosa rebelión judía comenzada en el año 66. Dejó a su hijo mayor Tito (también futuro emperador) en Palestina (sus soldados se le escaparon de las manos, destruyeron gran parte de Jerusalén e incendiaron el templo en el año 70). Vespasiano, rodeado de competentes militares como Muciano o Antonio Primo, reclamó el Imperio y al no poder pactar con Vitelio estalló la Guerra Civil, el llamado año --- el 69 --- de los cuatro emperadores (Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano).
Aquí aparece nuestro hombre, Julio Civiles  (nombre adoptivo, no real, ya que sirvió en primer lugar a los intereses romanos), aristócrata y comandante de las tropas auxiliares de las legiones romanas en la actual Holanda. Pertenecía al pueblo de los bátavos. Fue instigado por Antonio Primo a rebelarse contra Vitelio en la Guerra Civil pero después mostró su total aversión a Roma --- su hermano Paulo Civilis había sido ejecutado por los romanos por sospechas de rebelión --- unificando contra ella varias tribus de la Galia y de Germania. Congregó a los jefes en un banquete ritual y les hizo prestar juramento de su fidelidad en el levantamiento contra Roma. Aprovechando las debilidades de los romanos en plena guerra civil atacó con éxito el campamento de dos legiones y se añadieron cada día más voluntarios a su ejército que solo conocía la victoria. Al caer la fortaleza de Castra Vetera la situación romana se volvió desesperada. El vencedor de la Guerra Civil, Vespasiano, emplazó ocho legiones en la Galia al mando de Petilio Cerial --- había destacado en la campaña de Britania --- quien derrotó a Civilis y le obligó a pactar (muchos de los seguidores del bátavo desertaron ante la recuperación militar del Imperio). Tácito, única fuente sobre Civilis, corta bruscamente su narración cuando el líder se dispone a parlamentar con los romanos al extremo de un puente hundido. Sofocada la rebelión, probablemente, Civilis fue ejecutado.
Nuestro personaje es menos conocido que otros caudillos que se levantaron en armas contra Roma. De estos antagonistas (jefes de tribu, de pueblos o esclavos) el cine solo ha sido generoso con Espartaco; ni Euno, ni Salvio, Viriato solo estos últimos años o Corocotta de la tribu cántabra de los soldurios (salió hace años una novela histórica y hay una película, “Los cántabros”, de 1980), no han tenido suerte y, por descontado, faltan en los textos de estudio para alumnos en la asignatura de historia.
En arte ha de destacarse primeramente un lienzo del inigualable Rembrandt Harmensz Van Rijn (1662), “El juramento de los bátavos”, el cual entraba dentro del proyecto decorativo sobre el tema de Civilis para el Ayuntamiento de Ámsterdam (solo nos ha quedado una versión reducida de este cuadro). Otro, “El hombre del casco”, fechado en 1650 era atribuido a Rembrandt aunque las últimas investigaciones parecen señalar como autor a un alumno suyo, representa la faz de Julio Civilis --- poco agraciado y tuerto --- según la descripción dada por Tácito. En esta época muchos artistas caen en el error de Tácito de llamarle Claudio Civilis. Ferdinand Bol había realizado una serie de esbozos y para los lunetos de la galería del primer piso en el mismo Ayuntamiento, Gobert Flink realizó una serie de ocho pinturas provisionales (1659) pero las pinturas definitivas no llegaron a realizarse por la muerte del pintor. El artista Octavius Vaenius (había latinizado su auténtico nombre, Otto Van Veen) elaboró 36 dibujos (1612) grabados por Antonio Tempesta para la edición de un libro y, a la vez, doce pinturas para el museo de Ámsterdam. Otros pintores dentro del barroco holandés dieron su versión sobre Civilis: Jurriaen Ovens y Jacob Jordaens.
En el siglo XIX resurge el interés por el tema: Charles Rochussen pinta “Un mercado bátavo” (1872) en Katwijk (Teylers Museum de Haarlem) y un grabado de J. F. M. Mourot sirvió de modelo para libros de texto (1840).
Pieter Hendrik Van Moerkerken escribió “Der Wild der Goden” (“La voluntad de los dioses”) en 1933 donde expone la rebelión bátava como garantía de identidad de pueblo y Civilis señalado como héroe nacional. Después de la II Guerra Mundial se representó en Ámsterdam (1945) los momentos culminantes de la historia holandesa: el primer acto, escrito por Albert Helman, describe el enfrentamiento entre bátavos y romanos. Los primeros eran héroes nacionales, los romanos representan a la Gestapo.
Otras muestras de literatura sobre nuestro personaje son las de Pieter Cornelisz Hoof, (aparte de traductor de Tácito), “Baeto” (1617), colocando a Civilis como héroe nacional en los Paises Bajos  y sus enemigos romanos serían ahora los españoles; más paralelismos en Scriverius (1581) y Hugo Grotius (1610) en comentarios sobre Tácito hacen obras históricas además de poemas de alabanza y tragedias como “Batavische Gebroeders of Onderdruckte Vryheil” (“Los hermanos bátavos o la libertad reprimida”, 1663), de Joost Van der Vondel, donde Civilis se identifica con Guillermo de Orange, el ejecutado Paulo como el decapitado conde Van Egmond y Vitelio como el duque de Alba (&)…
                                                                           Narcís Ribot i Trafí
(&)- Una obra indispensable para el estudio de personajes famosos bajo el túrmix de la literatura, pintura y demás artes es “De Adriano a Zenobia” (subtitulado “Temas de historia clásica en literatura, artes plásticas y teatro”), de Eric M. Moormann & Wilfierd Uitterhoeve. Akal Ediciones, Madrid (1998), traducción del holandés “Van Alexandros tot Zenobia” (ediciones en 1989 y 1992). Desearíamos otro volumen sobre personajes no tocados aquí (Claudio, Vespasiano, Marco Aurelio, Cómodo y varios más)…


No hay comentarios:

Publicar un comentario