domingo, 26 de junio de 2011

LA PEQUEÑA BOTICA DEL FANTÁSTICO (II)

THE CURSE OF THE WEREWOLF
     Con “The curse of the werewolf” tenemos otra película Hammer con guión de John Elder con profundas interconexiones religiosas al igual que “Drácula vuelve de la tumba”, aunque  más personal y arriesgada. Fue dirigida por Terence Fisher en 1961 en los inicios de Hammer sobre la revisión de los mitos clásicos que en los años 30 y 40 explotaron Universal y otros estudios americanos. Curiosamente y, pese al éxito artístico (y el relativo comercial) fue la única incursión de los estudios británicos en el personaje del hombre- lobo o licántropo (se anunció un “Return of the werewolf” que  no se realizaría jamás). En su profundo y constante deseo de experimentación sobre el “fantastique”, Fisher --- dio un tratamiento diferente para cada uno de los personajes del cine fantástico y de terror --- nos narra una historia de horror pero puramente romántica donde el amor tiene una parte fundamental y terapéutica, con  inflexiones religiosas tanto o más atractivas que el film de Freddie Francis comentado anteriormente en esta sección.
A tener en cuenta que Fisher humaniza su licántropo como nadie lo ha hecho: es salvaje y brutal tanto como el Lawrence- Steward Talbot de Universal, interpretado siempre por Lon Chaney Jr. En sus cinco apariciones y creado por el guionista Curt Siodmak o casi tanto como el Waldemar Daninsky, creado e interpretado (y en alguna ocasión dirigido) por Paul Naschy /Jacinto Molina pero es el que más demuestra sufrir con los crímenes cometidos bajo su otra personalidad desdoblada a partir del plenilunio. Basado libremente en “The werewolf of Paris”, de Guy Endore, el guionista John Elder (uno de los socios de Hammer, de verdadero nombre Anthony Hinds, que usa como productor) cambia la situación del personaje y lo coloca en el norte de España a finales del siglo XVIII, en la imaginaria localidad de Santa Vera. Otro punto es el excelente maquillaje sobre el prácticamente debutante Oliver Reed creado por Roy Ashton en su mejor trabajo. En este primer hombre-lobo cromático el pelo es blanco (en alguna otra ocasión se ha intentado mostrar un licántropo albino y el resultado no ha sido muy satisfactorio). Hace años Jacinto Molina/Paul Naschy (él utilizó una variada gama de negros y marrones con unos maquilladores, Ángel- Luís de Diego, Fernando Florido igual de buenos que Ashton) me comentó que no veía lógico el blanco ya que el hombre (Oliver Reed) era moreno y su transformación no debería ser blanca aunque esto da igual.
Hemos de tener en cuenta que estamos ante un film atípico de la productora, algunos llamados “aficionados” no lo aprecian porqué el inventario de víctimas es exiguo (todas en función de la historia), no hay las acostumbradas y groseras transformaciones carnavalescas propias de la cinematografía actual, no hay mucha sangre (la justa), Fisher alarga los tempos de las narración prácticamente sin violentarla, no hay excesos, ni efectismos. Es una reflexión sobre la monstruosidad sobrenatural (León, el hombre- lobo) y natural (el cruel y sádico marqués Siniestro, socias inequívoco del marqués de Sade) y la única metamorfosis completa a la vista del espectador es la final (10 minutos antes del fin), en el calabozo. El futuro licántropo nace casi a mitad de la película que es un maravilloso y a la vez terrible “cuento de hadas” (al igual que “La maldición de Frankenstein”. 1957, donde se centra más en la evolución del profesor y de su trabajo que en el monstruo o en “Drácula, príncipe de las tinieblas”, 1965, donde el vampiro aparece a mitad del metraje, centrándose más en la solemnidad de esta aparición)
Para empezar digamos que el film no se estrenó en España porqué la trama pasa aquí. Es curioso; cuando siete años más tarde Jacinto Molina /Paul Naschy iniciaba su andadura licantrópica con “La marca del hombre- lobo” (1968) la censura le prohibió que el personaje del hombre- lobo fuera español y se llamase José Huidobro; tuvo que bautizarlo como Waldemar Daninsky y representaba polaco mientras todas sus aventuras/desventuras transcurrían en diversos puntos del extranjero (“En “La bestia y la espada mágica”, 1983, varias escenas pasan en el Toledo medieval). Después de visionar alguna copia incompleta en Sitges y algún otro festival apareció en soporte DVD una copia bastante aceptable.
Un mendigo (Richard Wordssworth) pide limosna en el castillo del marqués Siniestro (excelente Anthony Dawson) el día de su boda. El aristócrata le invita a entrar y tras emborracharle se burla y divierte con él. Una indiscreción despierta la ira de Siniestro quien manda arrojarle a un calabozo a perpetuidad. El pobre desgraciado se convierte en un ser bestial. Solo ve al carcelero que le trae la comida. Pasan los años y muere el guardián siendo sustituido por su hija, una niña sordomuda que se convierte en una mujer atractiva (Yvonne Romain). El marqués, viudo y sifilítico se fija en la joven y quiere convertirla en su amante y ésta, al resistirse, es encerrada con el mendigo quien ha perdido toda traza de humanidad y la viola. La muchacha logra huir del castillo tras apuñalar a Siniestro y gravemente enferma es recogida por el profesor Alfredo Carido (notable Clifford Evans) y su sirvienta Teresa (Hira Talfrey). Logra dar a luz un niño, fruto de la violación que nace un 25 de diciembre (aparece la amenazadora luna llena), muriendo en el parto. Don Alfredo se hará cargo del niño a quien llevan a bautizar con el nombre de León, sucediendo una serie de fenómenos que anuncian la personalidad del futuro licántropo: en la pila bautismal, en día de rayos y truenos, aparece el rostro de un demonio (es algo natural: un relámpago ilumina el rostro de la gárgola reflejada). Más adelante el sacerdote ilustrará a don Alfredo sobre la licantropía: un espíritu maligno se ha posesionado en el cuerpo de León y se hará más fuerte con el mal (ira, lujuria) mientras se debilitará con el bien (felicidad, amor) ya que el niño en las noches de luna parece perder el control de si mismo, los caninos le crecen y huye de casa. Un amigo de la familia, Pepe Valiente dispara sobre lobos que atacan su rebaño de ovejas, la bala aparece en el pie del pequeño León……Su padre adoptivo coloca rejas en las ventanas. El sacerdote conocedor de leyendas dice que si la víctima se encierra en un convento y vive rodeado de amor el espíritu impuro será expulsado y el desdichado podrá vivir con naturalidad hasta su muerte pero si no es así, el monstruo será cada vez más fuerte y  será licántropo para siempre. León es ya un hombre de unos veinte años cuando se enamora de Cristina (Catherine Feller) la hija de don Fernando, el dueño de las viñas donde León trabaja. Una noche sale de una fiesta, no se encuentra bien y es recogido por una prostituta. La transformación se realiza y la asesina, luego mata a un amigo suyo. Desesperado se entrega a la policía, pasa la noche de luna llena con su novia pero no se transforma (está el amor) pero a la siguiente le prohíben el paso. Desesperado León grita a su padre que utilice una bala de plata, proveniente de la fundición de un crucifijo, que tiene Pepe. En la cárcel llega la metamorfosis, degolla a otro preso y a un guardián y huye perseguido por todo el pueblo refugiándose en el campanario. Sube don Alfredo mientras suenan las campanas que enloquecen al licántropo. En su escopeta de caza dispara la bala de plata, única arma capaz de matar al hombre-lobo y le cubre con su capa. Don Alfredo, Cristina y Teresa, estas llorando, regresan a sus hogares………El film se abría con el sonar de unas campanas que anunciaban la boda del marqués Siniestro, otras campanas suenan al final anunciando la muerte del licántropo……
                                             Narcís Ribot i Trafí 

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