viernes, 30 de junio de 2017

GOLEM, EL HOMBRE DE BARRO


          “De repente me di cuenta, ya sabía donde estaba: una habitación sin entrada, solo con una ventana enrejada...la casa antigua de la calle Altschul que todos evitaban... ¡Estaba en la casa en la que el espectral Golem desaparecía cada vez... (“El Golem”, de Gustav Meyrink)


UNO- LEYENDA Y LITERATURA-       “GOLEM”, literalmente “materia amorfa”, es el nombre dado a una estatua de arcilla capaz de adquirir vida artificial. La posibilidad de modelar y animar a la estatua está en manos de los rabinos hebreos los cuales han de seguir las reglas del “Sefer Jetzirah” (“Libro de la Creación”).
La palabra Golem  aparece en la Biblia (Salmo 139, 16) y en la literatura talmúdica en referencia a una substancia embrionaria. Hay distintas versiones y variaciones sobre el Golem a partir de la Edad Media en la tradición judía y sobre diversos rabinos quienes lograron crear una estatua  de arcilla y animarla. El más conocido es el del rabino Judah Loew ben Bezalel, conocido como el Maharal de Praga, siglo XVI, el cual creó un Golem para defender el gueto de Praga, época del emperador Rodolfo II, de los ataques antisemitas. Se insufla vida a un ser creado del barro como Dios dio vida al ser humano (Adán= Primer hombre, Eva= Madre de la humanidad, primera mujer). Siguiendo las tradiciones cualquier varón rico en bondad y santidad, cercano a Dios, podía dar vida a un Golem si se lo proponía utilizando elementos mágicos de la Cábala. A pesar de todo esta creación era imperfecta: el hombre adquiere sabiduría imitando a Dios; puede dar la vida pero no el alma. Por lo tanto el ser creado por el (los) rabino (s) es un remedo de hombre: no tiene sentimientos (si algo de instinto), ni inteligencia sino que obedece siempre a su amo aunque sin embargo veremos finalmente que llega a enfadarse (o sea algo de sentimientos tiene, al principio muy escondidos) y rebelarse contra su creador. El Golem, creado por la sabiduría y conocimientos mágicos, es el antecesor de los robots, creados por la ciencia humana, maquinas ideadas para servir al hombre, pero que en alguna ocasión también se rebelan contra este. También hay rebelión contra el creador en otro mito con puntos de contacto con el hombre de barro: “Frankenstein” a causa de los prejuicios e injusticias recibidas por el monstruo de los demás humanos (algo que su creador llegará a reconocer en un momento de la novela).
Hay diversas variaciones en la leyenda, el Golem es creado siguiendo el relato bíblico pero en otro el rabino necesita el concurso del demonio Astaroth para insuflar vida a su creación. El sabio místico Loew cuando ya tiene la estatua preparada le da vida escribiendo la palabra EMET (“verdad”) en su frente y cuando se rebela contra él le inutiliza borrando la primera letra (Aleph) y queda MET (“muerte”) quedando desactivado y encerrado en un ataúd en algún lugar de la sinagoga de Praga (otra variante consistía en escribir la palabra en una hoja mágica que se introducía bajo la lengua del Golem) pero si alguien lo encuentra y escribe la letra borrada el autómata volvería a la vida. Gershom Scholem nos dice en su obra “La cábala y su simbolismo” que la figura del Golem aparece cada 33 años en una ventana de un cuarto sin acceso en el gueto de Praga lo cual es recogido por Gustav Meyrink (escritor que influyó a Franz Kafka) en su novela “Der Golem” (“El Golem”, 1915), libro de claro corte expresionista que, en cierta forma, preludia el Expresionismo cinematográfico aparecido en Alemania y eclosionado a principio de la década de los 20. La lectura  en la obra de Meyrink es muy complicada sin referencias, casi, en que pueda orientarse el lector: onirismo, sueños, simbolismo, hipnosis, pérdidas de memoria... pero el Golem aparece como una pieza fantástica más.
DOS- CINE-  De este hermoso mito, injustamente eclipsado por sus hermanos de la fantasía y del terror, vemos (o mejor dicho, no vemos) la primera versión cinematográfica en 1914: “Der Golem”, de Paul Wegener con guión de Henrik Galeen, basado muy ligeramente en la novela de Meyrink. Wegener además interpretó al hombre de barro (se conserva algún fragmento). El film narra el nacimiento- creación de la estatua por parte de Loew. Más adelante un anticuario sigue las fórmulas del rabino y vuelve a dar vida al Golem el cual se enamorará de la hija de su resurrector y, al ser rechazado, lo destruye todo hasta que se precipita desde lo alto de una torre quedando reducido a partículas de piedra. En 1920 el mismo Wegener daba no la continuación sino la precuela del film de 1914: “Der Golem wie er in in die Well Kam” (“El Golem”) --- “El Golem como vino al mundo” --- codirigida por Carl Boesse con fotografía de Karl Freund (extraordinario cámara pasado más tarde a la dirección, siendo “La momia”, ya en U.S.A., su obra más conocida) y los excitantes decorados del profesor Hans Poelzig en donde tenemos un Golem (de nuevo el mismo Wegener) más funcional que el de la leyenda y los escritos anteriores: el rabino introduce la palabra mágica enrollada en un amuleto representando la estrella de David el cual ha de introducirse en un orificio en el pecho de la estatua. Ya le vemos directamente como defensor del pueblo judío pero como está escrito en las estrellas se rebelará contra su creador, arrojará a un intrigante por la ventana, agredirá a Famulus (el criado de Loew) y finalmente huirá al bosque tras arrancar las puertas de la muralla pero una inocente niña (escena, junto con otras, en la cual se inspirará claramente James Whale para su “Frankenstein”, 1931) le “desenchufará” el amuleto del pecho y el Golem quedará inmóvil, sin vida, listo ya para conectar con la antigua versión de 1914. En 1917 Wegener había dirigido- protagonizado otra versión que nada tenía a ver con estas dos: “Der Golem und die Tanzerin” (“El Golem y la bailarina”), donde un pretendiente se disfraza de Golem para asustar a una bailarina (interpretada por Lydia Salmonova, esposa de Wegener, la cual también participó en la versión de 1920 representando a la hija de Loew). De las tres versiones de Wegener la única que no se ha perdido es la de 1920.
Algunos investigadores señalan la existencia de un Golem danés de Urban Gad en 1916, después del éxito de Wegener dos años antes. No se puede confirmar su existencia porqué si es así está completamente perdida.  También perdida pero con más datos tenemos “Alraune und der Golem” (1919) de Nils Olaf Crissander, según una novela de Achim von Arnim en una fusión de dos mitos. Alraune significa “Mandrágora” en alemán (planta a la cual se le atribuyen utilidades en brujería y que aún se pueden multiplicar sus posibilidades si es regada con orina o esperma de un ahorcado). “Alraune” ya había tenido su versión particular de la mano de Michael Curtiz en el comienzo de su fructífera carrera y Edmund Fritz. Basada en una novela de Hans H. Envers, trata de una muchacha llamada Alraune, fruto de una prostituta y de la eyaculación de un ahorcado; Alraune es, pues, una mandrágora humana.
La leyenda checa- judía será pasada nuevamente al celuloide, ahora en Francia, 1936. Es la primera versión sonora: “Le Golem” fue dirigida por Julien Duvivier con magnífica interpretación de Harry Baur como Rodolfo II, eficazmente secundado por Ferdinand Hard como el Golem y Charles Dorat como el rabino Jacob el cual ha encontrado la estatua de arcilla y sigue las teorías de su difunto colega para restaurarle la vida. Aunque no tenga el impacto de la versión de Wegener y el maquillaje sea inferior (pero conseguido) el film posee excelentes escenas (El Golem derrumbando las puertas de la cárcel, la facilidad con la que se libra de los guardianes...). Hay otra aportación totalmente desconocida: “The Golem Last Adventures” (1921) del austriaco Julius Szomogy.
En “Cisaruv Pekar, Pekaruv Cisar” --- “Emperor and the Golem”, en inglés --- de Martin Frik (Checoeslovaquia, 1951), el Golem se transforma en un símbolo, no del pueblo judío para defenderse de sus opresores sino de la energía atómica. El reparto lo encabezaba Jan Werich en el doble rol de emperador, el cual buscaba el elixir de la vida eterna, y el de Matej, el panadero, mientras que Jiri Planchi encarnaba al alquimista. A notar que en esta ocasión el Golem además de la palabra EMET necesitaba fuel oil para funcionar.
Hay otra versión francesa en 1966: “Le Golem”, de Jean Kerchbron y en 1969 Evaló Schorm y Milos Makovec quienes nos darán un film de tres sketchs titulado “Praszké Noci” (“Nights in Prague”), uno de los cuales (“The Last Golem”) trata de un tal rabino Chaim el cual encuentra los restos del Golem de su antecesor Loew y prepara uno de nuevo. 
“It”, de Herbert J. Leder (1966) nos pone en contacto con Roddy Mc Dowall, guardián de un museo el cual tiene a su madre momificada (herencia de “Psicosis”). Un día encontrará los escritos de Loew y transportará al Golem (Allan Seller) a Londres. El maquillaje es el más “terrorífico” de todos con la cabeza en forma de rombo que recuerda una pastilla del Dr. Juanola. Finalmente el perturbado y la estatua caerán al Támesis tras recibir el impacto de una bomba nuclear.
Una versión televisiva es “Um der Golem Gett Rumi” realizada en por Peter Beauvais en 1971 (Alemania), inspirado no tan solo en la leyenda sino también en la novela “New World” de Aldous Huxley. En esta ocasión el Golem es un robot en un mundo centralizado y dominado por la cibernética en el año 2315. Una vez más se rebelará contra la sociedad que lo ha creado e intenta, sin éxito, destruirla.
Quedan algunas versiones más como “Golem”, de Piotr Szulkin (Polonia, 1980), otra historia orillada en la Ciencia- Ficción de un futuro lejano al igual que “The Limehouse Golem”, de Juan Carlos Medina (Reino Unido, 2016). En esta ocasión deriva hacia el cine policíaco con algún elemento sobrenatural.
Hemos comprobado que muchas cintas del tema no se estrenaron aquí. Esperemos pescar alguna...


                            Narcís Ribot i Trafí

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