sábado, 1 de marzo de 2014

LOS LIEDER DE SCHUMANN

De mis lágrimas nace una multitud de brillantes flores y mis suspiros se convierten en un corazón de ruiseñores”   (Eric Heine, poeta alemán)
LIED”- Canción acompañada de piano, su plural es “LIEDER”.
En 1862, casi consecutivamente, morían la hermana y el padre de Robert Alexander Schumann (1810- 1856) el cual, con el tiempo, sería uno de los músicos más importantes de la historia y pieza básica del movimiento romántico. Cuando el joven Schumann estaba recuperándose conoció a Inés Carus --- la cual se convertiría en un amor de juventud --- quien le dio a conocer los deliciosos lieder de Franz Schubert. Schumann, sorprendido, había realizado algunos ensayos (juveniles) en los cuales no creía mucho pero que resultarán la base de su inspiración colocada en nuevas composiciones largas del futuro. Es 1840 el año más feliz de su vida --- a pesar de su suegro --- al casarse con clara Wieck y al despertar su portentosa capacidad musical para darnos 136 lieder de los 248 que compondrá durante toda su vida.
Beethoven había arañado  la superficie de las posibilidades expresivas del lied. Su interés por la canción es más bien episódico centrado en sus ingentes sinfonías, conciertos, música de cámara y misas; sus lieder están más conseguidos que los de Haydn y los de Mozart pero --- siendo buenos --- no alcanzan la inspiración de los de Franz Schubert el cual compuso unos 600 durante su breve vida, dando, además, carta de nobleza a este tipo de música. A partir de Schubert todos querrán elaborar lieder aunque de entre ellos el único comparable al austríaco Schubert sea el alemán Schumann. Robert veneraba a su antecesor al que nunca pudo conocer personalmente. Años después descubrió la 9ª sinfonía de Schubert (perdida entre montones de papeles en la casa de Ferdinand Schubert, su hermano, el cual tenía amistad con Robert), bautizada por Schumann como “La Grande” y la dará a conocer cuando su amigo Felix Mendelssohn la dirija públicamente.
La diferencia entre los lieder de ambos maestros es evidente. Franz Schubert partía, a veces, de unos poemas de escasa calidad (valorándose aún más, por ello, su trabajo); sin artificios encuentra por instinto musical, casi espontáneamente, la traducción sonora exacta sin caer nunca en la futilidad o falsedad mientras el alemán Schumann presenta la solidez, el rigor y sin ser tan ávido de melodía sus lieder son más graves, más umbríos. Schumann, con su base cultural más sólida (el más culto de los músicos romántico recibió en su feliz 1840 el doctorado en filosofía) y gran conocedor de la literatura alemana, aportará también con sencillez arquitectónica una efusión lírica y exacerbadamente romántica. Recordemos las estructuras clásicas en Schubert, en sus lieder había clasicismo y algo de romanticismo pero en Schumann la exposición romántica es total. Para el músico de Franconia el piano ya no es el instrumento acompañante de la voz, los dos elementos están totalmente engastados, son inseparables. Su primer lied está basado en un poema de Shakespeare (“Canción de loco”, opus 127) y más adelante otro sobre María Estuardo (opus 135) pero, por encima de estas incursiones al pasado, le interesa ser actual utilizando casi todos los poetas reconocidos de su tiempo. Así, Schumann consigue con sus lieder la íntima unión música- poesía con la cual había soñado Heinrich Heine, el poeta preferido de Schumann, un ser torturado como él (adaptando 38 de sus poemas): poco conocidos son sus “Liederkreis” (“Ciclo de canciones”, registrado como opus 24) con una rica polifonía y un contraste de sentimientos. Completísimos son “Dichterliebe” (opus 48, en 16 melodías) y la excelente colección de “Los Mirtos”  (opus 25) junto con otras obras maestras en “Romances y Balaldas” (opus 45, 49 y 53). Sobre los de Joseph von Eichendorff, Schumann clama a la naturaleza tan grata a los románticos: “Liederkraüs” (doce lieder, opus 39) mientras hay tristeza y soledad en los “Doce lieder” (opus 35) basados en Justinus Kerner. Dos ciclos de lieder extrajo de Nikolaus Lenau, el destino del cual --- la locura --- recuerda al mismo Schumann: en los “Sechs Gedichte” (“Seis poemas”, opus 90) del cual hay uno (“Tarde de angustia”) que se encuentra entre lo mejor del músico. De Adalbert von Chamisso escoge “Fraunenlieb” (“Amor y vida de una mujer”), opus 42, uno de sus ciclo más célebre. Por el contrario usó muy poco --- a pesar de la admiración sentida por el escritor --- los textos de Wolfgang  von Goethe (a diferencia de Schubert): el tranquilo y sereno “Liebeslied” (“Canto de amor”), opus 51, sostenido por profundas sonoridades en el piano y los ciclos de “Wilhelm Meister” (2ª. Novela de Goethe) por los cuales Schumann sentía predilección. Con sus lieder, Schumann cerró una de las páginas más brillantes de la música romántica y mundial…


                                       Narcís Ribot i Trafí  

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