domingo, 30 de junio de 2013

ESPARTACO EN LAS ARTES


Acogió numerosos esclavos fugitivos…Dado que Espartaco dividía el botín en partes iguales, en poco tiempo reunió gran número de hombres…” (“Los rebeldes en el Vesubio, Apiano)

                              Era original de Tracia, según algunos autores procedía de la aristocracia o realeza de su país. Encabezó la rebelión de esclavos más emblemática de la Antigüedad. En el año 73 a. C. se sublevó con unas decenas de gladiadores propiedad del “tratante” o “lanero” Léntulo Batiato, cerca de Capua, motivados por el trato excesivamente duro y con frecuencia llegado a esta situación sin culpa alguna ni haber cometido ningún delito. Cada día ampliaba su ejército a base de esclavos fugitivos de sus amos. Al vencer a Claudio Glaber el senado de la República de Roma envió al pretor Publio Varinio, cuyo legado y él mismo fueron  también derrotados. A pesar de los éxitos el celta Crixo, lugarteniente de Espartaco, se separó de él con parte de sus fuerzas que las llevó al desastre cerca del monte Gárgano, muriendo Crixo y las dos terceras partes de sus hombres mientras Espartaco vencía simultáneamente a los cónsules Gelio Publícola y Cornelio Léntulo Clodiano haciendo temblar Roma como lo había hecho Aníbal muchos años antes.
Teniendo el camino libre para huir, Espartaco volvió atrás siendo derrotado y muerto al norte de Lucana (71 a. C.) por Marco Licinio Craso (junto con Cneo Pompeyo y Cayo Julio César formarían en I Triunvirato unos años más tarde). El resto de los esclavos huidos se topó con Pompeyo que regresaba de su campaña en Hispania y los aniquiló totalmente mientras los prisioneros eran crucificados. En la película de Stanley Kubrick (1960), Espartaco/Kirk Douglas moría ejecutado en la cruz para mayor dramatismo pero en realidad sucumbió en la batalla final aunque su cuerpo nunca fue encontrado.
Plutarco en su biografía sobre Craso muestra admiración por Espartaco, totalmente al contrario que Cicerón y Lucano un siglo más tarde mientras Apiano le es favorable. Espartaco pasará a ser protagonista en las discusiones políticas sobre clases sociales a finales del siglo XVIII, especialmente en Alemania. Gotthold Ephraim Lessing lo nombraba como “Defensor de los derechos humanos” (1770); hay una tragedia titulada “La Patricia” (cerca de 1800) de Richard Voss; un fragmento de Franz Grillparcer y otro de Hermann Von Ligg, obteniendo también gran éxito la novela “Prusia” (1883), de Ernst Eckestein.
Karl Liebknecht se sirve del pseudónimo “”Espartaco”, aparte de la “Liga de Espartaco” fundada por el mismo Liebknecht y Rosa Luxemburgo. Karl Marx en sus cartas a F. Engels habla de Espartaco como representante del antiguo proletariado mientras Lenín le ensalza como luchador contra el capital (los romanos). En 1932 y años siguientes Stalin escribió que las rebeliones de los esclavos, especialmente la de Espartaco, debían ser consideradas como factor de liquidación del antiguo sistema de producción (incluso algunos equipos de fútbol llevaban su nombre: cfr. Spartak de Praga). Lo que Stalin no escribió es si había algún rebelde contra su dictadura, una de las más feroces que han existido (apoyada por algunos “intelectuales” los cuales justificaban y justifican las purgas del “caudillo del progreso y la libertad”, perfectamente equiparable a Hitler).
En Alemania, años cincuenta, aparecieron tres novelas sobre nuestro personaje: la de Howard Fast (1951) la cual sirvió de punto de partida del film de Stanley Kubrick, la de Egom Gunter (1956) y la de Wilhelm Schumann (1959). También en el Renacimiento Italiano era recordado Espartaco, detalles recogidos más tarde por Raffaelle Giovagnoli (1874) --- la conseguí de segunda mano, y al final se especula lo que pasó con su perdido cuerpo --- y la excelente novela de Arthur Koestler (1939), “La rebelión de los gladiadores”, publicada en Castellano por EDHASA. Hay una tragedia de J. J. Saurin, “Spartacus” (París, 1760) y en la actualidad que, en algunos sectores, interesa el mundo antiguo, aparece la novela de H. D. Stover, “Spartacus” (Dusseldorf, 1977).
Aran I. Kachaturian compuso la música de un ballet, “Spartacus”, bastante famoso (1955) y diversas estatuas, testimonios de su envergadura y estatura poco corriente (mucho más que el Kirk Douglas del cine), una de ellas a las Tullerías con una réplica en la Ny Carlberg Glypotec de Copenhague.

                                                                                                 Narcís Ribot i Trafí

1 comentario:

  1. I jo em pregunto, no hem utilitzat la biografia d'Espartaco pel que ha convingut,manipulant-la a la nostra conveniència????

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