-El fenómeno Hammer empezó --- ya se ha dicho --- en 1934 cuando el actor Will Hinds fundó en Inglaterra la compañía cinematográfica Hammer Films. Se asoció con Enrique Carreras (de ascendencia catalana) para producir films de bajo presupuesto y, principalmente, de consumo interior. Anthony Hinds y James Carreras relevaron a sus padres en la dirección de la compañía y, más adelante, James traspasó los poderes a su hijo Michael Carreras. Pero fue en 1955 cuando se dio el definitivo cambio de rumbo con el inesperado éxito de un modesto film de Ciencia- Ficción, “The Quatermass Xperiment” (“El Experimento del Dr. Quatermass”), rodado con gran profesionalidad por Val Guest, decidiendo revitalizar los mitos del “fantastique” y al año siguiente daban la primera versión del personaje en color: “The curse of the Frankesntein” (“La Maldición de Frankenstein”). Fue un éxito de taquilla y artístico --- de crítica debería pasar algún tiempo pero da absolutamente igual--- por desmarcarse totalmente de las versiones triunfantes de Universal que luego devinieron repetitivas en sus arquetipos. El responsable del éxito, quien elevó el fantástico a las más altas cimas, quien dio prácticamente el renombre a Hammer para que fuera conocida en todo el mundo fue Terence Fisher (1904-1980), ahora ya considerado no solamente uno de los más grandes cultivadores del género sino un creador de cine fantástico y de cine en general donde ya se han hecho sesudos estudios, tanto en libros como en revistas y fanzines. El rotundo éxito de su “Horror of Dracula” (“Drácula”, 1958) para mí, repito, la mejor adaptación de la novela de Bram Stoker, hacía impensable el no realizar una continuación, que llegaría en 1965: “Dracula, Prince of Darkness” (“Drácula, príncipe de las tinieblas”), repitiendo Christopher Lee su rol de conde Drácula que tanta fama le dio. Fue una gran película pero en medio de ellas hay otra que no forma parte de la serie aunque si del tema ya que el famoso conde no aparece sino un discípulo suyo, el barón Meinster (interpretado por David Peel): “Brides of Dracula” (“Las novias de Drácula”, filmada 1960 donde si aparecía el personaje del profesor Van Helsing (siempre magnífico Peter Cushing).
Jimmy Sangster, Peter Bryan y Edward Percy hicieron y rehicieron el guión varias veces hasta que apareció el definitivo, de compacta inventiva (aunque no acreditado también retocó el escrito Anthony Hinds, productor, que luego se pasaría a escribir guiones, uno tras otro --- con el seudónimo de John Elder ----, de forma desigual y aunque posea buenas ideas faltaba la solidez de Jimmy Sangster). La fotografía de Jack Asher, feliz responsable de estos primeros Fisher- Hammer, es como siempre delirantemente maravillosa; en verdad el cromatismo de Asher es absolutamente paradigmático. Igual que el minucioso y detallista decorado de Bernard Robinson: el castillo de los Meinster que en nada tiene que envidiar al de Drácula: amplias estancias, cortinajes, panoplias; la posada con todos sus ingredientes o el molino donde acontece la parte final con toda su maquinaria y utensilios. “Las novias de Drácula” es uno de los pocos títulos donde la música no se confió a James Bernard (quien elaboró una melodía inolvidable para las cinco primeras películas sobre Drácula) y a Philip Martell sino a Malcolm Williamson el cual realizó una composición altisonante con subrayados religiosos en determinados momentos para resaltar el trasfondo.
Los personajes están perfectamente engastados en su ambiente y nadie mejor que Fisher para señalar la personalidad sin malgastar celuloide y con gran economía de medios. El barón Meinster es el retrato de una aristocracia decadente centroeuropea, es un noble libertino y perverso (emparentado con sir Hugo de “El perro de los Baskerville” o el marqués Siniestro de “The curse of the werewolf”) que en alguna de sus orgías algún invitado amigo suyo le convirtió en un ser de la noche, un no-muerto, o sea un vampiro. Aunque se ha dicho que Christopher Lee rechazó el papel por miedo a estar encasillado la verdad es que aquí no encajaría. En su lugar un discípulo suyo, un joven rubio y apuesto que atrae a las mujeres por su físico y su magnetismo, representado por David Peel, quien dio una interpretación totalmente diferente (la de Lee fue antológica e inolvidable pero Peel no es Drácula sino Meinster, su discípulo (incluso resalta las diferencias el vestuario: Meinster viste de negro igual que su maestro pero la capa es grisácea doblada en azul amoratado mientras que la de Drácula- Lee era totalmente negra en su primera incursión para ser ya la clásica negra con envés rojo a partir de “Drácula, príncipe de las tinieblas”). Su madre, la baronesa le ama tanto que le mantiene vivo pero encadenado para no ser un peligro para los demás. Sobre esto, un internauta declamó en un blog, citando la novela de Stoker, que si el vampiro puede transformarse en murciélago, lobo o en neblina ¿Cómo puede ser que el barón no escapara y más cuando le observamos en varias escenas en forma de murciélago? (lo coló como error y no es así) La respuesta es muy sencilla: la cadena es de plata (se sugiere y se ve claramente), metal que anula la fuerza y el poder de los seres de las tinieblas. La baronesa habla de tiempos pasados que fueron mejores, antes de que su hijo adquiriera esta terrible “enfermedad”. El profesor Van Helsing es el metódico hombre de ciencia que defiende el orden ante el desorden y el horror (el vampirismo representado por Meinster y sus víctimas). La vieja sirvienta Greta cuida del barón aunque nunca se atreviera a liberarle. Cuando este ha huido se convierte prácticamente en la alcahueta del monstruo. Se sugieren paralelismos entre el acto vampírico y el acto sexual (más que nunca), del incesto y la homosexualidad. En la atmósfera queda la insinuación edípica: cuando el barón es liberado de su cadena por la estupidez de la joven enamoradiza Marianne Daniella y lo primero que hace es beber la sangre de su madre para convertirla en un ser como él. Es el peor castigo que podía infringirle. La profesora Gina, con tendencias lésbicas, al convertirse en vampiro tras la mordedura intenta atacar a Marianne diciéndole que “el barón puede ser para las dos” pero ahora la invita a besarla. También el profesor Van Helsing es mordido en el viejo molino por el vampiro (placer en la erección de los colmillos y ante la mordedura), Van Helsing cauterizará la herida con fuego y agua bendita. Recordemos algunas escenas en un film que todo es destacable:
---Marianne Daniella (Yvonne Monlaur) pasa la noche invitada en el castillo de los Meinster. Descubr al barón prisionero y, movida por la compasión, roba la llave que guarda la baronesa (Martita Hunt) en su escritorio y se la entrega al joven de porte byroniano y elegante y de gestos aristocráticos. No sabe que ha liberado a un monstruo ---
--- Huye aterrorizada del castillo ante los gritos de la histérica Greta (Freda Jackson) al descubrir el cadáver de la baronesa con dos marcas en el cuello, pierde el conocimiento en el bosque y es recogida por el profesor Van Helsing—
--- Contraposición entre el reprimido internado de señoritas, donde Marianne se estrena como profesora de francés e inglés, con el exacerbado erotismo del que es portador la maligna figura del barón---
--- La profesora Gina (Andree Melly), compañera de Marianne, de insinuantes miradas lésbicas recibe la mordedura del barón. Está en la habitación anteriormente ocupada por Marianne. La escena es ejemplar: nota frío en la habitación, se siente intranquila, gira de repente y ve a Meinster (observa aterrorizada que el aristócrata no se refleja en el espejo), es hipnotizada y se entrega (con el placer reflejado en su rostro); ahora Fisher corta la escena ---
--- La segunda víctima de Meinster (la primera fue su propia madre, la tercera será Gina) es una campesina (Maria Devereux). En el cementerio Greta le indica como ha de salir del ataúd para reunirse con el amo. El acto, como se ha dicho varias veces, recuerda perfectamente a un parto ---
--- El primer enfrentamiento entre los dos antagonistas. Van Helsing se encuentra con la baronesa y esta, dominando sus instintos vampíricos (oculta púdicamente con un velo sus colmillos) se lo cuenta todo, reconoce su culpa al dejar vivir a su hijo y se confiesa prisionera “en esta vida que no es vida ni muerte”. Van Helsing le contesta que “hay una salida”. La dama sonríe aliviada. Al amanecer Van Helsing clava una estaca en su corazón y la durmiente condesa muere sonriendo (ha escapado del dominio de su hijo). El profesor arranca unos cortinajes rojos y cubre el cadáver. Antes, Van Helsing se encuentra frente a frente con el barón a quien hace retroceder con un crucifijo aunque logrará escapar tras arrojarle un candelabro---
--- La escena final en el viejo molino, refugio de los vampiros. Entra Van Helsing y ha de enfrentarse a Greta quien cae por las escaleras y muere pero ha logrado arrebatarle el crucifijo….Ahora el profesor ha de luchar con el vampiro (al momento que la cruz cae por una hendidura de la mano de Greta aparece el barón al fondo del encuadre, algo que solo he visto hacer a Fisher) a puñetazos y patadas sabiendo tener la partida perdida. Es dejado inconsciente y mordido. Al recuperar el conocimiento el profesor cauterizará la mordedura con fuego y agua bendita que, arrojada al rostro del barón produce el efecto de ácido arrojado a un ser humano. El monstruo derrama un brasero y prende fuego al molino. El profesor y Marianne suben al tejado y ven huir a Meinster. Van Helsing se cuelga por las manos de las aspas del molino que al girar proyectan una gigantesca sombra de cruz en combinación con los rayos de la luna llena y así, entre terribles rugidos, el barón Meinster es destruido. Marianne se abraza llorando al profesor ---
Romanticismo y terror fantástico al completo. No como el falso romanticismo de talonario, p. e. de un film sobrecargado y sobrevalorado como “Dracula, de Bram Stoker”, de Francis Ford Coppola que ni es fiel al espíritu del escritor ni entiende el realizador, a pesar de su prestigio, la hondura del fantástico que han tocado con gran acierto y maestría hombres como Terence Fisher, Tod Browning, James Whale o Ernst B. Schoedsack….
Narcís Ribot i Trafí
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