I)- ANDANTE CON BRIO. CRÉDITOS: después del inconfundible sello de
la productora 20th Fox aparecen los créditos sostenidos por una música muy
acertada y memorable de Sol Kaplan y una formidable fotografía en blanco/negro
de Milton Krasner. Vemos atractivos dibujos a mano sobre montañas, bosques y la
estación de la diligencia. INTRODUCCIÓN. VOZ EN OFF: la estación de postas de Rawhide
(literalmente “látigo”) está a medio camino entre las ciudades de San
Francisco (California) y San Louis (Missouri) --- largo y ambicioso trayecto
(2700 kilómetros) a cubrir por una compañía de diligencias con el propósito de
unir las costas del Atlántico (casi) y del Pacífico --- con un viaje que duraba
25 días con sus correspondientes noches (si los indios y la climatología lo
permitían, sino duraba más) y costaba 200 $ por persona (comidas
incluidas). Rawhide Pass es una
estación (de tantas) situada en unos parajes desérticos a medio camino (un
cartel nos indica: “Rawhide Station”: San Francisco, aproximadamente a1.300 Km. -
San Louis, aprox. a 1.400 Km.). Estamos a más de la mitad del siglo XIX en el
lejano Oeste. La voz en off continúa informando que al iniciarse el recorrido
muchos se sorprendieron y otros se burlaron por considerar el proyecto
imposible y la llamaban “La diligencia de los borricos” pero
cuando el correo, los pasajeros y el oro empezaron a llegar de California la
sorpresa fue mayúscula y las críticas se acallaron. La toma de obertura del
film es un plano general en zona desértica en donde una diligencia con seis
mulas cruza de derecha a izquierda mientras que la música de Kaplan se funde
para dar paso a la popular melodía “¡Oh, Susana!”, ahora el vehículo
asciende sobre escarpadas montañas nevadas --- Hathaway inserta un plano en
picado para subrayar lo abrupto del itinerario ---, desciende, la nieve ha
desaparecido y llegamos a un llano rocoso, ahora plano frontal con el conductor
gritando y agitando el látigo para acelerar la marcha (dos hombres al pescante:
el conductor y el “escopeta”) y volvemos al plano general con la diligencia
reducida casi a un punto en el horizonte seguida de su correspondiente estela
de polvo. Plano fijo durante unos segundos sobre el susodicho cartel lo cual
servirá de bisagra para el cambio de secuencia. La voz en off sigue dándonos
información sobre la estación de Rawhide: “Allí los pasajeros pueden estirar
las piernas, asearse, comer algo mientras se aprovecha para llevar al reposo de
la cuadra las cansadas mulas y substituirlas por otras de refresco”.
II) SCHERZO-
Dentro de la posta hay dos hombres, uno con el torso desnudo se está afeitando,
debe tener unos veinte años, se llama Tom Owens (notable Tyrone Power) y es el
hijo del gerente de la empresa, colocado allí para aprender el oficio. El otro
hombre es Sam Todd (Edgar Buchanan), el encargado del mantenimiento de la
estación quien se queja de su sueldo, del mucho trabajo que debe hacer y de la
falta de atención profesional de Tom. Servido todo con un humor que nos
recuerda a John Ford. “¿Qué dirá tu padre cuando vea que no has
aprendido nada, que pasas el día afeitándote y bañándote, ni las mulas te
conocen, y que no haces caso a nada de lo que te digo?” Pero se nota
que entre los dos hombres existe la confianza y el afecto (Tom le tira espuma
usada del jabón de afeitar). Prosigue Sam: “Te estoy hablando como nunca he hablado a
tu padre. Con una mano podría aplastarte el cráneo. Por eso, cuando mueve el
látigo, hombres y mulas se levantan para escuchar sus órdenes ¿Es que no vas a
decir nada?” Se oye el sonido de una corneta. “Ha sonado la trompeta, Sam”.
Llega la diligencia procedente de San Francisco, la que hemos visto antes. Sam
sale a por las mulas de refresco mientras Tom contesta con otro toque de
corneta que suena desafinado. Plano interior con la puerta abierta al exterior
(cuando entran los pasajeros lo veremos a la inversa, del exterior al
interior). El toque de trompeta de Tom quiere decir paso libre: la diligencia
recorre unos metros y entra en el patio de la estación de postas. Scott, el
conductor cede las riendas a Tom y mantienen una conversación, Sam --- sin
dejar de fumar en su pipa --- dice que no sabe distinguir una mula de un
caballo, todos se ríen y Willy, el “escopeta”, salta del pescante. Mientras Sam
cambia las mulas bajan los pasajeros: dos hombres y una mujer con una niña de
tres años. Uno de los hombres baja a la niña y el otro ayuda a la mujer, Vinnie
Holt (Susan Hayward en una de sus mejores interpretaciones). Hathaway muestra a
los nuevos personajes en plano medio sin mover la cámara mientras bajan del
vehículo (ahora acerca la toma a Vinnie en casi un primer plano). Interior,
sentados en la mesa comiendo: los tres pasajeros y los dos conductores mientras
Sam se ocupa del servicio y Tom, después de llevar leña a la cocina, se sienta
con ellos (plano de conjunto a los comensales en la mesa, dedicando a
continuación plano medio a cada persona que habla). Ahora sabemos que Vinnie es
señorita, no señora y más adelante nos enteraremos que no es madre de la niña
Cali (diminutivo de California). Uno de los pasajeros se queja de la comida y
al descubrirse Tom como hijo del superintendente (Sam lo hace) le contesta que
le dará la dirección y añadirá un par de quejas suyas. Antes, Vinnie ha lanzado
un sarcasmo contra Tom y este le ha contestado con respeto (Vinnie: “Al
mulero parece gustarle la comida”. Tom: “Perdone, al mulero no le gusta
pero si no hay otra cosa”), ahora, al saber que no es un simple
empleado, le mira con sorpresa. La diligencia está ya a punto de reanudar su
marcha cuando aparece un teniente y tres soldados del ejército. Kaplan envuelve
la escena con música trágica la cual suscita inquietud y premonición de algo
nada agradable … El teniente les comunica que Rafe Zimmerman ha huido de la
prisión de Huntsville un día antes de que le colgaran y le acompañan tres
presos más. Cuatro delincuentes rondando por aquella comarca y buscan oro. El
oficial viene a escoltar la diligencia unos cuantos kilómetros pues los fugados
asaltaron el carruaje del día anterior y mataron al conductor. Scott, el
cochero, recuerda el reglamento de la compañía: no se puede arriesgar la vida
de niños y por lo tanto Cali ha de quedarse. Escenas cómicas: Vinnie no quiere
dejar la niña y tiene un trabajo de
baile en San Luis “¿Qué hago?” Pregunta Tom. “Cógela por la cintura” responde Sam;
lo hace y al forcejear ambos caen al suelo. Tom le pide disculpas y añade que
es un mandado. La diligencia parte dejando a Vinnie y la niña con Tom y Sam. El
enfado va remitiendo y, gracias a la atención de Tom, las relaciones se vuelven
más correctas. Le pide bañarse y la manda detrás, cerca del edificio, donde hay
una laguna, le pide prestado la pistola (“Se usarlas”) y se la lleva junto con
el cinturón de balas y la cartuchera. Al volver del baño la deja detrás del
abrevadero lo cual finalmente será la salvación para ambos y la niña… Aparece
un jinete que se aproxima a la estación, otra vez la música trágica.
III)-
ANDANTE CON MOTO-. Se presenta un hombre ante Tom como el sheriff
Miles (le muestra una estrella). De repente quita el revolver a Sam y les
apunta; en realidad es Zimmerman (perfecto Hugh Marlowe). Dispara un par de
tiros al exterior y aparecen sus tres compinches: Yancy (Dean Jagger), Gratz
(George Tobías) y Tevis (excelente Jack Elam). El plan de Zimmerman es dejar
pasar la diligencia del este que llega el mismo día a las ocho y atracar la que
viene de California, cargada de oro, mañana a las doce. Maltrata a Sam por
mentirle sobre los horarios de llegada de los carricoches y este huye hacia la
cuadra en busca de la escopeta pero es asesinado por la espalda por Tevis y
Gratz en el momento que llega la mujer con la niña. Zimmerman es un hombre
culto, elegante e inteligente (se le nota de buena procedencia), no es un
delincuente habitual (luego sabremos lo que pasó), los otros tres son toscos y
garrulos; Tevis es un sádico asesino con deseos de matar y violar, está
desequilibrado… mientras Yancy es asustadizo, borrachín y comilón y Gratz es torpe, presumido y le gustan las prendas
de vestir lujosas; Zimmerman les recuerda que no les eligió para la fuga y que
han de obedecer sus órdenes. Con Gratz y Yancy no tendrá problema pero con
Tevis … El jefe de los fugados comete el error de creer a Vinnie esposa de Tom
y Cali su hija. Tom decide aprovechar la equivocación con la esperanza de
sobrevivir pues le necesitan vivo para el paso de las dos diligencias. Ya hemos
llegado al nudo de la historia.
IV) INTERMEDIO (OBLIGADO)-
HENRY HATHAWAY (1898- 1985) y DUDLEY NICHOLS (1895- 1960) son, respectivamente,
director y guionistas. Ya los encontramos en la entrega anterior sobre “El
Príncipe Valiente”. Hathaway vivió prácticamente el cine en su
evolución desde su nacimiento hasta el momento de jubilarse. Como otras veces y
en varios realizadores se reconocieron sus méritos no en su retiro sino después
de su fallecimiento. Su puesta en escena es natural y vitalista, buena elección
planificativa y excelente manejo de actores. Hombre duro y exigente en los rodajes,
tuvo el mérito de ser uno de los primeros cineastas de filmar fuera de los
estudios, empezó desde debajo de la escala al lado de reconocidos directores
hasta decidir él ponerse detrás de la cámara y tuvo la habilidad suficiente en
hibridar géneros (algo que 20th Fox hizo en varias ocasiones) sin chirriar
además de una acertada psicología de los personajes con economía de medios (de
la escuela de John Ford, a quien Hathaway se le parecía en más de un aspecto:
con dos o tres trazos señalaba/”retrataba” al personaje). “El correo del infierno”
lleva la envoltura de western pero tratado en mucha parte como cine negro:
paisajes abiertos propios del western --- no muchos, aquellos en los cuales
aparece la diligencia --- y espacios cerrados en ambiente opresivo (el interior
de la estación de postas, el comedor, la cocina, el cuarto de Tom en donde son
confinados él, Vinnie y la niña) típicos en el cine negro en continuo
movimiento de los personajes como mecanismo perfecto para el desarrollo del
film apoyado, entre otros factores, por la admirable fotografía de Milton
Krasner mostrando rostros, paisajes y objetos con los matices requeridos y sin
la búsqueda de subrayados especiales, algo en lo cual tampoco caía el
realizador Henry Hathaway (muchas de sus películas tuvieron una positiva
respuesta en taquilla, un elemento mas para su rehabilitación total) y todo
ello siguiendo las pautas de un guión de Dudley Nichols redondo, cerrado en si
mismo y sintético que Hathaway resolvió a la perfección.
V)-
ALLEGRO MA NON TROPPO- Adentrándonos en la progresión del film
descubriremos dos puntos esenciales: --- A) Encerrados en su habitación hablan
Tom y Vinnie. Ella le cuenta no ser la madre de Cali, era su hermana, se
enamoró y casó con un celoso tahúr el cual se lió a tiros en un salón de juego:
al acabar el tiroteo solo quedaban con vida Vinnie y la niña. B) --- Llega la
primera diligencia, la procedente de San Luis repitiendo Zimmerman su
interpretación de sheriff Miles (los otros tres están escondidos en el bosque
reteniendo a Vinnie y a la niña; Tom
sabe que nada puede intentar puesto que lo pagaría inmediatamente con su vida,
la de Vinnie y la de Cali). Tom dice al conductor y al “escopeta” que Sam se ha
ausentado momentáneamente a causa de una visita al dentista. Los pasajeros
hablan de Zimmerman. “Yo estaba en la prisión de Huntsville
cuando
se escapó”, dice el falso sheriff Miles, o sea el propio Zimmerman, al
preguntarle sobre su aspecto contesta: “De parecida estatura a la mía y el mismo
color de pelo que yo”, contesta irónicamente. Uno de los pasajeros nos
aclara quien era Zimmerman mientras este escucha sonriente: “Era
un hombre de buena familia pero descubrió que su novia le engañaba con otro y
les mató a los dos, fue un mal momento”. Nunca sabrán los ocupantes de
la diligencia de San Luis que tenían delante al auténtico Rafe Zimmerman.
Hathaway
expone magníficamente las tensiones entre los personajes: Tom- Vinnie, no
siempre amistosas pero deberán unirse para intentar sobrevivir ambos y la niña,
los bandidos --- cada uno con sus peculiaridades --- con los ocupantes de la
estación y los bandidos entre ellos mismos. Zimmerman es el jefe porqué es el
más inteligente y los otros lo saben. La furia contenida de Tom cuando Rafe
maltrata a Sam, otra furia más convulsiva (también contenida, al menos en el momento) y el temblor de su cuerpo por
parte de Tevis cuando es reprendido y golpeado por su jefe en dos ocasiones. La
primera, después de enterrar a Sam. Quedan solo Tevis y Vinnie al anochecer y
este quiere abusar de la muchacha. A los gritos de esta irrumpe Zimmerman quien
golpea a su cómplice. Este le dice desde el suelo: “Algún día pagarás esto, Zim”,
rechazando un duelo a pistola pues sabe que el otro es más rápido. La segunda
cuando están repasando el plan del atraco a la diligencia procedente de San
Francisco: Zim ordena a Yancy que deje de beber whisky, la botella es recogida
por Tevis para beber él. Furioso Zim, le arranca el baso de los labios de un
manotazo. El rostro de Tevis se contrae espantosamente expresando a la vez su
fealdad moral y también su disformidad física. Todo ello mostrado sin énfasis o
exageración de los gestos para crear intranquilidad y crispación, el humor
perfectamente dosificado proviene ahora de los fugados Nancy y Gratz y la
ternura, también presente, procede de la niña, ajena a la tragedia de la muerte
de sus padres y a la posible que le viene encima. Hathaway usará positivamente
los breves subrayados generadores de la ficción y de la acción/actuación de los
personajes: el trozo de papel de Tom que se extraviará por el patio y será
arrastrado por el viento (quería avisar al conductor de la diligencia de San
Luis), el cuchillo que logra apoderarse en la cocina para abrir un boquete en
su habitación y poder huir, el cuchillo se rompe en manos de Vinnie, en el
agujero abierto no pueden pasar pero si se cuela la niña, la sonrisa cínica y a
la vez nerviosa de Tevis, anunciante de alguna tropelía que ha pasado por su
cabeza, los sonido de las cornetas de avisos, los aullidos de los coyotes que asustan
a Yancy, un jarro de agua… todo ello conseguido por la no interrumpida acción
ejecutada por los personajes, la admirable concisión de los espacios y la
habilísima coordinación de la
perspectiva por parte de un Hathaway en plena forma, sin duda en el punto
álgido de su carrera profesional.
Está
cerca la diligencia procedente de San Francisco y con ella el desenlace. Tom y
Rafe están en el patio, Yancy y Gratz en una torre de observación, Vinnie
encerrada en la habitación y Tevis en el comedor. La niña ha escapado por el
agujero a medio terminar y corretea por los establos, la mujer lo ve y grita
además de golpear la puerta. Tevis quiere hacerla callar, abre la puerta y ella
casi se escapa, ahora ve la ocasión de realizar lo que Zimmerman le frustró. Intenta
forzarla otra vez. Tom le dice a Zim: “Usted parece tener una educación y ser de
una buena familia, ¿cómo puede dejarla con este animal?, déjela ir con la niña
y le prometo obedecerle en todo, se lo juro, le doy mi palabra de honor”.
Rafe le contesta: “Cuando tengas unos años más aprenderás a no confiar en nadie, y deja de
preocuparte por la clase de hombre que soy, no temas, nada pasará si se hace
todo como digo”. Ante los gritos de Vinnie, Tom ataca al desprevenido
Zim pero este le golpea con la culata de la pistola y le deja sin sentido para
después correr a la casa, reprende a Tevis y le apunta con la pistola, el otro
se excusa, le ordena que ponga a la desmayada Vinnie en la cama y salga. Zim se
aleja y comete su gran error que le cuesta la vida: Tevis le dispara por la
espalda, como siempre, y al volverse, herido de muerte, recibe otro disparo en
el pecho (todo ello servido por la excelente profundidad de campo usada por
Hathaway, con preferencia del plano medio y algún plano americano). Tom despierta
y encuentra el revólver detrás del
abrevadero. Gratz y Yancy en la torre no están de acuerdo. Tevis: “Ahora
mando yo” (repite una vez más). Gratz le dispara pero falla, Tevis le
mata de dos disparos de pistola, cae de la torre con la escopeta mientras Yancy
huye asustado al encuentro de la diligencia para entregarse. Vinnie corre en
busca de la niña, Tom dispara y logra herir a Tevis en el brazo. Plano del
patio abierto con Cali correteando, Tevis dispara alrededor de la niña para
obligar a Tom a tirar su revólver. Lo hace y sale desarmado, la risa histérica
del asesino delata su profundo desequilibrio. Vinnie corre hacia la niña, se
oye el toque de corneta de la diligencia con el oro pero Tevis está centrado en
Tom, quiere matarle a sangre fría, le apunta presto a disparar, Vinnie ve el
cadáver de Gratz y debajo de él la escopeta, aparta el pesado cuerpo y coge el
arma. Tevis a punto de asesinar a Tom (plano- contraplano, Tom acercándose al
delincuente). Vinnie dispara dos veces la escopeta y el cuerpo de Tevis cae
sobre un montón de leña… Llega la diligencia y el conductor dice: “Tom,
este barrigudo se nos ha entregado diciendo que quiere regresar a la cárcel de
la que escapó”, “Es un hombre sincero”, responde Tom,
“¿Y
tú, que haces aquí afuera?” Respuesta: “Estoy aprendiendo el oficio y lo
he aprendido de veras” Y así es. Él no ha matado a nadie pero ha
contribuido decisivamente a solucionar la difícil situación de salvar la vida
de una mujer, una niña y la suya propia. Allí quedan los difuntos: Sam, ya
enterrado, Zimmerman, Gratz y Tevis. Tom abraza la niña y después a Vinnie. Han
decidido unir sus vidas. Al cabo de un rato la diligencia reemprende su viaje.
Se oye la voz en off repitiendo la
oferta de las ventajas y acaba diciendo “Si, señores, la diligencia de los borricos”
mientras el vehículo se pierde en el horizonte. Un broche magnífico para un
espléndido western y una gran película, modesta y sin pretensiones. Por eso es
grande…
Narcís
Ribot i Trafí
No hay comentarios:
Publicar un comentario