“Coge todo
lo que hayas oído decir en tu vida… multiplícalo por cien y seguirás sin tener
una idea de John Ford” (James
Stewart, actor)
“Es el
artista en estado puro, inconsciente y crudo, que carece de intermediaciones
culturales, estériles e inverosímiles, inmune a la contaminación intelectual.
Me gusta su fuerza y su simplicidad desarmante. Cuando pienso en Ford siento el
olor de barracas, de caballos de pólvora. Visualizo tierras llanas
interminables y silenciosas, los viajes interminables de sus héroes. Pero por
encima de todo siento a un hombre al que le gustaban las películas, que vivía
para el cine, que hizo de las películas un cuento de hadas para creérselo él
mismo, un cobijo en el que vivir con la alegre espontaneidad del
entretenimiento y la pasión” (Federico Fellini, realizador
cinematográfico)
Una tosca pared exterior de ladrillos,
sin pintar ni pulir en imagen fija. Allí aparecen los títulos de crédito
mientras se escucha en off la canción principal con el mismo título original de
la película: “The Seachers” (=“Los buscadores”, en castellano). Un
rótulo nos indica que estamos en Texas, 1868. Después de los genéricos la
pantalla se vuelve totalmente negra. Se hace la luz al abrir una puerta al
exterior de paisaje desértico. Una mujer ha abierto la puerta y contempla un
hombre que se acerca cabalgando hacia la casa desde el horizonte. La mujer es
Martha Edwards (Dorothy Jordan), el hombre es su cuñado Ethan Edwards (John
Wayne) que regresa a la casa de su hermano Aaron Edwards (Walter Coy) y su
familia: su esposa Martha, sus dos hijas Debbie (Lana Wood, siendo niña,
mientras la futura Debbie adulta es
interpretada por Natalie Wood, hermana de Lana), Lucy (Pippa Scott) y un hermano algo menor que
Lucy. La película finalizará con la puerta de otro rancho ahora cerrándose
mientras el protagonista Ethan se auto excluirá de la nueva convivencia y
felicidad familiar. Títulos de crédito, obertura y final son corolario de todo el film de carácter circular:
apertura de la puerta desde la negrura inicial y cierre de la puerta con vuelta
a la oscuridad para quien ha quedado fuera, nuestro personaje principal el cual
durante toda la historia recorrerá circularmente los amplios territorios
acompañado del muchacho mestizo Martin Pawley (Jeffrey Hunter), hijo adoptivo
de los Edwards, ejercerán de “Seachers”
durante todo el nudo del film buscando a Debbie raptada por los comanches hasta
volver a las mismas tierras en donde
empezó la acción.
“The
Seachers” (1956), se estrenó en España como “Centauros del desierto”:
estamos ante una obra maestra. Su riqueza técnica y temática y su desbordante
puesta en escena (sin exageraciones ni ampulosidades, esto estaba excluido en
Ford) la acreditan como tal. No solamente es considerado por muchos como el
mejor western o el mejor film de John Ford sino también de la mejor película de
la historia del cine (los cineastas Martin Scorsese y Steven Spielberg entre
otros). No entraré a afirmar ni negar esta opinión, probablemente sí lo es,
pero ex aequo con otros títulos de Ford como “El hombre tranquilo”, “Pasión de
los fuertes”, “El hombre que mató a Liberty Valance” o
“Las
uvas de la ira”.
Creo muy
interesante reproducir el esquema sobre el desarrollo cronológico de la película utilizado por Tag Gallagher en su libro sobre
John Ford (&) para facilitar el posterior análisis de diversos aspectos del
film.
EXPOSICION- Acto I
1)- Casa de los Edwards: Ethan llega/sala de estar/comida/chimenea y oro/hora
de acostarse (día 1, atardecer), 2)- Casa de los Edwards: desayuno/llegada de
exploradores/partida (día 2, mañana) 3)- Desierto: tumba india/patrulla se
divide (día 2, tarde), 4)- Casa de los
Edwards: se oye la llegada de los indios/Debbie en la tumba (día 2, atardecer),
5) Ethan y compañía/la casa de los Edward ha sido arrasada (día 3, mañana), 6)
Casa de los Edwards: funeral (día 4), 7) Desierto: pantanos,
persecución/batalla/la patrulla se divide (día5), 8)- Desierto: en los riscos,
9) – Desierto: muerte de Brad Jorgensen (Gallegher da como dudoso la noche del
día 6 y también el día 6 para el punto anterior), 10)- Desierto: nieve (mucho
tiempo después).
DESARROLLO - Acto II 1)- Casa de los Jorgensen: llegada/escenas
hogareñas/los tejanos (2 años después), 2) – Casa de los Jorgensen: escenas
hogareñas/partida (día 2), 3)- Negocio de Futterman: bar (después), 4)-
Desierto: emboscada en las rocas/muerte de Futterman y sus cómplices
(atardecer)- Acto III 1a)- Casa de los Jorgensen: llega la carta (2
años después), 2) Desierto: trueque con los indios/la india Look (día ¿), 1b)-
Casa de los Jorgensen: continúa la carta (día ¿), 3)- Desierto:
cama/Look/mañana, 1c) Casa de los Jorgensen: continúa la carta, 4)- Desierto:
matanza de búfalos/Carnicería de indios/7º de Caballería/cautivas dementes
(mucho después), 1d)- Casa de los Jorgensen: concluye la carta- 5)- Desierto:
galope por el páramo a la puesta del sol (a diario)- Acto IV 1)- Cantina (3 años después), 2)- Campamento de Scar
(7 años desde el comienzo), 3)- Debbie/ataque de Scar, 4)- Riscos y heridas.
RESOLUCIÓN – Acto V
1)- Casa de los Jorgensen: baile y boda/llegada de Ethan y Martin/pelea/Mose y
el teniente (algunos meses después), 2) Desierto: debate nocturno en el
campamento/soga/marcha nocturna/muerte de Scar/ataque: Ethan y Debbie, 3)
Regreso a casa.
Esta
datación del tiempo donde acontece la acción puede situar al interesado
(quienes no hayan visto la película o quienes la hayan visionado una vez o más
ya que una o dos sesiones de la película puede no ser suficiente para asumir la
historia en toda su totalidad). De esta forma sabemos que Ethan Edwards regresa
a casa después de tres años de finalizar la guerra. Él luchó por la
Confederación y aún conserva ropajes y medallas de los estados sureños.
Mediante una estrategia de alejamiento el rancho Edwards queda prácticamente
indefenso siendo asaltado por los comanches del jefe Scar (= “Cicatriz”, en
castellano) quien asesina al matrimonio Edwards a Lucy y a su hermano mientras
rapta a Debbie la cual se convertirá en su esposa años después (tiempo después,
cuando Scar se encuentre frente a Martin y Ethan les confesará que su vida se
centra en la venganza: los blancos asesinaron a sus hijos y, seguramente, a su
primera esposa). La búsqueda de Debbie por parte de Ethan y Martin para reintegrarla
en la sociedad blanca será, como hemos visto, el tema de la obra.
EJE
VERTEBRADOR: EL RACISMO- La característica principal por
donde rota el argumento de la película (y el de la novela) es el racismo
contrastado con episodios burlescos (ausentes en el libro de Alan Le May) ---
la boda por error del joven Martin con la comanche obesa Look (Behula
Archuletta) ante la burla de Ethan, la pelea entre Martin y Charlie McCorry
(Ken Curtis) --- junto con otros dramáticos: muerte de los Edwards en elipsis,
el encuentro de sus cuerpos por parte de Ethan, la masacre de los indios por
parte de los Ranger en el campamento de Scar, el intento en dos ocasiones por
parte de Ethan de matar a su sobrina, casada con Scar, adaptada a la vida
comanche y en rechazo a la civilización blanca. Ethan es un racista con un
pasado ambiguo y oscuro (podemos pensar que atracó algún banco en México al
acabar la guerra, durante estos tres años antes de regresar con su familia) y
al ver “irrecuperable” a su sobrina Debbie desenfunda la pistola por dos veces:
en la primera ocasión una flecha comanche le hiere en el hombro aplazando la
ejecución, en la segunda (Martin se coloca delante de Debbie como anteriormente
lo hizo para protegerla), parece que
nuestro hombre disparará sobre Debbie y Martin pero cambia de idea, la monta en
su cabalgadura y se la lleva a casa de los Jorgensen. Ethan es un hombre hosco
y amargado, un cuadro retorcido pero ambivalente, por varias cosas: la Confederación perdió la
guerra, está enamorado de su cuñada Martha --- parece que ella le correspondió,
al menos en un principio --- pero su vida nómada no encaja con la sedentaria de
la mujer, casada finalmente con Aaron, el hermano de su antiguo amado, quizás
como consuelo y Ethan continúa y continuará deambulando sin encontrar nunca la
paz ni la felicidad (tampoco quiere cambiar) como un alma en pena por aquellos
inmensos bosques, desiertos, valles y praderas. Al otro lado tenemos al jefe
indio Scar (Henry Brandon), en cierta manera también un racista con muchos
puntos de razón pero cuando utiliza la violencia como venganza ya pierde la
causa justa que pueda asistirle. Dos puntos opuestos con elementos similares.
Cuando Ethan y Martin logran entrevistarse con Scar en el campamento indio
están a punto de saltar uno contra el otro pero no lo harán (al igual que Tom
Doniphon y Liberty Valance en “El hombre que mató a Liberty Valance”).
No será Ethan quien mate a Scar sino Martin en el ataque al campamento indio,
luego un contento Ethan cortará la cabellera de Scar como trofeo…
LA
NOVELA DE ALAN LE MAY (1899-1964) Era un
escritor estadounidense solvente y reputado. Iba al grano, su estilo era
directo, sobrio sin adornos innecesario ni artificios, siendo su lectura
altamente recomendable. Escribió varias novelas del oeste, la primera en 1927,
“Caballos
pintados”, y sus obras más famosas, reconocidas en la actualidad, son “The
Seachers” (publicada en 1954, dos años antes de la película) y “The
Unforgiven” (1957), llevada al cine por John Huston (“Unforgiven”,
titulada en España “Los que no perdonan”) en 1960, con Burt Lancaster y Audrey
Hepburn, también sobre el tema del racismo. La descripción, ambientación y
personajes con su psicología de “The
Seachers” son sencillamente excelentes y en donde la búsqueda, al igual
que en el film, se convertirá en un fin en sí mismo. Alan Le May escribió
guiones para el cine (recordemos “El pirata Barbanegra” para Raoul
Walsh o “Policía montada del Canadá” y “Piratas del mar Caribe”,
ambas de Cecil B. DeMille) y se atrevió
a dirigir en una ocasión: “High Lonesome” (1950), un western
con el injerto de unas gotas de cine policiaco/negro. Para “The
Seachers” Le May se basó en la historia real de Cyntia Ann Parker
secuestrada por los comanches en 1836. Convertida en mujer fue rescatada en 1860
y ello supuso un drama. Su esposo era un famoso jefe comanche que le dio tres
hijos. Su reinserción a la fuerza en la sociedad blanca supuso un drama para
Cyntia, acabando sus días en una profunda depresión. Por supuesto Ford y su experimentado guionista
Frank S. Nugent se encontraron a gusto con la temática y los personajes de le
May aunque adaptándolos a su forma de pensar y a su estilo, o sea el fordiano.
DIFERENCIAS
LIBRO- CINE En el libro
Amos Edwards (Ethan en el film) es un personaje más pétreo y seco y menos
ambiguo que en el celuloide. Al final muere a manos de una comanche mientras
que en la cinta se aleja para continuar su vida nómada y errante. El auténtico
protagonista de la novela es Martin Pawley que no tiene sangre india, el film
es Ethan. El tratamiento dado por Ford en la masacre del rancho Edwards es de
elegante elipsis. El plano “gótico”, propio del cine fantástico y de terror de
la sombra de Scar en el cementerio cayendo y aterrorizando a Debbie, única
superviviente (a la cual raptará y convertirá más adelante en su esposa, en el
libro será su hija adoptiva), la mirada aterrorizada de Ethan al contemplar la
casa en llamas, el sonido del cuerno de caza apagándose poco a poco es mucho
más sugerente que el exterminio narrado en la novela. El Ethan Edwards de la
película es más oscuro y complejo que el Amos Edwards literario. Al hacer mayor
y más conflictivo su personaje principal, Ford convierte la sencilla y
magnífica historia literaria en una exploración más rica y variada de tensiones
raciales y sexuales. Aaron Edwards, en el film, se llama Henry en el libro así
como los Jorgesen son los Marthison literarios (Aaron Marthison es el
patriarca, en la película se convierte en Lars Jorgensen, interpretado por John
Qualen). En el film hay un Mose Harper (Hank Worden), también en el libro, un
pobre hombre que ha perdido la razón el cual acompaña al capitán y reverendo
Samuel Clayton (Ward Bond).
Finalmente
conseguí, tras varios años de infructuosa búsqueda, un ejemplar del libro de Le
May; no quería escribir sobre el film sin haber leído la novela que en absoluto
no me ha defraudado. Es una gran novela mientras la película es una obra
maestra (por cierto, esta última edición de Ediciones Valdemar, 2013, lleva el
título con el cual fue estrenado el film en España, “Centauros del desierto”,
no el original “The Seachers”/”Los buscadores”).
RECURSOS
CINEMATOGRAFICOS En los genéricos hay un muro de ladrillo, el film se
abre y se cierra con la oscuridad al abrir y cerrar una puerta que da al
exterior, ya lo hemos dicho. El muro puede significar la distancia que separa a
Ethan y su familia en la felicidad, especialmente Martha, la oscuridad es la
imposibilidad de inserción de Ethan a la comunidad, la soledad y el
resentimiento se lo impiden. Al abrirse la puerta al principio hay un atisbo de
esperanza pero solo será temporal, al final entra Debbie --- aún vestida de
india ---en el rancho de los Jorgensen y la pareja de recién casados Martin y
Laurie Jorgensen (Vera Miles) y Ethan, tras dudar un momento, se aleja hacia el
desierto --- la pareja le puede recordar la que hubiera sido Martha y él, de
haber salido bien --- mientras la puerta
se cierra y la pantalla deviene oscura: deambulará en su soledad por bosques y
praderas hasta el final de sus días. Al desaparecer los resentidos (muerte de
Scar y autoexclusión de Ethan respecto a la sociedad equivaldrán a la paz
hogareña y familiar). Los Jorgensen habían perdido un hijo, Brad (Harry Carey
Jr.), prometido de Debbie el cual se aliará con Martin y Ethan para rescatarla
pero en un mal momento perderá los estribos y atacará solo a un grupo de
comanches que le darán muerte (en off). Ahora tiene un yerno, Martin; como un
nuevo hijo y una nueva hija, Debbie. Es la aceptación blancos- indios.
Las miradas
y el silencio de Marta al entrar Ethan en casa, al principio, delatan su mutuo
amor aún latente. Martha en silencio mientras habla Aaron, luego al ver a sus
dos sobrinas (a quienes confunde una con otra) y a su sobrino habla la mujer
mientras acaricia el polvoriento abrigo militar de su cuñado.
El racismo
de Ethan está presente en toda la película. Algunos puntos clave: -1) Entrada
de Martin mientras en la comida de los Edwards, Ethan le mira con desagrado,
Aaron recuerda que siendo Martin un bebé Ethan lo rescató habiendo sus padres
muerto en un ataque indio. “No tiene importancia, fue pura casualidad”,
contesta Ethan. Más adelante Martin acompañará a Ethan en la búsqueda
porqué teme que este se vuelva loco y asesine a su sobrina al encontrarla.
Cuando el reverendo y capitán Sam Clayton (hasta incluso arbitrará un combate
de boxeo entre Martin y Charlie McCorey,
interpretado por Ken Curtis --- otra escena cómica---, nuevo pretendiente
aparecido para Laurie aunque finalmente se darán la mano como buenos amigos) le
invita a perseguir quienes han robado ganado de los vecinos Jorgensen nuestro
hombre accede pero se niega a prestar un juramento, “Solo se jura una vez y yo ya lo
hice por la Confederación”, Clayton responde: “Pero la Confederación perdió la
guerra” a lo que Ethan replica: “No creo en rendiciones”, el
castrense le pregunta si ha cometido algún asesinato y no recibe respuesta.
Mose Harper, con sus facultades mentales casi perdidas, se sienta en una
mecedora (símbolo de apego familiar) --- al final se sentará en otra mecedora
en casa de los Jorgensen --- y dice “Los indios, han sido los indios, los he
visto” a lo que Ethan contesta: “Es posible que sean vulgares cuatreros pero
también es posible que este idiota tenga razón”, Mose responde “¡Gracias!”.-
2) Iniciada la búsqueda, descubren el cadáver de un indio anciano.
Después desenterrarlo Ethan le dispara en ambos ojos. El reverendo le reprende
y nuestro hombre le contesta: “Según lo que usted predica esto no sirve de
nada pero según la creencia de los indios quien pierda los ojos antes de la
disolución natural no puede entrar en el lugar de descanso y gloria”.
-3) Ethan dispara frenéticamente su rifle contra los búfalos para que los
comanches no tengan comida y perezcan de hambre en el invierno; en otra ocasión
Martin le gritará: “¿Qué clase de hombre es Vd.?” Pero no recibirá respuesta.
-4) Al ser rescatadas por el 7º de Caballería un grupo de mujeres raptadas por
los comanches, Ethan las mirará con profundo desprecio considerándolas “indias”
y para él “irrecuperables”, cosa que hará también con su sobrina Debbie (cuando
ella lo ve por vez primera después de años no le reconoce y el odio se refleja
en el rostro de Ethan) y por ello intentará matarla en dos ocasiones pero
finalmente su parte buena se manifiesta, vuelve a enfundar el revólver, recoge
a su sobrina y se la lleva --- ella no opone resistencia, su esposo Scar ha
muerto; en el campamento, cara a cara con Martin este le disparará primero ---
a casa de los Jorgensen. “Volvamos a casa”, exclama Ethan.
¿Quién se
hubiera atrevido a poner un racista como protagonista y más en aquellos años?
Solamente Ford.
Vemos que,
fiel a su costumbre, emplea sabiamente la condensación. Usa la elipsis evitando
explicarnos o mostrarnos acontecimientos fundamentales. Es más lo que intuimos
y adivinamos que lo sabido a ciencia cierta de sus personajes. Ello confiere a
sus figuras de una profundidad emocional y psicológica no frecuentes, difícil
de conseguir para otros realizadores. Vuelve a poner en solfa recursos utilizados
en el cine mudo, empleando con habilidad las traslaciones expresionistas (p. e.
la muerte en off de Brad Jorgensen); condensación dramática del ataque indio en
el plano del cementerio (algo impensable en la novela) con la silueta del jefe
comanche reflejándose sobre la asustada niña que en el futuro convertirá en su
esposa. Logra con esto una sólida corporeidad en sus encuadres dominados por
los personajes. Algunos de los mecanismos narrativos de Ford eran muy poco
utilizados en la época: p. e. la novia de Martin, Laurie Jorgensen, recibe una carta de este;
mientras la lee asistimos a los sucesos explicados en la misiva pero como no
tenemos información sobre ellos a pesar de tratarse de un flash back la acción
avanza coherentemente como si no lo fuera.
La película
se filmó en un formidable Technicolor en los exteriores de Aspen y Gunnison
(Colorado), en Monument Valley, lugar preferido y muy querido por Ford,
Edmonton y Alberta. De todos saca el director el mayor provecho señalando la
difícil adaptación de los colonos blancos y, en oposición, los indios que
aparecen como figuras genuinas e inseparables del país y “formando parte de la
tierra” (p. e. el comanche enterrado). Como siempre Ford siente un gran respeto
por los indios (¿acaso no era hermano de sangre de los cheyenes, participaba en
sus ceremonias y daba parte de su sueldo para ayudar a la subsistencia de los
indios de la reserva?, ¿acaso no les daba trabajo, siempre que podía, en sus
películas; acaso no le consideraban miembro honorífico de la tribu y le
llamaban Natani Nez = “Jefe alto”?), el ataque al rancho Edwards, p. e.,
es una elisión total; en cambio el ataque de los blancos al campamento comanche
denota una brutalidad total (dura unos instantes) donde las víctimas también
son mujeres y niños (entre los asesinados está la comanche obesa Look, antes
motivo de la escena cómica de la boda por error con Martin) aunque tampoco lo
mostrará directamente pero si la muerte de los guerreros indios dentro de una
masacre, adelantándose en 16 años a la infumable “Pequeño gran hombre”
(Arthur Penn, 1970) la cual aprovechaba el cambio de mentalidad del espectador
y la seguridad comercial de un producto defendido por los miembros de una
pseudoprogresía no miopes sino ciegos completamente en el sentido de significación
de lo que es cine. Ford jamás mostró el típico ataque salvaje de los indios
aullantes ante los pioneros blancos en círculo de caravanas, mostró el choque
de dos culturas con los excesos de ambas partes pero para él a los indios les
violaron sus derechos en infinidad de ocasiones (así lo dijo directamente).
Pero, como en casi todas las ocasiones, el tiempo pone las cosas en su lugar y
podríamos decir que hoy en día en diversos ambientes es “políticamente correcto” señalar la
grandeza de Ford, obviando, sin embargo, las barbaridades y disparates que se
dijeron de él y de su cine (es mejor olvidarlo) y el culto dado a bodrios como
“Pequeño
gran hombre” o, aún peor, “Soldado azul”. Después de
visionar y entender la película podríamos preguntar: ¿acaso no es mucho más
auténticamente progresista “Centauros del desierto” que toda
esta pléyade de nuevos westerns oportunistas, aprovechados y mal filmados?
“Centauros
del desierto” fue producida por C. V. Whitney para Warner Brothers,
actuando como productor Merien C. Cooper (codirector del inmortal “King-
Kong”), antiguo socio de Ford, antes de la disolución de Argosy
Pictures.
Siempre
preciosa y preciosista la fotografía de Winton C. Hoch (como en “La
legión invencible” o en “Tres padrinos”) es un elemento más
del desarrollo temático-narrativo de la historia. El uso del alto contraste
lumínico y cromático (colores ocres quemados por el Sol), antes del ataque
indio al rancho Edward vemos una tonalidad azulada mientras los rayos
fuertemente rojizos del Sol del atardecer entran por las ventanas (significado
del ardiente desierto y la trágica suerte que espera a los colonos). Es curioso
constatar los frecuentes desacuerdos y
discusiones entre el cámara y el realizador pero Ford, siempre que podía, le
contrataba pues era uno de los mejores técnicos en color. En “La
legión invencible” chocaron al filmar una escena (Winton le dejó un
cartel con una sola palabra: “Protesto”) pero tuvo que seguir lo
indicado por el realizador en contra de su voluntad y el mismo Winton C. Hoch
en posteriores declaraciones confiesa que gracias a ello ganó un Oscar.
Finalmente,
la música es de Max Steiner con la canción “The Seachers”, de Stan Jones. En
los genéricos la tonalidad es fuerte cuando aparece el nombre de John Wayne y
más suave cuando hacen su aparición Vera Miles y Jeffrey Hunter, quizás para
señalar disparidad de caracteres dentro de la obra. Max Steiner era un gran
compositor cinematográfico. Su trabajo es acertado en la película aunque quizás
tenga otros igual o mejores que este. Los versos de la canción también dan una
idea del tema venidero. Así, al principio del film, traducido al castellano,
oímos: “¿Qué impulsa a un hombre a ir errante? ¿Qué impulsa a un hombre a
viajar sin rumbo? ¿Qué impulsa a un hombre a abandonar lecho y mesa y dar la
espalda al hogar? Cabalga sin destino … cabalga sin destino … cabalga sin
destino … “
Narcís Ribot i Trafí
(&)- “John
Ford” (“El hombre y su cine”), de Tag Gallagher (Ediciones Akal, S. A.,
2009), es traducción de The Regents of
the University of California (1986). Lo recomendé ya en alguna ocasión,
también otros pero es muy interesante el librito de Javier Coma (Colección
Programa doble, Barcelona, 1994): “Centauros del desierto” y “Cantando bajo la
lluvia”.
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