Fue un estadista ateniense (450- 404 a. C.)
de la noble familia de los Alcmeónidas. Al morir su padre, Clinias, pasó a
vivir a casa de Pericles del cual era pariente. Según los escritores ni
Pericles ni su amigo y maestro Sócrates tuvieron mucho éxito en la educación de
Alcíbiades. Ya desde joven se mostró prepotente, osado, insolente, temerario y con una vida repleta de escándalos.
Fue de aquel tipo de personas que despiertan una fuerte admiración o un odio
intenso. Se sabe que cuando su esposa Hiparete entró en el juzgado para
tramitar el divorcio, cansada de su licencioso marido, él fue a buscarla y la
arrastró por los cabellos hasta su casa. Fundó unas cuadras con mucho renombre
y éxito y en su domicilio hizo pintar por Aristofon o Aglaofon una imagen de él
mismo en las rodillas de Nemea (por haber ganado una competición atlética en
los Juegos Nemeus), algo impensable para un particular.
Al entrar en política como portavoz de las fuerzas
democráticas al morir Pericles (429 a. C.) se mostró partidario de la guerra
contra Esparta en oposición a las ideas del prudente Nicias.
Al llegar a Catania (Sicilia) fue acusado de
mutilar los “hemas”, unas estatuas en las tribunas de Atenas para veneración
pública y de haber ridiculizado los “Misterios de Eleusis”. Obligado a huir,
pudo refugiarse en Esparta (primer cambio de bando) pero al seducir a la esposa
del rey Agis II tuvo que huir de nuevo y aliarse con los atenienses que le
perdonaron el exilio (segundo cambio de bando). Sin volver a Atenas dirigió la
flota y venció en Cinosema, Abidos y Cícico además de tomar las ciudades de Bizancio
y Calcedonia. En su ausencia el lugarteniente Antíoco fue derrotado en Notion y
los atenienses le retiraron la comandancia. Se retiró a Tracia y después de la
caída de Atenas se refugió a la provincia del sátrapa persa Farnabazo (tercer
cambio de bando, año 405 a. C.) el cual --- siguiendo instrucciones del
almirante espartano Lisandro y/o de los Treinta Tiranos, gobernantes ahora de
Atenas --- mandó a un grupo de sicarios para que lo asesinaran.
La relación Sócrates/Alcíbiades es tratada por
Platón en diversos de sus “Diálogos”: se presenta a un
Alcíbiades impetuoso, vanidoso y ambicioso pero siempre receptivo ante las
lecciones y los consejos del filósofo quien en una batalla le había salvado la
vida (“El Banquete”). “Sobre los misterios”, discurso de Andócides,
se cuenta el proceso de los “Hermocópides” (mutilación de los “Hemas”).
Otros documentos coetaneos y posteriores señalan su aversión/admiración por
Alcíbiades: comedias de Aristófanes, textos de Lisias e Isócrates y la
biografía de Plutarco, determinante para tiempos posteriores. En Aristófanes
desarrolla una tendencia homosexual muy clara y en Flaco Aulo Persio (época de
Nerón) recibe de Sócrates una lección de moral romana.
Ya en la Edad Media “Alcibiade Fanciullo a Scuola”
de Ferrante Pallavicini o de Antoni Rocco, siguiendo el estilo del diálogo
platónico, contiene una defensa de la homosexualidad (reeditado diversas veces
con éxito y traducido al francés y al alemán). De parecido caríz es el drama de
Thomas Otway (1675) y en “Dialogues des Morts” de Fenelon
(1712), a la conocida vanidad y ambición se añade el cinismo.
Más simpático aparece en el “Timón de Atenas” de
William Shakespeare (1608). Basado en un personaje real, el amargado y
misántropo Timón influye en Alcíbiades para que se levante en armas contra
Atenas a causa del trato injusto recibido por ambos pero al final se comportará
con mesura con su ciudad natal. Los poemas de Friedrich Höldein y de Gotthold
Ephaim Lessing (en un fragmento de obra teatral) pertenecen al primer Romanticismo.
No hay mucho en el arte figurativo de la
Antigüedad sobre Alcíbiades: desapareció la pintura de su domicilio y el
emperador Adriano (sentía admiración por Alcíbiades), en un viaje a Grecia,
hizo erigir una estatua en su tumba.
A partir del Renacimiento aparecen más pinturas
sobre nuestro hombre, sobre todo las que le muestran acompañado de Sócrates: el
fresco del gran Rafael Sanzio (quizás el equivalente de Mozart en la pintura)
actualmente en la Stanza della Signatura del Vaticano en donde es amonestado
por su amigo al iguan que en el de François- André Vincent (1776), Jean
François Peyron (1782), Schmidt (1786), Jean- Baptiste Regnault (1791) y Cosroe
Dusi, ya en el siglo XIX además de Philippe Cherry y Jacques Réattu los cuales
habían pintado a finales del siglo XVIII la muerte de Alcíbiades por espada.
Una vez más Editorial Alderaban, de la mano de
Víctor M. Renero, dio una magnífica biografía: “Alcíbiades, la ambición
del poder” (1998), pareja simétrica de la de Pericles, misma marca, en
donde se encuentra, además, una extensa y valiosa bibliografía sobre nuestro
complejo personaje.
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