viernes, 3 de abril de 2015

RAFAEL SANZIO (I)


                               A pesar de los ambientes cortesanos en donde realizó su arte, pocas noticias de su vida privada sabemos de Rafael Sanzio (1483- 1520). En Urbino (donde nació, 6- abril- 1483), Florencia y Roma, tres capitales del Renacimiento italiano, desenvolvió su vida y su obra.
Su padre, Giovanni, era un pintor bien considerado en la corte de Federico y Guiobaldo de Montefeltro, tenía cierta reputación pero demasiado académico, sin salirse de lo establecido y no solo en esto hay coincidencia entre Rafael y Mozart, el pintor y el músico, dos niños prodigio los cuales desde su precocidad ya mostraban su genio latente en sus respectivas artes. Su madre, Magia di Battista  Ciarla, falleció  en 1491 y tres años después su padre aunque este se dio cuenta del  talento del niño y le había enseñado los rudimentos de la pintura. Bajo la tutela de fra Bartolomé, tío paterno, conocerá a Timoteo Vitti quien le influirá, trasladándose después a Peruggia para trabajar y perfeccionarse en el taller del pintor Pietro di Cristoforo Vennucci, llamado “Il Perugino”, aprendiendo con él las complejas técnicas pictóricas de finales del siglo XV, desde la preparación de los pigmentos y del soporte hasta la disposición del óleo (método importado de Flandes desde hacía poco que ofrecía mayores efectos de transparencia). Paralelamente ensayará continuamente con el dibujo, método de expresión más natural para él. Rafael siempre estudió las obras de sus colegas para sacar el mayor provecho posible, no copió, no fue epígono de nadie ni ecléctico despersonalizado pero si se basó en otros para crear su estilo personal (otra vez la concordancia con Mozart).
De Perugino (1448- 1523) aprendió y mejoró: la habilidad para fragmentar la superficie, la figuración del paisaje y su tierna relación con los personajes así como la exquisita y emotiva expresión (especialmente de sus Madonas), compartiendo el gusto decorativo de su compañero Bernardino di Betto di Baigio, conocido como Pinturicchio (1454- 1513).
A los 17 años abandonó el taller siendo ya un consumado maestro. En esta 1ª etapa que engloba su formación en Urbino y el período “peruginesco” da sus primeras obras autónomas: “Natividad de la Virgen” (panel) donde destaca la inserción de figuras en el espacio, el panel procesional “Estandarte de la Trinidad” pintado por ambos lados, el retablo “Coronación de la Virgen” o la espléndida “Crucifixión” donde empleó los colores más umbrios de su carrera aunque la obra maestra de este tiempo será “Los desposorios de la Vírgen”, basada en un retablo de Perugino, donde entre otros puntos destaca la precisa distribución entre las figuras, influencia claramente arquitectónica nada artificiosa (Rafael fue también arquitecto). La 2ª etapa coincide con su estancia en Florencia (1504- 1508). Allí tuvo la oportunidad de estudiar pacientemente la obra de los grandes Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti. Una ligera influencia leonardesca es el tondo de “La Vírgen Terranova”: un armonioso fluctuar de líneas y relación establecida entre las figuras. Vendrán después “Vírgen del Gran Duque” y “Vírgen Cowper”, donde enriquece las figuras con delicadas vibraciones luminosas difuminantes del color ...

                                                                                                                                Narcís Ribot i Trafí

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