1482: Leonardo
se instala en Milán al servicio de Leudovico el Moro. Allí ejerce de maestro de
obras en trabajos hidráulicos y de bonificación, aparte de proyectos arquitectónicos,
de urbanismo y de máquinas para fiestas en la corte. También es el período de
mayor actividad pictórica que le procurará total renombre. Su primera obra es
la “Virgen
de las Rocas” (1483- 1486, Museo del Louvre), en la iglesia de San
Francesco Grande. Estaba destinado a un retablo de madera en el panel central
mientras los hermanos De Predis pintaban los laterales con ángeles- músicos.
Esta tela fue regalada a Luis XII de Francia a causa de un litigio. Diez años
después Leonardo elaboró una segunda versión de “La Virgen de las Rocas”
(National Gallery Londres) con algunas diferencias: 1) las aureolas de los
cuatro personajes (La Virgen, el Niño, Juan Bautista niño y el ángel Uriel), 2)
ahora el pequeño Juan lleva una cruz de caña, 3) los vestidos más pesados en la
1ª versión son aquí livianos, transparentando las formas, 4) las rocas, espacio
ambiental en ambas, son pintadas de forma más plástica en la 2ª versión aunque
no más realista, 5) la luz resbala sobre ellas originando penumbras húmedas de
rocío (1ª versión) ahora crea fuertes contrastes de claroscuro sin usar el sfumato,
6) el ángel sonríe al público (1er. cuadro), ahora ensimismado (2º cuadro) y 7)
la carnación de los niños es menos tierna.
“La Santa Cena” (1495- 1498), pintada
en la pared del refectorio dominico (Santa Maria della Grazie) es la obra
universal --- pese al deterioro y a las inadecuadas restauraciones --- de
Leonardo. No es el momento de la
institución eucarística sino el anuncio de la traición de Judas. Distribuye los
12 apóstoles en grupos de tres, intensificando el dramatismo del momento.
Que Leonardo fue un gran retratista lo
reafirman “Retrato de un músico”, “Dama con armiño” o “Ginevra
Benci”: dignidad de actitudes, nitidez de formas, superación del
formalismo celebrativo quattrocentista, ect.
“Virgen con el Niño y Santa Ana”
pintada en Florencia (1510) representa a María sentada en las rodillas de su madre
santa Ana a punto de recoger al niño que a su vez sostiene un corderito ---
símbolo del futuro sacrificio --- rodeados de vapores azulados, un árbol y un
cerco de montañas (bellísimos detalles pictóricos) es un cartón nunca traducido
en pintura aunque con estructura autónoma, no versión ni derivación de otras.
La obra quedó inconclusa (tiempo en que Leonardo estaba muy preocupado por las
matemáticas y otros asuntos entre los
cuales podría ser la realización de “La Gioconda”, de la misma época) y
otro pintor efectuó la figura del corderito, con seguridad delineada en un
principio con un color neutro.
“Santa Ana” está dibujada al carbón
unos años antes. “La Gioconda” o “Monna Lisa” (1503- 1515)
sencillamente es el retrato más famoso del mundo. Del rostro y las manos se han
hecho innumerables comentarios y la ejemplar aplicación del sfumato tiene en “San
Juan Bautista” (1513- 1516) otra magistral lección de modelado que
anticipa el tenebrismo de Caravaggio.
Narcís
Ribot i Trafí
No hay comentarios:
Publicar un comentario