“Incluso el más excelso artista
no podrá idear una imagen que el mármol no albergue ya en su seno, y sólo la
mano del hombre, llevada voluntariamente por su creatividad, puede adentrarse
hasta aquella”. (Miguel Ángel Buonarroti)
El que sería uno de los más grandes artistas de
todos los tiempos, Miguel Ángel Buonarroti (1475- 1564), inició precozmente su
carrera en la pintura aunque él se consideró siempre escultor (en ambas artes
consiguió inimitables obras maestras). Nuestro hombre, casi siempre, antes de
comenzar una obra la dibujaba con trazos rápidos, espontáneos y toscos ya que
el dibujo es faceta artística común a la pintura y a la escultura, aparte de
conexionarlas, para luego dibujar la figura desde diferentes ángulos y, más
tarde, realizar maquetas a escala con arcilla, cera o escayola (se han
conservado varias), llegando a realizar maquetas de tamaño real, una de las
cuales ha llegado hasta nuestros días (1). Otra característica es que Miguel
Ángel empezaba a trabajar la piedra por la parte frontal , primero esbozaba los
contornos y luego empezaba a esculpir las exteremidades que solían sobresalir
para después --- adentrándose en el mármol --- ir labrando capa por capa las
partes más profundas de la figura (como en la técnica del relieve donde los
estratos de piedra también se van cincelando por niveles). Su procedimiento
difiere de la mayoría de escultores de su época y anteriores. Estos no
trabajaban a partir de una vista de la figura, sino que se iban moviendo
alrededor del bloque y al no tener una visión global debían posteriormente
remendar los posibles desajustes en las proporciones de la estatua. Para Miguel
Ángel la tarea del artista consistía en extraer una figura ya existente dentro
del bloque (consideraba la escultura como el arte originado “por la fuerza del
restar”).
Si Domenico Ghirlandaio y ayudantes le
enseñaron el uso del pincel y colores --- la manera de modelar las formas
mediante el color, la paleta brillante de azules ultramar, amarillos
azafranados, carmines, verdes y algún otro rasgo eclosionante dos décadas
después en los frescos de la Capilla Sixtina ---, Bertoldo di Giovanni,
escultor procedente del taller de Donatello, le enseñó el uso del cincel y guió
sus primeros pasos escultóricos en su breve período de pupilaje (1490- 1492) en
el jardín de Lorenzo de Medicis (“El Magnífico”). Los temas lógicamente serán
religiosos y mitológicos. Así se consideran dos relieves como sus obras
primerizas: “Combate de centauros contra lepitas” (1492) y “Virgen
de la escalera” (hacia 1489- 1492). El primero contien numerosas
figuras entrelazadas en una batalla donde el distinto resaltado da profundidad
al conjunto (los bordes superiores quedaron sin esculpir, se cree a causa de la
muerte de Lorenzo “El Magnífico”). En el segundo la figura de la Virgen sigue
los cánones clásicos pero el niño da la espalda al observador (2). La siguiente
es una estatua de bulto redondo de 58,5 cm. de alto: “San Próculo”, con mirada
ceñuda y paso estilizado y decidido, expresa una agitación interna a diferencia
de “San
Petronio” (64 cm. de altura) esculpida en la misma época (1494- 1495)
--- e igualmente en Bolonia--- totalmente absorto. En la misma iglesia de san
Domenico en Bolonia y misma época hay el “Ángel candelabro” (51,5 cm. de
altura) de notable robustez y con abundantes
pliegues en el ropaje. En estas obras se
nota el estilo propio del futuro consagrado maestro: cuerpos fuertes con
desarrollo anatómico perfecto, espesos ropajes y profusión de adornos y
drapeados. “Baco” (1496- 1497) nos muestra al dios del vino con un cuerpo blando en estado de embriaguez en
motivo “formal contrapuesto”. Igualmente, en Roma, “Piedad” (1499) representa
al Cristo bajado de la cruz en manos de María (174 cm.) en una composición tan
elegante como imitada (rostro de la Virgen tan juvenil como el de su hijo,
bellísimo encuadrado en velo exaltando la luminosidad de la faz y gran
virtuosismo en el rostro y cabello de Cristo). De retorno a Florencia recibió
varios encargos privados entre los que destacan las figuras en dos relieves
circulares llamdos “Tondi”, con representaciones marianas: “Tondo Pitti” (“Vírgen
con niño”), aproximadamente de 1503, María sentada en un cubo de
piedra, abrazando con ternura al niño, mirada pensativa como si intuyera al
futuro Calvario y “Tondo Taddei” (“Virgen con el niño y san Juan”),
aproximadamente 1502, más vital. Después de la pacible “Virgen con el niño”,
escultura de bulto redondo (Brujas 1501- 1505), excelente, llegamos a los dos
gigantes miguelangelescos. I) El portentoso “David” (Florencia 1501-
1504, de 4, 10 m. de altura), completamente desnudo, vigilando a su adversario
y solo identificable por la honda (a diferencias de los “David” de Donatello o
Verrocchio; provistos de casco/sombrero y espada). II) El monumental (3) “Moisés”
(Roma, hacia 1515, estatua sedente de 2,35 m. de altura), que junto a “Lía”
(hacia 1542) y “Raquel” (1542), fueron las tres únicas estatuas de Miguel Ángel
en el cambiante sepulcro de Julio II, situado finalmente en San Pietro in
Vincoli (Roma).
Varias obras quedaron sin terminar (“El escalvo
barbudo”) o algunos trabajos en la capilla de los Medicis, que junto a la “Victoria”
(Florencia, hacia 1520- 1530) presagian el futuro Manierismo (estilo artístico
durante el paso del Renacimiento al Barroco) aunque no sea así en sus últimas
obras escultóricas como “Piedad” (Florencia, 1550), donde el
creador esculpe su propio rostro en Nicodemo cuando ayuda a bajar de la cruz el
cuerpo de Cristo y “Piedad Rondanini” (Milán, 1564), su última obra, también
inacabada.
Narcís Ribot i Tra
1)- La
maqueta de “Un dios fluvial”, de 1,80 m. de longitud (Florencia, hacia
1542), en arcilla, madera y lana, entre otros.
2)- El
relieve de “La Virgen de la Escalera” está esculpida con muy poco de ello,
siguiendo la técnica del “Schiacciato” (“aplastado”), desarrollada
por Donatello. La perfecta graduación (los niños jugando en la escalera) logra
crear sensación de profundidad.
3)-
Miguel Ángel abandonó el trépano hacia 1500 por creer que era una herramienta
que facilitaba demasiado el trabajo y a la vez oprimía al artista. Prefirió el
uso de una extensa gama de cinceles (especialmente el dentado) para esculpir
las hendiduras de los ojos, orejas y pelo rizado. La excepción fueron las
ciclópeas “David” y “Moisés”.
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