En la anterior entrega brevemente enumeramos
los componentes del original estilo del gran Leonardo da Vinci (1452- 1519).
Empezó en el taller de Andrea del Verrocchio (1435- 1488) durante once años
(1467- 1478) compartiendo discipulado con Perugino, Botticheli y Pinturicchio
entre otros. Siempre gozó de la fama (justamente) de ser uno de los más grandes
artistas de todos los tiempos a pesar del escaso número de obras pictóricas
(una veintena), algunas deterioradas, llevando su afán experimental a los
materiales utilizados en tenaz resistencia a emplear el fresco tradicional (1).
La primera obra en la cual colaboró de la que
tenemos noticia no es, precisamente, de pintura: el gran arquitecto Filippo
Brunelleschi (1377- 1446) encargó a Andrea del Verrocchio la grandiosa esfera de cobre dorado que debía
coronar la gradiosa cúpula de Santa María de Fiore y sostener la cruz. Fue izada
a los sones de un tedeum el 27- mayo – 1471.
En la “Anunciación”, una de sus primeras
pinturas, ya demuestra su inquietud científica- analista estudiando paños que cayeran en pliegues,
apareciendo ya sus innovaciones sobre prespectiva y contorno.
Nunca hemos de olvidar la ingente cantidad de
dibujos, algunos puramente científicos y otros preparatorios del trabajo
pictórico que nos ofrecen importantísima información.
Es muy interesante el cuadro de Verrocchio, en
su mayor parte, “El Bautismo de Cristo”, diferencia entre las concepciones
clásicas quattrocentistas y la personalidad artística de Leonardo. El
ángel de la izquierda que sostiene las vestiduras es de Leonardo (giro del
tronco al revés de la cabeza, además de la carnación y los suaves matices), el
paisaje retocado también por Leonardo (montañas de perfil accidentado,
escarpadas rocas y agua muy clara lo cual da la impresión de extenderse de
forma natural por todo el cuadro), como el mismo Jesús arreglado al óleo por el
aún alumno sobre el temple (2) del profesor.
Siempre investigación y ciencia para
desarrollar una idea normativa de la pintura como fueron dos obras inacabadas
por su partida hacia Milán: “San Jerónimo” (1480) y “La
Adoración de los Reyes” (1481), donde Leonardo plasmó por vez primera
una composición planteada desde la ley del marco y superficie, articulada
mediante la ordenación geométrica de la superficie y la relación con el formato
del cuadro, actuando además como coordinantes las miradas, los gestos y las
actitudes al igual que su futura “La Cena”, mientras el valor
simbólico parte del cruce de diagonales en la cabeza de la Virgen, forjada con
la sonrisa y el sfumato que responden a los arquetipos leonardescos.
“La Virgen con con el Niño y un jarrón”
(1495) conlleva evidentes convenciones (el rostro de la Virgen) e innovaciones
(cuidadosos pliegues de ropajes, paisajes de fondo). “La Madonna Benois” y “Retrato
de Ginevra de Benci” también son de la mismo período. Su época en Milán
(“La
Vírgen de las Rocas”, “La Cena”) y en Florencia (“Batalla
de Angiare”, “La Gioconda”) las veremos, Dios
mediante, en la próxima entrega con aires de folletón artístico...
Narcís
Ribot i Trafí
1)- PINTURA AL FRESCO- Técnica para pintar
paredes y techos en la cual se emplean colores disueltos en agua de cal extendidos
sobre una capa de estuco fresco especialmente preparado.
2)- PINTURA AL TEMPLE- La técnica de la pintura al temple o témpera
consiste en el agua como disolvente del pigmento mientras el aglutinante
(llamado también temple o engrosador) es algún tipo de grasa animal, huevo,
caseína, glicerina y otras materias orgánicas y goma.
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