Ha salido por fin el volumen dedicado a Terence Fisher. Es el nº 96 de
la colección Signo e Imagen que dedica Ediciones Cátedra a los realizadores
cinematográficos. La espera ha valido la pena. Fisher estaba huérfano de una
monografía en castellano (aún tenemos a Henry Hathaway necesitado de ella) en
forma de libro.
Joaquín Vallet Rodrigo, el autor, ha sabido pergeñar
perfectamente las condiciones de su trabajo, tanto los condicionamientos (el
espacio dado por el plan de la obra no es excesivamente amplio, quizás
desearíamos el concedido por otros editoriales los cuales ofrecen estudios más
extensos aunque en algunos casos mejor habérselos ahorrado) como las ventajas (puede
que el tiempo dado para la elaboración, libertad para expresarse). Con uno y
otro factor Joaquín Vallet ha realizado una obra tan necesaria para el aficionado
al género fantástico como al del cine en general.
El británico Terence Fisher (1904- 1980), antes
menospreciado ahora prácticamente reconocido, ligado a la compañía cinematográfica Hammer
Films aunque tenga trabajos menores fuera de ella, consiguió una media docena
de obras maestras cuando Hammer se especializó en cine fantástico y de terror a
finales de los 50 y durante los 60 (con esporádicas incursiones en la Ciencia-
Ficción y en el film de aventuras) pero más que estos logros --- ahora casi
reconocidos en su totalidad --- es su peculiar estilo que entra desde la
reflexión social, con crítica a la sociedad victoriana (quedó huérfano a los
cuatro años y fue educado estrictamente por sus abuelos) junto con sus estamentos
y sus variopintos personajes que la componen y los retratos psicológicos de
estos. Su polisémica realización es solamente suya, personal e intransferible,
no hay otro pese a los logros de Hammer y de los realizadores seguidores/continuadores
de Fisher dentro de la compañía y del itinerario seguido por la empresa. Fisher
era partidario de la economía planificativa, no a la gratuidad (no en vano
admiraba a John Ford), con esta concepción del cine y sus años pasados en la
sala de montajes dando como resultado una puesta en escena pletórica,
impetuosa, romántica y poliédrica mientras otros realizadores --- pese a sus
logros, repito --- gozaban a veces de guiones más atractivos y sofisticados,
cara a la galería y taquilla. Fisher se rodeó de auténticos profesionales que
contribuyeron a crear una de las parcelas más grandes del cine fantástico y las
versiones más hermosas de los Drácula, Frankenstein y demás personajes clásicos:
Jimmy Sangster en los guiones, Jack Asher en la fotografía, Phil Leakey en el
maquillaje (después Roy Asthon), Bernard Robinson como decorador y James
Bernard como músico y pese que este equipo original varió (los guiones del
irregular John Elder/Anthony Hinds, p. e. capaz de ofrecer buenas y novedosas
ideas como de caer en rutina y construcción quebradiza de los libretos, p. e.) el
estilo de Fisher siguió siendo el mismo.
Joaquín Vallet ha realizado un trabajo magnífico y original
a la vez:
---a portación de datos nuevos, especialmente a en su
etapa pre-fantástica en films poco conocidos (en los que “no creía mucho”,
según declaraciones del realizador) y de distribución restringida ---
---análisis completo, pese a las limitaciones de espacio,
de cada película en su vertiente de técnica cinematográfica como en la reflexión
de cada obra inherente al cine fisheriano y así podremos admirar sin reservas: “La maldición de
Frankenstein”, “Drácula”, “La momia”, “The Gorgon”, “Revenge of Frankenstein”,
“Las novias de Drácula”, “El perro de los Baskerville”, etc. ---
---Vallet (había realizado la monografía de Joseph Losey,
nº 83, en esta misma colección) escribe de forma nítida y clara para variedad
de lectores; no entra en disquisiciones absurdas, como algunos, no pierde el
tiempo con desviaciones equivocadas y estériles, va al grano directamente y no
se sirve del monografiado para atacar a otros ---
En resumen: un libro indispensable.
Narcís Ribot i Trafí
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