“Está claro que la obra de Ford no puede analizarse, ni siquiera abarcarse;
se escapa por todas partes” (José Luis Garci)
Una
vez superados (casi) los ataques y la visión negativa planteados por críticos y
espectadores pertenecientes a lo que podríamos llamar la“ pseudo-gili- progresía”
(1) en los años 50-60 sobre la obra de John Ford aparecieron estudios
defendiendo su cine en revistas y en formato de libro y ahora, en general,
afortunadamente la opinión ha cambiado. No fue Ford el único cineasta
vilipendiado, hubo varios más también rehabilitados, generalmente (repito),
entre ellos podríamos citar a Raoul Walsh, p. e. De aquello solo quedan los
escritos y el recuerdo de una visión equivocada (esclavos muchas veces de una
ideología política) causante de vergüenza ajena, al revés de lo que
decían/escribían, de una ignorancia total sobre el cine, de la incapacidad
total de ver más allá de sus narices y de una falta total de sensibilidad
artística. Recordemos, años después, en un estudio sobre Raoul Walsh el
comentarista dijo, refiriéndose a los ataques perpetrados contra Ford: “…No
es momento de pasar revista, adoptando la terminología militar, a la ineptitud
de la crítica hispana…” y un realizador catalán en un periódico
declaró: “Las películas de Ford no han cambiado, los estúpidos sí…”. Son
dos reacciones que transcribo literalmente. Afortunadamente la visión se
transmutó, vinieron otros críticos mucho más abiertos, mejores y más
entendidos, y ahora en algunos ambientes de esta “pseudo progresía” es
“políticamente correcto” defender la obra de Ford y de otros perjudicados (es
interesante el artículo de Miguel Marías en la revista “Nosferatu”,
primavera 2002, número monográfico dedicado a John Ford, 2). Después se vio que
Ford era el más grande y si en verdad --- y por supuesto --- “Sobre
gustos no hay nada escrito” pero “sobre la realidad clara y
demostrada si hay escrito” y el estilo de Ford puede gustar o no pero
al estudiar su obra --- visionando sus películas principalmente y leyendo algún
libro después --- veremos que es uno de los máximos creadores del 7º arte; para
muchos, entre los que se cuenta un servidor, es el mejor. Añadiría la
afirmación de Miguel Marías, totalmente de acuerdo con ella: Se ufanaban
de despreciar a Ford, descalificándole con “razonamientos” tan confusos y
especiosos como retorcidos e inadecuados.
He escrito varias veces sobre Ford y creo interesante
resumir su bibliografía, especialmente en castellano, recordando que los
estudios en forma de libro empezaron a aparecer cuando se produjo la
transmutación técnico-ideológica sobre el cine de Ford. Francia fue el primer
lugar de Europa donde “oficialmente” comenzó a defender y a apreciarse la obra
de Ford (por supuesto había críticos y espectadores que ya lo habían
reconocido); más adelante, y como ha pasado algunas veces, por cierto mimetismo,
llegó a España. Fue en 1954 cuando Jean Mitry publicó en dos
tomos de bolsillo su “John Ford” (Editions Universitaires, París)
con algunas especulaciones muy acertadas e interesantes que invitaban a la
reflexión (en la misma colección apareció el primer estudio en libro de Anthony
Mann) y en 1965 se editó en un solo volumen. Recordemos que existe una edición
española a cargo de Editorial Rialp (Madrid, 1960) que nunca he visto (poseo
comprada de segunda mano la edición francesa original en dos tomos). En Italia
apareció el segundo estudio, “John Ford”, de Tullio Kezich
en Colección “Piccola Biblioteca del Cinema” nº 10 (1958). Volvamos a Francia
para encontrarnos con un jalón verdaderamente importante en la bibliografía
fordiana: el “John Ford”, de Philippe Haudiquet
en la clásica colección de “Cinema d’Aujour d’hui” de Editions Seghers, 1966),
también editado en pequeño formato aportando substanciosas ideas como las del
capítulo biográfico sobre el cineasta, “Un poete de l’Ecran” (“Un poeta de la
pantalla”, si traducimos literalmente) centrado en las sensaciones líricas de
su obra o el de los juicios técnicos y el del estudio personalizado sobre “Las
uvas de la ira” y “El gran combate”. Hay
varios estudios en revistas y libros dedicados a varios realizadores o el tratamiento
en forma parcial, no integral, hasta llegar a la conocida obra del realizador y
crítico cinematográfico Peter Boganovich, “John Ford”,
editada por primera vez en Londres (1967) y posteriormente en California (1968)
aunque nosotros la conocemos por la traducción en castellano de Editorial
Fundamentos (Madrid, 1971 y 2ª edición en 1983). El libro entero --- también en pequeño formato --- es una
inmensa entrevista donde Ford es preguntado y habla de su trabajo película por
película, manifiesta su admiración por D. W. Griffith y comenta --- en
ocasiones con su característico hablar y ser jocoso --- sus films, lo que le gusta, lo que
no le gusta, los problemas de rodaje y lo que no se acuerda. No resisto
extractar lo dicho sobre “Fort Apache” (“Fort Apache”, 1948)
en referencia a su personaje, el teniente coronel Owen Thursday (interpretado
por Henry Fonda), inspirado en el tristemente general George A. Custer:
PETER BOGDANOVICH- El final de “Fort Apache” se
adelanta a lo dicho por el director del periódico de “El hombre que mató a
Liberty Valance”: ”Cuando la leyenda se convierte en realidad, se publica la
leyenda”.
JOHN FORD- Sí, porque creo que esto es bueno para
el país. Hemos tenido mucha gente que se decía eran grandes héroes y no lo
fueron, se sabe perfectamente. Pero al país le conviene tener héroes que
admirar. Como Custer, un gran héroe. Pues no lo fue…
Quizás el mejor estudio sea el completísimo “John
Ford, el arte y la leyenda” escrito por Quim Casas
(colección “Digerido por…”, Barcelona, 1989), agotado ya. Vida, obras,
períodos, peripecias de nuestro hombre además de citar las correspondientes
lagunas. En verdad este título es un clásico, profusamente ilustrado, de la
bibliografía fordiana. Consta de un prólogo, “La hermosa vigencia de los
clásicos” deberían leerlo quienes se llaman aficionados al cine (todos),
catorce capítulos (el 14, “Siete mujeres para una despedida”, el 4 se refiere
al film que dio cartas de nobleza al western y su base literaria, “Maupassant
en Monument Valley”), el epílogo (“Una forma inimitable de hacer cine”) y
cuatro anexos muy valiosos para el conocimiento del lector: I) Entrevista con
Robert Parrish, II) Ford y la televisión, III) Proyectos no realizados y
colaboraciones, IV) Filmografía y V) Bibliografía seleccionada, todo ello en
495 páginas sin ningún desperdicio en ninguna de ellas.
Un año antes (1988) la Filmoteca Nacional
publicó una voluminosa obra, “John Ford” con artículos de
diversos autores, tanto nacionales como extranjeros. Se nos da una versión
amplia y apasionante con análisis de muchas de sus películas y temas. Se
incluye aquí aquel artículo de un autor que --- superadas las injustas y falsas
críticas antes citadas --- intenta hacer un análisis “marxista” de la obra de
Ford cayendo otra vez en el absurdo ya que su cine está mucho más allá de
clasificaciones y parámetros “políticos” (varios de los ataques provenían del
hecho que el realizador fuera cristiano), su base son las personas (¿acaso no
se han dado interpretaciones” políticas” de la persona Jesucristo, jugando a
los despropósitos, acaso no se ha analizado incongruentemente su doctrina, el
seguimiento y la práctica de esta como de “derechas” o de “izquierdas” cuando
es infinitamente más grande que todo esto?), sus problemas, sus frustraciones,
sus triunfos o sea la vida humana en general …
El “John Ford” de Joseph McBride
y Michael Wilmington (Ed. Seker and Warburg, Londres, 1974) es ya
un clásico. Existe una edición española (1984) a cargo del Editorial Juan
Carlos Rentero, Madrid (nº. 14/15 de la Colección Directores de Cine). Como
otros escritores sobre cine dedica un espacio al estudio del monografiado y una
serie de capítulos a obras seleccionadas por el autor además de los anexos
sobre filmografía y biografía. El mismo Joseph McBride dio una
completa y extensa biografía y análisis del trabajo fordiano a base de muchas
horas y días de entrevistas y su aportación personal: “Searching for John
Ford” (Ed. S. Martin Press, U. S. A., 2001) y en marzo del 2004
apareció la edición española de T & B Editores (Madrid), “Tras la
pista de John Ford” de 846 páginas. Aunque en verdad tiene algunos
puntos discutibles es un trabajo eficaz para todos los niveles de lectores; hay
un poco de “husmeo” en cuestiones, manías y defectos de la vida privada pero
sin llegar al extremo de Donald Spoto y Cia. De lectura indispensable.
Más esquemático y breve que el de que el de Quim Casas es
el “John Ford” de Francisco Javier Urkijo (1991)
publicado por Ediciones Cátedra en su colección “Signo e Imagen/Cineastas” (nº
5). A pesar de ello considero que da puntos muy interesantes, especialmente los
dedicados a las aportaciones (totales y parciales) de Ford a la técnica y
narrativa cinematográfica con detalles inéditos. En su momento el libro fue
denostado por alguna reseña ya que el autor no pertenece a la “cuerda” de los
amiguetes del crítico.
Otras dos obras extrajeras vinieron a enriquecer la
biografía fordiana en castellano: 1) “Print the Legend: The Life and
Times of John Ford” escrito por biógrafo y crítico literario Scott
Eyman en 1999 (Ed. Simon & Schuster, Nueva York) y traducido al
castellano por T & B Editores como “Print the Legend, La vida y la
época de John Ford” en 2001, libro irregular, pero con
detalles inéditos (ya por ello vale la pena adquirirlo), narrado en sucesión
cronológica (614 páginas) y 2), el de Linsay Anderson, crítico y
realizador el cual también conoció a Ford, a quien admiraba profundamente, y
logró arrancarle declaraciones (también de actores y técnicos que trabajaron
con él) que constituyen la base del libro junto a pertinentes análisis suyos.
Algunos comentarios son superficiales y también discutibles, otros entran en el
puro chismorreo pero por los detalles desconocidos hasta la fecha vale la pena
(una vez más) la adquisición de este “About John Ford” (Ed.
Plexus, Londres), publicado en 1981 y su traducción española de Ediciones
Paidós (Barcelona, 2001), “Sobre John Ford” (Colección “La
memoria del cine”, nº 11).
Desgraciadamente no hay edición en castellano de las dos
muy importantes libros de J. A. Place publicadas por la
prestigiosa firma Citadel Press de Nueva York: “The Western Films of John
Ford” (1878) y “The Non- Western Films of John Ford”
(1979). Como los títulos indican son dos estudios, uno sobre sus películas del
“Oeste” y otro sobre las que no son del Oeste, separados pero totalmente
complementarios. Se analiza película por película.
Hay una obra de la famosa Editorial Taschen editada en
Alemania en inglés e impresa en Italia, de Scott Eyman y Paul Duncan
(editor) donde destacan las magníficas (algunas exuberantes) fotografías y el
texto bien ajustado e interesante en concordancia al tipo de publicación
deseado: en castellano apareció como “John Ford” subtitulándose “Las
dos caras de un pionero, 1894- 1973”.
Lo último salido al mercado es la edición española del
libro ya clásico, también, de Tag Gallagher, “John Ford,
the Man and his Films” (University of California Press, 1986), siendo
publicado en España por Ediciones Akal S.A. (Madrid) en 2009. “John Ford,
el hombre y su cine” está divido por períodos donde predominan ideas y
acontecimientos en la vida del realizador circulando en ellos el análisis y
comentarios de todos sus films (767 páginas, el más voluminoso de la
bibliografía). Me parece igualmente indispensable.
La bibliografía de Ford es mucho más extensa. Me he
limitado a comentar brevemente los volúmenes que han caído en mis manos y
descansan en mi biblioteca de aficionado y coleccionista, ya con años a
cuestas…
Narcís Ribot i Trafí
1)- La “pseudo-gili-progresía” no necesariamente ha de militar
en algún partido político. Es algo etéreo pero se hace notar, a veces callan a
veces gritan levantando la voz escandalosamente. Muchos somos progresistas en
el buen sentido de la palabra (avance de la ciencia positiva para el ser humano
--- no para fabricar bombas y armas de destrucción --- y medicina, lucha contra
el paro, mejoras sociales, prioritaria ayuda a los necesitados, fomento de la
cultura, etc.) pero los citados actúan irreflexivamente sobre “Lo que ha de
defenderse”, “Lo políticamente correcto”, confundiendo libertad con libertinaje
y con la autoconcedida libertad de “dictar al mundo como ha de dirigirse” en
palabras de Pablo Molina, autor de un lúcido ensayo sobre el fenómeno: “La
dictadura progre” (Sekotia S.L., Madrid, 2006). Según el autor, el daño
a la cultura y a la moral es incalculable…
2)- Miguel Marías, gran fordiano, tiene varios escritos
de los cuales destacaría “John Ford o la emoción” y “Searching for John Ford”,
donde comenta la bibliografía sobre el realizador. Ambos escritos están en la
revista “Nikel Odeon” (primavera 2002, nº 26). Más que una revista este
monográfico coral por su extensión es prácticamente un libro.
También destacable la revista “Nosferatu” (abril- 2002)
donde se nos ofrece otro estudio coral del realizador hasta el año 1947: “El
joven Ford”.
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