En el momento de iniciar estas líneas está a punto de
salir a la venta un libro sobre Terence Fisher (1), uno de los más grandes
creadores y renovadores del cine fantástico (1904- 1980). No hacía “remakes”
como dijo una vez el diletante Narciso Ibáñez Serrador, un personaje totalmente
ajeno al género que pasaba como “entendido oficial del país”, sino que renovó
los personajes clásicos, incluyendo la vertiente sexual implícita en las figuras,
desde su base literaria mediante su puesta en escena profundamente romántica.
Terence Fisher nació en Maine Vale (Londres) en 1904. Hijo único, perdió a su
padre a los cuatro años, estudió hasta los 16 años y se embarcó en la marina
mercante hasta los 21. Aún sin ningún objetivo en la vida, trabajó primero en
un negocio textil y entró luego de claquetista en los estudios cinematográficos
Lime Grove a Sheperd’s Bush. De esta forma accedió al cine por el cual siempre
se sintió atraído, siendo Frank Borzage y John Ford sus realizadores
preferidos. Llegó a ayudante de montaje y en 1936 montó su primera película en
solitario. Conocerá a su esposa Morag --- colaboradora total en su carrera
cinematográfica --- durante un bombardeo sobre Londres durante la II Guerra
Mundial. Morag le animó le animará para acceder a la dirección. Participará en
unos de aprendizaje de la Rank y en 1947 tendrá su oportunidad en una película
de argumento fantástico: “Colonel Boguey”, seguida de “To
the Public Danger” (1948) y “Song for Tomorrow” (1948).
Su cuarta realización la efectuará en los estudios Gainsboroug, para directores
ya profesionales, dejando atrás los Higghbury que eran para aprendices. Su
dedicación y tenacidad aprendida en la sala de montaje (como muchos de los grandes
realizadores) le darán una experiencia definitiva para su carrera de director
cinematográfico. Continuará haciendo pequeños films para consumo interior
británico (alguno policiaco) en los cuales, según declaraciones, no creía mucho.
Junto a Anthony Darnborough rodará “So Long at the Fair” (“Extraño
suceso”, 1950), una historia de misterio --- representada varias veces
--- donde una muchacha busca a su hermano misteriosamente desaparecido, contando
con actores conocidos como Dirk Bogarde y Jean Simons.
Es en 1951 cuando entra en la pequeña productora Hammer
Films (2) la cual, gracias a nuestro hombre, llegará a ser un gran imperio
cuando llegue a tocar el cine fantástico. Para estas fechas hará alguna que
otra cinta para pequeñas productoras dando sus dos primeros films pre-góticos:
“Four Sided Triangle” (1952) y “Spaceways” (1953).
Animados por el éxito de taquilla de estos dos films más uno de producción
propia --- “The Quatermass Xperiment” (“El experimento del Dr.
Quatermass”, 1955), de Valt Guest ---, Hammer decidió entrar de pleno
en el género fantástico, especialmente en la rama del terror. La compañía
británica compró los derechos de los
personajes terroríficos a Universal, salvo el mítico maquillaje del monstruo de
Frankenstein (creado por Jack Pierce y el realizador James Whale), y de alguna
otra productora (3) sobre los antiguos films de los años 30-40 y así se
encontró Fisher ante el rodaje de “The Curse of Frankenstein” (“La
maldición de Frankenstein”, 1957). Presupuesto no muy holgado y reducido calendario de rodaje
(la acabó con más días de lo previsto). El maquillador Phil Leakey inventó algo
totalmente distinto a la clásica concepción de Jack Pierce sobre Boris Karloff
en “Frankenstein” (“El Dr. Frankenstein”), de James
Whale para Universal (1931), no tan iconográfico pero si más cercano a la
descripción dada por Mary Shelley en su inmortal obra (escrita en 1816).
Además, Fisher, en sus cinco films dedicados a Frankenstein será mucho más
protagonista el científico que la obra creada por él, incluso a veces no
aparecerá, siendo el núcleo un trasplante de cerebro (“Revenge of
Frankenstein”, 1958 y “El
cerebro de Frankenstein”, 1969) o de espíritus “Frankenstein
created woman”, 1967), mientras el aspecto de la criatura será totalmente
diferente en “La maldición de Frankenstein” y en “Frankenstein
and the Monster from Hell” (1973), su última película.
El equipo, casi fijo, de Fisher era poco conocido en un
principio pero se imbuyó a la tarea con gran profesionalidad y entusiasmo: los
formidables y bien aprovechados decorados de Bernard Robinson, los secos y
correctos maquillajes de Phil Leakey, la delirante y viva fotografía de Jack
Asher , los inteligentes guiones de Jimmy Sangster (sencillamente el mejor
guionista del género) y los dos actores estrella, Christopher Lee y Peter
Cushing, tan emblemáticos como fueron Boris Karloff y Bela Lugosi en la época
clásica. Peter Cushing será el barón Frankenstein en los cinco títulos de
Fisher y en el de Freddie Francis (“Evil of Frankenstein”, 1964),
mientras que Ralph Bates lo será en “El horror de Frankenstein”
(1970), de un Jimmy Sangster pasado a la realización, sumando así los siete
films dedicados por Hammer al mito. Que algunas críticas fueran negativas por
parte de puritanos y enemigos del fantástico pero de las estupideces grabadas
en letra impresa no merecen ni una línea de comentarios, siendo también normal
atacar a Hammer para defender Universal (a su vez vilipendiada en su tiempo)
como también, una vez reconocido Fisher, se creará un culto para embestir a
otros realizadores.
Después del éxito de “La maldición de Frankenstein”
llega “Horror of Dracula” (“Drácula”, 1958),
triunfo total y absoluto. Aquí es Christopher Lee quien queda para siempre
identificado eternamente con el rey de los vampiros, el conde Drácula, su
interpretación en los escasos momentos donde aparece (propio de Fisher el
mostrar pocas veces el personaje “fantástico” dando más interés a la historia)
el cual pierde la fantasmagórica imagen de Bela Lugosi en “Dracula”
(“Drácula”, 1931), de Tod Browning en la versión Universal para
convertirse en un auténtico don Juan de ultratumba donde la sangre encuentra su
importancia al igual que la sexualidad. Peter Cushing también quedaba esculpido
como el profesor Van Helsing, el perpetuo perseguidor de Drácula y los vampiros
y lo continuará haciendo en “The Brides of Dracula” (“Las novias de
Drácula”), dos años después, donde el famoso conde no aparece sino que
es substituido por un joven discípulo
rubio y edípico en uno de sus films más agudos e insinuantes. La continuación será “Dracula, Prince of
the Darkness” (“Drácula, príncipe de las tinieblas”,
1965), donde Fisher continua desarrollando aspectos aún no mostrados: el puritanismo
(el ejemplo de la recatada Helen al transformarse en no-muerto es más feroz que
el propio Drácula) o fricciones entre el vampiro y la sociedad, aquí
particularizadas por la Iglesia (prolongada más directamente en el próximo
film). Christopher vuelve a dar otra inolvidable interpretación de Drácula
mientras Peter Cushing solo aparece en el prólogo --- el final de
“Drácula” --- mientras el personaje anti vampírico por excelencia será
el abad Sandor (Andrew Keir). La trilogía vampírica de Fisher es sencillamente
genial. El siguiente jalón ya no estará dirigida por Fisher: “Dracula has
Risen from the Grave” (“Drácula vuelve de la tumba”,
1968), de Freddie Francis, donde se consiguen buenos momentos pero la serie ---
a diferencia de la de Frankenstein, más regular --- entrará en franca
decadencia. En verdad el 1958 fue un gran año ya que, al menos para mí y para
muchos, se dieron las más bellas versiones de Drácula y Frankenstein y, como
dijo un comentarista, solo por estos dos films, redondos bajo todos los
aspectos, “Drácula” y “Revenge of Frankenstein”,
Hammer justifica su existencia.
El equipo inicial de esta etapa de Hammer cambió pero los
resultados serán igualmente magníficos cuando Fisher lleve la batuta. Así,
Arthur Grant substituirá a Jack Asher en la fotografía, brillante en ocasiones
pero no tan excitante (formidable y vital también la fotografía de Michael
Reed), Bernard Robinson (fallecido en 1970) dejará los decorados a Scott
McGregor y a algún otro, con detalles interesantes pero sin alcanzar lo
conseguido por Robinson, la música de James Bernard y Philip Martell jamás será
igualada por los compositores que vendrán después, Phil Leakey emigrará pero
traerá un substituto llamado Roy Asthon en el maquillaje (conseguirá el
hombre-lobo más fotogénico del cine) y John Elder (de verdadero nombre Anthony
Hinds, copropietario de la empresa) se hará cargo de los guiones a la marcha de
Jimmy Sangster, revelándose muy irregular (a veces con ideas excelentes pero no
tan bien desarrolladas al pasarlas al celuloide). Terence Fisher dio
prácticamente toda su reputación a la firma y, en verdad, ni James Carreras ni
su hijo Michael (productor y realizador) sabían lo que tenían entre manos.
Cuando Fisher será jubilado con el pretexto de la edad, Hammer ya tenía sus
intereses cómodamente asentados y dará paso a algunos realizadores provenientes
de la televisión y otros (4) más veteranos, conocidos por los responsables de
la compañía.
Aparte de los dos
personajes más famosos de mitología
terrofantástica tocará prácticamente todo el muestrario del género, como
su versión muy particular de “Two Faces of Dr. Jekyll” (“Las
dos caras del Dr. Jekyll”, 1960) en donde el Dr. Jekyll es una persona
grisácea, engañado por su esposa y amigo, transformado en un Mr. Hyde con un
mal más contenido y refinado que en las antiguas versiones, transformándose
además en un joven libertino y no en un ser espantoso y brutal (además, no bebe
la droga sino que se la inyecta). Su forma peculiar de exponer al egipcio
resucitado en “The Mummy” (“La momia”, 1959), film
revalorizado en mucho (justamente) después de su estreno, con Peter Cushing
como el arqueólogo John Banning y Christopher Lee como Kharis, el sacerdote momificado
y resucitado. También mas reconocido (solo un poco) fue “Phantom of the
Opera” (“El fantasma de la ópera”, 1962), con Herbert Lom,
un fracaso de taquilla en su estreno y el inolvidable licántropo albino de “Curse
of the Werewolf” (1961), nunca estrenado comercialmente en España, con
Oliver Reed, donde se nos describe la maldición sobre el protagonista sin caer
en el exceso de víctimas y sangre como en los films actuales. También es “The
Hound of the Baskervilles” (“El perro de los Baskervilles”,
1959), con el dúo Cushing (Sherlock Holmes) y Lee (sir Henry Baskerville), una
de las mejores cintas sobre el personaje de sir Arthur Conan Doyle, “The
Gorgon”, 1964, (estrenada en nuestro país en soporte DVD como “La
leyenda de Vandorf”), con la pareja “fantástica” sobre el personaje de
mitología griega en otra gran película y “The Devil’s Rides Out”,
1968, (conocida aquí, gracias al vídeo y DVD como “La novia de Satán”),
sobre brujería, con un excelente Christopher Lee como el duque de Richleau,
combatiente contra una secta practicante de la magia negra y brujería a la cual
lidera Mocata (Charles Gray). Algún que otro trabajo para Hammer son “The
Man who could Cheat Death” (1959), sobre la búsqueda de la eterna
juventud (inédita aquí pero
afortunadamente visionada en la retrospectiva de un festival de Sitges),
la aventura (“La espada del bosque de Sherwood”, 1960, correcto
sin más, sobre Robin Hood) y “The Stranglers of Bombay” (“Los
estranguladores de Bombay”, 1965), de aventuras y misterios. Fuera de
Hammer tiene algunas aportaciones con algún punto de interés: “S. O. S.,
el mundo en peligro”, “El collar de la muerte”, otra
aventura de Sherlock Holmes --- en esta ocasión interpretado por Christopher
Lee --- filmada en Alemania o la comedia “Horror of it All” pero
en general no tienen la consistencia de sus trabajos para la citada compañía
británica.
Cuando alguien deviene clásico es porqué ha roto con el
clasicismo de su época. Este es el caso de Fisher. Una de sus principales
características son los planos largos pero con uso dinámico de la cámara,
evitando por un igual la teatralidad (presente en algunas obras de los 30-40)
como los efectismos (efectos visuales, zooms, movimiento continuo de la cámara)
con lo cual se empezaba a caracterizar el cine de género de principios de los
70 y (también, por desgracia) los últimos trabajos de Hammer, coincidiendo con
su desaparición. Con el movimiento de cámara varía la escala del encuadre, p.
e. un plano general puede transformarse en plano medio de algún personaje para
después volverse a abrir siguiendo o cortando las evoluciones del (de los)
personaje (s) desplegándose nuevamente en gran variedad de movimientos.
Complejidad traducida a veces en panorámicas bidimensionales combinando
desplazamientos laterales con un movimiento perpendicular sobre el eje
anterior- posterior. Gracias a su dominio y experiencia en el montaje nos damos
cuenta de su habilidad para establecer nexos o raccords originales que
sirven de conexión entre las secuencias. Obtiene un total provecho de la
profundidad de campo en doble beneficio:
1) decorados mostrados en su totalidad (sin recrearse jamás en ellos como hacen
algunos o muchos en la actualidad) y 2) puede filmar dos acciones en paralelo dentro
del mismo encuadre; la profundidad de campo puede esconder alguna figura oculta
en principio para el espectador (“Las novias de Drácula”, “The Gorgon”)
hasta manifestarse. Es lo llamado unheimlich visual,
usado ya por el Expresionismo Alemán: Sí, era una época donde el
fantástique se servía del plano-
contraplano para sorprender y aterrorizar (en líneas generales hoy se utiliza
la grosería fílmica y el exceso de todo con gran profusión de efectos
especiales). Este recurso, además de acertada maniobra estilística, fundamenta
una concepción diferente: sugerencia e inquietud antes del susto fácil. Fisher
muestra siempre, aunque en pocas ocasiones, al monstruo y lo
relaciona con los seres humanos, no nos deja en la duda (como en la serie de
Valt Lewton, películas casi todas dirigidas por Jacques Tourneur) y siempre sobre la base bien- mal. Este fue el estilo de
Fisher, sencillamente inigualable.
Narcís Ribot i Trafí
1)- “Terence Fisher”- Joaquín Vallet Rodrigo- Ediciones
Cátedra- Colección “Signo e Imagen”/Cineastas-Madrid (2013)- Según noticias
hará su aparición dentro de algunos días. Le deseo mucha suerte.
2)- Hammer Films empezó como modesta compañía
cinematográfica fundada por William Hinds en 1934 (utilizaba el seudónimo de
Will Hammer, de ahí el nombre de la empresa) en asociación con Enrique Carreras
(poseía un negocio de café en la Costa Brava), siendo su hijo y sucesor, el
coronel James Carreras, quien ocupe su lugar cuando distribuyan películas
americanas en Inglaterra mientras producían otras con pequeño presupuesto. Al
dedicarse al fantástico el horizonte de la compañía cambió totalmente. Michael
Carreras, hijo de James y nieto de Enrique, substituyó a su padre más adelante
y Anthony Hinds hizo lo propio con el suyo.
3)- Los mitos clásicos: Frankenstein, Drácula, la momia,
el hombre- lobo, el fantasma de la ópera se dieron a conocer codificados por
Universal aunque hubiera versiones mudas de alguno de ellos. En el caso del Dr.
Jekyll- Mr. Hyde fue Paramount la productora del primer film sonoro del
personaje (dirigida en 1932 por Rouben Mamoulian e interpretada por Fredric
March en su doble rol). Diez años después M.G.M. compró los derechos para
realizar Victor Fleming con Spencer Tracy su versión. Universal solo tocará al
personaje en la parodia “Abbot and Costello metes Dr. Jekyll and Mr.
Hyde” (Charles Lamont, 1953), protagonizada por Boris Karloff.
4)- Val Guest, John Gilling, Freddie Francis o Roy Ward
Baker al menos filmaban de forma clásica. Obras interesantes pero sin la
poliédrica visión de Fisher quien iba mucho más allá de explicar un cuento de
hadas de terror. El fantástico es un género privilegiado, puede decir más cosas
más allá de lo expuesto sin manipular (cuando se ha ”manipulado” directamente
devendrá un desastre). Más tarde, al venir realizadores de TV, con algún
acierto, también es verdad --- Peter Sasdy, Peter Sykes, Alan Gibson --- la
productora cerrará sus puertas, iniciándose el largo (o sin fin) y lamentable
período del fantástico de la incompetencia y del exceso, hablando en términos
generales.
Aquest gènere , ben tractat , tal i com ho va fer el sr. Fisher, és un dels meus preferits!!!
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