La llamada “Tetralogía” del “Anillo del Nibelungo”,
de Richard Wilhelm Wagner (1813- 1883)
consta, como el título indica, de cuatro
partes: “El Oro del Rin”, “La Walkiria”, “Sigfrido” y “El Ocaso de los
Dioses”. Las cuatro piezas suman 14 horas de música en escenario y es
la obra cumbre de Wagner: fuerza, sólida construcción dramática y su bien
vertebrada e impetuosa música indefectiblemente consubstancial al formidable
planteamiento expuesto (Wagner era uno de los escasos creadores de ópera que
elaboraba la música y el libreto; la mayoría componían una música e
inmediatamente encargaban a un libretista que escribiera “el guión”). Es la
obra magna wagneriana aunque algunos prefieren la refinada, cromática e
igualmente maravillosa “Parsifal”. Veinticinco años tardó Wagner
(1848- 1874) en crear esta “Tetralogía”, una obra sin parangón en el campo de
la ópera. Marcel Schneider nos habla de “ideas-fuerza” típicamente perdurables:
la walkiria y su casco con alas de gaviota, el rubio bárbaro Sigfrido, el dios
Wotan apoyado en su lanza, etc. La música que comprende cualquiera de las
cuatro partes del “Anillo del Nibelungo” sorprende y sensibiliza aunque en
ocasiones sea estrepitosa, terrorífica, aplastante… pero apasiona desde que fue
creada.
Wagner se basó en un abanico de poemas sobre mitología
escandinava como los de Edda (compuestos entre el 800 y el 1250) o los del
olvidado “Nibelunge-Nöt”, especie de transcripción germánica de estos logros
fantásticos referentes a la mitología escandinava. Nuestro hombre reunió obras
de diferentes fuentes y las fundó en una perfecta y propia unidad nacida
exclusivamente de su extraordinario genio, escribiendo y anulando proyectos
originales una y otra vez hasta dar la forma final que conocemos. El autor
disminuyó los personajes humanos a favor de los dioses junto con otras figuras
totalmente fantásticas: walkirias, dragones, elfos, gigantes, enanos, ondinas,
etc., substituyendo la mitología griega por la escandinava. Nadie no se atrevió
a tanto…su influencia perduró en la futura música, especialmente sinfónica
(Anton Bruckner, Gustav Mahler).
La tetralogía o trilogía (si se considera “El Oro
del Rin” como prólogo) combina con gran acierto ideas, creencias,
religiones y teosofías de diferente índole (muy marcada por una fuerza
inequívocamente cristiana).
“El Oro del Rin” nos relata una serie de faltas inexpiables
(nos hace pensar indefectiblemente en el pecado original), Wotan comete el
crimen que desequilibrará la armonía cósmica; hay ambiciones, mentiras y deseos
de inmortalidad.
“La Walkiria” comienza a desarrollar los problemas
planteados en “El Oro del Rin” (posee quizás el fragmento más
popular de la tetralogía: “La cabalgata de las walkirias”) donde
un héroe nacido de las relaciones incestuosas de los hijos de Wotan será el
encargado de arreglarlo.
“Sigfrido”, este hijo y título del tercer capítulo,
trabaja incansablemente para purificar el mundo y así borrar la falta de su
abuelo, el dios Wotan. Este proclama la libertad del hombre y su redención.
“El Ocaso de los Dioses” cierra esta singular y fabulosa historia: unas
convulsiones de signo apocalíptico que rompen con el pasado abren paso a un
mundo nuevo (todo se hunde, todo renace: concepción milenarista). El acuerdo
final (tema de liberación) ofrece las justas esperanzas de futuro de este mundo
nuevo producido después del hundimiento de las fuerzas maléficas.
Las cuatro partes, está claro, pueden escucharse
independientemente pero es mejor sentirlas una detrás de otra en el orden
establecido aunque ello sea bastante difícil. “El Anillo del Nibelungo”
es una perfecta obra en su forma y estilo.
También curioso es observar que el nazismo se identificara
tanto con la música wagneriana, usada para sus abyectos fines, especialmente
con la “Tetralogía” y, ni Hitler ni sus seguidores, vieran en ella una
premonición a lo que sucedería al III Reich: su hundimiento y el nacimiento de
una Alemania y una Europa nuevas…
Narcís Ribot i Trafí
Wagner per mi va ser un geni de la música, l'Einstein de les partitures i El Anillo del Nibelungo, la seva obra mestra, sens dubte...
ResponderEliminarMolt bona l'apreciació de la visió de futur que va tenir respecte Hitler. Felicitats!!!