Su técnica es la llamada Stop
Motion, animar fotograma a fotograma sus increíbles criaturas para luego
sobreimpresionar con las escenas filmadas con actores. No se sabe con exactitud
cuál de los pioneros del cine a principios del siglo XX descubrió y/o utilizó
por vez primera este procedimiento. Según Carlos Fernández Cuenca el invento
del llamado “Paso a manivela”, o sea rodar imagen por imagen, se debe al
turolense Segundo de Chomón (uno de sus films más hermosos es “El hotel
eléctrico”, 1908, ciencia- ficción cinematográfica en los albores
del 7º arte) aunque ya a finales del siglo XIX otros también lo habían
utilizado (cfr. James Stuart Blackton en su corto “The Humpty Dumpty
Circus”, 1898, donde unos juguetes de circo cobran vida). Como nos
cuenta el libro “Ray Harryhausen, creador de monstruos” (obra
coral editada por la Xunta de Galicia, 2009), se trata de rodar paso a paso un
objeto frente a la cámara moviéndole una pequeña fracción en cada toma. Por
ejemplo, si se quiere rodar un hombre caminando cinco pasos, a una velocidad de
un paso por segundo para crear una animación de cinco segundos, a 24 imágenes
por segundo, se necesita rodar 24 x 5=120 posiciones diferentes. En teoría
parece fácil y sencillo pero ha de ser un trabajo metódico, paciente y
concentrado para que salga bien. Harryhausen crea las figuras que nos parecen
gigantescas en la pantalla, en realidad de reducido tamaño --- he tenido
algunas en mis manos (1) --- elaboradas con yeso y/u otros materiales, con un
complejo mecanismo interior que les privilegia para adoptar distintas posturas
(recordemos el semblante ceñudo de los cíclopes en “Simbad y la princesa”
o la expresión complacida del Ymir cuando rebaña la harina con el dedo y la
chupa en “20 Million Miles to Earth”, algo tan entrañable y
poético como irrepetible), además de pintarlas él personalmente (el colorido
suele ser excitante). Las escenas combinadas con intérpretes de carne y hueso
se filman aparte.
A los 13 años Ray Harryhausen se
entusiasmó al visionar el mítico “King- Kong” (“King- Kong”,
1933) de Ernest Beaumont Schoedsack y Merien C. Cooper, admirando la técnica de
movimiento usada por Willis O’Brien desde hacía años, auténtico creador y
perfeccionador del método en Estados Unidos (recordemos su animación de
dinosaurios en la muda “El mundo perdido”, de Harry O. Hoyt,
1925, según novela de Arthur Conan Doyle, creador del inmortal Sherlock
Holmes). Este hecho impulsó y decidió su vocación de animador de seres
fantásticos siguiendo el método de Stop- Motion utilizado por O’Brien. Se
prepara ensayando como amateur en el garaje de su casa en cortos de trucajes.
Su dominio de la fotografía y su afición por la escultura y técnicas le
ayudarán enormemente en su carrera para más adelante interesarse y profundizar
en la dramaturgia y dirección artística. Su primera obra conocida es la de un
oso de las cavernas elaborado a partir de un viejo abrigo de su madre. A la par
se va interesando por la fantasía y la S. F. (abreviatura original de Ciencia-
Ficción = Science- Fiction) literarias y cinematográficas, conociendo más adelante
al escritor de S. F. Ray Bradbury (“El país de octubre”, “La feria de las
tinieblas”, “Crónicas marcianas”, “El vino de estío”,
etc.).
A principios de los 40 logra su
profesionalidad entrando a colaborar con el húngaro George Pal (2) en su serie
de “Puppetons” --- un muñeco para cada escena --- debut de la
animación tridimensional en Estados Unidos en una serie de cortos titulada “Mother
Goose Stories” (en correspondencia solo existían los dibujos animados,
campo donde Walt Disney poseía justamente toda la hegemonía). Al finalizar la
Guerra los precios se dispararon y se abandonó esta técnica (existe un DVD en
inglés sobre los “Puppetons” de Harryhausen). El paso decisivo
para su vida profesional y uno de los más felices de su existencia fue cuando
conoció a Willis O’Brien quien le nombró su ayudante para su próximo film: “The
Mighty Joe Young” (“El gran gorila”, 1949), dirigida por
Ernest B. Schoedsack y producida por Merien C. Cooper para RKO (algunas fuentes
indican que John Ford tuvo algo que ver en la producción). El maestro encaminó
a Harryhausen hacia su formación artística definitiva. Le indicó la importancia
del diseño (O’Brien era un gran dibujante) y que perfeccionara el dibujo y la
pintura además de manifestarle su admiración por el ilustrador Gustavo Doré
(1832-1883), admiración a partir de entonces compartida por el alumno, quedando
impresionado por algunas series de sus grabados (p. e. las dedicadas al “Barón
de Munchausen” o al “Infierno de Dante”) a la par que
John Martin y Joseph Michael Gandy, paisajistas británicos especializados en
panorama histórico o sea el visualizar escenas donde la arquitectura de la
Antigüedad tiene preponderancia, influyeron notablemente en la consolidación
formativa de su carrera (especialmente en la reconstrucción del pasado clásico
y mitológico).
“El gran gorila” es la
tercera vuelta a la tuerca sobre el tema del simio gigante, “King-Kong”
que el equipo Schoedsack- Cooper ya habían dado con “Son of Kong”
(“El hijo de Kong”, 1933), prácticamente la continuación directa
contando también con el concurso de O’Brien y el amparo de RKO. “El gran
gorila” es un film familiar, divertido, sin la trascendencia de “King-Kong”
pero O’Brien ganó un Oscar por su animación y Harryhausen logró trabajar con su
admirado mentor de quien siguió sus consejos de pulir su técnica reforzando y
perfeccionando su relación con el diseño.
O’Brien modelaba y animaba mediante
el “Stop- Motion” a sus criaturas. Empezó de la forma más sencilla en cortos,
al dedicarse profesionalmente al cine y al pasar más de dos décadas su método
había evolucionado: necesitaba un equipo de técnicos para elaborar los
escenarios en miniatura donde circulaban los muñecos en miniatura, luego para
acoplar los actores se utilizaba el sistema de retroproyección. Detrás de los
escenarios en miniatura se ubicaba una pantalla donde se proyectaba a los
actores previamente filmados en decorado. Se lograban planos maravillosos y
espectaculares pero al tener que reconstruir tantos emplazamientos y maquetas
el proceso era caro y lento además de requerir una paciencia y una laboriosidad
a toda prueba. Harryhausen en su inagotable afán experimentador encontró un
sistema más barato que veremos más adelante (Dynarama oDynamation).
Después de unos cortos de animación
para anuncios de publicidad (“The story of Hansel and Gretel”, “The
story of Rapuncel”), en 1952 le ofrecieron realizar la animación de un
gigantesco dinosaurio imaginario (redosaurio) que asola New York después de ser
despertado de su letargo de siglos en el Polo Norte tras una explosión atómica:
“The Beast from 20000 Fathoms” (“El monstruo de tiempos
remotos”, 1953) dirigida por Eugene Lourie para Warner Brothers (un
relato corto de su amigo Ray Bradbury servía de punto de partida al guión). El
presupuesto era más bien escaso pero Harryhausen --- se había comprometido a
hacerlo --- llevó a feliz término sus ideas aún en estado de experimentación.
En 1953 conocerá y trabará amistad
con un productor de la Columbia, Charles H. Schneer quien se interesa por el
arte de Harryhausen y a partir de ahora le financiará todas las obras de su
carrera con la doble excepción del documental del realizador/productor Irwin
Allen, “The Animal World” (1955) donde volvió a trabajar en
equipo con su admirado maestro Willis O’Brien (por cierto, un film muy difícil
de encontrar) y “One Million Years BC” (“Hace un millón de
años”, 1966), de Don Chaffey para la legendaria productora británica de
Michael Carreras, Hammer Films.
Ajustándose a una economía
restringida, a diferencia de otros que en la actualidad disponen de
presupuestos millonarios y toda clase de técnica y técnicos para la animación
(las películas donde interviene Harryhausen rozan, podríamos decir, los límites
de la fenecida serie B), nuestro hombre conseguirá hallazgos inolvidables que
harán las delicias tanto a pequeños como a mayores. La prueba está en que
siempre se habla de un “film Harryhausen” y no del director de turno el cual,
si se trata de un Nathan Juran (“Simbad y la princesa”, 1958) ---
su primer film en color --- un Don Chaffey (“Jason y los Argonautas”,
1963) o un Gordon Hessler (“El viaje fantástico de Simbad”,
1973), inspirados, veremos auténticas maravillas. Por el contrario, películas
vulgares y mediocres que jamás pasarían a la historia del cine son recordadas con
cariño por la intervención de Harryhausen.
Narcís Ribot Trafí
(1)- Como dije conocí personalmente a Ray Harryhausen en el
Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges en 1984. Allí tuve ocasión de
conocer también algunas de sus increíbles criaturas.
(2)- George Pal fue un destacado productor de cine
fantástico, Ciencia- Ficción y de aventuras (“Con destino la luna”, “La
guerra de los mundos”, “Cuando ruge la marabunta”) además de dirigir
algún título interesante (“El tiempo en sus manos”, “Atlántida, el
continente perdido”). Hace tiempo escribimos sobre él.
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