“Después de interpretar para el
barón Van Swieten las fugas de Bach, Constanze se enamoró de ellas y me regañó
por no haber anotado la música más hermosa que hay en el mundo” . (Carta de Wolfgang Amadeus Mozart a su hermana)
Cuando
escribí sobre los oratorios de G. F. Haendel (publicado dos veces en este blog
por error mío) hablamos de esta obra musical para coro y orquesta, en ocasiones
con solista y narrador (“historicus”) quien daba cuenta de la historia desde un
lado del escenario. Muchos elementos en común con la ópera (obertura, preludio,
arias, recitativos, coros, duetos, interludios, etc. La diferencia está en que
el oratorio (“Oratorium”= “Casa de Oración”, “Orare”=
“Orar”)
carece de representación escénica y se desarrolla en iglesias o en salas de
conciertos mientras la ópera generalmente lo hace en un teatro ex profeso para
tal género. El oratorio proviene de la Iglesia, católica y/o protestante, a
mitad del siglo XVI adoptando/adaptando diferentes formas en distintos países,
lugares y tiempo para más adelante aparecer el oratorio profano o sea no
religioso.
En un principio sorprende que Juan Sebastián Bach
(1685- 1750), el insigne padre de la música, elaborara solamente tres oratorios
en comparación con Georg F. Haendel (1685- 1759), prolífico tanto en oratorios
profanos (“Sansón”, Hércules”) como en sacros (“El
Mesías”, “Judas Macabeo”), una treintena en total.
Los tres de
Bach son sacros: “Oratorio de Pascua” (BWV 249, 1725), “Oratorio de Navidad” (BWV
248, 1734) y “Oratorio de la Ascensión” (BWV 11, 1735).
Al igual que otros compositores de su época Juan
Sebastian Bach utilizó la “Parodie”, término con frecuencia mal
traducido como “Parodia”, concepto de significados peyorativos en castellano
del cual carece en la lengua original. “Parodie” es el reutilizar material
antiguo de otro género para la nueva composición. Así la música de varias
cantatas cronológicamente anteriores sirvieron para el andamiaje de los
oratorios. Este procedimiento en absoluto resta ningún mérito al trabajo de
Bach, sin fisuras ni añadidos visibles/sensibles en donde, al menos una de
ellas --- “Oratorio de Navidad” --- es una obra maestra, subyugante, cumbre de la música e inmortal mientras los
otros dos --- “Pascua” y “Ascensión”
--- son aportaciones sencillamente
geniales.
I)- EL
ORATORIO DE NAVIDAD
(probablemente el poeta y escritor alemán Christian Friedrich Henrici, su
pseudónimo era Picander, el libretista de confianza de Bach, conjuntó en el
papel las ideas del compositor para la creación de este monumento musical)
consta de seis fragmentos, principalmente de música perteneciente a las
cantatas (la mayor parte del fragmento VI pertenece a una cantata de Iglesia ya
perdida), en este caso dedicadas a la familia real de Dresde (1733-34)
señaladas con los números BWV 213, 214 y
215. Al material ya existente se le agregaron coros de turba, corales y
recitativos nuevos e incluso algunos de los más populares y alegres Wehinachstslieder alemanes,
o sea “villancicos”. El Oratorio de Navidad se basa en los evangelios de San
Mateo (capítulo II, vers. 1-12) y San Lucas (Cap. II, vers. 1-21) y consta de
seis partes: I) Primer día de Navidad, II) Segundo día de Navidad, III) Tercer
día de Navidad (25, 26 y 27 de diciembre respectivamente), IV) Fiesta de la Circuncisión (1 de enero), V)
Domingo infraoctava de la Circuncisión (el domingo después de Año Nuevo) y VI)
Fiesta de la Epifanía o Reyes (6 de enero). Cada parte puede interpretarse como
autónoma en donde la música se adapta al episodio y le imprime un carácter
peculiar y propio. La obra está compuesta por recitativos (casi siempre a cargo
del Evangelista), apareciendo las voces solistas representadas por un barítono, un tenor, sopranos y una contralto que representa a
María mientras los solistas instrumentales son violín, flauta, trompeta, dos
oboes y órgano. Hay un coro mixto, un coro infantil y orquesta sinfónica. Con
todos estos componentes la obra alcanza una belleza pura e indescriptible,
demostrando una vez más que la práctica de la “parodie” no es negativa (algunas
cantatas se han perdido, el oratorio es inmortal), p.e. el episodio del
nacimiento de Cristo en el Oratorio, la música proviene de la cantata
profana BWV 213 “Cuidemos y vigilemos la elección
de Hércules”, lo cual podría resultar chocante o anacrónico y, sin
embargo, Bach sabe ser profano y religioso según la obra.
II) EL ORATORIO DE PASCUA carece
de narrador, corales y citas bíblicas. La narración del sepulcro vacío
en la mañana de Pascua es contada por María, la madre de Santiago con
recitativo y arias da capo acompañadas por coros. La estructura es similar a la
de una cantata profana (“Tafelmusik”), compuesta para
homenaje a un noble diez años antes. Fue proclamada como cantata de iglesia en
la Pascua siguiente (hoy perdida) y como
“oratorio” diez años más tarde. La materia principal del “Oratorio de Pascua”
proviene de la cantata BWV 249a (“Huid, desapareced, alejaos tristezas”)
junto con otro texto para cantata profana (BWV 249b) estrenada en 1726 y “La
cantata de caza” (BWV 208) otra pieza musical elaborada en principio
como homenaje nobiliario (modificada varias veces). También hemos de especular
con el autor del libreto que con bastante seguridad había sido Picander. Cuatro
personajes van declamando la historia: María Magdalena (alto), Simón Pedro
(tenor), Juan, apóstol y evangelista (bajo) y María de Cleofás (soprano). Hay tres arias separadas por recitativos, englobadas
por un activo dúo introductorio y un reposado recitativo el cual nos conduce a
un brillante coro final. Una obra, aunque más reducida que el “Oratorio
de Navidad”, constituye un magnífico hallazgo, brillante e inaudito...
III)-ORATORIO
DE LA ASCENSIÓN. En la primera
clasificación de las obras de Bach fue incluida dentro de las cantatas, a causa
de ello observamos su número bajo (BWV
11), más adelante se le incluye ya dentro de los oratorios. El mismo
Bach le dio el título de “Oratorio”. Así la cantata BWV 11 “Lobet Gott in seinen Reichnen” (“Alabad
a Dios en su gloria”) se metamorfosea prácticamente en su totalidad en
oratorio. Lo más probable es que el libretista fuera, una vez más, Picander.
Gira alrededor de los textos litúrgicos del día de la Ascensión de Jesús a los
cielos: evangelio de Marcos, evangelio de Lucas, Hechos de los Apóstoles además de textos de Johann Rist y Gottftied
Wilhelm Sacer. Una de las arias utiliza la melodía del Agnus Dei,
incorporada posteriormente a la misa en Si mayor (BWV 232). El tono es festivo,
alegre y brillante, transmitiendo la alegría de los discípulos después de ser
testigos de la ascensión de Jesús a los cielos mientras la instrumentación está
compuesta por cuatro solistas (alto, bajo, soprano y tenor) y un coro a cuatro
voces; tres trompetas, dos flautas traveseras, dos oboes, dos violines, viola y
bajo continuo. Es otra obra de composición y belleza magistral...
“De nuevo comprendí que nunca se acaba con
Bach, que cuando más lo escuchamos más profundo se vuelve”. (Robert
Schumann, músico)
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