“De repente me di cuenta, ya sabía
donde estaba: una habitación sin entrada, solo con una ventana enrejada...la
casa antigua de la calle Altschul que todos evitaban... ¡Estaba en la casa en
la que el espectral Golem desaparecía cada vez... (“El
Golem”, de Gustav Meyrink)
UNO-
LEYENDA Y LITERATURA- “GOLEM”, literalmente “materia
amorfa”, es el nombre dado a una estatua de arcilla capaz de adquirir
vida artificial. La posibilidad de modelar y animar a la estatua está en manos
de los rabinos hebreos los cuales han de seguir las reglas del “Sefer
Jetzirah” (“Libro de la Creación”).
La palabra Golem aparece en la Biblia (Salmo 139, 16) y en la
literatura talmúdica en referencia a una substancia embrionaria. Hay distintas
versiones y variaciones sobre el Golem a partir de la Edad Media en
la tradición judía y sobre diversos rabinos quienes lograron crear una
estatua de arcilla y animarla. El más
conocido es el del rabino Judah Loew ben Bezalel, conocido como el Maharal
de Praga, siglo XVI, el cual creó un Golem para defender el
gueto de Praga, época del emperador Rodolfo II, de los ataques antisemitas. Se
insufla vida a un ser creado del barro como Dios dio vida al ser humano (Adán=
Primer hombre, Eva= Madre de la humanidad, primera mujer). Siguiendo las
tradiciones cualquier varón rico en bondad y santidad, cercano a Dios, podía
dar vida a un Golem si se lo proponía utilizando elementos mágicos de la
Cábala. A pesar de todo esta creación era imperfecta: el hombre adquiere
sabiduría imitando a Dios; puede dar la vida pero no el alma. Por lo tanto el
ser creado por el (los) rabino (s) es un remedo de hombre: no tiene
sentimientos (si algo de instinto), ni inteligencia sino que obedece siempre a
su amo aunque sin embargo veremos finalmente que llega a enfadarse (o sea algo
de sentimientos tiene, al principio muy escondidos) y rebelarse contra su
creador. El Golem, creado por la sabiduría y conocimientos mágicos, es el
antecesor de los robots, creados por la ciencia humana, maquinas ideadas para
servir al hombre, pero que en alguna ocasión también se rebelan contra este.
También hay rebelión contra el creador en otro mito con puntos de contacto con
el hombre de barro: “Frankenstein” a causa de los
prejuicios e injusticias recibidas por el monstruo de los demás humanos (algo
que su creador llegará a reconocer en un momento de la novela).
Hay diversas variaciones en la leyenda, el Golem
es creado siguiendo el relato bíblico pero en otro el rabino necesita
el concurso del demonio Astaroth para insuflar vida a su creación. El sabio
místico Loew cuando ya tiene la estatua preparada le da vida escribiendo la
palabra EMET (“verdad”) en su frente y cuando se rebela contra él le
inutiliza borrando la primera letra (Aleph) y queda MET (“muerte”) quedando
desactivado y encerrado en un ataúd en algún lugar de la sinagoga de Praga
(otra variante consistía en escribir la palabra en una hoja mágica que se
introducía bajo la lengua del Golem) pero si alguien lo encuentra
y escribe la letra borrada el autómata volvería a la vida. Gershom Scholem nos
dice en su obra “La cábala y su simbolismo” que la figura del Golem
aparece cada 33 años en una ventana de un cuarto sin acceso en el gueto de
Praga lo cual es recogido por Gustav Meyrink (escritor que influyó a Franz
Kafka) en su novela “Der Golem” (“El Golem”, 1915), libro
de claro corte expresionista que, en cierta forma, preludia el Expresionismo
cinematográfico aparecido en Alemania y eclosionado a principio de la década de
los 20. La lectura en la obra de Meyrink
es muy complicada sin referencias, casi, en que pueda orientarse el lector:
onirismo, sueños, simbolismo, hipnosis, pérdidas de memoria... pero el Golem
aparece como una pieza fantástica más.
DOS- CINE- De este hermoso mito, injustamente eclipsado
por sus hermanos de la fantasía y del terror, vemos (o mejor dicho, no vemos)
la primera versión cinematográfica en 1914: “Der Golem”, de Paul Wegener
con guión de Henrik Galeen, basado muy ligeramente en la novela de Meyrink.
Wegener además interpretó al hombre de barro (se conserva algún fragmento). El
film narra el nacimiento- creación de la estatua por parte de Loew. Más
adelante un anticuario sigue las fórmulas del rabino y vuelve a dar vida al Golem
el cual se enamorará de la hija de su resurrector y, al ser rechazado, lo
destruye todo hasta que se precipita desde lo alto de una torre quedando
reducido a partículas de piedra. En 1920 el mismo Wegener daba no la
continuación sino la precuela del film de 1914: “Der Golem wie er in in die Well Kam”
(“El
Golem”) --- “El Golem como vino al mundo” ---
codirigida por Carl Boesse con fotografía de Karl Freund (extraordinario cámara
pasado más tarde a la dirección, siendo “La momia”, ya en U.S.A., su obra más
conocida) y los excitantes decorados del profesor Hans Poelzig en donde tenemos
un Golem
(de nuevo el mismo Wegener) más funcional que el de la leyenda y los escritos
anteriores: el rabino introduce la palabra mágica enrollada en un amuleto
representando la estrella de David el cual ha de introducirse en un orificio en
el pecho de la estatua. Ya le vemos directamente como defensor del pueblo judío
pero como está escrito en las estrellas se rebelará contra su creador, arrojará
a un intrigante por la ventana, agredirá a Famulus (el criado de Loew) y finalmente
huirá al bosque tras arrancar las puertas de la muralla pero una inocente niña
(escena, junto con otras, en la cual se inspirará claramente James Whale para
su “Frankenstein”,
1931) le “desenchufará” el amuleto del pecho y el Golem quedará inmóvil,
sin vida, listo ya para conectar con la antigua versión de 1914. En 1917
Wegener había dirigido- protagonizado otra versión que nada tenía a ver con
estas dos: “Der Golem und die Tanzerin” (“El Golem y la bailarina”),
donde un pretendiente se disfraza de Golem para asustar a una bailarina
(interpretada por Lydia Salmonova, esposa de Wegener, la cual también participó
en la versión de 1920 representando a la hija de Loew). De las tres versiones
de Wegener la única que no se ha perdido es la de 1920.
Algunos investigadores señalan la existencia de un
Golem danés de Urban Gad en 1916, después del éxito de Wegener dos años
antes. No se puede confirmar su existencia porqué si es así está completamente
perdida. También perdida pero con más
datos tenemos “Alraune und der Golem” (1919) de Nils Olaf Crissander, según
una novela de Achim von Arnim en una fusión de dos mitos. Alraune significa “Mandrágora”
en alemán (planta a la cual se le atribuyen utilidades en brujería y que aún se
pueden multiplicar sus posibilidades si es regada con orina o esperma de un
ahorcado). “Alraune” ya había tenido su versión particular de la mano de
Michael Curtiz en el comienzo de su fructífera carrera y Edmund Fritz. Basada
en una novela de Hans H. Envers, trata de una muchacha llamada Alraune, fruto
de una prostituta y de la eyaculación de un ahorcado; Alraune es, pues, una
mandrágora humana.
La leyenda checa- judía será pasada nuevamente al
celuloide, ahora en Francia, 1936. Es la primera versión sonora: “Le
Golem” fue dirigida por Julien Duvivier con magnífica interpretación de
Harry Baur como Rodolfo II, eficazmente secundado por Ferdinand Hard como el Golem
y Charles Dorat como el rabino Jacob el cual ha encontrado la estatua de
arcilla y sigue las teorías de su difunto colega para restaurarle la vida.
Aunque no tenga el impacto de la versión de Wegener y el maquillaje sea
inferior (pero conseguido) el film posee excelentes escenas (El Golem
derrumbando las puertas de la cárcel, la facilidad con la que se libra de los
guardianes...). Hay otra aportación totalmente desconocida: “The
Golem Last Adventures” (1921) del austriaco Julius Szomogy.
En “Cisaruv Pekar, Pekaruv Cisar” --- “Emperor
and the Golem”, en inglés --- de Martin Frik (Checoeslovaquia, 1951),
el
Golem se transforma en un símbolo, no del pueblo judío para defenderse
de sus opresores sino de la energía atómica. El reparto lo encabezaba Jan
Werich en el doble rol de emperador, el cual buscaba el elixir de la vida
eterna, y el de Matej, el panadero, mientras que Jiri Planchi encarnaba al
alquimista. A notar que en esta ocasión el Golem además de la palabra EMET necesitaba fuel oil para funcionar.
Hay otra versión francesa en 1966: “Le
Golem”, de Jean Kerchbron y en 1969 Evaló Schorm y Milos Makovec
quienes nos darán un film de tres sketchs titulado “Praszké Noci” (“Nights
in Prague”), uno de los cuales (“The Last Golem”) trata de un tal
rabino Chaim el cual encuentra los restos del Golem de su antecesor
Loew y prepara uno de nuevo.
“It”, de Herbert J. Leder (1966) nos pone en contacto con Roddy Mc Dowall,
guardián de un museo el cual tiene a su madre momificada (herencia de “Psicosis”).
Un día encontrará los escritos de Loew y transportará al Golem
(Allan Seller) a Londres. El maquillaje es el más “terrorífico” de todos con la
cabeza en forma de rombo que recuerda una pastilla del Dr. Juanola. Finalmente
el perturbado y la estatua caerán al Támesis tras recibir el impacto de una
bomba nuclear.
Una versión televisiva es “Um der Golem Gett
Rumi” realizada en por Peter Beauvais en 1971 (Alemania), inspirado no
tan solo en la leyenda sino también en la novela “New World” de
Aldous Huxley. En esta ocasión el Golem es un robot en un mundo
centralizado y dominado por la cibernética en el año 2315. Una vez más se
rebelará contra la sociedad que lo ha creado e intenta, sin éxito, destruirla.
Quedan algunas versiones más como “Golem”,
de Piotr Szulkin (Polonia, 1980), otra historia orillada en la Ciencia- Ficción
de un futuro lejano al igual que “The Limehouse Golem”, de Juan
Carlos Medina (Reino Unido, 2016). En esta ocasión deriva hacia el cine
policíaco con algún elemento sobrenatural.
Hemos comprobado que muchas cintas del tema no se
estrenaron aquí. Esperemos pescar alguna...
Narcís Ribot i
Trafí
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