Gustav Mahler (1860- 1911) dominó y experimentó toda su vida musical con
los “Lieder”
(“Canciones”,
voz humana, generalmente femenina, acompañada de instrumento musical, piano en
muchas ocasiones), acompañados de uno o diversos instrumentos. Franz Schubert les había dado carta de
nobleza, luego el “lied” (“lieder” es el plural) ya no se tomó
como una composición de complemento o de relleno y los músicos que le siguieron
(Robert Schumann, Felix Mendelsshon, Brahms, Hugo Wolf, Franz Liszt, etc.) se
esmeraban en moldear “lieder”. Schubert los cultivó con
más seriedad e interés que Joseph Franz Haydn, Ludwig van Beethoven o Wolfgang
Amadeus Mozart. Crearon buenos “lieder”, por supuesto, ya que eran
grandes compositores pero sin la profundidad y el cariño de Schubert, para
ellos era un tipo de música como “divertimento” aunque alguna partitura con “lieder”
de Schubert cayó en manos de un Beethoven hacia el final de su vida y manifestó
su admiración lamentando no haberlos compuesto él...
Este género musical proporcionó excelente material
a Mahler (antologías, combinaciones con libertad e imaginación), usado también
para sus sinfonías.
La sinfonía I, “Titán”, nació después de
haber intentado varias veces crear una sinfonía a base de “lieder” de diferentes
grupos. Tiene semejanza con “Leider Eines Fahrebden Gesellen”
compuesta por las mismas fechas a pesar que estén relacionadas con “La
canción del caminante” y “Das Klagende lied” (“La
canción del lamento”), los cuales son experimentos de los poemas “Wunderhorn”.
La sinfonía I debía tener cinco movimientos pero Mahler suprimió el breve
Andante “Blumine” (2º movimiento), quedando reducida a cuatro. En 1965
salió a la luz la partitura original entera. El nombre de “Titán” está extraído de
una novela de Jean- Paul, escritor por el cual Mahler sentía gran admiración. .
La sinfonía no encontró el éxito en su estreno tuvo que esperar más tiempo para
ganar popularidad y reconocimiento pero en realidad es una pequeña joya la cual
se convertirá en una de las obras más controvertidas de Mahler.
Las sinfonías II, III y IV se las denomina “Wunderhorn”
por estar claramente basadas en “Des Knaben Wunderhorn” (“El
cuerno mágico del muchacho”). En cada una de las sinfonías Mahler utiliza
una de las canciones “Wunderhorn” como clímax emocional y,
cada una de ellas, constituye un paso adelante de la evolución sinfónica y en
la creatividad del compositor.
La II, subtitulada “Resurrección” (en memoria
de Hans von Bulow, esposo de Cósima Liszt que luego se casaría con Wagner) es,
paradójicamente, de gran simplicidad temática con gran ampulosidad de sonidos.
La sinfonía III, la más larga, subtitulada “Sueño de una mañana de verano”,
con seis movimientos, el 1º de los cuales (conocido como “El despertar
del dios Pan”) dura unos 45 minutos. Uno de los fragmento está dedicado
al filósofo F. Nietzche. La sinfonía nos traslada a un estadio en donde la
espléndida naturaleza parece redimir al hombre de todos sus problemas. La
sinfonía IV, igual que la II i la III con voz humana, posee unas dimensiones
más asequibles y con un lenguaje más clásico por lo cual gozó de la estima de
un público no excesivamente malheriano. Las sinfonías V, VI y VII (llamadas
sinfonías “Rucket”), sin abandonar el universo Wunderhorn,
abren su segundo período creativo.
La sinfonía V --- famosa entre los neófitos por el
“Adagietto” utilizado por Visconti en su película “Muerte
en Venecia” --- posee buena inventiva y tonalidad, empleando con cierta
insistencia la temática militar (dominada perfectamente por Mahler). La
sinfonía VI (subtitulada “Trágica”) es un exponente de las luchas
internas del autor. La inclusión del martillo entre los instrumentos de
percusión nos hace ver la lucha del autor con el destino. La sinfonía VII introduce
nuevos instrumentos: la trompa tenor, la mandolina y la guitarra en un nuevo
intento de experimentación tímbrica. A causa de ello es la menos conocida de
Mahler . La que mejor acogida tuvo fue la VIII, denominada “La de los Mil”.
Requiere no menos de 850 intérpretes, desarrollando al máximo sus posibilidades tímbricas y expresivas. Más
reducida, pero no menos interesante, es la sinfonía IX, estrenada por Bruno Walter en 1912 cuando Mahler había
fallecido ya. Después de este impresionante corpus de evolución sinfónica en 9
capítulos, Mahler concibió una X sinfonía (primer y tercer movimiento acabados, segundo, cuarto
y quinto movimientos esbozados) que, desgraciadamente, la muerte truncó.
SINFONÍAS DE MAHLER: I en re (“Titán”, 1888), II en
do-Mi bemol (“Resurrección”, 1888- 1894), III en re- Re (“Sueño de una
mañana de verano”, 1893- 1896), IV en sol-Mi (1892- 1900), V en do
sostenido- Re (1901- 1902), VI en la (“Trágica”, 1903- 1904), VII
en mi- Do (1904- 1905), VIII en Mi bemol (“De los mil”, 1906), IX
en Re- Re bemol (1908- 1909) y X en fa sostenido- Fa sostenido (1910),
incompleta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario