La vida de Marco- Antonio y Cleopatra, el amor
nacido entre ambos, sus circunstancias y la muerte de ambos se convirtió en
relato popular. Los acontecimientos esenciales (y más recordados) podríamos
verlos en las muchas versiones cinematográficas, especialmente la de Cecil B.
DeMille y la de Josep L. Mankiewicz. Posiblemente sea Cleopatra el personaje
femenino más veces aparecido en relatos literarios y en el cine. La historia de
ambos enamorados se cruza con la de Octavio César (sobrino- nieto de Julio
César), posteriormente Augusto, el primer emperador romano, tras la muerte por
suicidio de la pareja.
Después de su relación con Julio César y con
Marco- Antonio --- después del suicidio de este --- intentó infructuosamente
pactar con el vencedor Octavio (alguna fuente indica que intentó seducirlo sin
éxito). Plutarco nos dice que fue una súplica (no pensaba el futuro Augusto
quitarle la vida sino humillarla y llevarla a Roma cargada de cadenas) mientras
Floro y Dión Casio hablan del intento de seducción, inútil ante la frialdad
mostrada por el romano. Al saber su destino la reina de Egipto acudió al
suicidio, mordida por una serpiente introducida en un cesto de higos según la
tradición. Suetonio, Plutarco y Dión Casio notifican sobre la relación Antonio-
Cleopatra. Algunos puntos negativos de la egipcia son influencia en la
literatura por parte de Octavio mostrando a la reina de Egipto como una fuerza
peligrosa para el Imperio. Así, Horacio la señala como “Fatale monstrum... non humilis
mulier” (“Monstruo fatal... mujer carente de humildad”) en la Oda I 37.
Los historiadores de la época anotan su habilidad
para usar el cuerpo con fines políticos aunque haya algunos indican una cierta
admiración: Sexto Propercio (la astucia y el ardid en suicidarse burlando la
vigilancia ordenada por Octavio) y después de hundirla con sus calificativos es
defendida en el mismo poema por Horacio (“valiente y orgulloso suicidio”).
Plinio el Viejo habla de los fastos y derroches en la corte alejandrina.
En la Edad Media el nombre de Cleopatra aparece,
casi siempre, con un sentido negativo. Dante, p. e., la anuncia como un mujer
voluptuosa y maliciosa. En el “Malleus Malleficarum”, de Heinrich Kramer
(o Institoris) y Jacob Sprenger (finales del siglo XV) es denominada como “la
peor de las mujeres” y en una disertación de Sarah Fielding es presentada como
una persona falsa e intrigante frente la honesta Octavia (hermana de Octavio y
esposa de Marco- Antonio).
Centrándose en la relación amorosa Antonio-
Cleopatra vemos como es explicada por Giovanni Boccaccio en “De
Claris Mulieribus” (1361-62) y por Geoffrey Chaucer en “The
Legend of Good Woman” (aprox. 1386), aquí presentada como noble víctima
de su amor. La gran popularidad del personaje de la reina se debe a la
biografía de Plutarco y la primera pieza teatral con el nombre de Cleopatra es
una tragedia de Alessandro Spinello (1540), se centra más bien en los
conflictos dinásticos mientras Etienne Jodelle escribe una tragedia (1552) en
donde Octavio es comparado con Carlos V
y una noble Cleopatra prefiere la muerte
a ser llevada como trofeo a Roma, cargada de cadenas, por el futuro
emperador. Más o menos siguen la misma tonalidad y temática las obras de Cesare
de Cesari (1551) y de Celso Pastorelli (1576) aunque menos provistas de esta
mordacidad comparativa política.
Los dramaturgos españoles del siglo XVII acudieron
a la figura de Cleopatra en algunas obras: Francisco de Rojas Zorrila se centra
en el tema del suicidio (“Las áspides de Cleopatra”, publicada
en 1645), con increíbles efectos dramáticos lo cual inspiró a Francisco de
Leiva Ramírez en “Marco Antonio y Cleopatra”
(probablemente publicada antes de 1662).
Se muestra a Marco Antonio como brillante guerrero
y a Cleopatra como enamorada sinceramente de él en las obras de Robert Garnier
(1578), Giovabattista Giraldi Cinthio (1583), Samuel Daniel (1594) e Isaac de
Benserade (1624), muy influenciado por Garnier. Por el contrario, Guilliam de Nieuwelandt
en “Aegyptia”
(1624) la relación amorosa resta totalmente el sentido de la pasión.
El amor, la pasión, la ambición de poder es
descrita magistralmente por William Shakespeare en su drama “Antonio y Cleopatra” (1607),
exacerbando el relato de Plutarco...
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