Nació en Thorn (hoy Toru) en 1473, un pequeño
puerto polaco sobre el río Fístula, cerca del mar Báltico, de padres alemanes.
Su verdadero nombre era Nikolaus Koppernigk que él latinizó como Nicolaus
Copernicus. Su padre, de profesión comerciante, falleció cuando el niño tenía
10 años y su educación recayó en su tío materno, Lucas Watzelrode, que era
obispo de Ermland (Prusia). Guiado por su tío recibió esmerada educación en
diversas universidades. Después de ingresar en la Universidad de Cracovia
(1491) conoció al famoso matemático y astrónomo Alberto Brudzewski, quien le
introdujo la pasión por las ciencias. Después de licenciarse en medicina se
centró en las ciencias astronómicas, descubriendo las incoherencias del modelo
astronómico ptolomaico, estudiado y aceptado durante un milenio y medio (1).
Dejó Cracovia para estudiar Derecho Canónico en la
Universidad de Bolonia (1495), permaneciendo allí hasta el 1500 y compaginando
el derecho por su pasión por la Astronomía con el profesor Domenico María
Novara (que estaba en desacuerdo con el sistema ptolomaico), alojándose en su
casa. Aprendió griego, lo cual le permitió leer los textos originales sobre
Astronomía de los antiguos El 9-3-1497 realizó la observación de que la
distancia Luna-Tierra no varía en los cuartos y en fase llena, contradiciendo
lo dicho por Ptolomeo. Fue su primer hallazgo importante. En Roma se doctoró en
Astronomía (1500) y fue nombrado profesor de la Universidad. Profundizó sus
conocimientos de griego y de literatura clásica en Capua, licenciándose en la
Universidad de Ferrara (1503) en Derecho Canónico. Habiéndose ordenado
sacerdote, vivió con su tío hasta 1510 ejerciendo la Medicina y colaborando en
la administración de la diócesis.
Redactó su primera obra sobre Astronomía entre
1507 y 1515, conocida como el Commentariolus.
En ella señalaba la situación de los planetas según su distancia respecto al
Sol, exponiendo ya su concepción heliocéntrica
(los planetas giran alrededor del sol; “helios”=
sol, en griego), totalmente al contrario del sistema geocéntrico de Ptolomeo (el sol y los demás planetas giran
alrededor de la Tierra con una serie de estrellas fijas, clavadas en el
firmamento). En un principio el opúsculo
se distribuyó en unas pocas copias manuscritas (el trabajo entero se publicó en
el siglo XIX). En 1524 apareció su 2º. trabajo astronómico: De octava esfera, más conocido como Carta a Wapowski. Aquí Copérnico señala errores de método a la obra
Del movimiento de la octava esfera,
de Juan Werner de Nüremberg pero no presenta su sistema heliocéntrico como
refutación.
Participó en el V Concilio de Letrán (1515) para
reformar el calendario. Entre estas fechas y 1530 redactó su obra principal: De revolutionibus Orbium Coelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos
celestes) pero no la publicó. Tenía miedo, ya que colocar el Sol en el
centro y la Tierra girando a su alrededor hubiese sido considerado por muchos
como una doctrina herética y también extraña y absurda. Un resumen llegó al
papa Clemente VII---aficionado a la astronomía---sin que nada objetara. El
cardenal de Capua, Nicolás Schonberg le escribió una carta pidiendo que
publicara el libro pero no se atrevió a hacerlo. Un profesor de matemáticas,
Joachim von Lauchen (más conocido como Rheticus, por su lugar de origen, El
Tirol) intenta que publique la obra, consiguiendo editar un resumen, Narratio Prima, El éxito es tan grande
que Copérnico cede y en 1542 se publica la primera edición de la obra en
Nuremberg. Entretanto nuestro hombre tiene una hemorragia cerebral y cuando en
mayo de 1543 le traen un ejemplar impreso está agónico y delirando. Pocas horas
después fallecía.
Nicolás Copérnico revolucionó la concepción
astronómica del cosmos. En su tiempo fue una gran innovación pero (como él
mismo reconoció) en el siglo III a.C. lo había sugerido el griego Aristarco de
Samos y en el siglo XV el sacerdote Nicolás de Cusa lo afirmó. El mérito de
Copérnico fue exponerlo con cálculo matemático (2). Además realizaba sus
observaciones sin el apoyo del telescopio, aún no inventado. Complementaba
estas observaciones (pasaba noches mirando el cielo en la torre de su casa de
las montañas) con lectura de obras antiguas y clásicas y con sus propias
anotaciones y cálculos.
La teoría de Copérnico proponía que la Tierra
giraba sobre si misma una vez al día y se inclinaba sobre su eje (como un
trompo) y que una vez al año daba una vuelta completa alrededor del Sol.
Mantenía, sin embargo, elementos de la antigua cosmología, como la idea de las
esferas dentro de las cuales se encontraban los planetas (esfera interior) y la
esfera exterior conteniendo las estrellas fijas. Alguna otra imprecisión (p. e.
las trayectorias circulares de los planetas, cuando son elípticas) se corrigió
posteriormente. Copérnico asentó las bases de la Astronomía Moderna. Tycho
Brahe, Johan Kepler, Isaac Newton y Galileo Galilei, entre otros, le siguieron
(3).
La nueva visión copernicana fue un gran avance en
el mundo de la ciencia y en el progreso científico. Y ello se debe, como en
otras muchas ocasiones, a un hijo de la Iglesia Católica a pesar de la
Inquisición y los inquisidores, de dentro y de fuera (4)…….
Mn. Narcís Ribot i Trafí
1)- Claudio Ptolomeo nació en Ptolemaida Hèrnia (Alto Egipto) cerca del año
90 después de Cristo. Conocía otras
cosmologías pero consideraba la suya como más exacta. La Tierra como centro del Universo. Escribió un monumental
tratado de Astronomía en 13 volúmenes (Almagest
es el titulo que le dieron los
traductores árabes del siglo IV). Fue el
libro básico para estudiar Astronomía
durante 15 siglos. La Iglesia, oficialmente, se acomodó a sus teorías.
2)- Además, era mucho más fácil explicar el movimiento de los astros según
Copérnico: si en el centro está el
Sol con los planetas, incluida la Tierra como un planeta más, rotando a su alrededor (heliocentrismo) en vez de situar en el centro la Tierra (geocentrismo).
Pueden consultarse las obras de Mn. Francesc Nicolau Origen i estructura de l’Univers i Església
i ciencia al llarg de la història y L’Astronomia
en la seva història, todos de Editorial Claret.
3)- El sistema de Copérnico recibió muchos ataques, algunos de dentro de la
Iglesia (recordemos que la Biblia no
dice nada sobre teorías astronómicas), y su libro fue prohibido 73 años después en el proceso contra Galileo. Luego se retiró la prohibición un siglo después gracias al papa Benedicto
XIV. También recibió ataques por parte de teólogos protestantes. El mismo
Martín Lutero dijo de Copérnico: “Es un necio que intenta poner completamente al revés
el Arte de la Astronomía”. A
pesar de todo, algunos jesuitas
estudiaban y enseñaban en secreto la teoría heliocéntrica.
4)- Perpetuamente he lamentado que
naciera y se expandiera la Inquisición.
Aparte, ha habido y habrá siempre los “inquisidores” o “comisarios” no
oficiales, en diversos ámbitos de la vida, como en el mundo del arte y de la
cultura, diciéndonos lo que es bueno o no lo es, con frecuencia obedeciendo
consignas políticas. La manipulación es evidente pero muchos no lo ven o no
quieren verlo.
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