“EL FANTASMA DE LA ÓPERA” (TERENCE FISHER, 1962)
“El
fantasma de la Ópera existió. No fue, como durante mucho tiempo se creyó, una
inspiración de artistas, una superstición de directores, la creación insulsa de
los cerebros excitados de esas damiselas del cuerpo de baile, de sus madres, de
los acomodadores, de los empleados del guardarropía y de la portería”. (“El Fantasma de la Ópera”, de Gaston
Leroux). Prefacio: “En el
que el autor de esta singular obra cuenta al lector como terminó adquiriendo la
certeza de que el fantasma existió realmente”.
En esta ocasión he decidido revisar una película que fue acogida con un
estrepitoso fracaso en taquilla y con una crítica generalmente adversa, incluso
por gran parte de aficionados y
comentaristas seguidores e interesados por el género fantástico. En la
actualidad, a los 53 años de su estreno es, para muchos, un film “de culto”. En
absoluto coincide con lo dicho sobre ella en su momento; si bien no es uno de
los mejores trabajos de Terence Fisher si es un logro digno de tenerse en
cuenta. Intentaré un análisis para ver las circunstancias y causas de su
descalabro económico --- que no artístico --- y los factores positivos a los
cuales debe su reconocimiento como buena película, al fin y al cabo es la
segunda mejor versión del personaje creado por Gaston Leroux tras la muda de
Rupert Julian (U. S. A. 1926), a cargo de Universal e interpretada por el gran
Lon Chaney (Sr.). La misma compañía, Universal, lanzó 17 años después (1943) un
remake technicolorizado dirigido por el mediocre Arthur Lubin en donde Claude
Rains, otro gran actor, asumía el papel del “Fantasma”. Quizás sea
esta la versión más popular --- éxito también en taquilla --- pero esta 2º
aproximación la veo claramente inferior a la “canónica” silente y también por
debajo del film que nos ocupa (menos rigurosa, seria y no tan trabada): la
cinta británica (la tercera sobre el personaje) de Hammer Films con Terence
Fisher a la cabeza en su programa de renovación de los clásicos del cine de
terror.
I)- UN
ESCRITOR, UNA NOVELA-
Gaston Louis Alfred Leroux (Paris, 6- mayo-
1868 – Niza, 15- abril- 1927) fue un incansable viajero, periodista (“L’Echo
de Paris” y “Le Matin”) y escritor. Estudió y se
graduó en derecho en París (1889) y escribió sus novelas (más de 40) mientras
ejercía el periodismo (reportero y crítico de teatro). Empezó publicando sus
obras por entregas en “Le Matin” y posteriormente en “L’Illustration”,
después editadas como novelas. Sus géneros son policíaco, misterio y terror con
algunas gotas de romanticismo. Una de sus primeros trabajos se convirtió en
éxito literario: “El misterio del cuarto amarillo” en donde creó el personaje del
detective J. Rouletabille el cual apareció en futuras obras. Entra en el puro
terror con “La Double Vie de Theopheaste Longuet” y “La Reina du Sabbat”
encontrándose con su obra más famosa y popular en 1910: “Le Fantôme de l’Opéra”
(“El
Fantasma de la Ópera”). Al conocer y trabar amistad con el productor
americano Carl Laemmle (Universal Pictures) en un viaje a París y al ponerse de
acuerdo en adaptarla al cine (versión silente con Lon Chaney Sr.) las ventas de
la novela aumentaron espectacularmente (1926, un año antes de la muerte de
Gaston Leroux por infección urinaria). Bien considerado dentro de los géneros
que cultivó, nuestro hombre teje con bastante habilidad los hilos de la trama a
exponer aunque en ocasiones quede enrevesada (voluntariamente) por lo cual
recibió algunas críticas. Así, en “El Fantasma de la Ópera” entran y
salen nuevos personajes en función de narradores para explicar la historia del
ser que deambula por los pasillos y sótanos de la ópera de París aunque al
final todos queden entrelazados e integrados en el “todo” de la obra (la
primera vez que la leí fue hace muchos años en francés --- no se encontraba en
castellano en aquel momento y las ediciones antiguas estaban ya descatalogadas
--- para después volver a hacerlo en castellano y me impresionó vivamente las
dos veces). La historia de Leroux está lejanamente inspirada en hechos reales y
en la novela “Trilby” (1864) --- para quienes no conozcan la historia quizás
recuerden al personaje misterioso que desea explotar/proteger/poseer a la
cantante Trilby: Svengali, con varias versiones cinematográficas en su haber
--- de George du Maurier (abuelo de
Daphne du Maurier, también escritora, en cuyos relatos se basó Alfred
Hitchcock para “Rebecca”, “La
posada de Jamaica” y “Los pájaros”) y en la novela de
Leroux hay drama, terror y misterio en un ambiente romántico. Erik Claudin,
hijo de un maestro de albañilería, nace horriblemente feo, su deformado rostro
es motivo de ser repudiado por su madre, no tiene amigos hasta que se une a una
troupe de gitanos con la intención de exibirse y ganar dinero. Sin embargo
posee una inteligencia aguda y rápida: aprende arquitectura y adquiere
conocimientos en varias ramas (también en ocultismo y magia negra) hasta llegar
a ser uno de los arquitectos de Charles Garnier para construir la Ópera/el
Palacio Garnier u Ópera de París por orden de Napoleón III (la primera piedra
se colocó en 1861, al año siguiente empezaron las obras y el 15/1/1875
concluyeron y se inauguró). Hubo varios contratiempos, p. e. El hallar aguas
subterráneas (bombas hidráulicas funcionando durante 8 meses). Todo ello
aparece en la novela. Más adelante Erik se traslada a los sótanos del edificio
que conoce a la perfección (trampas, pasadizos, puertas secretas colocadas por
él mismo) y se deja ver fugazmente, siempre de lejos, como una sombra,
chantajea a los gerentes y se enamora de la cantante Christine Daaé a la cual
da clases de música a escondidas. Christine está dividida por el amor de su
prometido, el vizconde Raoul, y el amor a su profesión a la que el “Fantasma”
protege y allana su camino hacia el éxito. Cuando la muchacha descubra que su
protector es el llamado “Fantasma de la Ópera” cuyo hogar son
los interminables túneles y laberintos y le arranque la máscara se despertará
el horror... La disformidad física como motivo de exclusión social (no se piensa que la fealdad física no
equivale a la fealdad moral como demuestra la historia de Leroux o la de Mary
Shelley, “Frankenstein”, aunque los protagonistas, torturados por su
condición, se revuelvan finalmente
contra esta sociedad que no les admite) es aceptada solamente bajo la
etiqueta de exhibición para espectáculo en barraca de feria y el tema será
motivo de la obra maestra (del cine fantástico y del cine en general) de Tod
Browning (1933): “Freaks” (“La parada de los monstruos”).
II)- EL
FANTASMA EN LA ÓPERA Y ... EN LA PANTALLA-
Erik Claudin tendrá su mejor representación en
la muda “The Phantom of the Opera” (“El Fantasma de la Ópera”),
dirigida por Ruper Julian y producida por la Universal (1926) de Carl Laemmle.
El llamado “Hombre de las 1000 caras”, Lon Chaney Sr., con un
automaquillaje sencillamente magnífico, interpretó al “Fantasma” y Mary Philbin
a la cantante Christina Daaé. Raymond Schrock y Elliot J. Clawson escribieron
el guión que difiere de la obra literaria (como las demás versiones) --- nos
centramo en un Erik ya instalado en la Ópera de París – aunque coincida en la
deformación ya desde su nacimiento y no porqué, como en las siguientes
películas, le arrojen ácido al rostro o sufra quemaduras por accidente. Salas
con espejos de todo tipo, tenebrosas visiones, pasadizos subterráneos, puertas
y pasajes secretos, el “Fantasma” que aparece
inesperadamente en una representación del “Fausto” de Gounod, estancia-
residencia de Erik magnificamente ambientada, el trabajador Buquet ahorcado, la
aparición de Erik en los tejados, con su capa oscura ondeando al viento,
espiando a Christine mientras ella habla con su novio Raoul, el baile de
máscaras en donde se presenta disfrazado de la “Muerte Roja” según el
cuento de Edgar Allan Poe, el rapto de Christine, el lago interior en el
subsuelo de la Ópera, la escena final en donde es linchado por una multitud y
arrojado al Sena, etc. hacen de este film el mejor del personaje. A notar que
parte del film fue realizado por Edward Sedwik y por el propio Chaney a causa
de las desavenencias con Rupert Julian. Recordar que algunas escenas se
filmaron en technicolor bicromado (baile de máscaras, los tejados del edificio
en azul y la capa de Erik pintada a mano en cada fotograma). El remake de 1943
a cargo de Arthur Lubin en donde Claude Rains es Erique (aquí se cita su nombre
traducido) Claudin es un film más bien discreto con buenas escenas pero se ve
lastrado por unas interpretaciones dulzonas y empalagosas de Susanna Foster y
Nelson Eddy, por filmar igual el día (dentro o fuera de la Ópera) como los
tenebrosos pasadizos aquí igualmente iluminados. La aséptica y blanca máscara
de Claude Rains (debajo de ella hay la faz quemada por el ácido) es inferior a
la sucia usada por Herbert Lom (creación de Roy Ashton) en el film de Fisher y,
por supuesto, al antológico maquillaje de Chaney. He dicho que esta segunda
versión es la más popular porqué en 1943 el cine había evolucionado (se
presenta la historia en sonoro y technicolor) y fueron a verla más espectadores
pero la primera versión es una auténtica joya, la mejor. Aquí el “Fantasma” es
un violinista, enamorado de la aspirante a soprano Christine Dubois, que pierde
el trabajo a causa de la artrosis. Finalmente, a causa de un disparo, se
derrumbará sobre él el techo del subterráneo para quedar encima de los cascotes
solo la máscara y el violín... En esta versión “El Fantasma” es como un
elemento más de la Ópera. Hay mucha música y muy poco fantasma. Quizás tenga
algo que ver en esto el productor- realizador George Waggner (1), gran
aficionado a la ópera (también lo soy yo pero cada cosa en su sitio y en su
momento), habiendo además música no de ópera (Chopin, p. e.) pero cantada en el
edificio. Además, una corriente de un discutible humor (a veces ridículo)
atraviesa toda la película (cfr. Christina decide dedicar más tiempo a su
carrera que pensar en la boda: los dos pretendientes de la cantante, rechazados
al menos temporalmente, se cogen de la mano y se alejan de la Ópera).
No mucho se aporta al personaje después de la
tercera versión, la que nos ocupa: la de Dwight H. Little (1989), protagonizada
por Robert Englund (intérprete del personaje Freddy Kruege, de “Pesadilla
en Elm Street”); la perpetrada por Dario Argento (1998) --- no se
recuerda que el “Fantasma” es un hombre torturado por su fealdad el cual
deambula por la Ópera, ágil e inteligente, pero no un indivíduo con
superpoderes als estilo de los héroes Marvel --- así como las versiones
televisivas de Robert Markowitz (1983), con Maximilian Schell y la de Tony
Richardson (1990) con Charles Dance y Burt Lancaster es algo mejor pero sin
estilo “fantastique”. Algunos telefilmes más hasta llegar a la cinta de
Joel Schumacher y Tim Burton (2004) basado en el musical de Andrew Lloyd Webber
(1986), con buenas escenas pero no convincente en su totalidad.
III) UNA
PRODUCTORA Y UN REALIZADOR-
De la compañía británica Hammer Films y del
realizador Terence Fisher (1904- 1980) ya hablé hace años cuando tratábamos “El
perro de los Baskerville” (1959), además de citarlos en otras
ocasiones. Recordemos que Hammer Films fue una modesta compañía cinematográfica
fundada por el actor William Hinds (con el pseudónimo de Willl Hammer) en
asociación con Enrique Carreras. En principio distribuían películas americanas
en Inglaterra. Más adelante Enrique será substituído por su hijo el coronel
James Carreras y posteriormente por su nieto Michael Carreras (hijo de James).
Por su parte Will Hinds será reemplazado por su hijo Anthony Hinds el cual
además de ser productor también firmó varios guiones de la empresa con el
pseudónimo de John Elder. Terence Fisher después de entrar el el mundo del cine
se curte en las salas de montaje para iniciarse en films de pequeño presupuesto
y consumo interior (“Colonel Bogley es su “ópera prima”)
a lo que se dedicaba la compañía Hammer. En 1951 entra Fisher a trabajar para
la empresa Hinds- Carreras la cual ve la buena acogida de dos films pregóticos
de Fisher: “Four Sided triangle” (Hammer, 1953) y “Spaceways” (Hammer y
Lipperts Pictures, 1953) y, sobre todo, “The Quatermass Xperiment” (“El experimento
de Dr. Quatermass”), de Val Guest (producido también por Hammer como un
auténtico “experimento”), pequeño y excelente film de Ciencia- Ficción y,
animados, tuvieron la feliz idea de revivir los mitos clásicos del cine
fantástico y de terror, comprando los derechos a Universal Pictures (los habían
explotado en los años 30, dieron muestras de agotamiento en los 40 y filmaron
algún título es`pontáneo en los 50) la
cual distribuirá algunos títulos Hammer en Estados Unidos. “Curse
of Frankenstein” (“La maldición de Frankenstein”, 1957)
fue un éxito total --- a pesar de los opositores al cine fantástico ---
refrendado un año más tarde con el éxito de la obra maestra “Horror
of Dracula” (“Drácula”) reviviendo y dando una
visión nueva también a los demás personajes del género: el hombre- lobo, la
momia, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el fantásma de la Ópera y otras variaciones.
Hammer deberá un tanto por ciento muy elevado de su éxito a la aportación de
Fisher. La puesta en escena fisheriana ofrece con toda riqueza lo narrado en el
guión (2) con una estructura ejemplar, es contrario de lo ostentoso y de la
gratuidad, cuida el contenido del plano, practicamente desecha el zoom,
evita recrearse en la escenografía y los pocos flash back están insertos
en la narración evitando interrumpir la narrativa y volver a ella lo cual a
veces resulta fatigoso, los movimientos de cámara crean la inquietud por los
largos travelling reptando por los decorados desiertos, sugerir es preferible a
mostrar en totalidad, el personaje “fantástico” aparece pocas veces (en
plano/contraplano con los personajes reales, en momentos precisos) y
escasamente recurre a los chocs tradicionales sugiriendo, a veces, el contraste
violento con planos antinómicos. Terence Fisher, reconocido ya por muchos, es
un creador con un estilo propio (inexistente hoy en día en el cine de la
grosería, el exceso, la gratuidad y la vacuidad) tanto o más importante que la
media docena de obras maestras del género que realizó...
IV)- “EL FANTASMA DE LA ÓPERA” (1962)-
Al adentrarse en el proyecto de la cinta,
Hammer aumentó el presupuesto (mayor que en los films anyeriores) pero cometió
el error de presentar un film “para todos los públicos”, “para toda la familia”
suprimiendo las connotaciones sexuales del tema/de los personajes y
regularizando al mínimo la violencia (no pretendo decir con ello la necesidad
de estos factores para el triumfo de una película) haciendo que el guión de
Anthony Hinds metamorfoseado en John Elder (3) --- ya irregular de por si ---
diera balbuceantes bandazos con altibajos en la inseguridad y en la falta de
solidez de su eje vertebrador aunque la película tenga valores, más de los que
se dijeron en su momento. Así, los inconvenientes del film de Fisher fueron
principalmente:
--- Que la productora (Hammer) transformara un
film de cine fantástico y de terror en un espectáculo “para todos”, como un
film de aventuras con personajes reales de la Walt Disney Productions. El
romanticismo y la inquietud no se borran del todo gracias al trabajo de Fisher
pero si quedan más diluidos que en otros títulos ---
--- El guión de John Elder, esclavo del primer
punto (recordemos que es también productor y socio de la compañía). Se liman
aristas y el tema y los personajes quedan edulcorados en relación al original y
afectado en su esencia ---
--- La pareja protagonista no tiene mucha
química. Heather Sears hace una interpretación discreta de Christine Charles y
Edward de Souza es el productor de la obra teatral, Harry Hunter, un galán tan
gomoso como Nelson Eddy en la versión de Arthur Lubin. El mejor es Herbert Lom
como el desfigurado músico---
--- Están ausentes las estrellas cuyo
resplandor se inició en los primeros films Hammer- Fisher: Christopher Lee y
Peter Cushing ---
--- Algunas escenas --- cuando no aparece el “Fantasma”
--- bajan de nivel, algo muy raro en Terence Fisher ---
Después del estreno Fisher se culpó asimismo
del fracaso y exculpó a los demás. Le honra, es modesto, pero esto no cierto,
al menos del todo. Había realizado una gran película en 1961 para Hammer, “The
Curse of the Werewolf” (con Oliver Reed, la mejor aportación fílmica al
mito del hombre- lobo), era un año antes pero Hammer no le llamó en 1963
(trabajó en otros países y en otras empresas cinematográficas), un año después,
como purga. En 1964 la compañía le ofreció la dirección de “The
Gorgon”, otro grandioso film y uno de los más románticos del autor. En
palabras de Juan Manuel Corral (folleto explicativo del DVD de “El
Fantasma de la Ópera”): “Al igual que en un equipo de fútbol cuando
va mal se culpa y se echa (en muchas ocasiones) al entrenador”.
Dice Joaquín Vallet en su estudio sobre el
realizador: “Aún aceptando que El Fantasma de la Ópera sea una película desigual, no
deja de resultar injusto centrar las causas en el trabajo de Terence Fisher...
la puesta en escena del film es extraordinariamente creativa, blandiendo una
poderosísima personalidad y fusionando los decorados de Bernard Robinson y la
fotografía de Arthur Grant en un todo admirable que resulta una verdadera
delicia para los sentidos...”
Recordemos que la película ya estaba planeada
desde 1959 y el productor Michael Carreras aumentó el presupuesto para que Gary
Grant interpretara al “fantasma”. Al final no pudo ser.
Mientras, John Elder elaboraba un guión adaptandose a los accidentados
vericuetos de la producción. El punto de humanizar al personaje fantástico (o
al menos acercarlo más a los seres humanos) es propio de Fisher pero en este
caso estaba proyectado desde la producción. Veamos al gunos momentos recordando
que estamos en un teatro de ópera ficticio en Londres (filmación en el teatro
Winbledon y en los estudios Bay), no en la ópera de Paris y el “Fantasma”es
el profesor Petrie, no Erik Claudin. El teatro imaginario es el del malvado
lord Ambrose D’Arcy (Michael Gough) el cual no solamente ha estafado al
profesor Petrie comprándole la partitura a un precio bajísimo sino que después
borra el nombre del autor y coloca el suyo. Ante el enfado de Petrie le golpea
con el bastón en la calle. Un enfurecido Petrie se cuela por la noche en la
imprenta y empieza a quemar la partitura robada pero al propagarse el fuego
arroja ácido nítrico y las llamas se incrementan salpicándole el rostro, huye
gritando y se arroja al Támesis siendo arrastrado por las aguas. Todo el mundo
le da por muerto pero ha sido recogido y salvado por un extraño ser que vive en
las cloacas, sótanos y catacumbas próximas al teatro: un enano mudo el cual se
convertirá en su sirviente ---
--- En los créditos Fisher enfoca el rostro de
Petrie/El Fantasma acercandose en diversas tomas a su ojo izquierdo (el otro lo
perdió) hasta entrar dentro de su persona, una introspección que nos revela su
tortura interior. Algo muy parecido en su anterior film, “The Curse of the Werewolf”:
en los créditos brotan unas lágrimas de los ojos del licántropo, signo del
tormento sobre una maldición no deseada que le transforma en las noches de luna
llena, y al final cuando su padre adoptivo le ha disparado una bala proveniente
de la fundición de un crucifijo de plata al corazón y le ha dado muerte también
aparece una lágrima en un ojo ---
--- Este tratamiento es propio de Fisher pero
el exagerar en “la humanización del ser fantástico” es de la comnpañía y es
también factor para el fracaso en taquilla como lo es la desaparición de la
sexualidad que Fisher siempre insinúa elegantemente, nunca muestra. Así la
maldad que entra en el alma del “Fantasma”, por las desgraciadas
circunstancias, en el film de Hammer se descarga casi toda en el personaje del
enano servidor ---
--- A diferencia de la novela y de las otras
versiones cinematográficas aquí Petrie no ama a Christine sinó al arte de la
música, la cantante será el mejor medio para escuchar su propia música pero al
final (demasiado precipitado) es el más terriblemente romántico: mientras
Christine canta se rompe poco a poco la cuerda de una enorme lámpara encima del
escenario, Petrie salta de su palco y la aparta recibiendo él el impacto de la
lámpara y muriendo aplastado ---
--- Cuando por la noche se presenta en el
despacho de D’Arcy (antes de la actuación de Christine) y se deja arrancar la
máscara por éste, el aristócrata huye despavorido al ver el horrible rostro
pero no recibe ningún castigo. Lord D’Arcy, como el marqués Siniestro (“The
Curse of the Werewolf”) o sir Hugo de Baskerville (“El
perro de los Baskerville”) constituyen buenos ejemplos de nobles
corrompidos que muestra Fisher, en realidad ellos son los “auténticos
monstruos” de la función ---
--- Cuando Harry logra penetrar en el
habitáculo de Petrie, este le cuanta su historia: el flas back será narrado en
planos holandeses (planos inclinados) para señalar la gravedad de las
situaciones que le llevaron a convertirse en el “Fantasma de la Ópera” ---
--- Destacable el travelling de acercamiento a
Petrie mientras toca el órgano en su escondite con las manos semiquemadas
(Toccata y Fuge en re menor, BWV 565 de Juan Sebastian Bach) mientras su
sirviente le escucha con respeto y atención. La pareja Harry- Christine tomarán
partido por Petrie oponiéndose al egoista y lujurioso lord D’Arcy---
---El sirviente apuñalando en las cloacas al
“cazador de ratas”---
--- Los decorados de Bernard Robinson están
magnificamente aprovechados y fotografiados con el formidable color de Arthur
Grant. La música también es acertada y ajustada: Edwin Astley ---compositor
para el tema de “El Santo”, entre otros personajes de la TV --- creó una ópera
en cinco actos, constituída como leitmotiv y basada en “Saint
Joan” de George Bernard Shaw además de la música de la película. Al
principio un plano nos indica la interpretación de la ópera “La
tragedia de Juana de Arco”, de lord Ambrose D’Arcy (luego veremos que
la música es de Petrie) con un plano hacia el rostro del despótico D’Arcy
mostrando satisfacción y superioridad. El refugio de Petrie, entre toneladas de
piedra y rodeado de aguas fecales está profusamente iluminado con antorchas. En
plano antinómico la Ópera vacia está a oscuras (oposición bondad/maldad,
Petrie/D’Arcy) ---
--- Amplios movimientos clásicos bruscamente
interrumpidos por algún desplazamiento barroco, zambullida de la cámara de
arriba- abajo y de abajo- arriba permitidas por la topografía de la Ópera, etc.
---
En resumen: Pese al fracaso de taquilla en su
momento nos encontramos ante un film con excelentes escenas y momentos,
irregular, si se quiere, pero bueno en conjunto ...
Narcís Ribot i Trafí
1)- GEORGE
WAGGNER (1894- 1984)- Productor y director americano de cine. Entre las
películas dirigidas por él destaca “The Wolf Man” (“El hombre-lobo”) con Lon
Chaney Jr. (1941), para celebrar Universal
el décimo aniversario del éxito de sus clásicos (“Drácula”, “Frankenstein”
y “La
momia”).
2)- JIMMY
SANGSTER (1927- 2011)- Guionista, productor y realizador. Como guionista tiene
la virtud de sintetizar sin restar interés a los argumentos/novelas. Es el
feliz responsable de los escritos en los primeros films de Fisher para Hammer
en su etapa de cine fantástico.
3)- JOHN
ELDER (1922- 2013), de verdadero nombre ANTHONY HINDS, productor, copropietario
de Hammer Films y guionista (escribe sus libretos como John Elder). Encuentra
cuatro o cinco ideas interesantes en sus escritos pero luego sus itinerarios se
diluyen. Fue muy irregular y sin la soltura ni inteligencia de Jimmy Sangster.
A pesar de todo hay la obra maestra de “The Curse of the Werewolf”, gracias
a la dirección de Terence Fisher quien logra conjuntar las buenas pero
deslavazadas ideas de Elder/Hinds. En conjunto su material (a veces rebuscado)
no deja de poseer cierto interés.
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