I)- REDUCCIÓN UNA: A) LA SINFONÍA, B)
¿POR QUÉ LAS DE BEETHOVEN?
A) No se puede asegurar rotundamente que la
sinfonía clásica, tal como la conocemos ahora, derivara exclusivamente del “Concerto
Grosso” y de la obertura de ópera sino que como producto musical (el
más representativo, el más complejo y noble junto a la ópera) apareció en
diversas escuelas musicales inconexas entre sí de forma compleja aunque los
creadores de la genuina sinfonía, Hydn y Mozart, conocieron estos centros
musicales. La palabra “sinfonía” literalmente significa “conjunto”
y proviene de los morfemas griegos “syn” y “phonein”, es decir, sonar
conjuntamente o resonar de forma simultánea.
B) Una vez preparado el camino
irrumpe Joseph Franz Haydn con sus 108 sinfonías (ejemplos formales y musicales
sin precedentes), llamado “El padre de la sinfonía” mientras
que su amigo Wolfgang Amadeus Mozart se adaptó a los gustos musicales de la
época y de su genio fluyeron 47 sinfonías. Pero será Ludwig Van Beethoven
(1770- 1827) quien renueve el género sinfónico. Su ruptura es de concepción
aunque bebiera en las fuentes de los antes citados y de otros. Auténtica
bisagra del cambio clásico- romántico, Beethoven se enfrenta ante el corpus
sinfónico con una orquesta más amplia, todos sus instrumentos tienen derecho a
asumir roles esenciales, abolición del predominio de las cuerdas mientras que los materiales de viento ---
madera y metales --- pasan a elementos ocasionales a primer plano en otro
lenguaje. Haydn y Mozart, entre sus maravillosos logros, compusieron trabajos
de encargo para sociedades y círculos. Beethoven crea nueve sinfonías (descartando la de “Jena” cuya paternidad
parece no ser beethoveniana) cada una de las cuales responde a su estado de
ánimo. Sus receptores: el mundo entero. Crea nuevas fórmulas, nuevas relaciones
audaces de fuerza musical incomparable.
II-
REDUCCIÓN DOS: 9 SINFONÍAS-
De sus sinfonías
escritas entre 1799 y 1824 se diferencias dos bloques: 1) las grandes (números
3, 5, 6, 7 y 9) y 2) las menores (números 1, 2, 4 y 8). En el primer grupo
vemos la 3, en mi bemol (opus 55), llamada “Heroica” dedicada en un
principio a Napoleón Bonaparte, aunque el autor se arrepintiera y finalmente
fuera en honor, marcada en su II movimiento (”La marcha fúnebre”), a un
“gran personaje”. La 5, en do menor (opus 67), llamada a veces “La
del Destino”, el hombre en lucha con su destino (tiene el inicio más
recordado). La 6, en fa mayor (opus 68), “Pastoral”, por su eje temático extra
musical describiendo la naturaleza del campo. La 7, en la mayor (opus 92),
bautizada por Wagner como “La Apoteosis de la Danza” es
sencillamente maravillosa y distinta a todo lo hecho hasta entonces. La 9, en
re menor (opus 125), llamada “Coral” por las voces humanas en su
último movimiento es la más popular (junto con la 5) y la más larga del autor.
Las sinfonías 1,
2, 4 y 8, “menores”, responden a un aspecto más neoclásico convencional y son
piezas conseguidas pero más ligeras y menos complejas que las “grandes”.
En la 1 en do
mayor (opus 21) aparecen ya las peculiaridades del lenguaje orquestal
beethoveniano, auténtica promoción de los instrumentos de viento: una flauta y
dos clarinetes, más de los empleados por Mozart en su formidable sinfonía 41 (“Júpiter”)
aunque se nota la influencia mozartiana y, sobre todo, haydniana. La sinfonía
2, en re mayor (opus 36) denota un refuerzo de la arquitectura musical sin
profundizar aún en la creación abierta y total (personal pero lejos de la
arriesgada nº 3, “Heroica”). Es lógico que la sinfonía 4, en si bemol (opus 60),
como la 8, en fa mayor (opus 93), eclipsadas por sus “grandes vecinas” (3, 5 y
7) a veces se olviden. Si la gracia y la belleza caracterizan la 4, el humor y
la alegría parecen conducir la 8 (dedicada a Maelzel, inventor del metrónomo).
La sinfonía 3 es
una aportación definitiva, un auténtico tesoro en el campo sinfónico, tanto por
la armonía en sí como por los métodos que iban a revolucionar la música
radicalmente. Ya en el “Allegro con brío” aparecen las trompas
(por primera vez en la orquesta hay tres trompas) iniciándose con acordes secos
sin el preceptivo lento introductorio de antaño. Ideal musical y encarnación
sonora se funden en misma unidad.
La nº 5 es la
que más tinta ha hecho correr (junto con la 9). Con un esquema tradicional y
jugando con la dualidad temática, contrastes de intensidad e interrupciones
momentáneas llevan a un final contundente en la que parece vencer el tema que
representa a la humanidad, siempre a partir de una célula musical de gran
sencillez --- ahí está la gracia de lo sublime --- y también Franz Schubert, el
más cercano a Beethoven de los compositores que le siguieron descubrió la
fuerza y potencialidad de los diseños temáticos sencillos, haciéndolo en sus
mejores sinfonías: la 8, “Inacabada” y la 9, “Grande”.
Por su parte, la
6 es el primer antecedente del poema sinfónico enriquecido por maravillosas
aportaciones de Franz Liszt y Richard Strauss, entre otros. Si en la 5 la
fuerza y el choque determinan la escritura en la 6 “Pastoral” predominan los
matices delicados y el fraseo musical más fino; la unidad generadora de la 5 se
reemplaza por amplios temas de depurados contornos melódicos que describen la
belleza de la naturaleza campestre.
La “Gran”
sinfonía 7 es la más ambigua, la más inquietante, la que más depende del
director de orquesta: movimientos secretos, misteriosos los cuales rondan sobre
un mismo tema desarrollándose en círculos concéntricos. Junto a la 9 fue la
preferida de Wagner y una de las predilectas de Beethoven (también es la
sinfonía por la cual siento más debilidad). La colosal sinfonía 9, “Coral”,
es intencionadamente lenta, meditada, extensamente comunicativa con prolongación
musical de los instrumentos de viento. La aparición de la voz humana en el
último movimiento es la culminación de la genialidad.
Existen unos 17
minutos de su iniciada --- no llegó a continuar por su fallecimiento en 1827
--- sinfonía 10. Estos pocos compases arreglados por el profesor Barry Cooper
(por ello se llega a los 17 minutos) son magistrales según los que los han
oído…
Narcís Ribot i Trafí
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