RELATO DE RICHARD CONNELL (1924)
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“THE MOST DANGEROUS GAME” (1932), film
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“A GAME
OF DEATH” (1945), film
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General Zaroff
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Conde Zaroff
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Mr. Erich
Kreiger
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Sanger
Rainsford
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Robert (Bob)
Rainsford
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Don Rainsford
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Eve Trowbridge
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Ellen
Trowbridge
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Martin
Trowbridge
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Robert (Bob)
Trowbridge
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El criado
Ivan, cosaco
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El criado
Ivan, cosaco
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El criado
Carib, nativo
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EL REGUSTO
AVINAGRADO DEL REMAKE
Después de 40 años y más como aficionado al cine
fantástico he conseguido visionar, gracias a un amigo, “A Game of Death”
(1945), de Robert Wise, remake de “The Most Dangerous Game” (“El
malvado Zaroff”), de Ernest Beaumont Schoedsack e Irving Pichel (1932),
las dos versiones producidas por R. K. O. El intentar ganar algún dinero en
tiempos de apuro económico por parte de la productora quizás sea la respuesta
del porqué de este “remake” a 13 años del original.
La realización fue encomendad a un Robert Wise en el
inicio de su prometedora carrera en la cual tocaría todos los géneros: “West
Side Story” (1961) y “Sonrisas y lágrimas” (1965) ---
entre las dos consiguió 13 Oscar --- en el musical y ciñéndonos al fantástico:
“La mansión encantada” (1963), posiblemente el mejor film sobre
casas embrujadas, y aquella joya de la Ciencia- Ficción llamada “Ultimátum
a la Tierra” (1951) entre otras.
En los estrictos cánones de la serie B Robert Wise hubo
de apechugar con un material dudoso, 1) de los intérpretes, que cumplen pero
incomparables con los de la versión original y 2) el sistema de rodaje donde
había de trabajar (presupuesto más que reducido) con planos de archivo
reciclados y otros que eran calco del film de Schoedsack- Pichel. Wise había
tocado ya el “fantastique” en sus obras primerizas: “The Curse of the Cat
People” (1944) y “The Body Snatcher” (1945) con los
míticos Boris Karloff y Bela Lugosi, meses antes del film que nos ocupa. En “A
Game of Death” conjuga de forma más que aceptable estos elementos
puestos a su disposición, su puesta en escena no carece de solidez y hay algún
plano en la selva propio de él (o sea, no de archivo, ni filmado
milimétricamente del original) bastante conseguido y sorprendente. El lastre
absoluto que arrastra el film de Wise es la existencia de la cinta del 1932 y su inevitable y forzosa dependencia.
El guión de Norman Houston “fusila” prácticamente el de
James Ashmore Creelman para la versión
de 1932 (coguionista de “King-Kong”), incluyendo los hermanos
Trowbrige --- él cazado y asesinado y ella enamorada de Rainsford --- ausentes
en el cuento de Connell. Por otra parte el héroe al presentarse Kreiger ya
sospecha de él, cosa que también hace Ellen Trowbrige, eliminando el suspense
del original. El picaporte de la mansión de Kreiger es una especie de gárgola
inspirada en alguna bestezuela de inspiración felina, interesante pero menos
significativa que la figura monstruosa herida con flecha y con una mujer en
brazos en “El malvado Zaroff”. También el caserón de Zaroff me
parece más misterioso y sugestivo que el de Kreiger. Ya en el interior, la
enorme pintura del espantoso centauro, también con una mujer en brazos, se
repite en ambos films y Kreiger hace verbalmente más explícita sus deseos
lujuriosos respecto a Eve (“primero la caza, la muerte, la sangre y
después la hembra…”) en el caso del conde Zaroff lo proclama
implícitamente lo cual me parece más adecuado.
Hay otros elementos interesantes aunque siempre hemos de
acudir al “pero”, p. e. la fotografía de J. Roy Hunt es
visualmente bella pero lo es más la de Henry Gerrard en el original,
utilizando, además, el claroscuro, el día/la noche para la señalización de
peligro/reposo, turbulencia/tranquilidad para enriquecer la obra. La música de
Paul Sawtel conducida por C. Bakaleinikof es más que adecuada pero no puede
igualar la sugerente y amenazadora de Max Steiner, reconocida ya como una banda
sonora totalmente clásica.
Volviendo a los personajes veremos a Erich Kreiger, ya no
un general (relato) o conde (“El malvado Zaroff”)
--- ambos de nacionalidad rusa ---, sino un potentado alemán (aunque no hay
referencia política alguna se sobreentiende como un nazi, ver época del film).
El actor shakesperiano Edgar Barrier saca adelante con encomiable actuación su
rol del sádico Kreiger pero su baja estatura le hace mucho menos grandioso que
el aristócrata ruso interpretado por Leslie Banks (más cuando se coloca al lado
del héroe, de una respetable talla). Aquí vemos que la locura proviene del
encuentro con el búfalo en África, provocándole una futura cicatriz y la demencia
a diferencia del original Zaroff cuya paranoia le venía ya de antes. John
Loder es Rainsford, se parece bastante a Joel McCrea y Audrey Long atractiva e
interesante pero sin la química de Fay Wray. Russell Wade como Robert
Trowbridge tiene más papel que Robert Armstrong/Martin Trowbridge del original
y, aparte de sus momentos etílicos también los tiene en mayor abundancia, que
su antecesor, de sobrios. Noble Johnson, el inolvidable cosaco Iván de “El
malvado Zaroff”, el lacayo mudo del conde, aquí es Carib, también
lacayo y también mudo --- con atuendo de pirata --- de Kreiger. Su muerte
también está calcada de la primera versión: ensartado en una trampa construida
por Rainsford. La muerte de Kreiger también está fotocopiada de la de Zaroff
con una ligera variación: el conde, después de intentar disparar con una
pistola carga su arco tártaro pero Rainsford le clavará a mano una flecha en la
espalda, herido de muerte intentará disparar el arco pero caerá por la ventana
al vacío hacia el patio donde será devorado por sus propios mastines. La lucha
con Kreiger armado con un revólver sucede en su último tramo en off, detrás de
un sillón, disparo, se levantan los dos antagonistas y vemos a Kreiger herido.
Cuando la pareja huye en la lancha (de lejos son los planos del original), el
sádico intenta disparar un rifle por la ventana y le pasa lo mismo… abajo le
esperan sus fieros perros.
Se introduce un nuevo criado llamado Pleshke,
interpretado por Gene Roth, el cual se ocupa más bien de quehaceres domésticos
y es, como Carib, totalmente fiel a su amo y Jason Robards Sr. interpreta al capitán
del navío naufragado en una corta aparición.
En resumen, es un film bastante visible a pesar de todo y
del cual quizás se hablaría de él en sentido más positivo de no existir la obra
maestra de Schoedsack- Pichel…
Narcís Ribot i
Trafí
Té tota la raó, si la pel.lícula original no li fes ombra, el remake val el seu pes en or. Però com s'acostuma a dir :" Segundas partes nunca fueron buenas" o "las comparaciones son odiosas". En tot cas , tal i com ho descriu vostè, donen ganes de veure les dues amb el seu escrit a ma i comprovar trocet a trocet les similituts i diferències. Moltes gràcies per compartir una part de la seva saviesa amb nosaltres!!!!
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