sábado, 5 de diciembre de 2015

“STAGECOACH” (“LA DILIGENCIA”), JOHN FORD (1939)


Las ruedas de la diligencia chocaban con los surcos rocosos lo que hacía que ésta pegara altos botes y que volviera a caer de golpe sin que los muelles pudieran amortiguar el impacto”.
                (“Diligencia a Lordsburg”, de Ernest Haycox)

Aparejada ya la diligencia con seis caballos en lugar de cuatro por lo difícil del arrastre, una voz preguntó desde el exterior: --- ¿Han subido todos? --- y otra respondió desde el interior: --- Sí ---. Iniciaron la marcha”. (“Bola de sebo”, de Guy de Maupassant)

I)- PROPEDÉUTICA- Al nacer el cine y hasta finales de los 30 el “western” o “cine del oeste” era considerado --- y se ofrecía --- como películas de género menor: se producían en serie y también se hicieron seriales con escaso presupuesto siempre, o sea los más tarde llamados films de serie B por críticos, y seguidores de estos, “para público poco exigente” (siempre según estos señores “de ciencia infusa”) . Alguna película como la muda “The Iron Horse” (“El caballo de hierro”, 1924), de John Ford o “The Big Trail” (“La gran jornada”, 1930), de Raoul Walsh, eran las notables y obligadas excepciones reconocidas en su momento aunque no por todos. Sin embargo, en el año 1939 aparecieron dos películas que hicieron cambiar mayoritariamente esta idea al demostrar que el género del “Oeste” podía ser --- aparte de comercialmente más rentable con respecto a años anteriores e igual o más que otros géneros cinematográficos --- artístico, distraído, inteligente, reflexivo y hasta divertido. Estas dos películas fueron “Stagecoach” (“La diligencia”), de John Ford y “Union Pacific” (“Unión Pacífico”), de Cecil B. DeMille (producida por Paramount). Esta última ya la comentamos aquí hace unos meses. Es la construcción del ferrocarril americano que prácticamente unía las costas de los océanos Atlántico y Pacífico mientras “La diligencia” es la historia de unos viajeros  en un carruaje que atraviesa el territorio donde los apaches de Gerónimo se han levantado en armas, territorio peligroso...
Aquel decimotercer hermano, John Martin Feeney (registrado así en su partida de bautismo), más adelante conocido como John Ford o Sean Aloysius (nombre elegido para su confirmación), de una humilde familia de inmigrantes irlandeses había entrado en el cine de la mano de su hermano Frank O'Feeney (Frank Ford era su pseudónimo, él continuó con el apellido artístico de su hermano) el cual había empezado su carrera cinematográfica en 1911. El futuro John Ford --- comenzó como Jack Ford --- se inició en el naciente arte a las órdenes de su hermano en diversos oficios (doble en escenas de acción, regidor, atrezzista, actor y asistente en la dirección). Se familiariza con el cine y participa como extra en el rodaje de “The Birth of a Nation” (“El nacimiento de una nación”, 1915) de David W. Griffith a quien admiraba. Se suele considerar “The Tornado” (“El tornado”, 1917) la primera película de Ford. Recomendado por su hermano entra en los estudios Universal realizando 37 films en cinco años y naciendo una buena amistad con el actor Harry Carey con el cual realizó 25 westerns (mudos, baratos y rentables) en un tiempo que muchos realizadores despreciaban el género. Títulos como “The Iron Horse” (“El caballo de hierro”, 1924)  y “3 Bad Men” (“Tres hombres malos”, 1926) --- considerada la mejor película en la etapa muda de Ford ---, dada ya la fama como director solvente, empezaron a reconocérsele méritos de creador. A principios de los 30 entramos en la período sonoro en el cual Ford se desenvolverá perfectamente (al igual que el paso del blanco/negro- color). Deambulando entre Universal y Fox llegamos a 1939 cuando Ford había comprado los derechos del relato de “The Stage of Lordsburg” (“Diligencia para Lordsburg”) publicado en 1937 por Ernest Haycox (1899- 1950) --- también autor de la historia inspiradora de “Unión Pacífico” de Cecil B. DeMille ---, basado a su vez en el cuento “Boule de Suif” (“Bola de Sebo”), editado en 1880, del escritor francés Guy de Maupassant (1850- 1893). A Ford le había interesado la historia para desarrollarla para el cine  a su gusto pero le costó encontrar productor puesto que el western tenía escaso reconocimiento como género. En principio David O. Selznick (famoso productor que pasó por M. G. M., Paramount Pictures, R. K. O. y llegó a tener empresa propia) se interesó por el proyecto pensando en figuras consagradas para protagonizarla (Gary Cooper y Marlene Dietrich) en contra de la opinión de Ford quien quería centrarse más en la trama y dar el protagonismo a actores no tan conocidos (en aquel momento). Al separarse Merian C. Cooper (codirector de “King- Kong”, productor de “El malvado Zaroff”, entre otras y futuro socio de Ford en la empresa Argosy), de Selznick pasó a trabajar con el productor independiente Walter Wanger (distribuía películas de Hitchcock y Lang entre otros para United Artists) el cual se interesó por el proyecto de “La diligencia”. Ford entregó el relato de Haycox al guionista Dudley Nichols (“El correo del infierno”, “El príncipe Valiente”, dos títulos pasados por estas páginas, las dos de Henry Hathaway, además de “El juez Priest”, “La patrulla perdida”, “El fugitivo”, las tres de Ford, “La fiera de mi niña”, “Río de sangre”, ambas de Howard Hawks,”Cazador de forajidos”, de Anthony Mann o “Man Hunt” y “Perversidad”, las dos de Fritz Lang, títulos de los más destacados entre otros muchos) quien elaboró el guión definitivo en estrecha colaboración con el realizador. El presupuesto fue de 546.200 $ de los cuales 220.000 $ fueron invertidos por el productor ejecutivo Walter Wanger con el apoyo de United Artists. Solo al primer año recaudó un millón de dólares y lanzó al protagonista John Wayne a la fama.
El cuento “Bola de Sebo” de Maupassant es terriblemente caustico. En una Francia ocupada por el ejército prusiano, mitad del siglo XIX, un grupo de personas parte en carruaje del patio de un hotel en Normandía: tres matrimonios comerciantes, dos monjas, un republicano y una mujer de oscura vida conocida como “Bola de sebo”, la cual será ignorada y despreciada pero es la única que trae algo de comer y lo comparte con los demás para luego pedirle que tenga relaciones con un comandante alemán que no da su consentimiento para continuar el viaje. Por solidaridad lo hará y el coche de caballos finalmente llegará a El Havre, defendida por el ejército francés. Con este punto de partida Ernest Haycox escribirá “Diligencia para Lordsburg”, trasladando marco ambiental y personajes al lejano Oeste. Henriette será la mujer de mala fama (“Dallas” en la película), Malpais Bill es Ringo Kid en el film mientras el punto de partida es la localidad de Tonto y Lordsburg la de llegada,  pero la tensión emocional de los personajes se mantiene y acrecienta cuando la Caballería tiene orden de retirarse mientras los atacantes son los apaches de Gerónimo en rebeldía. Unas veinte páginas apretadas que dan juego al guión de Dudley Nichols/John Ford, enriquecedor con variaciones y aportaciones propias al tema literario.
La fotografía en blanco/negro de Bert Glennon es sencillamente perfecta y la música adecuada en cada momento está a cargo de Richard Hageman, W. Franke Harling, John Leipold, Leo Shuken y Louis Gruenberg, adaptada de 17 melodías populares norteamericanas de finales del siglo XIX.
La formidable película recogió dos Oscar: uno para el actor Thomas Mitchell como el Dr. Josiah Boone (llamado “Doc Boone”) y otro para la banda sonora. Además, cinco candidaturas para el Oscar: película, director (seguramente, conociendo como era Ford, no lo hubiera recogido de haber sido el ganador al igual que los seis recibidos en su carrera), fotografía, montaje, y dirección artística (Alexander Toluboff y Wiard B. Ihnen).
Puede decirse que Ford resucitó y renovó un género menospreciado. Al igual que el gran músico Franz Schubert, él no inventó el “lied” (canción lírica breve, en alemán, sostenida por un poema   con música para voz solista y, generalmente, con acompañamiento de piano) --- plural “lieder” --- pero le dio cartas de nobleza superando los elaborados de relleno, aunque con cierta calidad, por Joseph Franz Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven (al fin y al cabo eran músicos fuera de serie, auténticos genios). Ford creó unos personajes arquetípicos, unas situaciones, unos clichés copiados (para bien o para mal) por otros en un futuro. Y lo fue en películas que nada tenían a ver con “La diligencia”, aparte de los remakes (innecesarios) como “Stagecoach” (“Hacia los grandes horizontes”, 1966), producida por 20th Fox y dirigida por el casi siempre interesante Gordon Douglas (“La humanidad en peligro”, obra maestra de la Ciencia- Ficción), aquí bastante grisáceo y acomodaticio, o la vulgar “The Stagecoach” (“La diligencia 2”), versión televisiva, U.S.A., de Ted Post (1986).
Ford, aparte de tejer unos momentos de gran espectacularidad en espacios abiertos (persecución en el desierto por parte de los atacantes indios) y otros de intensa intimidad y tensión entre los viajeros en espacios cerrados, sea dentro del carruaje o en las dos paradas por el camino dentro de los edificios --- maestro en las dos vertientes gracias a su puesta en escena aplicada a la psicología de los personajes --- también elaborará indiscutiblemente una corrosiva crítica contra la sociedad americana de su tiempo (Oeste Americano, siglo XIX), tanto como la del cuento de Maupassant en referencia a la suya (la francesa, también del XIX) y más que en la narración de Haycox.
Ford rodó su primer film en Monument Valley. Antes que él, George B. Seitz había filmado “El ocaso de una raza” (1925) y el popular escritor de novelas del Oeste Zane Grey había hablado de aquellos parajes en 1913. Según contó Ford a su nieto Dan, el primero en hablarle de Monument Valley fue el actor George O'Brien para luego ver unas fotos de Harry Goulding llevadas al estudio y quedó prendado de los enclaves en cuestión... Tanto que, después, iba allí aunque no tuviera película para filmar y trabó amistad con algunas tribus indias. “Natani Nez” = “El jefe alto” era el nombre con el cual llamaban los indios a Ford al que consideraban miembro de su tribu (1).
II)- LA PELÍCULA- Antes de “La diligencia” Ford había experimentado y usado la composición con dos o tres planos en encuadre límpido (compenetración total con sus operadores, un provechoso ejemplo es Gregg Toland, fotógrafo, entre otras de “Hombres intrépidos” y “Las uvas de la ira”) y aquí llegará aún más lejos: construcción reflexiva y milimétrica (a veces cambiando sobre la marcha del rodaje) con profundidad de campo, con mayoría de planos medios con los personajes desenvolviéndose dentro de ellos (con este sistema daba más protagonismo a los actores y menos al trabajo del estudio), con el uso constante del gran angular para optimar la limpieza y brillantez de los elementos compositivos, aprovechando la luz y la topografía al máximo y, siempre que podía, mantener la cámara inmóvil y al moverse da una rápida panorámica a las figuras amenazantes de los indios detrás de las rocas de las colinas y trepidantes y veloces travelling durante el ataque lo cual generaba una tensión y emoción a la escena totalmente inolvidable. Y en aquellos años --- antes de ser totalmente reconocido “oficialmente” por críticos, estudiosos y aficionados --- el productor Darryl F. Zanuck dijo que “Ford era el mejor director de la historia del cine porqué sus ángulos de cámara casi lograban que los buenos diálogos parecieran innecesarios o secundarios”.
A Ford le interesó al momento el tema del microcosmos de nueve personajes dentro de un recinto cerrado (el carruaje), representantes cada uno de diferentes clases sociales y caracterizados a medida que van entrando en situaciones límite. El realizador toma parte por los más marginados de la sociedad (Ringo por ser un prófugo, aunque injustamente, de la ley; “Dallas”, por ser mujer de vida alegre; el Dr. Boone, por ser un médico alcoholizado; Hatfield, por ser un jugador profesional)   criticando a quienes pasan, ante la vista de los demás, por  buenos  y honrados ciudadanos (las componentes de la “liga de las damas de la ley y el orden”, el banquero Gatewood). Estas personas:
1)- “Dallas” (Claire Trevor), mujer de vida alegre, expulsada por las hipócritas“damas de la ley y el orden” y despreciada (prácticamente nadie le dirige la palabra) por casi todos los demás; ofrece toda clase de ayuda a 2) la mujer embarazada Lucy Mallory (Louise Platt) --- en busca de su marido, militar, a quien finalmente localizará herido en Lordsburg ---  y finalmente, al llegar a la ciudad (ha tenido ya a su hijita, había nacido en la segunda parada), estrechará la mano de Dallas y le agradecerá su ayuda al traer la niña al mundo (en el texto de Haycox, Henriette no ayuda al parto) al igual que 3) el alcoholizado Dr. Josiah Boone (Thomas Mitchell), con ello prácticamente se rehabilita de su pasado etílico; en Tonto es, igualmente, expulsado por las “damas de la ley y el orden” (además de ser desahuciado por no pagar el alquiler), cogido del brazo de “Dallas” grita “Somos víctimas de los prejuicios sociales” y al final--- cuando Ringo ha matado en duelo a los Plummer y se aleja con Dallas en un carro para casarse y vivir en un rancho propiedad de él --- 4) el sheriff Curly Wilcox (George Bancrof) le invita a un trago y el doctor dice “Solo uno ...” y al ver a la pareja alejarse comenta “Han logrado huir de las ventajas de la civilización”; el sheriff, por su parte, desea detener a Ringo para protegerle de los temibles tres hermanos Plummer quienes mataron a su hermano y con sus embustes lograron que fuera encerrado en la cárcel pero ha escapado (el representante de la ley en el fondo cree a Ringo, era muy amigo de su padre y, finalmente, le deja enfrentarse con los Plummer y marcharse después con “Dallas” perdonándole los dos años más  de cárcel que caían sobre él por haberse escapado); 5) Ringo Kid (John Wayne) es una doble víctima de la equivocación de la justicia (asesinato de su hermano, encarcelamiento injusto), subirá antes de llegar a la primera parada y no opondrá resistencia al sheriff que viaja como acompañante del conductor en el pescante (su caballo ha muerto y se añadirá a los pasajeros por la confianza del sheriff y gran tirador en caso de ataque), finalmente se enamorará de “Dallas” y esta le corresponderá; 6) el jugador profesional, elegante caballero del sur, Hatfield (John Carradine) viaja para proteger a Lucy hasta al final (será herido de muerte de un flechazo poco antes de llegar la caballería y salvar a los pasajeros y se arrepentirá también de su pasado); 7) Samuel Peacock (Donald Meek), tratante de whisky, frecuentemente confundido con un clérigo, es un componente  cómico (en ocasiones) emparejado con el doctor con quien trabará buena amistad a causa del género con el cual comercia (será herido de flecha); 8) el conductor del vehículo es el grueso Buck (Andy Devine), temeroso y muy hablador (lástima que solo diga tonterías), sacará el máximo provecho a sus seis mulas especialmente en el tramo final del recorrido y 9) el banquero Henry Gatewood (Berton Churchill) el cual huye con una bolsa de dinero robada a su propio banco; insolente, desfalcador y corrupto, discute con casi todos, es amenazado por Hatfield, se queja de todo y, finalmente, es detenido en Lordsburg (“No contaba Vd. que repararían el telégrafo”, le dice el sheriff de la ciudad, amigo de Curly).
La diligencia” posee el esquema clásico de las narraciones: prólogo – nudo – epílogo. Coincide plenamente con el desarrollo del film: Proemio = Se inicia el viaje en Tonto, presentación de los personajes (Ringo se añadirá al grupo posteriormente)/ Nudo = Viaje desde Tonto a Lordsburg, la diligencia atraviesa parajes desérticos,  interrumpido con dos paradas, ataques indios/ Conclusión = Llegada a Lordsburg, Ringo mata en duelo a los tres hermanos Plummer y se aleja con Dallas hacia el horizonte y los demás pasajeros siguen su rumbo: Hatfield ha muerto, el herido Peacock es hospitalizado, Gatewood es encarcelado porqué se ha descubierto su fraude, el sheriff Curly pasará una temporada en Lordsburg, “Doc Boone” se establecerá en la ciudad y Lucy con su hijita son atendidas y verán pronto al marido que está recuperándose de su herida...
La introducción a la película es ya sensacional: --- Fundido en negro a un paisaje agreste con la música solemne mientas aparece una diligencia que se aleja hacia el horizonte --- una serie de continuos encadenados. 1) la diligencia atraviesa la pantalla sobre el fondo del cielo del amanecer, seguida de tropas de caballería; 2) soldados de caballería cabalgando sobre el fondo del horizonte mientras amanece; 3) plano similar de un grupo de apaches cabalgando furiosamente hacia nosotros y 4) encadenado final  con una sobrecogedora vista de desierto y montañas con el cielo de fondo mientras aparece el anuncio del amanecer, surge la diligencia y cruza la pantalla. Fundido en negro. Aparece el título narrativo: “Hasta la llegada del Caballo de Hierro, la diligencia era el único medio de transporte en la salvaje frontera americana. Desafiando todos los peligros, aquellos carruajes Concord --- los “expresos” de aquellos tiempos --- recorrían puntualmente salvajes y desoladas extensiones a través del desierto y de las montañas en el sudoeste, donde en 1875 la lucha salvaje de los indios por expulsar al invasor blanco tocaba a su fin. Por aquel entonces no había nombre que despertara más temor en el corazón de los viajeros que GERÓNIMO, líder de aquellos apaches que preferían morir antes que someterse a la voluntad del hombre blanco”.
Después de entrar por fundido a otro plano del desierto y montañas vemos a dos jinetes, exploradores de la frontera. Encadenado con un campamento de caballería sobre un fondo de desierto. Los dos exploradores, uno blanco y el otro, indio entran en el despacho del capitán Sikels, comandante de la unidad de caballería estacionada en la ciudad de Tonto. El indio permanece de pie, impasible. El blanco informa de la rebelión de Gerónimo. Capitán Sikels: (refiriéndose al indio) --- “¿Como sabemos que no miente?” --- Contesta el explorador blanco: --- “Es un cheyene, odian a los apaches aún más que nosotros --- Un suboficial de comunicaciones sentado ante la clavija del telégrafo --- “Un mensaje para usted desde Lordsburg... pero se ha cortado la comunicación, señor”--- Capitán Sikels--- “¿Ha conseguido recibir algo?”--- Suboficial--- “Solo la primera palabra, ¡Gerónimo!”. El teniente Blanchard (Tim Holt) será el encargado, con unos cuantos soldados, de escoltar la diligencia, solamente hasta la salida de Dry Fork (la primera estación). Esta  introducción ha durado escasos tres minutos. Ya sabemos cuales el problema. Pasamos a la localidad de Tonto, vemos a los personajes (a excepción de Ringo) y ya tenemos el prólogo.
En el nudo, antes de llegar a Dry Fork, recogen a Ringo: con rapidez la cámara se aproxima al hombre mientras éste hace girar su rifle en remolino. “Sabía que te encontraría aquí” (sheriff Curly). Esta segunda parte combina las escenas de marcha con las paradas de 1) Dry Fork, 2) “Apache Wells” --- donde Lucy dará luz a su hija, llamada provisionalmente “Coyotita” por el Dr. Boone (los coyotes aullaban de noche cuando nació la criatura) ---  y 3) “East Ferry”. Aquí el edificio y el transbordador están quemados y varias personas asesinadas (el humo llena la cámara). Deberán atar unos postes a los lados de la diligencia y lograrán atravesar el río por el punto menos profundo. Sin el peso de los ocupantes y equipaje --- pasarán aparte ---, solo Buck en el pescante, las mulas nadan y arrastran el carruaje hasta la orilla contraria.
En esta 2ª sección Ford aplica el mismo sistema una docena de veces: A), diligencia circulando por la llanura, montañas de fondo, generalmente, mientras suena la balada “Bury Me Not on the Lone Prairie, B), Curly y Buck en plano de ambos charlando en el pescante y C) los viajeros dentro del coche en planos aislados, cada uno tiene su función. En las paradas aplica insuperables secuencias de conjunto: la diligencia llega a Tonto, algunos pasajeros bajan ahí, Lucy Mallory continúa ya que Hatfield le informa --- mientras habla con una amiga --- que su marido ha sido destinado a Dry Fork, próxima parada pero allí los de la estación le dirán que ha sido enviado a “Apache Wells”. En la 2ª parada el mexicano que atiende la posta y toda la estación la informará que ha sido herido y trasladado a Lordsburg, así que la mujer embarazada deberá llegar hasta el final. A la salida de Dry Fork los soldados se desvían. La diligencia queda abandonada a su suerte pero los pasajeros han decidido viajar por su cuenta y riesgo. Piensan llegar a la 2ª. Parada y después al Ferry con lo cual cuentan estar casi a salvo (llevan tres excelentes tiradores: Ringo, Hatfield y Curly). Después de atravesar el río serán atacados y, cuando los apaches más se acercan al vehículo, salvados por un batallón de soldados de caballería: el sonido de la trompeta anunciante ahuyenta a los atacantes.
En la secuencia de la persecución Ford utiliza “el salto de eje” (2), cuya función es transmitir sensación de movimiento, en contra de las convenciones cinematográficas del momento: al ir desapareciendo la iluminación natural Ford sitúa la cámara al otro lado --- innovando --- ya que de haberse quedado en el lado “bueno” la luz solar hubiera iluminado los caballos y no hubiera podido indicar la velocidad y así sostuvo el racord de luz.
La diligencia entra en Lordsburg y empieza el epílogo: obscuridad y negrura nocturna, tono recordable a un melodrama: “Le engañé, aún me quedaban tres balas”, dice Ringo a Curly y las extrae de su sombrero. El sheriff le deja en libertad. Una bala para cada uno de los facinerosos hermanos. Se oyen disparos en la calle. Hank Plummer (Tom Tyler), el mandamás de los tres hermanos, entra en el salón ante la mirada de todos. Se tambalea y cae muerto. El círculo se ha cerrado. Boone y Curly van a tomar una copa mientras Dallas y Ringo se alejan en un carro hasta desaparecer en el horizonte...
La diligencia” se compone de 612 planos y dura 97 minutos. Ford combina tomas extensas y planos breves con una profundidad de campo que nadie ha podido igualar (combinación de los dos estilos en Dry Fork), ni tan siquiera Orson Welles o William Wyler, grandes maestros en estas lides  según nos informa Gallagher (3).

   
                                   Narcís Ribot i Trafí
1)- Ford, siempre que podía, daba trabajo a los indios. Primero les pagaba tres dólares, luego les fue subiendo el sueldo. Hacía actuar a navajos interpretando a apaches o cheyenes. Ademas, como ya dijimos, daba parte de sus ganancias personales a los indios de la reserva. Hace poco descubrí una fotografía donde los navajos le regalaban una piel de ciervo reservada solo a miembros importantes de la tribu. Irónico cuando sus detractores --- por ignorantes del cine e indocumentados (algunos analistas entendedores y admiradores del cine de Ford les reservaron adjetivos mucho más fuertes) --- jamás lo hicieron. “Más que haber ganado varios Oscar lo que realmente cuenta para mí es haberme convertido en hermano de sangre de diversas naciones indias” (John Ford).

2)- Quim Casas en su espléndido libro “John Ford, el arte y la leyenda” (recomendado varias veces en estas páginas) hace un excelente análisis del “Salto de eje” (pg. 127 y 128).


3)- También recomendado aquí en diversas ocasiones el amplio estudio de Tag Gallagher: “John Ford, el hombre y su cine”

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