Podríamos decir que, por méritos propios, deviene Freddie
Francis (Londres, 1917- Isleworth, 2007) el más importante ecléctico (junto al
más creativo y personal Roy Ward Baker) de la Segunda Edad de Oro del
fantástico británico inaugurada por el gran Terence Fisher. En su juventud
Frederick William Francis estudió ingeniería pero a él le gustaba el cine,
especialmente la fotografía, entrando como aprendiz en 1934 con el pseudónimo
de Louis Prothero. Después de la guerra, donde filmó documentales, se revela
como uno de los mejores fotógrafos de la cinematografía europea al servicio de
realizadores como Jack Cardiff, John Huston, Joseph Losey, etc., llegando a ganar
un Oscar por “Sons and Lovers” (“Hijos y amantes,
1960), de Jack Cardiff. Recordemos otras películas destacables donde contribuyó
Francis con su siempre acertada fotografía: “Suspense”, “La
mujer del teniente francés”, “El hombre elefante”, etc.
Logra pasar a la dirección en 1961 con “Two and Two
Make Six” y por diversas circunstancias se especializa en el género
fantástico aunque él declare siempre que no le interesa el género. Realizará la
obra encargada de la mejor forma posible como buen conocedor de la técnica
cinematográfica para cobrar su paga. Estamos ante un ilustrador de historias fantásticas (en ocasiones muy
interesante) no un creador como lo fue Terence Fisher. Hace años me sorprendió
un título cuando pensaba que ya no rodaría más películas: “The Dr. And
the Devils” (“El Dr. y los diablos”, 1985),
según la obra de Robert L. Stevenson de la cual Robert Wise había dado una
versión entre correcta y discreta para Val Lewton y John Gilling otra de
excelente para Tempeam (Robert S. Baker & Monthy Berman) con Peter Cushing.
La sorpresa continúa ya que el film fue producido por Mel Brooks que, después
de tanto bodrio e insulto al cine cómico se redime mostrándose como eficaz
productor (también subvencionó “La mosca” de David Cronenberg,
uno de los fantásticos más logrados de los 80) y, por lo visto, sin inmiscuirse
en la labor de los realizadores como hacen algunos otros. Desgraciadamente el
film no obtuvo la deseada respuesta en taquilla.
Su eclecticismo parece conferirle una falta de método en
los rodajes y, sin embargo, sus logros son apreciables para el buen aficionado,
como se dijo son atonales, no hay la inteligencia ni la profundidad de Fisher
quien va más allá de lo anotado en la partitura y sin embargo su “fantastique”
tiene un algo, un impacto extraño y eficaz para un realizador que se limita a
narrar sin la reflexión fisheriana pero con eficacia en muchas ocasiones.
Varios de sus films obtuvieron éxito comercial y gracias a ello y a su
solvencia y habilidad técnica, como industrioso del cine, aparte de Gran
Bretaña trabajará en Alemania (“Vengeance” según la novela de
Curt Siodmak) y en España en su última época, se deberá tanto a la mítica
Hammer (“Evil of Frankenstein”, “El alucinante mundo de los
Ashby”) como Amicus (“La maldición de la calavera”, “El
psicópata”), Tigon (“The Creeping Flesh”, donde se reúnen
una vez más Christopher Lee y Peter Cushing), producciones de Herman J. Cohen
(“Trog”, “Locura”, con Jack Palance, extraña cinta
que uno desearía repetir su visión) y Tyburn (“The Ghoul” y “Legend
of the werewolf”), productora fundada por su hijo Kevin Francis de vida
más bien efímera.
Otro punto importante en la carrera de Francis son los
guiones, la mayoría atractivos y acertados. Si esto se cumple puede conseguir
hallazgos apreciables y no como Terence Fisher el cual a veces se encuentra
escritos normalitos y no tan esforzados como otros (“La momia”, “The
Man who Could Cheat the death”) y mediante su puesta escena eleva el
film a muchos quilates por encima de lo planteado. Francis --- ya lo hemos
dicho --- es sencillamente un buen (lo digo con toda convicción) ilustrador/narrador.
Su irrupción en la Hammer de los Carreras/Hinds se divide
en dos partes: 1) sus tres films etiquetados como “terror psicológico” y 2) la
prolongación de las series de los dos personajes- estrella, Drácula y
Frankenstein. 1) El hábil Jimmy Sangster (fallecido recientemente) elaborará
todos los guiones colocando sorpresas, maquinaciones maquiavélicas y
criminales, sustos y golpes de efecto en esta colección de películas de terror
no monstruoso: “El sabor del miedo”, magnífica y ejemplar cinta
de Seth Holt (1961), seguida de “Maniac” (1963) del productor y
realizador Michael Carreras --- mejor en su primera faceta que dirigiendo
aunque el film se pueda ver --- inédita comercialmente aquí aunque visible en
soporte DVD con el título de “Venganza diabólica”.
A continuación vienen los tres films de Freddie Francis, un poco más compactos
que el de Carreras: “Paranoiac” (“El alucinante mundo de
los Ashby”, 1963), “Nighmare” (“El abismo del
miedo”, 1964), pudiendo añadir “Fanatic” (“The
espera la muerte, querida”, 1965), de Silvio Narizzano
--- recuerdo en mi infancia el abandono de la sala de cine en la proyección de
“El abismo del miedo” al no poder resistir el terror químicamente
puro emanante de sus imágenes, especialmente al principio --- e “Hysteria”
(1964), inédita aquí aunque pude visionarla en vídeo en inglés. Todos estos
films están fotografiados en un sobrio blanco/negro y, sin ninguna duda, el de Holt es el mejor de
la serie junto con otra realización del mismo estilo con guión del mismo
Sangster, también para Hammer, de este
director israelita desaparecido prematuramente en 1971: “The Nanny”
(“A merced del odio”, 1965), con Bette Davis. Más adelante el
guionista Jimmy Sangster se pasará a la realización de forma no tan sólida ni
segura como compositor de libretos y dentro de Hammer nos dará “Fear in
the Night” (“Miedo en la noche”, 1972), ahora ya en
color, con Peter Cushing, Joan Collins y Ralph Bates.
2) Su aportación a los mitos clásicos, sabiamente
iniciadas por Terence Fisher, es bastante notoria (aunque algunos lo consideren
el inicio de la decadencia de Hammer), ya sea volviendo a la imaginería
Universal (“Evil of Frankenstein”, 1964) --- inédita aquí pero
vista en algún Festival de Sitges y en algún Vídeo o DVD de importación --- es
un film catálogo: homenaje de los antiguos films donde el monstruo arrebata el
protagonismo al profesor (a la inversa de Fisher), incluso el maquillaje de Roy
Asthon (cabeza como una “caja de zapatos”, como se dijo) intenta acercase a la
clásica iconografía karlofiana/pierciana de Universal, un émulo de Igor que se
apodera de la voluntad del engendro para sus fines, el monstruo conservado en
hielo al principio y el fuego purificador que consume creador y criatura al
final de esta película visionada con agrado. Ahora el guión es del productor
Anthony Hinds con el pseudónimo de John Elder, no tan nítido como Jimmy
Sangster pero siempre oferente de varios puntos de interés en algunos de sus
escritos mientas que en otros se acomoda a la pura rutina con la mirada puesta
en la taquilla. Esto sucedió plenamente con “Dracula Has Risen from the
Grave” (“Dracula vuelve de la tumba”, 1968), uno de los mejores films de Francis correspondiente
a uno de los mejores escritos de John Elder. La sangre es señalada ahora
directamente como motor de vida y deseo sexual y los hallazgos de las interacciones
Drácula- Iglesia estaban ya presentes en el anterior capítulo de Terence
Fisher, “Drácula, príncipe de las tinieblas”, 1965, aunque de
forma no tan absoluta. Un buen trabajo de Francis --- ambiente, fotografía, la
exacerbada iluminación en determinadas escenas, especialmente cuando el vampiro
hace su aparición --- (quizás sobrevalorado en algunos ambientes y, por el
contrario, menospreciado en otros) pero nos quedamos con la pregunta ¿Cómo
hubiera salido el film si lo hubiera
dirigido, como se ha señalado, Terence Fisher?
“Siempre han funcionado bien en taquilla las
películas de Feddie Francis”, declaraba Milton Subotsky, copropietario
de Amicus quien, además, escribirá unos curiosos guiones que, junto a otros del
escritor Robert Bloch (autor de la novela “Psicosis” que Alfred
Hitchcock trasladará al celuloide) harán popular la fórmula del film de
sketchs que iniciará Francis con “Dr.
Terror, House of Horrors” (“Dr. Terror”, 1964) y continuará
con “Torture Garden” (1967), inédita comercialmente aquí, con un
éxito comercial mayor del esperado y “Tales from the Crypt” (“Condenados
de ultratumba”, 1971), el de mayor éxito taquillero. Otras trabajos
para Amicus:”The Skull” (“La maldición de la calavera”,
1965), guión de Subotsky según novela de Robert Bloch. “The Deadly Bees”
(1966) o “The Psichopat” (“El psicópata, 1965).
John Elder había
servido a Francis unos hallazgos interesantísimos como el sacerdote dominado
por el vampiro (“Drácula vuelve de la tumba”) o el monstruo de
Frankenstein enamorado de una zíngara (“Evil of Frankenstein”)
continuará haciéndolo en “The Ghoul” (1975) --- un padre (Peter
Cushing) mantiene oculto a un monstruoso
hijo que se alimenta de carne humana --- y la inferior “Legend of the Werewolf”
(1975), donde se explicitan los ataques
desde el subjetivo punto de vista del hombre- lobo virados en rojo, mostrando
además al licántropo hablando en forma bestial (es en realidad remake de “Curse
of the Werewolf”, 1961, de Terence Fisher con guión del mismo John Elder, el mejor
hombre- lobo cinematográfico).
Generalmente las realizaciones de Francis están bien aplicadas,
ajustadas a lo que desean sus productores de él; su fantástico no funde con lo
real (Terence Fisher, Tod Browning) pero tampoco hay separación total de ambos
niveles (James Whale), no está escondido dentro de un lugar separado
(apartamento, sótano, mazmorra) para luego irrumpir en lo cotidiano o lo real
va al encuentro de “lo fantástico” encerrado/escondido (Roger Corman en su
serie sobre Edgar A. Poe) como tampoco los objetos fetiches valoran/conducen lo
fantástico (Mario Bava en sus mejores films) sino que en el “fantastique” de
Francis lo horrible, lo monstruoso está --- parece de bazar, como un elemento
más --- y choca con lo real sin ruptura de tono. Nuestro hombre podría filmar cine fantástico y de terror (con alguna
incursión ocasional en la Ciencia- Ficción) como podría hacerlo con otro género
lo cual hace pensar si sus hallazgos nacen de su valía técnica (indudablemente
la posee) o bien de una casualidad, cosa harto difícil porqué Francis tiene
films mediocres, algunos buenos pero ninguno absolutamente malo (al menos en
los visionados por mi). Es un hombre laborioso aunque la mayoría de veces ha
contado con técnicos ya destacables en las aportaciones de Fisher (guiones de
Jimmy Sangster o John Elder, decorados de Bernard Robinson, fotografía de
Arthur Grant), dando fruto, por ejemplo, en uno de los films que más dinero en
taquilla supuso para Hammer: “Drácula vuelve de la tumba” ¿Porqué
con el mismo equipo, solo cambiando a Francis por Peter Sasdy un par de años
después, se caía en la pretenciosa, lamentable y a veces ridícula “El poder
de la sangre de Drácula”? Podría
ser la respuesta que Francis, sin ser Fisher y como p. e. Roy Ward Baker, al
menos filma como ha aprendido, es de la vieja escuela: sin buscar falsas
distancias sin ayuda de teleobjetivo o del gran angular --- vicios de
procedencia televisiva --- ni dota a sus films de una ampulosidad en el fondo
perjudicial para el género. Hoy en día se ha revalorizado la figura de Freddie
Francis en su faceta de realizador ante el grueso de lo llamado “cine
fantástico actual” que en su día fue
eclipsada por la obra sin par del gran Terence Fisher.
Narcís Ribot i Trafí
Realment vostè està fent una gran obra donant a conéixer genis del cinema que persones com jo desconeixiem totalment i ens estavem perdent el seu talen. La seva tasca ( la de vosté) és, clarament , eternitzar el valor de persones que val la pena recordar... Felicitats!!!
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