“Acogió numerosos esclavos fugitivos…Dado que
Espartaco dividía el botín en partes iguales, en poco tiempo reunió gran número
de hombres…” (“Los rebeldes en el Vesubio, Apiano)
Era original de
Tracia, según algunos autores procedía de la aristocracia o realeza de su país.
Encabezó la rebelión de esclavos más emblemática de la Antigüedad. En el año 73
a. C. se sublevó con unas decenas de gladiadores propiedad del “tratante” o
“lanero” Léntulo Batiato, cerca de Capua, motivados por el trato excesivamente
duro y con frecuencia llegado a esta situación sin culpa alguna ni haber
cometido ningún delito. Cada día ampliaba su ejército a base de esclavos fugitivos
de sus amos. Al vencer a Claudio Glaber el senado de la República de Roma envió
al pretor Publio Varinio, cuyo legado y él mismo fueron también derrotados. A pesar de los éxitos el
celta Crixo, lugarteniente de Espartaco, se separó de él con parte de sus
fuerzas que las llevó al desastre cerca del monte Gárgano, muriendo Crixo y las
dos terceras partes de sus hombres mientras Espartaco vencía simultáneamente a
los cónsules Gelio Publícola y Cornelio Léntulo Clodiano haciendo temblar Roma
como lo había hecho Aníbal muchos años antes.
Teniendo el camino libre para huir, Espartaco volvió
atrás siendo derrotado y muerto al norte de Lucana (71 a. C.) por Marco Licinio
Craso (junto con Cneo Pompeyo y Cayo Julio César formarían en I Triunvirato
unos años más tarde). El resto de los esclavos huidos se topó con Pompeyo que
regresaba de su campaña en Hispania y los aniquiló totalmente mientras los
prisioneros eran crucificados. En la película de Stanley Kubrick (1960),
Espartaco/Kirk Douglas moría ejecutado en la cruz para mayor dramatismo pero en
realidad sucumbió en la batalla final aunque su cuerpo nunca fue encontrado.
Plutarco en su biografía sobre Craso muestra admiración
por Espartaco, totalmente al contrario que Cicerón y Lucano un siglo más tarde
mientras Apiano le es favorable. Espartaco pasará a ser protagonista en las
discusiones políticas sobre clases sociales a finales del siglo XVIII, especialmente
en Alemania. Gotthold Ephraim Lessing lo nombraba como “Defensor de los
derechos humanos” (1770); hay una tragedia titulada “La Patricia”
(cerca de 1800) de Richard Voss; un fragmento de Franz Grillparcer y otro de
Hermann Von Ligg, obteniendo también gran éxito la novela “Prusia”
(1883), de Ernst Eckestein.
Karl Liebknecht se sirve del pseudónimo “”Espartaco”,
aparte de la “Liga de Espartaco” fundada por el mismo Liebknecht
y Rosa Luxemburgo. Karl Marx en sus cartas a F. Engels habla de Espartaco como
representante del antiguo proletariado mientras Lenín le ensalza como luchador
contra el capital (los romanos). En 1932 y años siguientes Stalin escribió que
las rebeliones de los esclavos, especialmente la de Espartaco, debían ser
consideradas como factor de liquidación del antiguo sistema de producción
(incluso algunos equipos de fútbol llevaban su nombre: cfr. Spartak de Praga).
Lo que Stalin no escribió es si había algún rebelde contra su dictadura, una de
las más feroces que han existido (apoyada por algunos “intelectuales” los
cuales justificaban y justifican las purgas del “caudillo del progreso y la
libertad”, perfectamente equiparable a Hitler).
En Alemania, años cincuenta, aparecieron tres novelas
sobre nuestro personaje: la de Howard Fast (1951) la cual sirvió de punto de
partida del film de Stanley Kubrick, la de Egom Gunter (1956) y la de Wilhelm
Schumann (1959). También en el Renacimiento Italiano era recordado Espartaco,
detalles recogidos más tarde por Raffaelle Giovagnoli (1874) --- la conseguí de
segunda mano, y al final se especula lo que pasó con su perdido cuerpo --- y la
excelente novela de Arthur Koestler (1939), “La rebelión de los
gladiadores”, publicada en Castellano por EDHASA. Hay una tragedia de
J. J. Saurin, “Spartacus” (París, 1760) y en la actualidad que,
en algunos sectores, interesa el mundo antiguo, aparece la novela de H. D.
Stover, “Spartacus” (Dusseldorf, 1977).
Aran I. Kachaturian compuso la música de un ballet, “Spartacus”,
bastante famoso (1955) y diversas estatuas, testimonios de su envergadura y
estatura poco corriente (mucho más que el Kirk Douglas del cine), una de ellas
a las Tullerías con una réplica en la Ny Carlberg Glypotec de Copenhague.
Narcís Ribot i Trafí
I jo em pregunto, no hem utilitzat la biografia d'Espartaco pel que ha convingut,manipulant-la a la nostra conveniència????
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