Nos hemos encontrado
varias veces en estas páginas con este Cayo Octavio Turino, el primer emperador
de Roma. Concedidos los títulos de Princeps y Augustus.
Cuando hablamos de Tiberio, hijastro, yerno y sucesor suyo en el trono,
recientemente con Germánico, en los cuatro escritos sobre Antonio &
Cleopatra y con uno dedicado a él, “Augusto en la literatura”
(16-mayo-2016). Ahora hablaremos del mismo Octavio César Augusto (sobrino-
nieto e hijo adoptivo de Cayo Julio César en el año 44 a.C.) en las artes, muy
potenciadas por él durante sus largos años como el primer hombre de Roma. Ya
vimos como aquel muchacho de naturaleza enfermiza (nacido en el 63 a. C.) llegó
a ser el máximo mandatario del Imperio a partir del año 27 a. C. tras vencer a
su enemigo y ex cuñado Marco Antonio y a su amante Cleopatra, reina de Egipto.
Por lo tanto fue emperador más de 40 años (falleció el 14 d. C.) y la máquina
ideada por él funcionó durante unos cuatro siglos a pesar de haber emperadores
tan siniestros y nefastos como Calígula, Nerón, Cómodo o Caracalla...
Ya dijimos que Augusto fue muy hábil en su
propaganda como jefe de estado. Sus acciones fueron escritas en la “Res
Gestae Divi Augustae” (“Hazañas del divino Augusto”) pasadas
a escrito ya siendo emperador para ser luego esculpidas en griego y latín en
los monumentos en su honor siendo el “Marmor Ancyranum” en Ankara
(Turquía) el único ejemplar completo conservado hasta nuestros días (evita
hablar de sus años de triunviro y no cita prácticamente a Marco Antonio).
La propaganda imperial ocupa todo el arte
figurativo de su época en su totalidad. Hay retratos que muestran a Octavio
como vencedor en Accio (“Augusto de Primaporta”) --- gran
estratega cuando el vencedor de la batalla fue el general Agripa, su yerno y
hombre de confianza --- o como sacerdote adalid de la “pietas” republicana
(Augusto de la Vía Labicana) mientras otros retratos de miembros de su familia
procuran parecerse a él incluso en el peinado.
Los elementos decorativos demuestran la época de
fertilidad y prosperidad de su reinado (animales, racimos con numerosas hojas y uvas). El cisne
de Apolo, p. e., fue representado por primera vez en el “Ara Pacis” (“Altar
de la Paz”) en el Campo de Marte en Roma (13-9 a. C.) mientras que en
unas placas decorativas de terracota muestran la lucha entre Apolo y Heracles y
en el Templo de Apolo en el Palatino significan la lucha de Augusto contra los
enemigos de la República. Unas joyas enseñan el trípode de Apolo con una
serpiente entre sus pies (simbolizando posiblemente a la fertilización de
Atia). El signo zodiacal de Capricornio es frecuente, puesto que el emperador
nació un 23 de septiembre bajo este signo.
Varios acontecimientos históricos fueron
representados por relieves (uno fragmentado sobre la batalla de Accio
conservado en el Museo de Budapest). El dios Apolo aprueba y celebra esta
victoria y en el “Ara Pacis” se representa a la familia del emperador en el
transcurso de los actos ceremoniales en el año 9 a. C. Lo vemos como un juez
sensato y justo en equivalencia al bíblico Salomón en un vaso de plata
originario de Meroe (Egipto, siglo I d. C.).
Los autores cristianos hablaron siempre bien de
Augusto, desde la misma Biblia (el nacimiento de Jesucristo en Belén durante el
censo) y en relatos, leyendas y profecías de autores no cristianos (según una
de estas leyendas Octavio Augusto hizo erigir un altar en honor del niño
nacido) --- “Ara coeli” (“Altar del cielo”) --- puesto en
relación con la iglesia que lleva este nombre en el Capitolio. Esta leyenda ha
promovido varias ilustraciones (“Speculum”, piezas para altares) como
el de Bladelin de Roger Van der Weyden (ca. 1460) además de una tabla de Konrad
Witz (siglo XVI), frescos en iglesias como los de Ghirlandaio (ca. 1485) ---
quien tuvo como aprendiz en su taller al gran Miguel Ángel Buonarroti --- en
Santa Trinità de Florencia, tapices en bruselas de principios del siglo XVI y
pinturas, entre otros, de Il Garofalo,
conocido como Benbenuto Tisi da Garofalo (1537), Tintoretto (1550-1555)
y Antoine Caron (ca. 1580), encargadas por Carlos IX.
La “Pax Romana” promovida por Augusto
hizo que fuera llevado como ejemplo a los emperadores carolingios y
romano-germánicos en la Edad Media. Por ello es muy posible que un camafeo de
Augusto del año 20 a. C. sea el adorno central de la Cruz de Lothar en la
Catedral de Aquisgrán (ca. año 1000) y los retratos del emperador del Sacro
Imperio Enrique II se parezcan a Octavio.
En el Renacimiento también es un referente en el
arte figurativo y motor propagandístico par reyes y gobernantes. Así, Cósimo de
Medici se hizo representar como César Augusto en una escultura de madera de
Vicenzo Danti (1572) y, más adelante (1650), el cierre de puertas del templo de
Jano (significando tiempo de paz) es tomado como ejemplo por Carlo Maratta para
la Galerie de la Vrilliere de París mientras Carlo Van Loo lo hace para la casa
de campo de Luis XV en Choisy (1765). Hay unas telas representando al vencedor
Augusto con la derrotada Cleopatra y algunos frescos sobre el emperador leyendo
“La
Eneida” de Virgilio o escuchando la lectura por boca del propio
escritor --- amigo personal suyo --- a cargo de Pietro de la Cortona (1647), a
principios del Barroco, en la sala de Apolo del Palazzo Pitti (Florencia) en
donde también aparece Alejandro Magno con los libros de Homero. Angelica
Kauffmanann (1788), Jean Auguste Dominique Ingres (ca. 1812) y Vicenzo
Camuccini imita a Ingres pintando un cuadro en donde Octavia, la hermana del
emperador, se desmaya al oír la noticia de la muerte de su hijo Marcelo.
Johann Heinrich Wilhelm Tischbein pintó para el
Schloss Wilhelmshöhe de Kassel una colección de lienzos representando las
virtudes y cultura de Augusto para
trasladarlas a Guillermo VIII de Kassel: conversación con Cleopatra, lectura de
la “Eneida”,
dando una recompensa a los soldados y perdonando a Cinna, escena inspirada por
el dramaturgo Pierre Corneille en su obra “Cinna o la clemencia de Augusto” de
1641. Este episodio será retomado varias veces en la pintura francesa: François
André Vincent (1787) y Alexandre Fregonard (1796), entre otros.
Mucho menos aparecen escenas del triunvirato: una
de las pocas es “Massacre du Triumvirat”, de Antoine Caron (1562), repitiendo
otra vez (1566) y Hans Vredeman de Vrie, en los mismos años, aludiendo a los enfrentamientos religiosos en
la Francia de aquel siglo.
La llamada “época dorada” (“Aurea
Aetas”) fue evocada por Benito Mussolini para intentar mostrar el
deseado --- que no conseguido por muchas causas --- paralelismo (de él y sus
seguidores) entre ambos imperios...
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