domingo, 18 de septiembre de 2011

NERÓN SEGÚN LA LITERATURA

Hay grandes novelas históricas aunque en muchos casos uno huele el tufillo ideológico del autor quien lo manifiesta a través de una narración con muchos, pocos o varios elementos imaginarios sobre personajes reales. No me molesta. “El diario de Nerón” (EDHASA, 1995), de Alain Dame (1) o “Nerón, diario de un emperador” (Grijalbo, 2000), de Pedro Gálvez son dos ejemplos  de lo anteriormente dicho. Nada que objetar a ambos estilos literarios ---- aunque por debajo de Robert Graves en su díptico “Yo, Claudio” o Marguerite Yourcenaur en sus “Memorias de Adriano” (para mi la mejor novela histórica jamás escrita) ---- por más que un escrito ditirámbicamente laudatorio aparecido en un “periódico” de reconocido sensacionalismo ensalzara la obra de Gálvez equiparándola con las Graves y Yourcenaur. Lo que no me parece bien es convertirá Nerón en inocente o héroe rodeado de circunstancias adversas justificantes de su actuación (sentencias de muerte incluidas) y eso hacen los escritos de Dame y Gálvez. “Sus crímenes, suyos son” decía acertadamente una biografía (2) por más que corrientes de la Ilustración (influenciables en Gálvez y Dame) pretendan tergiversar la historia. Verdaderamente un personaje que asesina dos de sus esposas (la segunda personalmente) mientras la tercera le sobrevivió una decena de años, que manda matar a su madre y a muchos ciudadanos no puede ser tomado como modelo de libertad en el mundo clásico antiguo. Nunca he creído que Nerón mandara incendiar Roma pero se aprovechó en diversos sentidos y en buscar culpables (como cabeza de un estado totalitario) señalando a los cristianos e iniciando la primera persecución del Imperio contra los seguidores de Cristo.
Ya en el “Apologeticum” de Tertuliano, el autor opina negativamente sobre Nerón (año 197) así como los tres autores que informan sobre la vida del emperador: Suetonio, Dión Casio y Tácito quienes exageraron en algunos puntos (3) y tres siglos más tarde Commodiano en su “Carmen Apologeticum”. Jean Meun en el “Roman de la Rose” (2ª mitad del siglo XIII) y Geoffrey Chaucer en el cuento del monje, uno de los “Canterbury Tales” (finales siglo XIV) recogen del relato de Suetonio cuando Nerón examina las entrañas de su madre para ver el lugar donde fue engendrado. El “Satyricon” de Petronio nos narra el desenfreno del emperador (adaptado en forma “histórica” por François Nodot en 1693). También hay comparaciones con otros personajes: “La tienda de oro” (1613), de Joost van den Vondel, donde Nerón como matricida es colocado delante de Eneas,  o “Dialogues des morts” (1712) del sacerdote François  de Salignag de la Mothe Fenelon, donde Nerón en el más allá habla con su tío Calígula iniciándose una competición entre los dos para ver cual de ellos cometió más atrocidades.
A mitad del siglo XVIII Alonso Verdugo Castillo compone un extenso romance, “Al incendio de Roma”, donde la grandeza y serenidad clásica se contrapone a las arbitrariedades y caprichos del emperador. Hay un poema de rebuscada estética, “A Nerón” (1922), de Manuel Verdugo donde se combina el canto al paisaje y la reflexión religiosa. En el siglo XIX hay interés por un Nerón apasionado del arte y del hedonismo: “Der tum des Nero”, de August von Platen (1827), tratando también sobre el famoso incendio, “Acté” (1841), de Alejandro Dumas, sobre una amante real del emperador y “L’Antichrist” (1873), de Ernest Renan. Joseph L. Sienkiewickz en 1894 escribe su famoso “Quo Vadis?” por la cual ganó el premio Nobel en 1905. Es de lamentar que en algunas versiones cinematográficas donde luchas de gladiadores y cristianos inmolados confluyen en el Coliseum  cuando este monumento fue construido en el reinado de Vespasiano, ex general de Claudio y Nerón, (emperador del 69 al 79), inaugurándose en el 80 con su hijo Tito ya como sucesor suyo (poco después de la muerte de Vespasiano el Vesubio enterró Pompeya, Herculano y alguna aldea circundante), mientras --- recordemos --- Nerón se había suicidado en el 68, siendo el Circo Máximo --- hoy totalmente desaparecido --- su lugar de diversión.
El siglo XX ha dado algunas novelas, quizás las más destacables son la de Lion Feuchtwanger (1936) y la John Richard Hersey (1972), sobre la conjura de Cayo Calpurnio Pison (conspiró contra el emperador y, descubierta la trama, se suicidó en el 65), hecho por el cual el emperador mandó ejecutar a varios senadores y otros. Konstantino Kavafis poetiza el peligro del ya maduro general Galba para el joven Nerón (fue su inmediato sucesor durante unos meses) i “Neropolis”, de Hurbert de Monteillhet (1984) donde se nos narra el crecimiento del cristianismo en la época neroniana.
                                         Narcís Ribot i Trafí
1)- Otras novelas históricas: “Proceso a Nerón” y “Memorias de Agripina”, ambas del erudito historiador Pierre Grimal y “Nerón”, de P. Vandenberg.
2)- “Nerón”, de Gerard Walter (Ed. Grijalbo, 1962). Otras biografías destacables:
    “Nerón, su vida, su época”, de Latour San Yvars (Argentina, 1945)
   “Nerón o la comedia del poder”, de Jacques Robichon (EDAF, 1989)
  “Nerón, la imagen deformada”, de Pilar Fernández y Luis Palop (Alderabán, 2000)
3)- Con referencia a ello es muy recomendable el estudio de Regis F. Martin
     (Alderabán, 1998), que toma el título  de la obra de Cayo Suetonio, “Los doce
     césares” y añade el subtítulo “del mito a la realidad”, siendo un estudio  tan
     imparcial, valioso y objetivo como imprescindible.

martes, 6 de septiembre de 2011

NERÓN SEGÚN EL TEATRO

Es el romano del cual la gente sabe más: historia, anécdotas, hechos dudosos, etc. También es el romano más tocado por el cine. Por ello la síntesis de su vida pueda pasar rápidamente, como si fuera una película: nace en el año 37, meses después de la muerte del emperador Tiberio y ya con su tío Calígula en el poder. El nuevo emperador desterró dos de sus hermanas acusadas de conspirar contra él. Una era Agripina la menor (o Agripinilla), madre de Nerón fruto del matrimonio con Cneo Domicio Ahenobarbo (el apellido significa “barbas de cobre”), quien, al enterarse del nacimiento de su hijo y ya separado de su esposa, dijo: “De mi y de Agripina solo puede haber nacido un monstruo”. Cuatro años después, tras el asesinato de Calígula, Agripina recobró la libertad y se casó con su tío Claudio (cuyo nombre completo era Tiberio Claudio Nerón) que tan sorprendentemente había conseguido el trono (sin él proponérselo). Consiguió que Claudio adoptara al joven Lucio Domicio Ahenobarbo y además de dio el nombre de Nerón. Claudio fue envenenado con el famoso plato de setas por su esposa para colocar a su hijo en el trono, con 17 años y atropellando los derechos de Británico, hijo de Claudio y Mesalina. La hermana de Británico, Octavia, casó con Nerón quien empezó bien su reinado (apoyado por personajes tan reputados como Séneca y Burrus) pero al desaparecer estos consejeros, colocados por Agripina, Nerón cayó por la pendiente de la locura y degeneración. Riñe con su madre y la hace asesinar, envenena a Británico y hace ejecutar a Octavia, tomando a Popea Sabina como esposa, casada con su amigo Otón (posteriormente será emperador durante algunos meses) a quien envía/destierra a Lusitania (parte de Portugal). En un ataque de ira mata a Popea de una patada, culpa a los cristianos del incendio de Roma (años 64), entre los muchos mártires se encontraban san Pedro y san Pablo. Hay descontento por suprimir los impuestos a Grecia por admirar su cultura y porqué los griegos le dejaban vencer en todas las carreras de carros (el emperador era un experto conductor). Descontento, complots, levantamiento militar en dos puntos y rebelión. Obligado a suicidarse en el 68. Con él finalizó la familia Julia- Claudia que había iniciado el Imperio propiamente dicho (Octavio Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón).
Ya que Nerón amaba el arte y se consideraba a si mismo un artista, podríamos repasar brevemente como le han representado en el teatro. Cayo Suetonio, Dión Casio y Tácito son fuentes obligadas, ellos nos señalan los vicios y la locura del emperador. La literatura y el teatro beben de ellos.
Durante tiempo se creyó que Séneca había escrito la tragedia donde se cuenta la desafortunada vida de la primera esposa de Nerón (quien la escribió no esconde el hecho injusto y repugnante del destierro y posterior ejecución de la desdichada Octavia). Mattew Gwine en su “Neron” (1605) y Nathaniel Lee, “Neron” (1675), dramaturgos británicos, enfocan sus obras sobre los acontecimientos siniestros de su reinado y el terror que provocó. El mismo caso que el holandés Guilliam van Niuwland (“Neron”, 1618) y que el alemán Heinrich Julius (“Neron”, 1594). Nuestro Lope de Vega le dedicó una obra: “Roma abrasada” (1625) mientras que paralelamente se escribían pequeños romances e historias.
La ópera también fue pródiga con nuestro hombre. Georg F. Haendel le dedicó dos obras: “Nero” (1705), con libreto de Christian Friedrich Feustking (la escritura está perdida), de escaso éxito (injustamente según evidencias) y “Agripina” (1709), que conoció un clamoroso triunfo, con un hábil libreto del cardenal Vicenzo Grimani, donde se nos explican las intrigas para obtener Nerón el trono y su posterior degradación. Nerón es un joven disoluto y ambicioso que planea sus asesinatos como un niño enfadado que rompe sus juguetes. “Agripina” fue el primer gran triunfo de Haendel en la ópera. Hay otra ópera de Bhartold Fein --- con fragmentos atribuidos  Haendel --- “Nero” (1705) que se centra en la tragedia de Octavia. El mismo tema para otra de Vittorio Alfieri (1784) y otro “Neron” de Arrigo Boito, acabada después de su muerte por Vicenzo Tomasino y Artur Toscanini (1924). La ópera de A. Scarlatti y Mateo Noris, “Nero” (1695) trata de los prósperos inicios del gobierno de Nerón. “Poppea” (1642), de Claudio Monteverdi se centra sobre el disgusto del joven Otón (con su posterior destierro) al estar obligado a ceder su joven esposa Popea mientras que el “Britannicus” (1699), de Jean Racine nos explica la triste suerte de Británico, juguete entre las disputas de Nerón con su madre. Esta, al recordar a su hijo que le debe el imperio y que tiene a Británico como jugada escondida hace que Nerón asesine a su madre y envenene al infortunado hijo de Claudio.
Las obras de C. de Bergerac (1653) y Lohenstein (1665) convergen sobre la muerte de Agripina mientras que Pietro Mascagni glorifica a Mussolini en su ópera, “Nero” (1935), justificando que un gobernante puede hacer y deshacer a su capricho……
¿Creyó Nerón que pasaría a la posteridad de esta manera, en sentido tan negativo? Algunos han señalado su similitud con su tío Calígula pero no es muy parecido. Hoy sabemos que Nerón sufría una paranoia infantil relativamente peligrosa para los que estaban a su alrededor a diferencia del cruel y sanguinario Calígula, poseedor de otra paranoia mucho más terrible. Como dice el historiador J. Funeau: “Probablemente Nerón hubiera otro sin las posibilidades de poder…”·
                                                                   Narcís Ribot i Trafí